La
Reforma de Justicia Penal. Un Compromiso de Estado Hecho Realidad
Noche
del viernes 17 de junio de 2016-
Intervención
del Diputado José de Jesús Zambrano Grijalva, Presidente de la Mesa Directiva
de la Cámara de Diputados:
Gracias,
muchas gracias.
Señoras
y señores Diputados Federales; Senadores de la República; señoras y señores
miembros del Gabinete del Gobierno de la República; Ministro, Magistrado,
perdón, Edgar Elías Azar, quisiera ser Ministro dentro de algún tiempo.
Es
de reconocer que el sistema de impartición de justicia aplicado hasta hoy en
nuestro país entró en un punto crítico, sin lograr el ideal constitucional de
una justicia rápida e integral, ya que lo caracterizaron procedimientos que al
paso de los años derivaron en desorganización, dilación y, en no pocas
ocasiones, en corrupción en nuestros juzgadores.
No
obstante, la Constitución de 1917 inauguró, en el fondo, un esperanzador
sistema moderno y agilizador que, como forma de mandato, se ordenó en su
versión original en el Artículo 17, cuando establecía la impartición de
justicia pronta y expedita.
Hoy
el nuevo sistema la denomina como pronta, completa e imparcial.
A
la fecha, contemplamos lentitud en la impartición de justicia y, por ello, el
Constituyente Permanente expidió una nueva reglamentación, actualizando el
sistema de justicia mexicano, que dio como plazo el 18 de junio de 2016 para la
entrada en vigor del sistema penal acusatorio.
Recuerdo
que en 1987 se llevó a cabo una reforma a los Artículos 17, 46 y 115 de la
Constitución. Lo preciso aquí porque la Comisión, en ese entonces de
Gobernación y Puntos Constitucionales, estaba en una zona de la Cámara de
Diputados, encabezada por el diputado Eliseo Mendoza Berrueto.
El
22 de diciembre de 1986 produjo el dictamen a dicha reforma, en cuyo texto se
contenían opiniones reveladoras, de las cuales cito sólo las siguientes:
La
impartición de justicia que merece el pueblo de México debe ser pronta y
gratuita, decía. Procesos lentos, resoluciones tardías; justicia inaccesible
para las mayorías no es compatible con el Estado social de Derecho. Hasta ahí
la citas.
El
nuevo sistema que hoy, dentro de unos minutos, entrará en vigor es el de
impartición de justicia del Siglo XXI, imprescindible para modernizar y
actualizar nuestro Sistema Jurídico y Judicial.
Tiene
metas concretas que a través de su desarrollo en el tiempo podrían terminar con
el sistema inquisitorio, deberá terminar con el sistema inquisitorio que hasta
la entrada en vigor no se extingue, como bien se ha dicho aquí y que tiene como
características la lentitud, el burocratismo, la excesiva solemnidad, la
frecuente corrupción y que está totalmente alejado de la justicia cabal.
Es
evidente que la reforma deberá mostrar una mejora continua y permanente, como
señal de identidad del nuevo sistema, ya que las personas y su esperanza en la
justicia no esperan a que la administración, procuración e impartición de
justicia se pongan de acuerdo en tecnicismos o a que se justifique un resultado
ambiguo que rompa con el espíritu del sistema.
Este
sistema que entra vigor tendrá como filosofía ser más ágil y respetuoso de los
derechos de la víctima, ofendido e imputado, en todas las etapas del
procedimiento.
Contará
con Ministerios Públicos, policías de investigación, de prevención, Jueces y
Magistrados locales y Federales, capacitados para el desempeño de sus
funciones.
En
este rubro se ha avanzado mucho, pero hay que reconocer que aún falta por
hacer.
Priva
el principio de presunción de inocencia, dando con ello el cumplimiento del
Artículo 20 Constitucional, que establece que toda persona es inocente hasta
que se demuestre lo contrario.
Se
prioriza la reparación del daño a través de mecanismos alternativos de solución
de conflictos.
Los
jueces estarán presentes durante el desarrollo de todas las audiencias, lo que
en el sistema inquisitivo normalmente no ha sucedido.
Sus
audiencias serán públicas y orales. Así se transparentará la impartición de
justicia.
No
obstante, debemos estar atentos sobre este novedoso sistema que entra en vigor,
pues tendrá como uno de los imponderables la incertidumbre y la desconfianza de
la ciudadanía.
Por
ello, yo diría que al mismo tiempo que con determinación plena, debemos caminar
con cautela y tomar en cuenta los problemas que se vayan presentando, para
resolverlos de inmediato y estar atentos a las vicisitudes que se vayan
generando para ajustarlas con toda rapidez, y dar certeza a procesos efectivos
y eficientes.
Ya
se ha empezado a cuestionar en medios de comunicación, en analistas y críticos,
que el nuevo sistema tiene problemas y que pone en duda su eficacia. pero hay
que decirlo con mucha claridad: con todo y los problemas que hoy puedan
asomarse con la puesta práctica del nuevo sistema, lo nuevo es infinitamente
superior y mejor a lo anterior.
Por
ello, hay que estar atentos y vigilantes, para que progresivamente y de manera
sostenida, el nuevo sistema dé los resultados de justicia que el pueblo
mexicano espera y necesita con especial urgencia.
Sólo
así contribuiremos a superar la crisis de credibilidad de la sociedad en las
instituciones de la República.
Hay
que avanzar con determinación en ello.
Felicidades
y muchas gracias.
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