Pidamos a Jesús la gracia de la pequeñez: papa Francisco
“La pequeñez es el camino que eligió para llegar a nosotros, para tocarnos el corazón, para salvarnos y reconducirnos hacia lo que es realmente importante.”
El papa Francisco celebró la noche de este viernes 24 de diciembre en la Basílica de San Pedro la Misa por la Solemnidad de la Natividad del Señor, en la que invitó a los fieles a pedir en Navidad a Jesús la gracia de la pequeñez, para comprender que ese “es el camino para la verdadera grandeza”.
El servicio religioso comenzó con el tradicional canto de las calendas, al término de la entonación, el Papa descubrió la imagen del Niño Jesús que se encuentra frente al altar, iniciando el tiempo de Navidad.
En su homilía, recordó que la señal que dio el ángel a los pastores fue que encontrarían a un niño envuelto en pañales, en un pesebre. “Eso es todo: un niño en la dura pobreza de un pesebre. No hay más luces, ni resplandores, ni coros de ángeles. Sólo un niño. Nada más, como había preanunciado Isaías: ‘Un niño nos ha nacido’”.
Esto, indicó, contrasta con la grandeza del emperador César Augusto que había ordenado un censo en todo el Imperio romano. “Allí está Dios, en la pequeñez. Y este es el mensaje: Dios no cabalga en la grandeza, sino que desciende en la pequeñez”, que fue el camino elegido para llegar a los hombres, salvarlos y reconducirlos “hacia lo que es realmente importante”.
Francisco recordó que al nacer, Jesús está rodeado de los pastores, que son los pequeños y pobres. Indicó que ellos “estaban allí para trabajar, porque eran pobres y su vida no tenía horarios, sino que dependía de los rebaños. No podían vivir como y donde querían, sino que se regían en base a las exigencias de las ovejas que cuidaban. Y Jesús nace allí, cerca de ellos, cerca de los olvidados de las periferias. Viene donde la dignidad del hombre es puesta a prueba”.
“Esta noche, Dios viene a colmar de dignidad la dureza del trabajo. Nos recuerda qué importante es dar dignidad al hombre con el trabajo, pero también dar dignidad al trabajo del hombre, porque el hombre es señor y no esclavo del trabajo. En el día de la Vida repitamos: ¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos por lograrlo”.
Y después el Papa invitó a los fieles a que, “como Iglesia sinodal, en camino, vayamos a Belén, donde Dios está en el hombre y el hombre en Dios”. Volver a Belén, volver a los orígenes, “a lo esencial de la fe, al primer amor, a la adoración y a la caridad”.
Que Dios nos conceda ser una Iglesia adoradora, pobre y fraterna. Esto es lo esencial. Volvamos a Belén.”, precisó .
Luego de culminar la santa Misa, Francisco se detuvo para rezar un momento frente a la imagen de la Virgen María y luego tomó en brazos la imagen del Niño Jesús y para llevarla al nacimiento instalado dentro de la Basílica de San Pedro.
Al llegar al nacimiento, entregó la imagen a un diácono que la colocó en el pesebre. Luego de incensar el nacimiento, el Papa Francisco se retiró de la basílica vaticana.
¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres amados por Él!
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