Revista
Proceso
# 2068, 19 de junio de 2016.
En la SEP, la
prepotencia y la cerrazón como herramientas/ Santiago Igartúa..
Aurelio
Nuño coquetea con la candidatura del PRI a la Presidencia, y con ese afán
avanza haciendo lo que tan bien le ha funcionado a la actual administración:
golpear, perseguir, reprimir, machacar a los opositores, ocultarse tras
billetes, atrincherarse en las televisoras, hablarle al espejo y pretender que
el país va bien. Pero ahora el secretario de Educación tiene enfrente un
conflicto, el de la repulsa magisterial a la reforma educativa, que se inflama
y poco a poco muestra la intolerancia y el desprecio oficiales.
Mayo
de 2016. Aurelio Nuño aparece en el número 277 de la revista Líderes Mexicanos,
posando en tres enormes fotografías desplegadas a lo largo de seis páginas,
entre unos cuantos párrafos, presumiendo el éxito de la reforma educativa
mientras el conflicto con la disidencia magisterial estremece el país.
Nueve
meses atrás, el joven político que operó el Pacto por México y llegó a ser jefe
de la Oficina de la Presidencia de la República, señalado por analistas como
“la voz” detrás de Enrique Peña Nieto en los primeros años de su
administración, había tomado las riendas de la Secretaría de Educación Pública
(SEP) desplazando a Emilio Chuayffet, relegado a las sombras de la vida pública
desde el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo, opositora pública de las
modificaciones constitucionales.
Desde
el primer momento, el nuevo secretario se apoderó de los reflectores. Abarrotó
los medios masivos con su imagen y la promesa de una transformación del sistema
educativo a partir de la instauración de la reforma “más importante” del
sexenio.
De
inmediato, vapuleados Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray –mentor de
Nuño– por escándalos de enriquecimiento con favores de contratistas de
gobierno, lo que se aunaba a la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán días atrás y la
inconformidad social por una economía rota, con la exposición de Aurelio Nuño
desde la SEP se improvisó la figura de un nuevo presidenciable que ha recorrido
el país en una campaña “promocional” de la reforma educativa.
Calcado
en innumerables primeras planas, Nuño difundió un proyecto educativo basado en
siete prioridades: fortalecer las escuelas, invertir 50 mil millones de pesos
en infraestructura, revisar planes y programas de estudio, fomentar el
desarrollo profesional docente, trabajar en inclusión y equidad, vincular la
educación con el mercado laboral y aplicar cambios administrativos en el
sistema.
Multiplicó
sus reuniones con empresarios y se hizo evidente la luna de miel entre el
gobierno federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE), alineado a partir de la detención de Gordillo, a pesar de haber quedado
a cargo de Juan Díaz de la Torre, brazo derecho de La Maestra.
Pero
el énfasis de la gestión de Nuño estaría en otra parte: aplicar la evaluación
de desempeño y permanencia al magisterio, a partir de noviembre. Con esa
consigna, intensificó una campaña de desprestigio contra la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) e hizo cotidiano un discurso de
amenazas para repeler a los maestros que decidieran no someterse a la prueba,
que terminaría en decenas de miles de descuentos salariales y millares de
despidos (la SEP decidió no precisar la cifra a este semanario) sin derecho a
liquidación, castigos contemplados en la reforma para quienes se ausentaran de
las aulas para protestar contra la misma.
El
secretario de Educación coordinó, con el comisionado general de la Policía
Federal, desproporcionados “operativos de seguridad” en los que miles de
efectivos llegaron a duplicar el número de docentes, y advirtió que el Estado
mexicano recurriría al “uso de la fuerza pública” para garantizar la aplicación
de la evaluación en los estados donde la resistencia ha sido más fuerte
(Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca).
Y
así lo hizo. La vehemencia del discurso se replicó en protestas violentas de
los profesores, que chocaron contra muros de policías federales.
A
esto, a partir del mismo noviembre, la estrategia gubernamental sumó la
embestida judicial en contra de maestros de la CNTE, librando durante meses
decenas de órdenes de aprehensión con cargos que fueron desde el robo de libros
de texto gratuitos y desvío de enormes cantidades de dinero hasta acusaciones
de homicidio. De ese modo Rubén Núñez y Francisco Villalobos, dirigentes de la
Sección 22 de la CNTE, fueron detenidos entre los días 11 y 12 de este mes.
A
la vez, Nuño celebró y se deslindó de los arrestos, ejecutados por la
Procuraduría General de la República a casi un mes de que se reavivaron las
protestas de decenas de miles de maestros inconformes con la reforma educativa
a lo largo del país, con la demanda central de establecer un diálogo que el
secretario de Educación ha negado desde su primer día en el cargo.
La
condición que el exjefe de la oficina presidencial ha impuesto para celebrar el
diálogo es que los maestros acepten la reforma que él presume y que a ellos
indigna.
Razones
contra la razón de Estado
El
pasado 24 de febrero Nuño recibió una carta en sus oficinas, dictada bajo el
acuerdo de 300 especialistas reunidos en el Congreso Mexicano de Investigación
Educativa y firmada por casi 8 mil ciudadanos, acompañada de 858 cuartillas con
argumentos que refutan la reforma educativa.
Dirigida
al secretario, la misiva, titulada Por una reforma educativa necesaria y
respetuosa del magisterio, concluye:
“Lo
que está en juego es vital para México. No es válido que la prisa, el prejuicio
o la arrogancia pongan en riesgo un proceso tan importante como es la educación
de las niñas y los niños. Hay que sustituir el ruido y la amenaza con espacios
para el debate, el diseño concertado y la negociación de los caminos por los
que ha de transitar la renovación de la educación mexicana.”
Entre
sus puntos centrales asienta que la reforma emprendida por el gobierno de Peña
Nieto en materia educativa “carece de sustento”, se reduce a “regular” las
condiciones laborales del magisterio a través de procedimientos de evaluación
que, “lejos de contribuir a la mejora docente, conforman un aparato abigarrado
de control y vigilancia al que son sometidos, de manera vertical y
autoritaria”.
Los
cientos de académicos firmantes lamentan la exclusión del magisterio en la
elaboración de la reforma y, más allá, “la estigmatización” a la que han sido
sometidos.
“Con
ello, no sólo se perdió al actor principal de cambio en los procesos
educativos, sino que se le desautorizó socialmente y se le condujo a una
situación límite: someterse o perder el empleo.”
Más
adelante, los expertos aseguran que la evaluación en que se basa el proyecto
educativo federal es “poco confiable” y la capacitación de los evaluadores,
“improvisada”.
Sobre
la actuación de la SEP, el análisis se revelaría más vigente con el paso de los
meses: “Consideramos que ni la violencia ni la administración selectiva de la
justicia con fines políticos son formas adecuadas para resolver la gran
polarización que ha provocado la reforma gubernamental ni permiten atender las
profundas necesidades educativas de nuestro país”.
Manuel
Gil Antón, promotor del documento, dice a Proceso: “Entre los que firman están
los especialistas que más saben de educación, de evaluación y de pedagogía en
el país. Supimos que (Nuño) la recibió y que no estuvo de acuerdo. No se dignó
a responder, pero queríamos que la SEP supiera. Y seguimos esperando
respuesta”.
Especialista
en sociología de la educación, el doctor Gil Antón explica que el análisis nace
de la necesidad de rediscutir la reforma, fracturada desde los cimientos. “Como
está, la reforma no se puede salvar porque se basa en que la única causa, y por
lo tanto la única solución de los problemas educativos del país, son los
maestros.
“El
gobierno y Nuño han construido el enemigo que quieren para poder legitimar su
reforma. Construyeron un culpable, que fue el magisterio, e inventaron una
receta: hay que evaluarlo. Lo que decimos en la carta es que el magisterio no
puede ser responsable exclusivo de las fallas en el aprendizaje, que es una
reforma basada en la sospecha, el prejuicio y el control.
“A
todos se les consideró ignorantes e irresponsables hasta que demuestren lo
contrario. Se ven las ganas de deshacerse de un movimiento organizado. Está
hecha para controlar al magisterio.
“No
hay que olvidar que esta reforma la dictó el Pacto por México al Congreso de la
Unión. Es vergonzoso. Y ahí Nuño tuvo mucho que ver. A mí me consta, porque
platiqué con los legisladores, que no tenían idea de lo que estaban aprobando.
No saben lo que hicieron”, reclama.
Y
es que para Gil Antón, la reforma no tiene planteamiento educativo. “Cuando
llegas a ese punto, Nuño se traba porque no hay tal. Más que un secretario de
Educación, Nuño es un nuevo regente del feudo educativo del viejo PRI. Actúa
como gerente, no es un intelectual, no tiene un horizonte educativo; lo que
tiene es un horizonte de control, un horizonte de desprecio, clasista y racista
del magisterio”.
El
precio político
Al
inicio de su administración al frente de la SEP, Nuño admitió que la reforma
educativa también era política. Había que “retomar la rectoría del Estado sobre
la educación”, dijo entonces.
Los
especialistas tienen un análisis distinto: “Esta reforma nunca quiso que el
Estado recuperara la rectoría de la educación, sino que esta administración
recuperara la complicidad con el SNTE. Y lo logró. Meten a Elba Esther
(Gordillo) a la cárcel e improvisan a Juan Díaz en su lugar, que es el que
firmaba los cheques de Elba Esther, que es un pillo.
“El
asunto fue recuperar un activo político que habían perdido, porque Elba Esther,
con su partido (Nueva Alianza) lo vendía al mejor postor.
“Por
ejemplo, ahora meten a la cárcel a (Rubén) Núñez por desvío de recursos a
través de una empresa llamada ETESA, con la que se comprobó que Bernardo
Quezada, el dirigente del SNTE que ahora es diputado de Nueva Alianza, se hizo
multimillonario y compró propiedades en Miami. Pero a él no se le abre una
investigación.
“Cuando
la justicia es selectiva, no es justicia. Es venganza. Y el uso selectivo de la
justicia que se está dando en México, en materia educativa, es gravísimo. No
estamos frente a una reforma educativa, sino ante una nueva forma de control
sobre el aparato corporativo sindical, que históricamente le fue muy útil al
gobierno, a través del SNTE.”
La
justicia, mangoneada
En
entrevista, el rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM),
Hugo Aboites, doctor en políticas educativas por la Universidad de Harvard, se
dice sorprendido por la “facilidad” con la que se utiliza la justicia con fines
políticos en México.
Está
convencido de que esta medida obedece a un “desbordamiento” del conflicto
magisterial. “La desesperación gubernamental radica en que es un movimiento que
no puede contener. Por eso están dando pasos cada vez más fuertes para
reprimirlos y para la aprehensión de líderes.
“El
tema de la evaluación pasa a segundo plano cuando vemos que la justicia se
politiza, que no es imparcial, que está al servicio de los gobernantes y que
hay que temer por el uso que se pueda dar de ella. Lo que empezó como una lucha
gremial está llegando a cuestiones sociales más graves”, expresa Aboites.
A
la vez, como se ha evidenciado con el cruce de descalificaciones que desde
marzo pasado han intercambiado Nuño y Andrés Manuel López Obrador, quien se ha
manifestado en contra de la reforma educativa y a favor de la CNTE, Aboites
advierte la politización del conflicto.
“Ya
es un tema electoral. Cuando AMLO declara que él va a echar para abajo la
reforma, provocó una turbulencia electoral muy fuerte.”
Coincide
Manuel Pérez Rocha, experto en planificación educativa. “Con la detención de
maestros presuntamente corruptos (de la CNTE), al final lo que se está buscando
es desviar la atención de un conflicto que se les está saliendo de las manos.
“Nuño
y compañía han hecho evidente que tienen condicionada la educación a sus fines
políticos, que ellos llaman recuperar la rectoría del Estado sobre la
educación. Aquí vale recordar a quién le quieren quitar el control de la
educación. Realmente el que lo ha controlado por décadas es el SNTE, que es un
aparato del Estado que viene operando como un instrumento de poder político.
“Tienen
en la perspectiva muy cercana las elecciones de 2018 y se están preparando para
ello. El magisterio siempre ha jugado un papel fundamental, no solamente
llevando votos a las casillas, y obviamente lo que se está buscando es que un
sector del magisterio no se vaya con el Movimiento de Regeneración Nacional
(Morena).”
Para
Aboites, la gestión de Nuño representa “el deterioro radical” de la educación.
“Es
terrible. La SEP y el secretario, con su conducta, están muy lejos de lo que es
un proceso educativo creativo, emancipador, donde los niños aprendan a tener
iniciativas, a sentirse en un ambiente de libertad, a sentarse a hacer
proyectos juntos, a entender por qué es tan importante leer, escribir… Todo eso
se pierde con la imagen represiva que está emanando de sus decisiones.”
Para
el doctor Aboites, la cerrazón de Nuño a dialogar, que también mostró en el
último conflicto con la comunidad del Instituto Politécnico Nacional,
profundiza los conflictos.
“Es
el absurdo: no me siento a dialogar mientras no me digas de antemano que estás
de acuerdo en lo que es el motivo de la protesta. Lo que estamos viendo es un
endurecimiento fundamental del Estado mexicano, una tendencia suicida que lo
está poniendo en crisis, económica, política, de seguridad, de derechos humanos
y ahora en crisis educativa. Están perdiendo legitimidad por todos lados”,
advierte.
Para
Aboites, Nuño no tiene posibilidad de consolidarse como candidato a la
Presidencia de la República. Explica: “La educación, de un año para acá, se ha
hecho cada vez más conflictiva. Eso no lleva a buen puerto. Es evidente que él
es muy conflictivo y un presidente que adoptara esas posiciones, quién sabe a dónde
llevaría al país.”
Para
Manuel Pérez Rocha, el perfil de Nuño tampoco es alentador para dirigir la
educación del país. “Se presenta como el que sabe qué hacer con la educación de
este país y cómo mejorarla. Pero no puede serlo. Es un hombre cegado por su
soberbia, por su prepotencia, profundamente ignorante. No ha hecho más que
repetir cuatro o cinco frases hechas. No ha expresado una sola idea de carácter
educativo, pedagógico, filosófico. Absolutamente nada. Su manera de hablar es
muy incorrecta, se tropieza en las frases. Probablemente sea el secretario de
Educación más pobre que hemos tenido.
“Cerrarse
al diálogo es parte de la postura autoritaria y soberbia de Nuño y del
gobierno, que cae en actitudes totalitarias. ‘Yo estoy para mandar y tú
obedeces’. Si no, ahí está la fuerza pública.”
–Uno
de los argumentos del gobierno, reproducido por los medios, es que la
disidencia magisterial protesta de manera excesiva y violenta –se le expone al
especialista.
–La
pregunta es: si reconocen que hay una reacción tan fuerte, ¿por qué no revisan
realmente qué está pasando? ¿Por qué necesariamente convertir la protesta
magisterial en el mal, en vez de darse cuenta de que hay algo que deben revisar
si está generando un descontento social tan importante?
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