Ejecuciones de sacerdotes, ante los ojos de Dios
OMNIA.com.mx, 21 de junio de 2022
¿Qué más puede pasar para solucionar el problema desbordante de violencia e inseguridad? ¿Cuántos adjetivos y calificativos más intensos o más fuertes quedan en el lenguaje para pretender describir esta barbarie desenfrenada si ya no son capaces, en el lenguaje mismo, de percibir la dimensión de hechos como los de Cerocahui? ¿Qué más tiene que pasar para que las autoridades brinden un mínimo de seguridad a estas regiones, mientras los hechos delictivos se suceden a una velocidad increíble y con mayores niveles de sadismo, cuando se ha pedido auxilio y audiencias con líderes estatales y federales
¿Qué más hay que esperar para que esta sociedad de gente indiferente, tímida, mediocre, despierte a lo que está pasando con plena visibilidad ante sus ojos? ¿Qué más se puede esperar para que sectores y sociedad se unan para iniciar un cambio de paradigma lo suficientemente contundente y desbrozar a gobiernos tan cómplices de criminales por su pasividad y sospecha de complicidad, como el de la 4T?
¿No te pone la piel de gallina saber cómo un sicario como “El Chueco” mata a sangre fría frente al altar donde uno de los sacerdotes fusilados entregaba los óleos sagrados al sujeto previamente acribillado a balazos, y asesina a otro sacerdote que llegaba? ante el estridente de las balas y los gritos del líder criminal? ¿Ocurrirá que el hecho que da la vuelta al mundo y que la ejecución de dos de sus colaboradores jesuitas mexicanos llegue a oídos del mismísimo Papa Francisco?
Aquí las palabras de un sacerdote que compartió en sus redes ante la impotencia, el reclamo y la desesperación.
“Nunca fuimos escuchados.
Ejidos cooptados, comités pro-obrero cerrados por saqueo de departamentos y presión de narcotraficantes.
Los desplazados, que se cuentan por centenares.
“El Chueco” tenía diez años en Bahuichivo a la luz del día, todavía drogado y matando y extorsionando.
No hubo móvil en el crimen de nuestros hermanos sacerdotes, porque “El Chueco” andaba drogado.
El sujeto asesinado había llegado al hotel. Se fue y en ese momento llegó “El Chueco” con un grupo de sicarios.
El tipo salió corriendo y se refugió en la iglesia, pero las balas lo alcanzaron y cayó afuera. Dos de los asesinos son los que lo metieron en la iglesia.
El primero en salir fue un sacerdote de más de 90 años, quien al ver la escena buscó darle los santos óleos, pero ya estaba muerto.
Es entonces cuando entra “El Chueco” y le grita al cura por qué lo ayudaba, y sin decir más, lo asesina a sangre fría.
Luego viene el “Padre Gallo”, uno de los sacerdotes más queridos del país, quien también fue director nacional de las comunidades eclesiales de base, un sector muy importante de la Compañía de Jesús, a la que pertenece el Papa Francois. .
“Padre Gallo”, impactado al ver esto, le pide a “El Chueco” que se calme, pero este hace el mismo reclamo y descarga su arma en su persona, matándolo en ese preciso momento.
Un tercer sacerdote, Jesús Reyes, un joven, llega al lugar y queda impactado por lo que ve ante sus ojos. “El Chueco” lo regaña y le pregunta si él también quiere morir. El joven prelado logra decir que no y trata de tranquilizar al frenético asesino.
Fue más de una hora de angustia para el tercer sacerdote, cuya vida estaba en suspenso, antes de que el loco y diabólico asesino decidiera marcharse y llevarse los cuerpos de los tres asesinados.
¿Por qué tomar los cuerpos?
Pero aquí surgieron situaciones igualmente alarmantes: podrían haber sido cinco los padres asesinados, ya que los otros dos se escondieron detrás del atrio de la iglesia.
Y más: un enviado del Vaticano estuvo en esta parroquia en una visita especial a la región y en una misión jesuita. Su vida fue salvada por la Providencia.
Lo anterior fue escrito por varios sacerdotes ya en México y alrededor del mundo.
Retuvieron al padre Jesús Reyes y lo amenazaron, pero él logró calmarlos. Estamos sumamente preocupados por él, pero también por la gente, porque cuando se da la mala noticia, los habitantes del lugar y sus alrededores salen y salen de sus casas.
Pero volvamos al otro punto central: ¿por qué tomar los tres cuerpos…?
El Padre Javier Campos, conocido como “Padre Gallo”, era el más querido y conocido en toda la Sierra. Será un escándalo internacional. Siendo el Papa jesuita, esto y otras cosas se podrían haber evitado si no hubiera habido tanto fingimiento.
J’espère que Maru sera présent, nous demandons un rendez-vous depuis un an, alors que ceux du 4T, que nous avons appelés pour nous envoyer la sécurité contre les atrocités de “El Chueco”, n’ont répondu que par quelques garde -comer.
Además, no hay cuerpo. Una afrenta más para hacerlos desaparecer. Y todavía no pueden encontrarlos.
Con los padres no hubo conflicto. “El Chueco” los mató porque estaba drogado.
Fue una de las noches más largas de vida sacerdotal en la Sierra, en México y en el mundo.
Y sigue la sarta de preguntas: ¿Ya hemos tocado fondo? ¿Se olvidará este evento sin precedentes en los próximos días? ¿Prevalecerá la indiferencia de las autoridades o la sonrisa cómica y sardónica de AMLO cuando ocurran las masacres?
Todo indica que nada sucederá, y que a los ojos de Dios no importa matar a sus representantes temporales y terrenales, así como a los hombres buenos, cuyo sacrificio está a la altura de la respuesta que debe venir.
Por otro lado, se conoció que hace aproximadamente un mes miembros de la Guardia Nacional acudieron a Urique a buscar apresar a “El Chueco”, pero este escapó sospechosamente y, durante una supuesta pelea, el sujeto salió con vida, y ya acorralado. , comentó en la misma región, se volvió más sanguinario, hasta cometer el insólito asesinato de dos sacerdotes.
Y en la continuidad de este expediente tan delicado y grave, es ridícula la expresión del súper delegado de la 4T, que dijo estar muy arrepentido, pues en superlativo, el crimen de los dos padres jesuitas, cuando él mismo lo supo, y más que está en plena campaña política, la grave situación que se vive en la Sierra Tarahumara, particularmente en Bahuichivo, con la presencia de “El Chueco”.
Sería pueril decir que no sabía, cuando todas las voces apuntaban a las advertencias hechas por los mismos habitantes, sectores, sacerdotes y el clero católico de la región, tanto que se quedaron largo rato pidiendo y rogando de vigilancia y seguridad, lo que nunca sucedió, hasta que se presentó este hecho capital.
Ejecuciones sacerdotes ante los ojos Dios
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