La
Reforma de Justicia Penal. Un Compromiso de Estado Hecho Realidad
Noche
del viernes 17 de junio de 2016-
Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación..:
Licenciado Enrique Peña Nieto, Presidente de la
República.
Diputado
Jesús Zambrano, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados;
Ministro Luis María Aguilar, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación.
Saludo
a la Gobernadora, a los Gobernadores y al Jefe de Gobierno de la Ciudad de
México.
A
los integrantes del Gabinete del Gobierno de la República; a funcionarios
Federales y Locales de los tres Poderes e integrantes de la sociedad civil que
nos acompañan.
A
las y los Legisladores.
Y
particularmente, agradecer la presencia de Magistrados; Embajadores;
Gobernadores; Procuradores y Subprocuradores; Fiscales; titulares de órganos
implementadores; Jueces; Secretarios de Seguridad Pública; estudiantes;
policías Federales y estatales; abogados indígenas; funcionarios Federales; de
la Ciudad de México; del Poder Judicial; del Poder Legislativo; de la
Defensoría de Oficio, de la Comisión Nacional de Seguridad.
Integrantes
de la COPECOL, empresarios, sociedad civil, medios de comunicación.
A
todas y a todos:
Bienvenidos.
Muy buenas noches.
Trabajar
por la justicia, es trabajar para dar respuesta a una de las demandas más
sentidas de la sociedad. Es trabajar por un México de derechos y libertades, en
el que nada ni nadie esté por encima de la ley.
Es
trabajar para que las instituciones del Estado mexicano cumplan con su razón de
ser: servir a la ciudadanía.
Fue
por ello, que el 1º de diciembre de 2012, usted señor Presidente, nos instruyó
a hacer de la transformación de la justicia una prioridad nacional. Una
prioridad no solo en palabras, sino en acciones, y no sólo en acciones, sino en
resultados.
Ello
requería, como usted lo señaló, de visión, de coordinación y de claridad en el
propósito. De visión, porque un cambio de esta magnitud obligaba a ver el
panorama completo, a entender el antes y el después del sistema penal.
A
evaluar cómo funcionaba, cómo debía ser y cómo teníamos que actuar para llegar
hasta aquí, con una perspectiva integral, pero atendiendo cada reto en
particular; con la mirada puesta en el largo plazo, pero sin perder de vista la
importancia de hacer que las cosas sucedan aquí y ahora, asegurando que nuestro
país contara con cada una de las piezas que dieran sustento al nuevo Sistema
Penal.
Requerían
de coordinación, porque los grandes cambios sólo son posibles a partir de la
acción conjunta, el compromiso colectivo y la unidad.
Por
ello, señor Presidente, y siguiendo sus instrucciones, hemos impulsado este
gran proceso de cambio a nivel nacional, y hemos articulado el esfuerzo para su
puesta en marcha a nivel local, actuando con estrategia y determinación,
definiendo prioridades y estableciendo rutas de acción con cada una de las
partes involucradas, colaborando como nunca antes se había hecho con la
sociedad, los demás órdenes de Gobierno y los Poderes de la República y, por
supuesto; se trata de un cambio que requería claridad de propósitos y, sobre
todo, claridad en el legado que significa para el país la transformación
histórica que hoy, bajo su liderazgo, señor Presidente, se está logrando.
Porque
concretar la Reforma al Sistema Penal, además de un Mandato Constitucional, es
una gran oportunidad; la oportunidad de contar con un sistema que actúe de
forma efectiva y transparente para castigar a los culpables y proteger a las
víctimas.
De
eso se ha tratado esta transformación; de consolidar a México como un Estado de
Derecho y de derechos, para traducir conceptos en realidades, para pasar de los
cambios en la Ley a los cambios en las institucionales, para hacer del Mandato
Constitucional letra vida en beneficio de todas y todos los mexicanos.
Se
trata de que el acceso a una justicia pronta, expedita y transparente, no sea
un anhelo, sino un derecho que, sin distinción, se ejerza a cabalidad. Se trata
de que cuando alguien sufra un delito, las instituciones respondan con
resultados y diligencia. Se trata de que nadie, ni siquiera el más vulnerable,
esté desprotegido, y nadie, ni siquiera el más fuerte, pueda actuar con
impunidad. Se trata de garantizar que los conflictos se resuelvan siempre en el
marco de la Ley, y nunca al margen del derecho.
Para
ello, y como usted lo ha instruido, señor Presidente, hemos trabajado, y lo
hemos hecho desde la corresponsabilidad, porque construir nuevas realidades,
requiere la participación de todos, y porque los cambios de fondo exigen la
suma de voluntades y el esfuerzo articulado.
Señor
Presidente.
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