El zar antinarco recibía dinero... del narco
RICARDO RAVELO, reportero
RICARDO RAVELO, reportero
Revista Porceso (www.proceso.com.mx), 1 de febrero de 2009;
Desde que era un funcionario clave de la PGR y hasta su detención el sábado 24, Mariano Herrán Salvatti ha estado bajo sospecha en diversos casos relacionados con la delincuencia organizada. Ya sin protección política, el zar antidrogas del sexenio zedillista enfrenta graves cargos de corrupción y narcotráfico. Y en vista de los altos cargos que ha desempeñado Herrán, tales acusaciones explican en gran medida la enorme vulnerabilidad de las corporaciones policiacas ante los cárteles de la droga.
Después del golpe que en 1997 recibió la Procuraduría General de la República (PGR) tras la detención del general Jesús Gutiérrez Rebollo, entonces zar antidrogas y a quien se acusó de servir al capo Amado Carrillo Fuentes, el gobierno de Estados Unidos y la Drug Enforcement Administration (DEA) avalaron el nombramiento de Mariano Herrán Salvatti como “la persona ideal” para dirigir el Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD).
En aquella época Herrán era subprocurador en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, donde realizó un trabajo de investigación relevante sobre la exhumación del cadáver hallado en la finca El Encanto –cuya propiedad se le atribuyó a Raúl Salinas– y que fue presentado públicamente por la PGR, entonces a cargo de Antonio Lozano, como los despojos del desaparecido Manuel Muñoz Rocha, el llamado “eslabón perdido” en el caso del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu y a quien se acusa de haberlo planeado.
Al tomar posesión de su cargo en el INCD, el 10 de marzo de 1997 –uno de los años más convulsionados por la guerra entre cárteles–, Mariano Herrán asumió el reto de enfrentar al narcotráfico con una declaración enfática: “La corrupción derivada del narcotráfico ha llegado a los más altos niveles de las instituciones encargadas de combatirlo”.
Jorge Madrazo Cuéllar, entonces procurador general de la República, festejó el nombramiento; destacó los atributos de Herrán y dijo que el presidente Ernesto Zedillo decidió nombrarlo comisionado del INCD porque aprobó rigurosos exámenes en los que demostró “fehacientemente su lealtad, honradez, ética profesional, capacidad y eficacia”.
La DEA, por su parte, avaló el perfil de Herrán Salvatti sin cortapisas. Y Barry McCafrrey, en aquellos años director de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, también elogió al nuevo zar antidrogas de México.
Doce años después, Mariano Herrán cayó en desgracia. El sábado 24 fue aprehendido por la Policía Judicial de Chiapas –su entidad natal y adonde se refugió tras finalizar el sexenio zedillista– y ahora enfrenta cargos por varios presuntos delitos: peculado de 6 millones de pesos, asociación delictuosa, ejercicio indebido del servicio público y abuso de confianza en agravio del patrimonio estatal.
Apenas el año pasado, el funcionario consiguió un amparo en contra del Órgano de Fiscalización del Congreso del Estado de Chiapas, que lo señaló como presunto responsable del desvío de 170 millones de pesos del Fondo contra la Delincuencia Organizada entre 2002 y 2007, ya que entonces manejaba ese recurso la extinta Fiscalía General del Estado, encabezada por Herrán Salvatti.
Con todo y el amparo, la Procuraduría General de Justicia de Chiapas inició la semana pasada una averiguación previa por ese caso.
En cuanto al supuesto peculado por 6 millones de pesos, en las auditorías practicadas al ejercicio de 2006 se encontró que falta documentación que compruebe y justifique el gasto; que hay erogaciones improcedentes e incumplimiento de una norma en materia de adquisiciones.
Por estos señalamientos Herrán fue encarcelado en el penal de El Amate, el mismo al que él envió a decenas de indígenas acusados de delitos no comprobados hasta ahora.
Narcotráfico y corrupción
Herrán Salvatti también aparece vinculado con el narcotráfico. Según la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/241/2008 –integrada a raíz de que el titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, anunció la Operación Limpieza–, el exfuncionario federal recibió sobornos de los capos de la droga cuando fue titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS) de 1997 a 2000.
Lo incrimina el testigo protegido con clave David, un exmilitar cuyo verdadero nombre es Roberto García García, quien trabajó para la división policiaca adscrita a la FEADS a partir de 1997, luego fue comisionado a la fiscalía antidrogas de la PGR bajo el mando del capitán Fernando Rivera, quien también fue jefe del área de inteligencia de la SIEDO y ahora está acusado de servir, desde ese puesto, a la organización de los Beltrán Leyva.
El testigo está acusado de delitos relacionados con la delincuencia organizada, dentro de las investigaciones que derivaron en la Operación Limpieza. Concretamente se le acusa de formar parte del grupo de funcionarios de la SIEDO que servía al cártel de Sinaloa y a capos como Sergio Villarreal Barragán, El Grande, afincado en la Comarca Lagunera.
Sobre los sobornos a Herrán Salvatti, David declaró lo siguiente en una ampliación de su testimonio, fechada el 20 de agosto de 2008:
Es de señalar que en un hecho que el declarante se ha referido en declaración anterior, cuando en un restaurante cercano al ángel de la Independencia (sic), en el Distrito Federal, Fernando Rivera recibió del “19” (operador del cártel de Sinaloa) la primera cantidad de dinero por apoyar al cártel de los Beltrán Leyva…
El licenciado Óscar (nombre falso que utilizaba Rey Zambada García, hermano de Ismael Zambada, El Mayo) es propietario de una mueblería que se localiza en Santa Fe… José Antonio Cueto López (señalado como el contacto de los Beltrán con funcionarios de la PGR) le comunicó al declarante que conoce al licenciado Óscar desde la FEADS, agregando que Cueto asegura que Óscar le mandaba dinero, sin decir cantidad, a Hiram González, que era el coordinador administrativo de la FEADS, quien le daba su parte al entonces fiscal Mariano Herrán Salvatti.
Al finalizar el sexenio de Ernesto Zedillo, Herrán Salvatti abandonó el cargo de fiscal antidrogas y fue nombrado procurador de Justicia de Chiapas por el entonces gobernador Pablo Salazar Mendiguchía. Pero en la FEADS dejó una estela de escándalos por presuntos actos de corrupción, algunos similares a los que ahora enfrenta en Chiapas.
Casi un mes después de que Herrán salió de la FEADS, el periodista Miguel Badillo dio a conocer en su columna Oficio de Papel (El Universal, 25 de noviembre de 2000) que presuntamente el exfiscal antidrogas había desviado 750 mil dólares que el área de inteligencia de la embajada de Alemania en México entregó en efectivo a la FEADS para adquirir un moderno equipo de intercepción y apuntalar así la lucha contra el narcotráfico.
“El jefe de inteligencia de la embajada en México, Federic Koch, y el agente Stephan Koop –escribió Badillo– se encuentran desconcertados por el engaño del que fueron objeto cuando la FEADS no pudo comprobar ni justificar fehacientemente dicho gasto, pues el equipo que les fue mostrado como de reciente adquisición se trata de un aparato desgastado que supuestamente la DEA les habría obsequiado y que a pesar de su evidente uso ahora presentaron como nuevo.”
Según el columnista, en el escándalo estaban implicados, además de Herrán, sus subalternos José Luis Santiago Vasconcelos y Jorge Espejel Contreras, quien trabajó a la sombra de Jorge Tello Peón –actual asesor del presidente Felipe Calderón en materia de seguridad–, del exgobernador de Morelos Jorge Carrillo Olea y de Jesús Gutiérrez Rebollo, de quien Espejel fue secretario particular.
En ese texto Badillo también se ocupó del presunto enriquecimiento de Herrán Salvatti y sus colaboradores tras salir de la FEADS:
“Las corruptelas en la UEDO que ahora son investigadas por la Secretaría de la Contraloría, como son la desviación de fondos para gastos de investigación y viáticos, se quedan cortas con lo que sucedió en la FEADS en tiempos de Herrán Salvatti, quien tendrá que dar cuentas de cómo obtuvo la supuesta residencia que posee en Acapulco con valor de 3 millones de dólares, más otro millón en decoración, muebles, exquisitas y costodas bebidas en la cava y selectos vinos traídos de Europa y Sudamérica.”
El periodista se refiere también a los bienes que, supuestamente desde el año 2000, posee Hiram González, el excoordinador administrativo de la FEADS mencionado por David como el que le daba el dinero del narco a Herrán: un departamento valuado en 2 millones de pesos en la colonia Del Valle, una residencia en Satélite y vehículos de lujo. Proceso corroboró que ninguno de esos señalamientos fue investigado.
Oro para el “Fiscal de Hierro”
Un año después de haber asumido el cargo, el 20 de marzo de 1998, Herrán comenzó a contradecir su propio discurso de toma de posesión como zar antidrogas: el 20 de marzo de 1998 declaró que la DEA le había otorgado una carta de buena conducta a los policías federales antinarcóticos de México: “La DEA no tiene la percepción de que exista una corrupción generalizada entre los agentes de la PGR”.
La realidad comenzó a desmentirlo. En octubre de 1997, siete meses después de haber sustituido al general Gutiérrez Rebollo, Herrán Salvatti nombró a uno de los agentes federales más cercanos a él, Carlos Eduardo Silva Urrutia, El Pantera, como subdelegado sustantivo de la FEADS en Veracruz, adscrito al área de intercepción marítima y terrestre.
Meses después, Silva Urrutia fue acusado por la UEDO de recibir dinero del narcotráfico, en particular de la célula encabezada por Albino Quintero Meraz, exmiembro del cártel de Juárez que formaba parte de la “célula del sureste”, representada en Cancún por Alcides Ramón Magaña, El Metro.
De acuerdo con las declaraciones ministeriales de los testigos protegidos Gildardo Muñoz Hernández y Alberto Treviño –este último tiene la clave Roberto–, Silva Urrutia, el agente de confianza de Herrán Salvatti, protegía el descenso de aviones que venían de Colombia cargados de cocaína y aterrizaban en las llanuras del municipio de Playa Vicente, Veracruz.
En su declaración preparatoria Gildardo Muñoz narró otros detalles de las operaciones ilícitas de Silva Urrutia; por ejemplo, que formaba parte de la organización de Quintero Meraz y que se encargaba de hacer los pagos a quienes le brindaban protección a su patrón. Menciona ...dos pagos para El Pantera de Jesús, refiriéndose al policía judicial federal adscrito a Veracruz. Ambos pagos fueron realizados el quince de mayo del presente (1998), uno por 700 mil dólares y por 50 mil dólares el otro en la ciudad de México (sic).
No todas las investigaciones realizadas por Herrán Salvatti como fiscal antidrogas fueron exitosas. Una de las más fuertes sacudidas que enfrentó fue el llamado Maxiproceso contra integrantes del cártel de Juárez, del cual derivó el “caso Cancún”.
Con base en esta indagatoria Herrán Salvatti acusó infructuosamente a varios empresarios, entre ellos a los hermanos García Zalvidea, de lavar dinero para el cártel de Juárez, que encabezaba Amado Carrillo Fuentes.
El fracaso fue rotundo: de poco más de 150 personas implicadas en el Maxiproceso, la mayoría ya recobró su libertad por falta de pruebas. No sólo eso: en plena investigación, y cuando estaba a punto de ser detenido, Mario Villanueva logró fugarse a pesar de la estricta vigilancia a la que supuestamente lo sometió Herrán.
A éste se le preguntó en una ocasión posterior si el caso Villanueva era su gran fracaso, y él respondió: “No, yo dejé el caso Cancún bien sustentado y con las evidencias suficientes para demostrar su culpabilidad y actuar en consecuencia” (Proceso 1278).
Herrán Salvatti y el procurador Jorge Madrazo Cuéllar fueron los artífices de la incorporación de militares en la lucha antidrogas. En 1997, cuando ambos despachaban en la PGR, solicitaron que elementos del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) del Ejército Mexicano se incorporaran a la FEADS para apuntalar la lucha antidrogas.
Buena parte de los militares que entonces realizaron labores policiacas dieron origen a Los Zetas, grupo que el capo Osiel Cárdenas (que entonces emergía como poderoso jefe del cártel del Golfo) creó para que le sirvieran de cerco protector.
Según investigaciones posteriores, la mayoría de los integrantes originales de ese grupo armado salieron de la FEADS, dependencia que Herrán dejó infiltrada por el narco y que en 2002 desapareció por los escándalos de corrupción en que se involucraron sus agentes.
Durante los tres años que fue fiscal antinarcóticos, Mariano Herrán Salvatti también fue acusado de “traición y engaño” por Manuel Bitar Tafich, acusado de ser el cerebro financiero del cártel de Juárez y procesado en 1997.
En una entrevista con este reportero (Proceso 1494), Manuel Bitar declaró que, tras la muerte de Amado Carrillo (“mi compadre Amado”), en julio de 1997 Herrán Salvatti declaró a la prensa que él, Bitar, “había sido detenido en Chile. Eso no es cierto –aclaró–, yo fui aprehendido en un hotel de la Ciudad de México y Herrán me engañó”.
–¿Por qué lo engañó? –se le preguntó.
–A mi regreso de Chile, yo había tramitado un amparo en México para no ser detenido. Me entrevisté con él (Herrán) y me pidió que lo ayudara en la investigación (sobre el traslado del cártel de Juárez a Sudamérica) y que luego me podía ir a mi casa. Yo le creí y rompí el amparo. Entré a las oficinas de la FEADS y ya no pude salir: fui retenido y luego encarcelado.
Después del golpe que en 1997 recibió la Procuraduría General de la República (PGR) tras la detención del general Jesús Gutiérrez Rebollo, entonces zar antidrogas y a quien se acusó de servir al capo Amado Carrillo Fuentes, el gobierno de Estados Unidos y la Drug Enforcement Administration (DEA) avalaron el nombramiento de Mariano Herrán Salvatti como “la persona ideal” para dirigir el Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD).
En aquella época Herrán era subprocurador en la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, donde realizó un trabajo de investigación relevante sobre la exhumación del cadáver hallado en la finca El Encanto –cuya propiedad se le atribuyó a Raúl Salinas– y que fue presentado públicamente por la PGR, entonces a cargo de Antonio Lozano, como los despojos del desaparecido Manuel Muñoz Rocha, el llamado “eslabón perdido” en el caso del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu y a quien se acusa de haberlo planeado.
Al tomar posesión de su cargo en el INCD, el 10 de marzo de 1997 –uno de los años más convulsionados por la guerra entre cárteles–, Mariano Herrán asumió el reto de enfrentar al narcotráfico con una declaración enfática: “La corrupción derivada del narcotráfico ha llegado a los más altos niveles de las instituciones encargadas de combatirlo”.
Jorge Madrazo Cuéllar, entonces procurador general de la República, festejó el nombramiento; destacó los atributos de Herrán y dijo que el presidente Ernesto Zedillo decidió nombrarlo comisionado del INCD porque aprobó rigurosos exámenes en los que demostró “fehacientemente su lealtad, honradez, ética profesional, capacidad y eficacia”.
La DEA, por su parte, avaló el perfil de Herrán Salvatti sin cortapisas. Y Barry McCafrrey, en aquellos años director de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas de la Casa Blanca, también elogió al nuevo zar antidrogas de México.
Doce años después, Mariano Herrán cayó en desgracia. El sábado 24 fue aprehendido por la Policía Judicial de Chiapas –su entidad natal y adonde se refugió tras finalizar el sexenio zedillista– y ahora enfrenta cargos por varios presuntos delitos: peculado de 6 millones de pesos, asociación delictuosa, ejercicio indebido del servicio público y abuso de confianza en agravio del patrimonio estatal.
Apenas el año pasado, el funcionario consiguió un amparo en contra del Órgano de Fiscalización del Congreso del Estado de Chiapas, que lo señaló como presunto responsable del desvío de 170 millones de pesos del Fondo contra la Delincuencia Organizada entre 2002 y 2007, ya que entonces manejaba ese recurso la extinta Fiscalía General del Estado, encabezada por Herrán Salvatti.
Con todo y el amparo, la Procuraduría General de Justicia de Chiapas inició la semana pasada una averiguación previa por ese caso.
En cuanto al supuesto peculado por 6 millones de pesos, en las auditorías practicadas al ejercicio de 2006 se encontró que falta documentación que compruebe y justifique el gasto; que hay erogaciones improcedentes e incumplimiento de una norma en materia de adquisiciones.
Por estos señalamientos Herrán fue encarcelado en el penal de El Amate, el mismo al que él envió a decenas de indígenas acusados de delitos no comprobados hasta ahora.
Narcotráfico y corrupción
Herrán Salvatti también aparece vinculado con el narcotráfico. Según la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/241/2008 –integrada a raíz de que el titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, anunció la Operación Limpieza–, el exfuncionario federal recibió sobornos de los capos de la droga cuando fue titular de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Salud (FEADS) de 1997 a 2000.
Lo incrimina el testigo protegido con clave David, un exmilitar cuyo verdadero nombre es Roberto García García, quien trabajó para la división policiaca adscrita a la FEADS a partir de 1997, luego fue comisionado a la fiscalía antidrogas de la PGR bajo el mando del capitán Fernando Rivera, quien también fue jefe del área de inteligencia de la SIEDO y ahora está acusado de servir, desde ese puesto, a la organización de los Beltrán Leyva.
El testigo está acusado de delitos relacionados con la delincuencia organizada, dentro de las investigaciones que derivaron en la Operación Limpieza. Concretamente se le acusa de formar parte del grupo de funcionarios de la SIEDO que servía al cártel de Sinaloa y a capos como Sergio Villarreal Barragán, El Grande, afincado en la Comarca Lagunera.
Sobre los sobornos a Herrán Salvatti, David declaró lo siguiente en una ampliación de su testimonio, fechada el 20 de agosto de 2008:
Es de señalar que en un hecho que el declarante se ha referido en declaración anterior, cuando en un restaurante cercano al ángel de la Independencia (sic), en el Distrito Federal, Fernando Rivera recibió del “19” (operador del cártel de Sinaloa) la primera cantidad de dinero por apoyar al cártel de los Beltrán Leyva…
El licenciado Óscar (nombre falso que utilizaba Rey Zambada García, hermano de Ismael Zambada, El Mayo) es propietario de una mueblería que se localiza en Santa Fe… José Antonio Cueto López (señalado como el contacto de los Beltrán con funcionarios de la PGR) le comunicó al declarante que conoce al licenciado Óscar desde la FEADS, agregando que Cueto asegura que Óscar le mandaba dinero, sin decir cantidad, a Hiram González, que era el coordinador administrativo de la FEADS, quien le daba su parte al entonces fiscal Mariano Herrán Salvatti.
Al finalizar el sexenio de Ernesto Zedillo, Herrán Salvatti abandonó el cargo de fiscal antidrogas y fue nombrado procurador de Justicia de Chiapas por el entonces gobernador Pablo Salazar Mendiguchía. Pero en la FEADS dejó una estela de escándalos por presuntos actos de corrupción, algunos similares a los que ahora enfrenta en Chiapas.
Casi un mes después de que Herrán salió de la FEADS, el periodista Miguel Badillo dio a conocer en su columna Oficio de Papel (El Universal, 25 de noviembre de 2000) que presuntamente el exfiscal antidrogas había desviado 750 mil dólares que el área de inteligencia de la embajada de Alemania en México entregó en efectivo a la FEADS para adquirir un moderno equipo de intercepción y apuntalar así la lucha contra el narcotráfico.
“El jefe de inteligencia de la embajada en México, Federic Koch, y el agente Stephan Koop –escribió Badillo– se encuentran desconcertados por el engaño del que fueron objeto cuando la FEADS no pudo comprobar ni justificar fehacientemente dicho gasto, pues el equipo que les fue mostrado como de reciente adquisición se trata de un aparato desgastado que supuestamente la DEA les habría obsequiado y que a pesar de su evidente uso ahora presentaron como nuevo.”
Según el columnista, en el escándalo estaban implicados, además de Herrán, sus subalternos José Luis Santiago Vasconcelos y Jorge Espejel Contreras, quien trabajó a la sombra de Jorge Tello Peón –actual asesor del presidente Felipe Calderón en materia de seguridad–, del exgobernador de Morelos Jorge Carrillo Olea y de Jesús Gutiérrez Rebollo, de quien Espejel fue secretario particular.
En ese texto Badillo también se ocupó del presunto enriquecimiento de Herrán Salvatti y sus colaboradores tras salir de la FEADS:
“Las corruptelas en la UEDO que ahora son investigadas por la Secretaría de la Contraloría, como son la desviación de fondos para gastos de investigación y viáticos, se quedan cortas con lo que sucedió en la FEADS en tiempos de Herrán Salvatti, quien tendrá que dar cuentas de cómo obtuvo la supuesta residencia que posee en Acapulco con valor de 3 millones de dólares, más otro millón en decoración, muebles, exquisitas y costodas bebidas en la cava y selectos vinos traídos de Europa y Sudamérica.”
El periodista se refiere también a los bienes que, supuestamente desde el año 2000, posee Hiram González, el excoordinador administrativo de la FEADS mencionado por David como el que le daba el dinero del narco a Herrán: un departamento valuado en 2 millones de pesos en la colonia Del Valle, una residencia en Satélite y vehículos de lujo. Proceso corroboró que ninguno de esos señalamientos fue investigado.
Oro para el “Fiscal de Hierro”
Un año después de haber asumido el cargo, el 20 de marzo de 1998, Herrán comenzó a contradecir su propio discurso de toma de posesión como zar antidrogas: el 20 de marzo de 1998 declaró que la DEA le había otorgado una carta de buena conducta a los policías federales antinarcóticos de México: “La DEA no tiene la percepción de que exista una corrupción generalizada entre los agentes de la PGR”.
La realidad comenzó a desmentirlo. En octubre de 1997, siete meses después de haber sustituido al general Gutiérrez Rebollo, Herrán Salvatti nombró a uno de los agentes federales más cercanos a él, Carlos Eduardo Silva Urrutia, El Pantera, como subdelegado sustantivo de la FEADS en Veracruz, adscrito al área de intercepción marítima y terrestre.
Meses después, Silva Urrutia fue acusado por la UEDO de recibir dinero del narcotráfico, en particular de la célula encabezada por Albino Quintero Meraz, exmiembro del cártel de Juárez que formaba parte de la “célula del sureste”, representada en Cancún por Alcides Ramón Magaña, El Metro.
De acuerdo con las declaraciones ministeriales de los testigos protegidos Gildardo Muñoz Hernández y Alberto Treviño –este último tiene la clave Roberto–, Silva Urrutia, el agente de confianza de Herrán Salvatti, protegía el descenso de aviones que venían de Colombia cargados de cocaína y aterrizaban en las llanuras del municipio de Playa Vicente, Veracruz.
En su declaración preparatoria Gildardo Muñoz narró otros detalles de las operaciones ilícitas de Silva Urrutia; por ejemplo, que formaba parte de la organización de Quintero Meraz y que se encargaba de hacer los pagos a quienes le brindaban protección a su patrón. Menciona ...dos pagos para El Pantera de Jesús, refiriéndose al policía judicial federal adscrito a Veracruz. Ambos pagos fueron realizados el quince de mayo del presente (1998), uno por 700 mil dólares y por 50 mil dólares el otro en la ciudad de México (sic).
No todas las investigaciones realizadas por Herrán Salvatti como fiscal antidrogas fueron exitosas. Una de las más fuertes sacudidas que enfrentó fue el llamado Maxiproceso contra integrantes del cártel de Juárez, del cual derivó el “caso Cancún”.
Con base en esta indagatoria Herrán Salvatti acusó infructuosamente a varios empresarios, entre ellos a los hermanos García Zalvidea, de lavar dinero para el cártel de Juárez, que encabezaba Amado Carrillo Fuentes.
El fracaso fue rotundo: de poco más de 150 personas implicadas en el Maxiproceso, la mayoría ya recobró su libertad por falta de pruebas. No sólo eso: en plena investigación, y cuando estaba a punto de ser detenido, Mario Villanueva logró fugarse a pesar de la estricta vigilancia a la que supuestamente lo sometió Herrán.
A éste se le preguntó en una ocasión posterior si el caso Villanueva era su gran fracaso, y él respondió: “No, yo dejé el caso Cancún bien sustentado y con las evidencias suficientes para demostrar su culpabilidad y actuar en consecuencia” (Proceso 1278).
Herrán Salvatti y el procurador Jorge Madrazo Cuéllar fueron los artífices de la incorporación de militares en la lucha antidrogas. En 1997, cuando ambos despachaban en la PGR, solicitaron que elementos del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) del Ejército Mexicano se incorporaran a la FEADS para apuntalar la lucha antidrogas.
Buena parte de los militares que entonces realizaron labores policiacas dieron origen a Los Zetas, grupo que el capo Osiel Cárdenas (que entonces emergía como poderoso jefe del cártel del Golfo) creó para que le sirvieran de cerco protector.
Según investigaciones posteriores, la mayoría de los integrantes originales de ese grupo armado salieron de la FEADS, dependencia que Herrán dejó infiltrada por el narco y que en 2002 desapareció por los escándalos de corrupción en que se involucraron sus agentes.
Durante los tres años que fue fiscal antinarcóticos, Mariano Herrán Salvatti también fue acusado de “traición y engaño” por Manuel Bitar Tafich, acusado de ser el cerebro financiero del cártel de Juárez y procesado en 1997.
En una entrevista con este reportero (Proceso 1494), Manuel Bitar declaró que, tras la muerte de Amado Carrillo (“mi compadre Amado”), en julio de 1997 Herrán Salvatti declaró a la prensa que él, Bitar, “había sido detenido en Chile. Eso no es cierto –aclaró–, yo fui aprehendido en un hotel de la Ciudad de México y Herrán me engañó”.
–¿Por qué lo engañó? –se le preguntó.
–A mi regreso de Chile, yo había tramitado un amparo en México para no ser detenido. Me entrevisté con él (Herrán) y me pidió que lo ayudara en la investigación (sobre el traslado del cártel de Juárez a Sudamérica) y que luego me podía ir a mi casa. Yo le creí y rompí el amparo. Entré a las oficinas de la FEADS y ya no pude salir: fui retenido y luego encarcelado.
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