Alec Baldwin, un actor marcado por el escándalo
Alec Baldwin y su esposa Hilaria, con tres de sus hijos el 6 de octubre de 2021 en el festival de cine de los Hamptons, Nueva York.
EUGENE GOLOGURSKY (GETTY IMAGES)
Nota de ROCÍO AYUSO
El País, Los Ángeles - 23 OCT 2021;
Alec Baldwin (Nueva York, 63 años) utilizó en una ocasión las palabras de uno de los compañeros de profesión que más admira —“el increíblemente inteligente y sabio Warren Beatty”— para explicar sus continuos problemas de imagen. “Lo que te pasa es sencillo y se da mucho entre actores. Y es que en el momento en el que nos ponemos delante de una cámara, sentimos la necesidad de apropiarnos hacer de ese momento y hacerlo nuestro. Es el instinto, casi inconsciente, de convertir ese instante frente a la cámara en algo dramático”, le había explicado Beatty.
El pasado jueves, durante el rodaje de Rust, película en la que Baldwin es protagonista y productor, el momento no pudo ser más dramático: fue él quien apretó el gatillo del arma de utilería que acabó con la vida de la directora de fotografía ucrania Halyna Hutchins, de 42 años, y que hirió en la misma ráfaga al realizador de la película, Joel Souza, de 48 años. Ese trágico instante dejó al intérprete callado durante horas hasta que vía tuit expresó el “shock y la tristeza” que sentía, ofreciendo su apoyo a la familia de la fallecida y asegurando que estaba “cooperando plenamente” con la policía en la investigación del accidente. Desaparecía de sus cuentas en redes sociales una foto que había publicado días antes vestido de vaquero como su personaje en Rust y todo manchado de sangre.
Con Alec Baldwin siempre llega el escándalo, a su pesar o no, si es que está buscando ese dramatismo del que habla Beatty. Es el hermano mayor de una familia católica de origen irlandés y de clase media formada por seis hermanos, de los cuales los cuatro varones forman parte del mundo del cine, aunque no podían ser más diferentes entre sí. Daniel ha tenido problemas con las drogas. Stephen está metido ahora en una iglesia evangélica y sus ideas son sesgadamente conservadoras. El otro, William, definió a su hermano Alec en un perfil publicado The New Yorker como “alguien que siempre encuentra algo de lo que quejarse”. Alec es el mayor, el listo y el más disciplinado, pero también quien los protegía frente a abusos de otros chicos, ya que era el más peleón. Entró en la universidad con la idea de llegar a ser presidente de Estados Unidos, pero al ver las pocas posibilidades de éxito de su plan, se matriculó en el instituto Lee Strasberg, donde tardó años en graduarse.
Su carrera podría haber sido como la de Jack Nicholson o Al Pacino, actores a los que admira, pero su generación no era la misma. Quizá tampoco su talento ni, desde luego, el mundo del cine. Baldwin consiguió que en 1992 lo asociaran con sus ídolos por su interpretación en Broadway de la famosa pieza teatral Un tranvía llamado deseo, que tres años después protagonizó también en una película para la televisión. No solo consiguió una candidatura al Tony, su nombre fue comparado (para bien) con el de Brando. Por esos años encarnó en el cine a Jack Ryan, el agente de la CIA protagonista de La caza del Octubre Rojo, junto a Sean Connery.
Con el paso del tiempo, el nombre de Baldwin empezó a sonar más por su vida social y sus escándalos que por sus logros profesionales. Su matrimonio con la también estrella Kim Basinger, a quien conoció en 1991 en el rodaje de Ella siempre dice sí, acabó fatal, lo mismo que la relación con la única hija de ambos, Ireland, a la que dedicó en un mensaje telefónico en 2007 unos epítetos nada cariñosos divulgados a los cuatro vientos, posiblemente como parte de un amargo divorcio.
Luego está el otro Alec Baldwin. “Amargado, a la defensiva y más misántropo de lo que pienso”, como se definió en un soliloquio que publicó en la revista Vulture en 2014. Para entonces tenía ya fama de ser violento y egocéntrico, además de homófobo, como resultado de diferentes incidentes aireados en la prensa. Y, desde luego, bocazas. Aun así, el actor consiguió remontar su carrera de la forma más inesperada: riéndose de sí mismo.
El papel del ridículo y vanidoso ejecutivo televisivo Jack Donaghy que interpretó en televisión durante siete temporadas (de 2006 a 2013) en la serie Rockefeller Plaza (30 Rock), inspirado en el propio Baldwin, le llevó a recuperar la popularidad perdida. Incluso inició en 2011 una nueva etapa personal junto a su actual esposa, Hilaria Baldwin, con quien tiene seis hijos. Pero como dijo en una ocasión uno de sus mejores amigos, Lorne Michaels —productor del famoso programa nocturno Saturday Night Live, donde Baldwin ha logrado un nuevo éxito en los últimos años con sus imitaciones del presidente Trump— “todo iría mejor si fuera capaz de disfrutar de lo que tiene”.
Sus enfrentamientos, a veces físicos, muchas más veces verbales, con los paparazzi o cualquiera que en opinión de la estrella viole su intimidad han sido frecuentes incluso en las producciones en las que ha trabajado. En 2013, el actor Shia LaBeouf fue despedido de la obra teatral Orphans, que se representaba en Broadway, cuando Baldwin dijo: “O él o yo’. Y años antes una actriz dejó otro montaje teatral con Baldwin tras dejar por escrito un comentario en el que aseguraba que temía por su seguridad “física, mental y artística”.
Cada una de las reinvenciones de Baldwin parece inexorablemente seguida de una nueva caída. Frente al actor que ha asegurado en distintas ocasiones su deseo de abandonar la vida pública está ese otro apasionado por las redes sociales, con el impulso de escribir un tuit para cada ocasión. Muchas de estas intervenciones en redes le pasan factura, como en 2017 cuando junto al vídeo de un incidente policial en el que el sospechoso acabó muerto de un disparo escribió: “¿Cómo se siente alguien que mata por negligencia?”.
Hay incógnitas sin resolver en la muerte de Halyna Hutchins. La investigación no ha desvelado si el arma se disparó de manera fortuita o mientras Baldwin apuntaba, aunque la transcripción de la llamada a la policía parece indicar que ocurrió durante un ensayo. Por el momento no hay cargos contra el actor, pero no se sabe si se presentarán más adelante. La declaración jurada del asistente del director indica que Baldwin recibió confirmación del equipo de que el arma no estaba cargada. Son muchos los que se preguntan si Rust llegará a concluir su rodaje. Y lo mismo sobre el propio actor: ¿será capaz de remontar tras este nuevo momento dramático?
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