19 jun 2016

Un país enfermo de transfobia

Revista Proceso # 2068, 19 de junio de 2016.
Un país enfermo de transfobia/ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
La comunidad LGBTTTI sigue siendo una de las más vulnerables del país, pese al discurso oficial. Las agresiones y crímenes contra sus integrantes no cesan, lo que parece no preocupar a las autoridades. Eso sí, tras la matanza de medio centenar de parroquianos en un bar gay de Orlando, Florida, el presidente Enrique Peña Nieto expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas. Esa actitud contrasta con el marcado silencio ante los crímenes de odio que ocurren en el país.

 En seis meses México registró dos ataques armados en lugares de reunión para la comunidad lésbico, gay, bisexual, travesti, transexual, transgénero e intersexual (LGBTTTI). El saldo: nueve muertos y al menos 18 heridos.
 El primer caso ocurrió el 29 de noviembre último en Acapulco, Guerrero. Ese día, en una cancha deportiva del poblado de Tres Palos, la comunidad LGBTTTI de la región celebraba la coronación de la Reina Gay de Acapulco, cuando hombres armados irrumpieron en el evento, asesinaron a tres jóvenes y dejaron cinco heridos.

 El 22 de mayo pasado, un comando arribó al bar Madame, de Xalapa, Veracruz, un lugar de moda para personas de la diversidad sexual, recientemente reubicado y remodelado. El lugar estaba abarrotado. Alrededor de la una de la madrugada 10 hombres con armas largas entraron al lugar se dirigieron a una mesa y asesinaron a cuatro personas; luego dispararon en todas direcciones. En total hubo seis muertos y 13 heridos.
 No hubo ningún mensaje, comentario o al menos un tuit presidencial respecto a las dos matanzas, como sí lo hubo el lunes 13, cuando el presidente Enrique Peña Nieto lamentó lo ocurrido en un bar gay en Orlando, Florida, donde hubo 50 muertos –entre ellos cuatro mexicanos– y 53 heridos.
 “México lamenta profundamente los hechos de violencia en Florida, y expresa su solidaridad con las familias afectadas y pueblo estadounidense”, escribió el mandatario en 140 caracteres.
 Luego, en un acto en Mineral de Reforma, Hidalgo, Peña Nieto expresó su solidaridad a nombre de México y su sociedad, en una atropellada improvisación:
 “Este hecho se marca precisamente por la violencia desatada ante lo que quizá tuvo de origen expresiones de odio, discriminación, de fobia hacia ciertas personas. Y lo único que llegaron a generar fue violencia, y ahí está el resultado trágico y lamentable que el mundo entero condena, que nuestro país expresa la más amplia condena y el más amplio repudio, porque no es esto lo que queremos ver en la sociedad justamente cuando hemos avanzado tanto”.
 Fue la primera vez que Peña Nieto se pronunció respecto a un ataque a la comunidad LGBTTTI, aunque sólo refiriéndose a “ciertas personas”. No lo ha hecho cuando, en promedio, 77 mexicanos mueren cada año por homofobia y transfobia, ni siquiera ahora que en su agenda incluyó los derechos igualitarios para la diversidad sexual.
 Hasta los hechos de Orlando, el presidente había callado –y en lo doméstico, aún sigue así– a pesar de gobernar el segundo país más peligroso para la población LGBTTTI a escala global, donde ni siquiera existe un registro oficial de crímenes de odio.
 Los discursos homofóbicos
 En febrero pasado, la coordinadora parlamentaria de Morena en el Congreso de Tabasco, Candelaria Pérez Jiménez, respondió a una pregunta de reporteros sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo. Su respuesta provocó un escándalo:
 “¡Ay! Bye. Pues si me preguntas eso, a mí me gustaría que no existieran los gays, la verdad, pero qué le voy a hacer, si eso no se puede, ya ni modo.”
 Más tarde, intentó recular y dijo que los medios la malinterpretaron, pues quería expresar que la palabra gay no existe en las leyes, como sí la palabra homosexual.
 El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), emitió el pasado 19 de febrero medidas precautorias a la diputada Pérez Jiménez, por no querer votar los matrimonios entre personas de un mismo sexo y calificó de “inaceptable” que un funcionario haya hecho declaraciones de ese tipo.
 Hasta el 17 de mayo –fecha emblemática para la comunidad LGBTTTI por el encuentro presidencial en la residencia oficial de Los Pinos y el anuncio de un paquete de reformas–, el Conapred no volvió a emitir medidas precautorias contra algún servidor público por posiciones homofóbicas. Sin embargo, como previeron organizaciones de la diversidad sexual críticas al acto de Peña Nieto, un derecho adquirido por jurisprudencia los volvió vulnerables en el debate público (Proceso 2064).
 Sólo el miércoles 15 y el jueves 16, el Conapred emitió tres medidas precautorias por declaraciones homofóbicas: primero, al presidente de la mesa directiva del Congreso de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar (militante del PVEM); luego, al gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, y finalmente al coordinador de la bancada del PAN en el Congreso local de Morelos, Carlos Alaniz Romero.
 La presidenta del Conapred, Alexandra Haas Paciuc, es cauta. Admite, en entrevista con Proceso, que existen otras quejas desde el 17 de mayo que aún están en proceso. Ella propone un debate amplio para que la sociedad esté bien informada sobre las personas LGBTTTI, pues asegura que las expresiones homofóbicas provienen de la desinformación que califica lo natural de antinatural, creando una percepción de rechazo en la sociedad. Responde en concreto a las posturas asumidas por las iglesias y los grupos relacionados:
 “Desde luego nos preocupa la radicalización, pero aún más la desinformación. La herramienta más poderosa contra la homofobia es informar. Pensamos que las expresiones de homofobia pueden tener, en la acumulación, la posibilidad de generar casos de mayor agresión a los colectivos LGBTTTI. Estamos alertas y listos para actuar.”
 Haas Paciuc afirma que hay cambios, esfuerzos importantes en el ámbito institucional, como las resoluciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la reforma constitucional de 2011 en materia de derechos humanos y la postura asumida por el presidente Peña Nieto el 17 de mayo.
 “Hay esfuerzos institucionales, no diría que exhaustivos, pero al mismo tiempo vemos redes sociales muy encendidas en la manera en que se tratan estos temas; hay homofobia verbal, que contribuye a un mal ambiente”, dice.
 En el contexto del discurso homofóbico y transfóbico –iniciado con la aprobación de la Ley General de Niños, Niñas y Adolescentes, a finales de 2014 y, radicalizado con la iniciativa peñista del pasado 17 de mayo–, un recuento superficial permite observar la incidencia:
 El 22 de mayo fue la matanza del bar Madame en Xalapa. El jueves 2 de junio se encontró el cuerpo de una transexual llamada Olguis en un basurero en la carretera Saltillo-Monterrey; fue torturada y violada. Se dictaminó un infarto como causa de su muerte. El sábado 4, un travesti fue golpeado y asesinado en su casa, en la colonia La Estrella de Ecatepec.
 El viernes 17 una persona de la comunidad gay fue apuñalada en Zamora, Michoacán. En Culiacán, Sinaloa, denunciaron que dos mujeres y un hombre LGBTTTI están desaparecidos.
 En lo que va de junio llaman la atención dos crímenes de este tipo ocurridos en Coahuila, la segunda entidad federativa que aprobó el matrimonio igualitario en el país.
 Odio letal
 Entre noviembre de 2015 y junio de 2016 asesinaron a tres reinas de belleza gay. La víctima más reciente, famosa en su identidad transgénero, fue Evelyn Abigail, que llevaba tres días desaparecida, cuando el miércoles 15 encontraron su cuerpo en un terreno baldío de la colonia Las Torres, en el municipio de Nava, Coahuila, entidad en la que fue coronada reina de belleza. De las cuatro puñaladas que recibió, la que provocó su muerte fue dirigida a la yugular. Murió desangrada.
 El 2 de noviembre pasado, René Camacho Luque, reina del Carnaval Gay de Guasave 2013, fue asesinado a cuchilladas en esa ciudad sinaloense cuando caminaba por la calle.
 Dos semanas después, Chantal Palacios, Miss Gay Chiapas 2015, y Samantha, Mis Gay Comitán de Domínguez 2015, permanecieron amarrados por un grupo de colonos que los acusaban de haber robado una computadora y pedían 50 mil pesos de rescate. Los tuvieron desnudos y les rociaron gasolina; querían quemarlos. Permanecieron así varias horas, aun después de que aparecieron los verdaderos responsables y regresaron el equipo de cómputo.
 El 29 de noviembre siguiente ocurrió el ya mencionado ataque en Acapulco, Guerrero, durante la coronación de la Reina Gay, con saldo de tres muertos.
 El 3 de enero, Paloma, reina de belleza LGBTTTI en Nayarit, también fue asesinada; el 10 de febrero, Mónica Devain fue apuñalada en Jiutepec, Morelos, al término de su show travesti. Su cuerpo fue arrojado en un canal de aguas negras; aunque logró pedir auxilio, murió en el hospital. El 1 de mayo fue asesinado en Reynosa, Tamaulipas, el actor travesti Francisco Ortega Martínez.
 Un común denominador de todas esas muertes y agresiones es la notoriedad de las víctimas, conocidas entre los colectivos LGBTTTI de sus regiones; también la brutalidad con que se les asesina, luego de someterlos a torturas y violaciones; incluso los lugares donde se abandonan sus cuerpos: basureros, terrenos baldíos o canales de aguas negras.
 No son los únicos. El colectivo Letra S mantiene un observatorio de crímenes de odio desde 1995. Hasta diciembre de 2015 contabilizaban mil 310 asesinatos de personas LGBTTTI en México, pero la misma organización previene que el resultado no puede considerarse representativo ni definitivo, pues se basa en monitoreo de prensa local.
 El informe enfatiza que la característica de los homicidios es que existe un contexto de vulnerabilidad por la orientación sexual o la identidad de género de las víctimas. Los casos documentados permiten observar ciertos patrones que, de acuerdo a los redactores, se relacionan con la identidad sexual y de género:
 De los mil 310 asesinatos, en mil 21 casos las víctimas fueron hombres; 265 eran transexuales o transgénero y 24 mujeres.
 La estadística de asesinatos de transexuales y transgénero es alarmante, inclusive en ámbitos locales. En abril pasado, la activista LGBTTTI Jazz Bustamante informó que tienen registrados 62 homicidios contra trans en Veracruz, sólo en el sexenio de Javier Duarte, independientemente de los cometidos contra otros integrantes de la comunidad LGBTTTI.
 Otras vulnerabilidades
 Haas Paciuc retoma el informe de Letra S como referencia a pesar de que, como el propio colectivo lo expresa, debe existir un alto subregistro de casos.
 Explica: “Uno de los problemas que se enfrentan al procesar los crímenes de odio es que los ministerios públicos no los toman como tales, sino que inciden prejuicios y estereotipos en la manera en que se analiza el caso de una persona que se sabe que es gay. Con frecuencia se le atribuye a su pareja un asesinato por celos”.
En efecto. En un seguimiento realizado por Proceso a los asesinatos recientes, es frecuente ver que los primeros en ser llamados para la investigación son la pareja o parejas de la víctima. Así ocurrió, por ejemplo, en el mencionado caso de Evelyn Abigail. El miércoles 15 se estaba citando a declarar a exparejas de la víctimas, bajo la premisa de que, como no hubo robo, la línea de investigación era por un crimen pasional, según informó el periódico Zócalo de Saltillo, el viernes 17.
Los datos del Conapred, si bien se constriñen a lo que se denuncia, reflejan también, según Haas, que las personas LGBTTTI son de las más discriminadas. En cinco años, de 2011 a 2016, por actos de discriminación contra personas de la diversidad sexual se han interpuesto 832 quejas que, independientemente del resultado, en la precalificación, contienen elementos que hacen suponer actos discriminatorios.
El mayor número de quejas tiene que ver con violaciones a derechos humanos laborales fundamentales. El registro de agresiones verbales es de 196 casos; agresiones físicas 59 y agresiones sexuales tres.
Las historias, ofrecidas por el Conapred protegiendo la identidad de las víctimas, son reveladoras de las condiciones que enfrenta la población LGBTTTI. Alumnos de secundaria que son objeto de amenazas y agresiones verbales por maestros; parejas que se besan en un bar y son golpeados por personal de seguridad.
Un caso de agresión difundido por redes sociales es el de Britany Sofía, una transexual que el 11 de abril fue golpeada y apedreada en la Feria de Puebla sólo por su aspecto. Con las heridas visibles grabó un video casero y lo difundió en redes sociales, acusando que “personas normales” la agredieron por transfobia sin que la policía interviniera.
La titular del Conapred expresa: “Con mucha preocupación vemos el tema de la violencia contra las mujeres trans. Tenemos dos cifras preocupantes: una continental, determinada por la Organización de Estados Americanos, es que la expectativa de vida de trans en América Latina es de 35 años. Eso nos dice todo. Eso denota altos casos de violencia; hay datos de suicidio, todos relacionados con un medio ambiente que es homófobo y transfóbico, y genera condiciones de vida muy complicadas. Los pone en una situación de vulnerabilidad pronunciada”.
Y finalmente, hay un dato demoledor frente a lo ocurrido en Orlando: México ocupa el segundo lugar mundial en agresiones contra las mujeres trans. 

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