6 mar 2025

Las columnas políticas hoy, jueves 6 de marzo de 2025

La  tercera llamada hizo el milagro….

Por fin...México no pagará aranceles de productos que estén en T-MEC

El republicano anunció que México no tendrá que pagar aranceles para comercio en el marco del T-MEC, tras una llamada telefónica que sostuvo con la presidenta Sheinbaum.

En su cuenta  de X  Trump aclaró que la suspensión a los aranceles de 25% que entraron en vigor el martes pasado se mantiene vigente “hasta el 2 de abril”, fecha en que está previsto entren en vigor “aranceles recíprocos”.

“Hice esto como un acuerdo y por respeto a la Presidenta Sheinbaum”, explicó.

“Nuestra relación ha sido muy buena, y estamos trabajando duro, juntos, en la Frontera, tanto en términos de detener la entrada de extranjeros Ilegales a EU como en detener el fentanilo”.

"¡Gracias a la Presidenta Sheinbaum por su arduo trabajo y cooperación!", le dijo.

Los productos excluidos de aranceles por ahora son los que cumplan con las reglas del Tratado de Comercio entre México, EU y Canadá (T-MEC) vigente desde 2020.

Apenas el martes, Trump hizo entrar en vigor un arancel de 25 por ciento contra todas las importaciones procedentes de México y Canadá y apenas ayer había otorgado una exención hasta el 2 de abril a los automóviles fabricados por las tres grandes armadoras de EU: Ford, Stellantis y GM.

Era de esperarse…, horas antes lo anuncio el Secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick..

De manera pública se conocen hasta hoy tres conversaciones entre Trump y Sheinbaum: una el 28 de noviembre de 2024 , y la segunda el 3 de febrero tras la cual el republicano puso en pausa la aplicación de aranceles de 25 por ciento, y que el pasado 4 de marzo se convirtió en una realidad a pesar del gran esfuerzo que ha hecho México, nos chamaquearon.

Y la de esta mañana de jueves 6  de mazro

Muchas reacciones.

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¡Hable, señor Trump! ¿Quiénes protegen al narco?/Azucena Uresti

El Universal, | 06/03/2025 |

Es usted el más grande mentiroso, señor Trump, ¿o acaso nuestro gobierno sí tiene vínculos con los cárteles?

¡Pruebas, señor Trump! Presente pruebas de sus graves acusaciones al señalar, en presente, que el gobierno mexicano tiene vínculos con la delincuencia organizada.

Sabemos que el republicano no tiene palabra, que si firma un acuerdo, igual lo rompe; y que si lo rompe, tal vez al siguiente día lo retoma. Es una personalidad tristemente aceptada en nuestra sociedad, y en México, vaya que sabemos de qué estamos hablando. Todo depende de lo que pueda adecuarse a su show.

En sus arranques soberbios y narcisistas, Trump ha dicho decenas de estupideces y mentiras, toleradas —lamentablemente— por casi todos. Pero una de sus afirmaciones más graves la lanzó contra el gobierno de nuestro país.

El 1 de febrero, a través de la cuenta de X de la Casa Blanca, se afirmó: “Los cárteles mexicanos son los principales traficantes de fentanilo, metanfetamina y otras drogas del mundo. Estos cárteles tienen una alianza con el gobierno de México y ponen en peligro la seguridad nacional y la salud pública de los Estados Unidos”. Este fue uno de los argumentos que usó el magnate para justificar la imposición de aranceles a nuestro país. En México, la protesta fue mínima, y se señaló a Genaro García Luna como el destinatario del mensaje.

Sin embargo, el mismo argumento se reutilizó en la tarjeta informativa que se publicó la noche del lunes, horas antes de la entrada en vigor de las tarifas arancelarias: “Las organizaciones mexicanas del narcotráfico operan sin obstáculos debido a una relación intolerable con el gobierno de México… El gobierno de México ha proporcionado refugios seguros a los cárteles para que se dediquen a la fabricación y el transporte de narcóticos peligrosos”.

Menos de 24 horas después, durante su discurso ante el Congreso estadounidense, Trump lanzó la misma acusación, aunque sin mencionar directamente a México —por lo obvio de la geografía—, al decir: “El territorio al sur de nuestra frontera está ahora dominado en su totalidad por cárteles criminales que asesinan, violan, torturan y ejercen un control total. Tienen control total sobre toda una nación, lo que representa una grave amenaza para nuestra seguridad nacional. Los cárteles están librando una guerra contra Estados Unidos, y es hora de que Estados Unidos les libre una guerra, como ya lo estamos haciendo”.

Y no es novedad, claramente. Desde mayo de 2023, el hoy secretario de Estado de la Unión Americana, Marco Rubio, criticaba al entonces presidente Andrés Manuel López Obrador, no solo por “decir disparates” e “interferir en la política norteamericana”, sino porque —y remarco esta cita—: “Le ha entregado gran parte del país, territorio nacional… a estos narcotraficantes que controlan esas áreas”.

Los mexicanos sabemos qué terreno pisamos: cada día hay balaceras, extorsiones, desaparecidos, secuestros. En muchos estados se teme a la policía por sus vínculos con el crimen, los cuales no pueden entenderse sin la orden expresa de sus superiores.

Señor Donald Trump, los mexicanos hemos vivido entre tanta barbarie, que es justo que usted revele la información en la que basa sus aseveraciones: ¿qué gobiernos están coludidos, qué funcionarios, desde cuándo, con qué cárteles, dónde les dan refugio? Merecemos saberlo y ese o esos gobernantes traidores merecen ser desenmascarados y castigados.

Andrés Manuel López Obrador nunca lo aceptó; él prefería acusar a los criminales con sus madres o abuelas. Y el actual gobierno en lugar de exigir explicaciones y revelar lo que realmente sucede, solo atina a ondear la bandera de la soberanía. Pero sin justicia, no es más que una palabra vacía.

@azucenau

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Estrictamente Personal

Hecho en México/Raymundo Riva Palacio

El Financiero, marzo 06, 2025 | 

Mes y medio de la presidencia de Donald Trump nos permite ver el bicho político que está comenzando su segundo periodo en la Casa Blanca. Más altanero y petulante, más malcriado e insolente, bien asentado en el poder y con un mandato popular que no se veía en tiempos de paz desde hace 40 años. También ya debe estar claro que la característica transaccional que mostró en su primer periodo ha evolucionado al chantaje descarnado y avasallante para que las cosas se hagan a su manera y en el momento que quiera.

La imposición de aranceles a sus principales socios comerciales, México, Canadá y China, sacudió los mercados por el impacto que tendría en la economía global, aunque horas después de entrar en vigor se anticipó que los relajaría. Los mercados se tranquilizaron y las angustias en gobiernos y sectores industriales se aplacaron, pero nadie puede estar contento. Trump jugó al policía malo y su secretario de Comercio, Howard Lutnick, al policía bueno. Lutnick tejía y, por la noche, Trump, como Penélope, deshacía lo avanzado. Lutnick lanzaba señales de confianza que la acidez arrogante de Trump borraba.

Las últimas 48 horas debieron haber sido una clase exprés para la presidenta Claudia Sheinbaum sobre su vecino y principal socio comercial. Quitando algunas cursilerías y lugares comunes reiterados en sus discursos, se aprecia que empieza a haber un cambio en su actitud, dispuesta a enfrentar a Trump sin la altanería que le sale al toro empoderado y rencoroso por todos los poros. No puede hacer otra cosa después de su prepotente comportamiento en el discurso sobre el Estado de la Nación el martes en la noche, donde dijo que si México envió a 29 capos del narcotráfico fue por la presión de los aranceles y para que estuviera contento.

¿Cuál es el objetivo final de Trump? Quizás ni siquiera él lo tiene claro. Negociar con él es un ejercicio que requiere partir de varias premisas: que pueden caer en una emboscada (como el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski); que puede insultarlo cuando terminen de hablar (como al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau); que puede extorsionarlo (como sucedió con Panamá); y la primera, que no es un líder confiable porque su palabra no se apoya en la verdad ni existe garantía alguna de que respetará lo que en privado se comprometa.

Trump lo está haciendo porque puede. Pero aún más, porque juega perfectamente a las emociones. Un panel que organizaron la cadena de televisión y YouGov para evaluar el discurso de Trump el martes en el Capitolio midió lo que les hizo sentir: esperanza (68%), orgullo (54%), preocupación (27%) y enojo (16%). También calibró cómo lo vieron: presidencial (74%), entretenido (74%), inspirador (71%), unificador (62%) y divisivo (46%). El mensaje tuvo un fuerte impacto positivo para Trump, aunque el promedio de calificación de su joven gobierno no llega a esos niveles. De acuerdo con el agregador de Real Clear Politics, el 48% lo aprueba, pero el 47.5% no.

Ante este mercurial y peligroso personaje, Sheinbaum pidió la unidad nacional. Su llamado es político, que habría sido más convincente si lo hubiera hecho como jefa de Estado, no como militante de Morena, si hubiera escogido hablar a todos los mexicanos en cadena nacional, en lugar de llamar a un mitin político el domingo para que el partido movilice sus clientelas y llene el Zócalo. Cada quien decidirá cómo participa también en la fortaleza de México, pero todos debemos tener claro que la pistola de Trump seguirá cargada y lista para disparar. El “alivio” que dio por un mes a los aranceles al sector automotriz en México y Canadá será continuidad de los chantajes y extorsiones que ha venido haciendo. Sheinbaum no tiene mucho para dónde hacerse. Pero nosotros, como ciudadanos, ¿por qué no contribuimos a la fortaleza nacional? Empecemos por castigar a las empresas estadounidenses saboteando sus productos y no viajemos a ese país.

Dejemos la pasividad de lado y sigamos a los canadienses, cuya sociedad, más allá de sus preferencias políticas y posiciones ideológicas, se le está enfrentando a Trump. Las guerras comerciales no se ganan con armas, sino elevando los costos de embarcarse en ellas. Un anuncio de la cerveza Molson televisado hace un cuarto de siglo con la frase “Soy canadiense” ha sido motivo de orgullo una vez más, retomando su vieja popularidad. No se trata solo de un patrioterismo cosmético ni se limita a cantar el “O Canada” y abuchear el “Star-Spangled Banner” cada vez que lo tocan en certámenes deportivos. La reacción de un pueblo enojado por los atropellos de Trump a la nación va mucho más allá.

Hay bares que dejaron de servir licor estadounidense y en los supermercados están identificando los productos nacionales con “Hecho en Canadá”. Hay un boicot para productos estadounidenses que ha producido que el 75% de los consumidores canadienses estén cambiando sus compras de productos norteamericanos por canadienses. Amazon ya perdió el 55% de sus clientes.

Flight Centre Travel Group, una multinacional australiana de viajes, reportó que sus reservaciones canadienses para Estados Unidos se desplomaron casi 40%. Air Canada reportó que redujo sus viajes a Florida, Las Vegas y Arizona —principales destinos turísticos durante el duro invierno canadiense— en 10%, y WestJet notó que ha habido un cambio de reservaciones de Estados Unidos a otros lugares con sol en México y el Caribe. De mantenerse la tendencia, una caída de sólo 10% en los viajes de los canadienses, que representan el mayor porcentaje de visitantes a ese país, significaría pérdidas de dos mil millones de dólares y 14 mil empleos.

¿Queremos hacer algo? Este es un camino desde la sociedad civil, la organizada y la desarticulada. Es una decisión personal y de conciencia. Hay en la historia un momento en donde un pueblo fue empujado a reflexionar y actuar individualmente.

“Compatriotas”, dijo John F. Kennedy cuando juró como presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 1961, “no pregunten lo que su país puede hacer por ustedes. Pregunten qué pueden hacer ustedes por su país”. Lo hecho en México es una alternativa colectiva.

Fuentes: ABC News, Canadian Broadcasting Service, CBS, Le Monde, The Globe and Mail y YouGov.

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Coordenadas

Nadando en la mente de Trump: ¿qué busca con los aranceles?/ Enrique Quintana

El Financiero, marzo 06, 2025 | 

¿Qué pretende realmente Donald Trump al aplicar aranceles? ¿Son solo un medio de presión para que México adopte medidas más firmes en seguridad, o busca equilibrar el déficit comercial bilateral? ¿O ambas cosas?

Resulta complejo entrar en la mente del presidente, pero es necesario hacerlo para prever sus próximos movimientos.

El discurso pronunciado ante el Congreso el martes pasado revela algunos indicios claros de su lógica. Trump afirmó textualmente sobre los aranceles:

“Otros países han aplicado tarifas contra nosotros por décadas, y ahora llegó nuestro momento de imponerlas también. En promedio, la Unión Europea, China, Brasil, India, México y Canadá —entre muchos otros— nos cobran tarifas mucho más altas de las que nosotros aplicamos. Esto es profundamente injusto”. Evidentemente, respecto a México y Canadá, esta afirmación es falsa.

Añadió:

“El 2 de abril entrarán en vigor los aranceles recíprocos. Cualquier tarifa que otro país nos imponga, nosotros la aplicaremos en igual medida. Eso es reciprocidad”. Cabe señalar que México actualmente aplica cero aranceles a productos estadounidenses.

Finalmente, sentenció:

“Historias como la de Jeff, trabajador de la industria siderúrgica, nos recuerdan que los aranceles no solo protegen empleos, sino también el alma de nuestra nación. Estas medidas buscan devolverle a Estados Unidos riqueza y grandeza”.

Los aranceles, en efecto, pueden servir a Trump para ejercer presión en temas migratorios y de seguridad. Pero también reflejan su determinación de cerrar parcialmente la economía estadounidense para volver a un pasado que, desde su perspectiva, era mejor.

La lógica del mandatario y sus asesores se basa en creer que las empresas manufactureras de EU, que en décadas recientes migraron a China, México o Canadá, regresarán al país para evitar costos adicionales por aranceles, impulsando así una reindustrialización.

No obstante, esta visión ignora la realidad actual.

Hace 50 años, la industria representaba un 33% del PIB estadounidense; hoy solo alcanza el 19%. Mientras tanto, los servicios y el comercio pasaron de un 65% al 78%, permitiendo a EU mantener su liderazgo económico global.

Pensar que una reindustrialización hará más rico al país es simplemente ilusorio. Las economías modernas avanzan principalmente a través del crecimiento del sector servicios, no mediante la manufactura tradicional.

China ejemplifica claramente esta transición: aunque su sector industrial todavía constituye un 37%, se reduce rápidamente frente al auge del sector servicios, que ya representa el 57%.

Trump vive anclado en la nostalgia de un pasado económico irrepetible. Su intención de revertir esta tendencia histórica podría ocasionar una disrupción global, beneficiando indirectamente a otras potencias económicas, como China y la Unión Europea.

El déficit comercial de Estados Unidos refleja la evolución natural de su estructura económica, orientada actualmente a actividades con mayor valor agregado, lo cual hace más eficiente importar ciertos productos manufacturados del extranjero.

En México, particularmente en la industria automotriz, se ha formado un ecosistema regional consolidado. Las empresas automotrices no desmontarán sus plantas mexicanas para mudarse a estados como Michigan o Wisconsin. Esta integración productiva es tan profunda que suele describirse como un “huevo revuelto”, donde resulta imposible separar claramente sus componentes.

Incluso si EU atrajera nuevas inversiones, el cambio estructural tomaría años o décadas. Mientras tanto, la imposición de aranceles encarecería vehículos y otros bienes, causando graves trastornos en diversos sectores exportadores.

Esperemos que las propias empresas estadounidenses logren frenar esta riesgosa iniciativa de Trump.


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