18 oct 2009

Oaxaca

El fin justifica...
JOSé GIL OLMOS
Revisa Proceso # 1720, a 18 de octubre de 2009;
Por segunda vez en seis años, la izquierda y la derecha podrían aliarse para disputar la gubernatura de Oaxaca, actualmente en manos de uno de los políticos priistas más desacreditados: Ulises Ruiz, señalado por la Suprema Corte como el principal responsable de los excesos cometidos por su gobierno en 2006 contra los oaxaqueños. Jesús Ortega explica el incongruente maridaje político: “No es un asunto de principios, sino de objetivos de coyuntura”.
Igual que hace seis años, PAN, PRD, PT, Convergencia y Panal tratan de formar una coalición en Oaxaca para arrebatar la gubernatura al PRI en la elección del 4 de julio de 2010.
Aun cuando no está definido, el senador por el partido Convergencia, Gabino Cué, se perfila nuevamente como candidato de esta coalición que para muchos, principalmente para los priistas, resulta ideológicamente contradictoria y una muestra de desesperación por quitarles un gobierno que nunca han perdido.
El PRI, por su parte, tiene a tres aspirantes: los diputados Eviel Pérez Magaña y Fernando Franco, así como el senador Adolfo Infanzón Toledo. La selección se efectuará mediante una encuesta, aunque en círculos políticos locales se afirma que el gobernador Ulises Ruiz será quien designe a su sucesor.
Los priistas confían en ganar la gubernatura, los 125 municipios y la mayoría en el Congreso local, y desestiman la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del pasado miércoles 14, según la cual Ruiz es el principal responsable de las violaciones a las garantías individuales cometidas durante el movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en 2006.
“(El fallo de la Corte) no va a impactar. Lo que me preocupa es que hay una carga o una orientación política en la definición de los ministros de la Corte. Sin embargo, puede ser parte de una estrategia de reposicionamiento del gobierno de Felipe Calderón para enturbiar y confundir los procesos electorales del próximo año. Esa es la intención, pero no va a surtir efecto”, señala el senador Toledo.
Descarta la posibilidad de que se promueva un juicio político en contra del gobernador, pues asegura que en términos técnicos y legislativos “no procede”, aun cuando la solicitud correspondiente se presentara en la Cámara de Diputados o en el Congreso local.
“En Oaxaca, Ulises Ruiz va a seguir gobernando los próximos meses y esta decisión de la Corte sólo hace que los oaxaqueños se pregunten por qué nada más se responsabiliza al Ejecutivo local y se exime a los funcionarios del gobierno federal, las fuerzas públicas federales y las organizaciones sociales”, señala.
De hecho, Ruiz aseguró el viernes 16 que no renunciará al cargo y que tiene elementos para defenderse. “No me toca a mí la responsabilidad”, dijo, y destacó que el fallo de la Corte contiene otros nombres que, cuando se den a conocer, “habrá mucha gente que se pondrá nerviosa y preocupada”.
Para el exdirigente de la APPO Flavio Sosa el gobernador y su grupo no sólo minimizan la decisión de la Corte, sino que ahora amenazan con volver a tensar el estado.
“Ulises y su gente piensan que un ambiente de polarización les conviene, ya que vuelve a brotar el terror que sembraron en 2006 y 2007 durante el movimiento de la APPO. Todo mundo tiene miedo a los levantones y a la impunidad, y eso les favorece para seguir en el poder. Por eso creo que van a acentuar este ambiente de temor para inhibir el reclamo de justicia en Oaxaca”, dice Sosa.
También acusa al gobierno de Ruiz de infiltrar las redes sociales del estado para desestimular su participación en el proceso electoral, condenar la alianza contra el PRI e incluso, a través de los grupos más radicales, descalificar las elecciones.
“Es un gobierno muy perverso y va a hacer todo para que el PRI no pierda”, asevera el exdirigente de la APPO, quien estuvo en la cárcel por su participación en el movimiento y afirma haber recibido amenazas anónimas recientemente.
Negociaciones
Mientras tanto, y a pesar de que el 27 de septiembre pasado Andrés Manuel López Obrador –quien se ha convertido en el principal soporte del senador Gabino Cué– rechazó una alianza con el PAN, la posibilidad de que la oposición en Oaxaca tenga un candidato común parece avanzar.
De la negociación se encargan el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont; el exgobernador Diódoro Carrasco; Jesús Ortega, presidente del PRD; Luis Maldonado, por Convergencia, y Alberto Anaya y Alejandro Yáñez, del PT.
Pero no es tan simple, a juzgar por las reacciones en contra no sólo de López Obrador, sino hasta del líder histórico del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas, quien coincide con los priistas en que un maridaje político de esa naturaleza representa una contradicción.
“Habría qué preguntarse: ese gobernador ¿a cuál de los dos proyectos va a apoyar, si es que llega a ocupar el cargo?”, cuestionó Cárdenas el 30 de septiembre al presentar en el Senado una propuesta de paquete económico alterno al de Felipe Calderón.
“Dos proyectos contradictorios no pueden caminar juntos en una alianza”, soltó el fundador del PRD.
Sin embargo, no es la primera vez que el PAN y el PRD se unen con fines electorales. En 2000 lo hicieron y lanzaron a Pablo Salazar Mendiguchía al gobierno de Chiapas para ganarle al candidato del PRI, Sami David. Repitieron el experimento en Oaxaca, en 2004, aunque perdieron con Gabino Cué, pese al apoyo de Elba Esther Gordillo, quien tenía cuentas pendientes con el candidato del PRI, Ulises Ruiz, por el apoyo que le dio a Roberto Madrazo, el principal enemigo político de la maestra.
Panistas y perredistas también se han planteado ir juntos en Puebla y Veracruz para 2010, aunque en este último estado se ve más complicado por la negativa del PRD de apoyar a uno de los posibles aspirantes del PAN, Miguel Ángel Yunes, hombre cercano a Gordillo.
Flavio Sosa señala que las organizaciones sociales de Oaxaca discuten una plataforma electoral común. Por el momento, dice, se sabe que existen acuerdos avanzados entre PRD, PT y Convergencia, y está pendiente la adhesión del PAN.
Lo cierto es que en Oaxaca, “si se partidiza la coalición y no se llega a una alianza basada en una plataforma común, el PRI va a ganar”, sostiene el dirigente social.
Los legisladores oaxaqueños del PRI Sofía Castro y Adolfo Toledo Infanzón ven una evidente contradicción ideológica en el acercamiento entre el PAN y los partidos que integraron el Frente Amplio Popular (PRD, PT y Convergencia). Ya encarrerados, consideran que estos partidos buscan hacer un frente único rumbo a las elecciones del 2011 en el Estado de México, y posiblemente a la presidencial del 2012.
En la sesión de la Cámara de Diputados del 22 de septiembre, la bancada del PRI dijo que era “incongruente y extraño” que el PAN y el PRD traten de establecer una alianza cuando mantienen una posición antagónica en la aprobación del paquete económico enviado por Felipe Calderón.
El diputado panista Javier Corral –desde la tribuna y en conferencia de prensa– acusó de “chantaje” al gobernador Ulises Ruiz, pues aseguró que estaba presionando telefónicamente a gobernadores y legisladores del PRI para que rechacen el impuesto del 2% a cambio de que el PAN y el PRD desistan de coaligarse para las elecciones de Oaxaca.
La diputada priista Sofía Castro se despreocupa: “En la última elección federal ganamos los 11 distritos y tenemos un amplio margen frente a los votos de todos los integrantes de la alianza”.
Además, cita una encuesta de Mitofski que le da al PRI 57% de la preferencia ciudadanía frente al 41% que suman juntos PAN, PRD, PT y Convergencia.
El senador Adolfo Infanzón Toledo resalta la fortaleza del PRI en Oaxaca: tiene la mayoría en el Congreso local desde 2007, cuando ganaron los 25 distritos locales, y gobierna a 80% de los habitantes del estado.
Aspirante a la candidatura de gobernador, Infanzón señala que una encuesta de Demotecnia registra que la mayoría de los oaxaqueños rechaza la alianza entre PAN y el PRD, “y eso pesa a la hora de la elección”, dice.
Pragmatismo
Según el dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, las negociaciones con el PAN no tienen nada que ver con la ideología ni con los principios de cada partido, pues se trata de una “acción política necesaria”, de una “táctica electoral” para terminar con el gobierno “absolutista” de Ulises Ruiz.
“La política de alianzas electorales no debe de verse como un asunto de principios. Las alianzas se establecen para conseguir objetivos, son producto de análisis políticos con objetivos perfectamente localizados”, justifica Ortega.
La clave, explica el perredista, está en el fin último. “Si fuera el poder por el poder, sin ningún proyecto, entonces sí tendrían razón en señalar que es pragmatismo o utilitarismo, o tendrían razón en criticar el alejamiento de los principios del partido”.
Ortega pone de ejemplo la alianza de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista en Chile para sacar a Augusto Pinochet del poder o los acuerdos de Luiz Inacio Lula Da Silva con sectores empresariales para ganar la presidencia en Brasil.
Y esgrime que, para derrotar el poder absoluto del gobernador Ulises Ruiz, se justifica la unión de fuerzas electorales entre PRD, PAN, PT y Convergencia.
“Oaxaca, pese a los recursos que se le han invertido, sigue siendo el estado más pobre del país porque lo han gobernado los caciques. Ulises Ruiz controla toda la vida política, económica y social de la entidad”, señala el dirigente perredista.
Según los dos últimos informes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2004 y 2009, Oaxaca es una de las entidades con mayor atraso en salud, educación y distribución del ingreso en México y el mundo. La pobreza ahí sólo es comparable con la de Namibia, Botswana, Cabo Verde y Guyana.
Ortega insiste en que buscar una alianza con el PAN no implica pragmatismo “en el sentido peyorativo de la expresión, es una acción política necesaria para lograr un objetivo: sacar al PRI de Oaxaca. Ese objetivo es caro para el PRD, pero es importante. El programa que se puede constituir en Oaxaca es amplio, que no sea conservador, reaccionario, sino por el contrario, que impulse medidas de desarrollo del estado y un proceso de democratización”.
Considera que los denuestos son reduccionistas y grotescos. “En el afán de bloquear la creación de una fuerza opositora que venza al cacicazgo en Oaxaca, llegan a la ridiculez de esos argumentos. Si vamos a una alianza con el PAN en Oaxaca, eso no impide que sigamos con nuestra política de oponernos a la política de Calderón. No, estos son acuerdos tácticos para lograr objetivos que van a beneficiar a la entidad. No tiene nada que ver con las ridículas expresiones de reducir al extremo una decisión que es táctica, que no es de principios, que no es de estrategias de largo plazo, sino de coyunturas, de momentos para avanzar en propósitos.
–¿En estas negociaciones se tiene que hablar con López Obrador?
–No de parte nuestra, yo voy a resolver este asunto de manera estrictamente institucional a través de los órganos del partido que son los que deciden. Los estatutos señalan que las alianzas locales las determina el Consejo Estatal y las sanciona la Comisión Política Nacional. A eso me voy a sujetar.
“Aquí no es un problema de consultar para ver si algún personaje acepta o no, si palomea o da su anuencia. Aquí los que dan su aprobación son los órganos del partido. Por lo tanto, un primer paso es la unión de fuerzas de izquierda y en segundo lugar con otras fuerzas que compartan la necesidad de desarrollo democrático en la entidad.”
Sin embargo, el pasado 27 de septiembre, el Consejo Nacional perredista decidió aplazar hasta la primera semana de noviembre la decisión de una candidatura común con el PAN en Oaxaca, debido a las voces en contra.
“Hay en el seno del PRD posiciones diferentes que son respetables, atendibles en muchos sentidos, pero conforme vamos explicando el contenido de la alianza y los propósitos del programa, que no es una alianza sólo de partidos, esas resistencias se van diluyendo”, sostiene Ortega, quien atribuye la satanización del acercamiento entre izquierda y derecha a una campaña mediática pagada por Ulises Ruiz.
“Ahora veo a periodistas que criticaban primero nuestro dogmatismo por no abrirnos a alianzas con los empresarios, y que ahora nos critican por esta idea de aliarnos y nos dicen que somos pragmáticos, nos critican por abrirnos. Es una ofensiva del gobernador, que trata de descalificar la alianza y utiliza a esos periodistas, a esos medios de comunicación que están claramente localizados y que están sirviendo al propósito de bloquear la alianza y mantener en el poder al PRI autoritario. Pero sólo son algunas plumas que están al servicio del gobernador.”



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