Quirino Ordaz Coppel, como gobernador, se ha vuelto indefendible..
Se salió Quirino/opinión de Luis Enrique Ramírez/
El Debate, 19 de mayo de 2017El gobernador Quirino Ordaz Coppel, toda una revelación en repartir culpas, cinta negra en evadir responsabilidades
Aclaración pertinente: el título de esta columna no se refiere a eso que muchos sinaloenses anhelamos en el fondo (y en la superficie), sino a la muy popular expresión «te saliste», algo así como una derivación de «te pasas deveras». Le explicamos por qué:
El gobernador Quirino Ordaz Coppel, toda una revelación en repartir culpas, cinta negra en evadir responsabilidades, ya no se conforma con atribuir todos los problemas de su administración a Malova y al gobierno federal, ayer de plano se fue ¡contra todos nosotros, la sociedad sinaloense!
Declaró al diario La Jornada, ante una pregunta (de Gustavo Castillo) sobre el fracaso en las estrategias de seguridad que en los cuatro meses y medio de su gobierno ya supera los 600 homicidios:
(–¿Ha sido un fracaso?)
(–Yo creo que ha habido… cada quien ha hecho el esfuerzo que ha podido. Cada quien, en la medida de sus posibilidades) «Hay un problema de per… de base social muy fuerte, de tejido social, hay ciertamente mucha descomposición. Yo veo que la sociedad ha perdido mucho los valores. Veo que el problema viene desde casa, de familia. Allí es la siembra de esta cosecha que tenemos ahorita». (Sí creo que tenemos que fortalecer y atender de manera integral para combatir esa problemática.)
Quirino Ordaz Coppel, como gobernador, se ha vuelto indefendible. Ni sus amigos dan la cara por él, temerosos de ser salpicados por el arranque de administración más fallido del que se tenga memoria en Sinaloa.
Uno solo salió ayer a defenderlo, su pariente y jefe político Enrique Coppel Luken. No era, digamos, el más indicado para levantar la imagen del mandatario ante la opinión pública: el pueblo no olvida el caso de las seis empleadas que murieron en un incendio en noviembre de 2010 en una de sus tiendas, tras ser encerradas por fuera. No fue casualidad que Quirino «desapareciera» su segundo apellido durante toda su campaña...
Podrán fingir demencia frente a los cientos de asesinatos que mantienen en vilo a la sociedad sinaloenses, pero culparla de su propia desgracia denota ausencia de sensibilidad. ¿Cómo puede un gobernante, en lugar de salir a protegernos o al menos a condolerse de nuestras tragedias, acusarnos de que esta es «la cosecha» de lo que sembramos?
Muchos periodistas mexicanos han sido asesinados, pero ninguno en la historia de nuestro país había alcanzado el impacto mundial que registra el de Javier Valdez Cárdenas. Ninguno.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, emitió ayer una condena del crimen de Javier, en nombre del gobierno que representa calificó el hecho como «trágico» y es, subrayó, reflejo de la violencia que genera el narcotráfico.
Antes, el gobierno de Francia reprobó también de manera oficial el homicidio del sinaloense, y ayer los periodistas españoles llevaron a cabo un plantón frente a la embajada de México para manifestar su repudio al asesinato de Javier Valdez. Ello, además de otras marchas realizadas en América Latina.
En tanto, el gobierno de Peña y sus grupos afines como los radiodifusores, pretenden honrar la memoria de Javier con el consabido «minuto de silencio». Ni enterados deben estar de que un grito de batalla de Valdez Cárdenas fue «No al silencio», mismo que han retomado sus compañeros aquí y en el extranjero, elevando la voz inclusive en el acto de Los Pinos para exigir un alto a esta masacre.
Señores, #NosEstánMatando.
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El Debate, el 17/05/2017Perder el respeto/ Luis Enrique Ramírez
Lo peor que puede sucederle a un mandatario frente a sus gobernados ya le sucedió a Quirino Ordaz: le perdieron el respeto.
A 136 días de iniciar su administración, periodistas y otros representantes de la sociedad civil pusieron de manifiesto ante el gobernador, de frente y en su cara, lo que ya es vox populi en las redes sociales: aquí no hay control, no hay mando. Sinaloa es un estado sin ley.
«¿Dónde está Quirino? ¿Dónde está el gobierno?», coreaban quienes —unidos en una marcha que congregó a cientos de personas— llegaron a Palacio de Gobierno desde Catedral, con una breve parada en el lugar donde fue asesinado el periodista Javier Valdez Cárdenas.
Un movimiento social sin caudillos, convocado por periodistas tras el repudio generalizado que causa este crimen. Una noticia que se da lo mismo en español que en inglés, en francés o en ruso, dado el alcance internacional que lograra en vida Valdez, cronista de la barbarie del narcotráfico que —como dijo el maestro de periodistas Jorge Guillermo Cano al diario El País— ha convertido a Sinaloa en un lugar donde «la anormalidad se ha normalizado».
La desesperación frente al clima de inseguridad que priva en Sinaloa estalló. El homicidio de Javier Valdez fue el detonante, por tratarse de una persona querida y respetada en ámbitos no solo periodísticos y literarios, sino de las luchas sociales. Pero además porque, como dijo uno de los participantes: si esto le ocurrió a un personaje que gozaba de la aparente protección de los reflectores del país y del mundo, ¿qué podemos esperar los ciudadanos de a pie?
Originalmente planeado como un plantón pacífico frente a Catedral, el coraje contenido pudo más, y de manera espontánea se acordó acudir ante el gobernador y exigirle respuestas, soluciones, compromisos. Renuente al principio, Quirino Ordaz aceptó recibir a los manifestantes en el auditorio de Palacio.
Allí, fuimos testigos de un hecho inédito: ciudadanos que le levantaban la voz al gobernador frente a frente, al grado de que un líder de movimientos agrícolas la lanzó epítetos que no repetiremos aquí, pero sí lo que expresó un joven reportero, Marcos Vizcarra, con vehemencia tal que logró erizar la piel y arrancar aplausos entre los presentes: «Usted no llegó a poner excusas, gobernador, a usted se le eligió para representarnos», le dijo en alusión a las respuestas de siempre por parte del mandatario, cuya fórmula consiste en esquivar responsabilidades y repartir culpas.
«Siempre nos sale con que es percepción. Esto no es percepción», le dijo el comunicador, al hacer un breve recuento de los maestros que han sido asesinados al ir a dar clases, los abogados cuyas vidas también han sido arrebatadas, y ahora un periodista; mientras madres de familia llegan todos los días a las redacciones a denunciar la desaparición de sus hijos, mismos que luego tienen que ser buscados por ellas mismas excavando montes.
Concluyó Marcos Vizcarra con una reflexión lapidaria: «Hasta hoy no lo hemos visto como un gobernador, lo hemos visto como una persona que tiene una silla en el tercer piso, que solo posa en fotografías, que solo va a los actos públicos. Queremos hechos reales, no palabras; queremos acuerdos. Queremos un gobernador, no un títere».
Otros hablaron en igual tono, periodistas en su mayoría, pero también una estudiante, un trabajador de Gobierno, el hijo mayor de otro periodista asesinado, Humberto Millán... Todo, para recordarnos que, en la vida, el respeto se gana, al igual que se pierde.
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