Revista
Proceso
# 2068, 19 de junio de 2016.
Las
iglesias le muestran los dientes a Peña Nieto/RODRIGO
VERA
Con
su iniciativa para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, el
presidente Enrique Peña Nieto logró lo que parecía impensable: eliminar las
diferencias y rencillas entre los múltiples cultos religiosos del país. Casi
todas las iglesias mexicanas –y organizaciones “laicas”– se unieron… en su
contra. Y es que no soportan la idea de los matrimonios homosexuales pues,
según ellas, se atenta contra la familia. Y acusan al mandatario de haberla
utilizado con fines puramente electorales.
Aglutinadas
principalmente en el Frente Nacional por la Familia, varias iglesias que operan
en México –entre las cuales destacan la católica y las evangélicas– empiezan a
organizar una gran movilización nacional de sus laicos para protestar contra la
iniciativa del presidente Enrique Peña Nieto en pro de legalizar el matrimonio
entre personas del mismo sexo.
Obispos
católicos, líderes evangélicos, organizaciones de laicos creyentes y
agrupaciones de padres de familia comienzan a realizar marchas de protesta,
publicar desplegados de prensa y lanzar fuertes declaraciones para impedir que
el Congreso federal y los estatales aprueben esa iniciativa.
Rubén
Rebolledo, recién nombrado vocero del Frente Nacional por la Familia, adelanta
a Proceso: “La Iglesia católica y otras iglesias, junto con organizaciones de
creyentes y de la sociedad civil en general, entre las que destacan agrupaciones
de padres de familia, nos estamos articulando en el Frente para protestar
conjuntamente contra la iniciativa de Peña Nieto que golpea duramente a las
familias mexicanas. Planeamos realizar una gran movilización nacional”.
–¿Cómo
surgió este Frente Nacional?
–Nació
justamente a raíz de la iniciativa de Peña Nieto, la cual no sólo intenta
legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y su derecho a adoptar
hijos, sino que también incidirá en los planes de estudio en las escuelas
públicas, a fin de que a los niños se les imponga en las aulas una ideología de
género.
–¿Y
qué acciones de protesta planean realizar para impedirlo?
–Por
lo pronto, ya nos manifestamos afuera de algunas dirigencias estatales del PRI
y le enviamos una carta al líder nacional de ese partido, Manlio Fabio
Beltrones, donde le externamos nuestro rechazo a la iniciativa.
“Más
delante realizaremos actos de protesta en el Congreso de la Unión y en los
congresos estatales, cuando éstos empiecen a discutir la iniciativa. También
echaremos mano de las redes sociales para movilizar a la población. Y claro,
seguiremos tejiendo alianzas con otras iglesias y grupos de laicos.”
–¿Qué
otras iglesias pueden sumarse al Frente?
–Actualmente
tenemos pláticas de acercamiento con más iglesias evangélicas, con la
anglicana, la bautista, los mormones y con la comunidad judía, por citar sólo
algunas. Todas rechazan tajantemente el matrimonio entre personas del mismo
sexo y, por tanto, la propuesta de Peña, quien utilizó a la familia como rehén
de sus intereses de poder.
El
frente –dice el vocero– actualmente ya logró aglutinar a mil 41 asociaciones
religiosas y civiles. “Seguramente se sumarán muchas más. Ésta es la primer vez
en la historia de México que hay una fuerte movilización nacional para defender
a la familia”, señala.
Tan
sólo del brazo católico, al Frente ya se sumó la poderosa coalición Juntos Por
México, que aglutina alrededor de 70 organizaciones nacionales de laicos, entre
las que destacan el Movimiento Familiar Cristiano, Acción Católica, Escuela de
Pastoral, Cursillos de Cristiandad, Renovación Carismática, Adoración Nocturna,
Orden Franciscana Seglar y el movimiento Regnum Christi, brazo de los
Legionarios de Cristo.
Francisco
Bolívar Barraza, miembro de la coordinación nacional de Juntos por México,
señala: “En nuestra organización participan alrededor de 3 millones de personas
en todo el país, que ahora nos sumamos al bloque más amplio conformado por el
Frente”.
Bolívar
refiere que Juntos por México tiene nexos con la Conferencia del Episcopado
Mexicano (CEM), concretamente con su Comisión para la Familia, Juventud, Laicos
y Vida, presidida por Rodrigo Aguilar, obispo de Tehuacán.
El
detonante
Presentada
el pasado 17 de mayo en la residencia oficial de Los Pinos, la iniciativa
propone reformas al artículo cuarto constitucional y al Código Civil Federal, a
fin de darle reconocimiento a los matrimonios entre personas del mismo sexo, y
que éstos puedan adoptar.
Ese
día Peña Nieto congregó en Los Pinos a activistas de la comunidad LGBTTTI
(lésbico, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual e intersexual),
quienes estaban sorprendidos por la invitación –era la primer vez que un
presidente los citaba– y más todavía por la iniciativa de reforma, que varios
analistas interpretaron como una torpe maniobra política para llevarle más
votos al PRI en los comicios que se celebrarían dos semanas después.
Al
día siguiente, 18 de mayo, la CEM lanzó un pronunciamiento al que tituló “Ante
la iniciativa del presidente sobre el matrimonio civil igualitario”. Ahí, la
jerarquía católica se limitó a advertirle a Peña Nieto que, para ella, el único
matrimonio válido sigue siendo el de un hombre y una mujer.
Argumentó:
“Sólo la unión exclusiva e indisoluble entre un hombre y una mujer cumple una
función social plena, por ser un compromiso estable y por hacer posible la
fecundidad. Reconocemos la gran variedad de situaciones familiares que pueden
brindar cierta estabilidad, pero las uniones de hecho o entre personas del
mismo sexo, por ejemplo, no pueden equipararse sin más al matrimonio. Ninguna
unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de
la sociedad”.
Las
movilizaciones y las fuertes arremetidas contra la iniciativa, por parte de
algunos obispos, se fueron dando después.
El
22 de mayo el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, encabezó en esa ciudad
una multitudinaria marcha en la que participaron más de 20 mil manifestantes.
Protestaron contra la iniciativa y sobre todo contra la decisión del congreso
local que ya permitió en Morelos las bodas gay.
“La
Iglesia no es homofóbica, sólo nos desconciertan las decisiones desde el
gobierno federal”, reprochó Castro.
Una
semana después, el día 29, el obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla,
encabezó una marcha en la capital mexiquense, en la cual ya participó el recién
creado Frente Nacional por la Familia, que repartió banderines con la leyenda:
“No a la iniciativa Peña”. Chavolla declaró molesto: “Esta ley denigra a la
familia y sería el peor daño que se le puede hacer a la sociedad”.
El
31 de mayo, el obispo de Culiacán, Jonás Guerrero, condenó ante la prensa local
la iniciativa de Peña Nieto, de quien insinuó que quizá sea gay de clóset y no
debió casarse con Angélica Rivera, La Gaviota.
Comentó
irónico: “Qué se me hace que el presidente Peña Nieto anda buscando un
‘gavioto’ y no una ‘gaviota’. No me extraña. Es el colmo”.
Luego,
tras los comicios del pasado domingo 5, algunos personajes aseguraron que la
estrepitosa derrota del PRI se debió en parte a la inconformidad de un amplio
sector, que se la cobró a Peña por su iniciativa.
El
candidato del PAN a la gubernatura de Aguascalientes, Martín Orozco Sandoval,
afirmó que tal decisión presidencial le “ayudó” a ganar. “Fue un regalito del
cielo”, presumió.
El
obispo de Veracruz, Luis Felipe Gallardo, también consideró que la iniciativa
influyó en la derrota priista y agregó: “Los mexicanos normales, que son el
99%, no aceptan el matrimonio entre personas del mismo sexo; y prueba de ello
son las protestas de reclamo que ha habido en todo el país”.
Y
el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, a través del
semanario de su arquidiócesis, Desde la fe –en su edición del pasado domingo
5–, calificó de “irresponsable” y de “profundamente inmoral” la iniciativa del
Ejecutivo, asegurando que “no goza de simpatía y aprobación” en la “opinión
pública”.
Agregó:
“No es una reforma justa ni equitativa, ni mira por el bien superior de los
niños. Es, por el contrario, una norma profundamente inmoral e injusta que hace
de los niños objetos, lo que los convierte en víctimas inocentes”.
Indicó
que la iniciativa está “privilegiando caprichos homosexualistas por conseguir
un hijo, como si se tratara de trofeos de ideologías de género” que convierten
en “mascotas” a los niños.
Pidió
a los legisladores “el inmediato retiro de la iniciativa para ser devuelta a su
promotor, el Ejecutivo Federal”.
Desde
la fe volvió al ataque en su edición del pasado domingo 12, reiterando que la
iniciativa de Peña es una “imposición destructiva e inmoral”, detrás de la cual
–aseguró– “está el intervencionismo extranjero de poderosos lobbys auspiciados
por la Organización de las Naciones Unidas, que financian esta perversión de
los valores en los que secularmente se ha organizado de manera natural la
familia y la sociedad”.
La
marea crece
Aparte
de la católica, muchas iglesias evangélicas han comenzado a protestar: el 30 de
mayo, decenas de asociaciones religiosas y civiles de esta fe publicaron en la
prensa nacional el Posicionamiento evangélico sobre el matrimonio igualitario,
donde externaron su rechazo a la iniciativa.
Afirman
que es “discriminatoria” porque sólo toma en cuenta “a un sector de la
sociedad”. Recalcan: “Esta iniciativa nos discrimina junto a la gran mayoría de
mexicanos, porque atenta contra principios y valores fundamentales de la
sociedad”.
Señalan
que el Estado mexicano “tiene la obligación de defender el modelo de familia
que asegura la preservación de la especie, dando a otras formas de convivencia
las garantías que sean necesarias para su realización plena, sin vulnerar a un
modelo que ha probado a lo largo de la historia su relevancia y certeza
social”.
Piden
“una amplia consulta nacional para que los legisladores federales y locales
puedan tener el pulso de la mayoría de la nación en un tema que puede ir de la
homofobia a la heterofobia”.
El
pasado martes 14 comenzaron las protestas evangélicas afuera del Palacio
Legislativo de San Lázaro. Representantes de unas 2 mil iglesias se congregaron
ahí para exigir que se les incluya en el debate de la iniciativa. “El tema es
de vital importancia para la sociedad y requiere consulta a todos los
sectores”, dijo durante la manifestación Samuel Sánchez Armenta, obispo
presidente de la Iglesia de la Fe en Cristo Jesús.
Mientras
que el pastor Arturo Farela, líder de la Confraternidad Nacional de Iglesias
Cristianas Evangélicas, que aglutina a cientos de estas instituciones, asegura
a Proceso que su organización actuará por la “vía jurídica”; presentará una
iniciativa de ley para defender a la niñez y contrarrestar la iniciativa de
Peña.
Farela
señala que, a diferencia de otros presidentes, Peña Nieto ha sido desdeñoso con
la comunidad evangélica.
Cuenta:
“Por lo menos una vez al año, los líderes evangélicos nos reuníamos con los
presidentes en turno. Así fue con Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox
y Felipe Calderón. Pero Peña no ha querido recibirnos ni una sola vez. Nos
sorprende que se haya reunido con dirigentes de la comunidad lésbico gay”.
Revela
que el gobierno de Peña intenta aplicar medidas represivas para acallar la
protesta social de las iglesias:
“Según
versiones que tengo, la Secretaría de Gobernación sopesó la posibilidad de
sancionar a los ministros de culto opuestos a la iniciativa de Peña. Pero optó
por pasarle el caso al Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la
Discriminación), bajo el argumento de que discriminamos a la comunidad gay. Al
parecer, el Conapred ahora intentará aplacar a este movimiento social que puede
salirse de control.
“Los
ministros de culto sólo ejercemos nuestro derecho a la objeción de conciencia.
¿Se atreverá el gobierno a sancionar a los 50 mil pastores evangélicos y a los
alrededor de 18 mil sacerdotes católicos que hay en el país?… Está por verse.”
El
analista Elio Masferrer, quien lleva años de estudiar el comportamiento del
voto católico y evangélico, señala: “En el contexto de las pasadas elecciones,
Peña Nieto quiso diferenciar al PRI del PAN lanzando esta iniciativa, para
hacer aparecer a su partido como de avanzada y liberal. Fue un golpe efectista.
Pero le falló. Sólo logró espantar al voto católico y evangélico que se
inclinaba por el PRI. ¡Claro! La derrota priista se debió también a otros
factores”.
Augura
Masferrer que arreciarán las protestas de las iglesias, sobre todo en los
congresos estatales donde se debatirá la propuesta de Peña, quien sólo vino a
atizar los ánimos ya de por sí caldeados.
Por
lo pronto, las ocho iglesias que integran el Consejo Ecuménico de México –entre
ellas la Católica y la Ortodoxa Griega– ya acordaron oponerse en bloque a la
aprobación del matrimonio gay, misma que ya ocurrió en la Ciudad de México,
Coahuila, Quintana Roo, Nayarit, Campeche, Colima, Morelos y Michoacán. En
Jalisco falta por adecuar su Código Civil.
Y
hay congresos estatales donde se acaba de suspender la discusión, como el de
Chiapas, que ha venido sacando la iniciativa de la “orden del día” por
instrucciones de su presidente, el legislador verde Eduardo Ramírez Aguilar,
según publicó el miércoles 15 el diario local La Foja Coleta.
Masferrer
señala que, además, Peña Nieto desbarató con la iniciativa su imagen mediática
de “buen católico” que había venido construyendo desde que era gobernador del
Estado de México.
Comenta:
“Le costó años ir construyendo esta imagen. Primero fue al Vaticano a
presentarle al Papa Benedicto XVI a su prometida, La Gaviota. Luego logró
casarse por la Iglesia con ella. Después consiguió traer al Papa Francisco a
México; lo recibió en el aeropuerto y comulgó en la misa que ofició el
pontífice en la Basílica de Guadalupe.
“En
contraste con lo anterior, ahora Peña lanza esta iniciativa que le echa encima
a prácticamente todas las Iglesias. ¡Caray! Esto ni siquiera lo hizo Andrés
Manuel López Obrador, pese a ser de izquierda y de asumirse juarista; cuando
fue jefe de gobierno capitalino, el tabasqueño no quiso legalizar las bodas gay
porque sabía las catastróficas consecuencias… A ver qué hace Peña para salir
del problemón en el que se metió…”
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