(El PAN) El
desastre que viene.../ÁLVARO
DELGADO
Proceso # 1953, a 5 de abril de 2014
El
“cochinero” que algunos militantes del PAN anticipan para la elección interna
de mayo próximo es una expresión que de hecho ya se observa en la campaña por
la presidencia nacional de ese partido. Las acusaciones mutuas entre los grupos
de Gustavo Madero y Ernesto Cordero van y vienen, pero el denominador común en
ambos es la corrupción política y moral… Muy mal signo para una organización
política que no ha sido capaz de rescatarse a sí misma.
Manchados
unos y otros por la corrupción, que condenan en el discurso pero solapan en los
hechos, la disputa por el control del Partido Acción Nacional (PAN) exhibe la
desmemoria, el cinismo y las truculencias de Gustavo Madero y Ernesto Cordero.
Luego
de tres semanas de campaña, un tercio del total, se ha configurado un escenario
incierto para la elección del 18 de mayo, como lo registran las más recientes
encuestas, una de ellas filtrada por el propio equipo de Madero y que le da
ventaja de apenas cuatro puntos.
En
el PAN todos lo saben: Ganará el candidato con mayores recursos para llevar a
votar a la mayoría de los 217 mil 557 panistas con ese derecho y desde ahora
arman y ensayan la estructura para ese fin… por las buenas o por las malas.
Ante
la pasividad de la Comisión Organizadora de la Elección, que preside Francisco
Gárate y cuya mayoría es afín a Madero, se perfila un “cochinero” el día de la
jornada electoral.
Madero,
a quien miembros de su propio equipo lo advierten arrogante en exceso, ha
colocado su reelección en manos de los gobernadores y caciques locales del PAN
–muchos de ellos expriistas–, quienes controlan la estructura clientelar en los
estados con mayor militancia.
Cordero,
apoyado en los residuos del grupo de Felipe Calderón, apuesta a la estrategia
de polarización, al castigo de la militancia a Madero por ser “comparsa” del
presidente priista Enrique Peña Nieto y a la estructura que creó el
exgobernador Juan Manuel Oliva –su compañero de fórmula– desde su cargo como
estratega electoral en 2012.
La
contienda tiene a Puebla como epicentro: En ese estado Madero inició su campaña
nacional, el domingo 23 de marzo, donde el equipo de Cordero documentó los
excesos de su adversario: Acarreo en cientos de autobuses de miles de personas,
entre ellas niños y ancianos que ni siquiera eran militantes, a cambio de
dádivas.
El
gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, es señalado además como el virtual
coordinador de campaña de Madero y, según el equipo de Cordero, ha enviado a
sus principales operadores electorales, la mayoría expriistas como él, a
Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Hidalgo y Tlaxcala.
Uno
de ellos, el consejero del Instituto Estatal Electoral de Puebla Víctor Cánovas
Moreno –obligado por ley a la imparcialidad–, era el responsable de operar para
Madero en Tlaxcala por órdenes de Moreno Valle, como lo confesó él mismo según
una grabación:
“Me
pidió el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, con el cual tengo el gusto
de trabajar, que los invitara a todos a que nos acompañen para que le demos la
bienvenida a Madero y le demos la fuerza que merece.”
El
arranque de la campaña nacional de Madero en Puebla tuvo el sello priista hasta
por el yerro del alcalde de Puebla, Antonio Gali Fayad, quien gritó que, en la
elección del 18 de mayo, “ganará el PRI”.
Justamente
para neutralizar la operación electoral de Moreno Valle, Cordero nombró como su
coordinador estratégico a Fernando Manzanilla Prieto, cuñado del gobernador,
exsecretario general de Gobierno de Puebla y abiertamente confrontado con él.
Moreno
Valle, quien trabaja conjuntamente con el operador electoral Jorge Manzanera
Quintana en su proyecto presidencial para 2018, ha puesto al servicio de Madero
inclusive a su proveedor de productos chinos para las campañas, el veracruzano
Roberto Arandia Gutiérrez.
El
coordinador de la campaña de Madero, Marko Cortés –cuyo equipo aplastó al
calderonismo en Michoacán–, no da crédito a las acusaciones del equipo de
Cordero y advierte que su estrategia es polarizar al PAN, como lo hizo Calderón
con México en 2006.
“¡Ya
basta de la campaña de desprestigio, ataque y difamación constante! ¡La gente
no quiere una polarización social llevada al PAN como la que vivió México en
2006, cuando el país se partió! Ahora quieren polarizar al partido para lograr
su objetivo, no importa que los panistas queden dolidos, enfrentados y hechos
garras.”
Maximiliano
Cortázar, quien de vocero de Calderón pasó a ser el coordinador de la campaña
de Cordero, responde: “Lo que realmente divide y ofende al panismo son las
prácticas priistas: El acarreo de gente, darle prebendas. Eso se vio en Puebla
y hay evidencia también en el Estado de México y en Veracruz…”
Si
el órgano electoral solapa los excesos, advierte Cortázar, la elección puede
convertirse en un cochinero: “Es muy importante que la comisión preste mucha
atención a lo que ha estado haciendo Madero. Es como el ladrón que sale de la
tienda y grita: ¡Agarren al ladrón!”
Las
estructuras
El
lenguaje áspero del equipo de Cordero le está dando resultados: Ya se
desvaneció la imbatibilidad de Madero, una percepción que prevaleció todavía al
inicio de la campaña, el 18 de marzo.
La
semana pasada se difundieron dos encuestas que muestran un cierre en la
competencia, luego de que otras cuatro marcaban una ventaja amplia para
Cordero. Una de las más recientes, la de Blanco y Asociados, fue publicitada
por el equipo de Madero y le da tres puntos de ventaja.
Difundida
por TV Azteca, esta encuesta le da ventaja a Madero de 47 puntos por 44 de
Cordero, quien en otra de Ana María Covarrubias, hecha para el portal
SDP-Noticias, se coloca 13 puntos arriba.
Para
ganar la elección se debe obtener la mayoría absoluta de los votos emitidos o
al menos 37%, con una diferencia de cinco puntos porcentuales en relación con
el rival, y el temor del equipo de Cordero es la estructura que ha armado
Madero.
De
acuerdo con los equipos de campaña de los dos candidatos, en los tres estados
con mayor militancia el voto está dividido, aunque con tendencia hacia Madero:
Jalisco (20 mil 700), Veracruz (16 mil 800) y Estado de México (15 mil 200).
En
el primer estado, el coordinador de Madero es Hernán Cortés, expresidente
estatal del PAN y discípulo de Francisco Ramírez Acuña, a su vez coordinador de
Cordero, quien cuenta también con el apoyo del exgobernador Alberto Cárdenas,
regidor de Guadalajara.
En
Veracruz, Madero está en manos del expriista Miguel Ángel Yunes, junto con sus
hijos, el del mismo nombre, alcalde de Boca del Río, y Fernando, senador,
mientras que Cordero tiene a su favor al presidente estatal, Enrique Cambranis,
y a Julen Rementería.
En
el Estado de México, los tres principales grupos apoyan a Madero: El hegemónico,
con Ulises Ramírez; el de José Luis Durán Reveles, allegado a Santiago Creel, y
algunos de los juramentados de El Yunque, que liderea Luis Felipe Bravo Mena.
La
fortaleza de Madero son los gobernadores y los caciques locales, muchos de
ellos fortalecidos con los recursos gestionados desde la Cámara de Diputados
por el coordinador, Luis Alberto Villarreal, el vicecoordinador Jorge
Villalobos y el legislador veracruzano Víctor Serralde.
Puebla,
que es el cuarto estado con mayor militancia –con 13 mil 400–, está casi
controlado por Moreno Valle a favor de Madero, aunque hay un contrapeso con los
liderazgos de Ana Teresa Aranda, Francisco Fraile y Juan Carlos Mondragón.
En
Nuevo León, con 11 mil 500 militantes, el control casi total lo tiene el grupo
que planea llevar a la gubernatura a Margarita Arellanes, alcaldesa de
Monterrey, ligada a Juan José Rojas Cardona, El Zar de los Casinos, quien
financió la campaña de Madero en 2010.
Uno
de los operadores de Madero en Nuevo León, según el equipo de Cordero, es el
panista duranguense José Serrano, socio de los hermanos Rojas Cardona y amigo
íntimo del diputado federal Rodolfo Dorador, coordinador de la primera campaña
de Madero para presidente.
En
Sinaloa, donde hay 8 mil 900 panistas, el gobernador expriista Mario López
Valdés trabaja para Madero por la vía de varios colaboradores y en coordinación
con el diputado Jorge Villalobos, identificado como “mano derecha” del
presidente del PAN con licencia.
En
Baja California, el gobernador Francisco Kiko Vega mantiene un control
prácticamente total para que los 7 mil 500 panistas voten a favor de Madero, lo
mismo que el de Sonora, Guillermo Padrés, quien tiene encomendada la misión de
hacer que los 6 mil 800 militantes se inclinen por la reelección de Madero.
Michoacán,
donde hay 8 mil 300 panistas, es otro estado donde Madero tiene fuerza: En la
reciente elección de consejeros nacionales, su grupo aplastó a los seguidores
de Calderón. En Chihuahua, donde nació Madero, tendría también la mayoría de
los 8 mil 400 militantes.
El
Distrito Federal, donde hay 8 mil 200 panistas, es controlado por afines a
Madero: Jorge Romero, delegado en Benito Juárez, y Federico Doring, coordinador
de los diputados locales, enfrentados con la senadora Mariana Gómez del Campo,
el exsubsecretario Obdulio Ávila y Carlos Gelista, expresidente del PAN local.
Aunque
en Morelos sólo hay 2 mil 700 militantes, el control lo tiene el exgobernador
Marco Antonio Adame, uno de los principales operadores de Madero y jerarca de
El Yunque, la organización confesional que tiene sembrados militantes en uno y
otro equipo, además de ostentar la presidencia y la secretaría general con
Cecilia Romero y Jorge Ocejo.
Víctor
Cánovas, evidenciado
Además
de los estados donde el PAN tiene gobernador o grupos locales que lo apoyan,
Madero cuenta con la operación de Moreno Valle para ganar en otros seis
estados, según el equipo de Cordero.
El
gobernador de Puebla envió a Oaxaca, donde hay 4 mil 500 militantes, a Eukid
Castañón, diputado local y exsecretario de la Contraloría de Puebla, y Néstor
Gordillo, diputado federal y exsecretario de Desarrollo Social, fue enviado a
Chiapas, donde hay 4 mil 200 panistas.
Hidalgo,
con 3 mil 200 panistas, le fue encomendado a Jorge Aguilar Chedraui, diputado
local y exsecretario de Salud de Puebla, y a Quintana Roo, con mil 500, mandó a
Ángel Trawitz, exsecretario de Turismo.
La
estrategia de Moreno Valle se evidenció cuando su operador en Tlaxcala, Víctor
Cánovas Moreno, consejero del IEE de Puebla, fue sorprendido como organizador
del arranque de campaña de Madero, el martes 18, por instrucciones del
gobernador.
Cuando
se difundió la información de su asistencia a un acto partidista en Tlaxcala,
donde hay 3 mil panistas, alegó que fue sorprendido por el alcalde de
Huamantla, Alejandro Aguilar López. “Es un error, no sabía de qué se trataba,
así de simple”.
Mintió:
Una grabación difundida por el columnista Alejandro Mondragón del portal
StatusPuebla.com –sometido a un boicot publicitario por Moreno Valle, igual que
E-consulta e Intolerancia– lo evidenció a él y a su jefe.
Cánovas
–protegido de Beatriz Paredes en el PRI– tuvo que renunciar como consejero
electoral, aunque el alcalde de Huamantla lo contrató de inmediato como asesor…
“Comparsas
del PRI”
Cordero,
mientras tanto, concentra su fuerza en Guanajuato, que gobernó Oliva y que
pretende hacerlo también el diputado Villarreal, identificado como el principal
beneficiario de los “moches”. En esta entidad Madero sería minoría entre los 10
mil 600 militantes con derecho a voto.
En
Baja California Sur, el gobernador Marco Covarrubias otra vez apoya a Cordero,
igual que en la elección interna para la candidatura presidencial. El padrón en
el estado es muy marginal: Mil 64 militantes.
Cordero
tiene también fuerza casi total en San Luis Potosí, donde hay 6 mil 800
panistas; en Aguascalientes, con 5 mil 200; Tamaulipas, con 6 mil 600;
Querétaro, con 6 mil 900, y Chiapas, con 4 mil 200.
Hijo
del poder, miembro activo del PAN desde apenas 2008, Cordero se juega todo en
esta elección luego de fracasar como aspirante a la candidatura presidencial,
con todo el poder de la Presidencia de la República.
Cordero
ha integrado su equipo con funcionarios del gobierno de Calderón, muchos de
ellos legisladores por designación como él, sin jamás haber ganado ninguna
elección: Maximiliano Cortázar, su coordinador, y Roberto Gil Zuarth, senador y
derrotado por Madero en la elección de 2010.
El
discurso de Cordero y su equipo se ha centrado en la corrupción asociada a
Madero y sus allegados, como el diputado Villarreal, quien no ha aparecido en
los principales actos de campaña.
La
propia presidenta del PAN, Cecilia Romero, pareció aludir a él y a otros
legisladores cuando, en la inauguración de la Asamblea Nacional, el sábado 31
de marzo, exclamó: “Simple y sencillamente, en este partido no queremos a los
corruptos”.
Ante
la corrupción que mancha a unos y a otros, los equipos de Madero y Cordero sólo
repiten que se investigue sin ir más allá, y cruzan culpas de quiénes son
peores.
Cortázar,
quien afirma que Cordero tiene una tendencia irreversible a la alza, afirma que
Madero será sancionado por la militancia por no cuidar la unidad del partido y
ser sinónimo de derrota.
“Parece
que tiene amnesia. Él tomó el PAN en el 2010 y la mayor derrota fue el 2012.
Tuvo ese tiempo para preparar las elecciones y han sido las peores que hemos
tenido.”
El
deterioro del PAN, juzga, fue brutal: “Incertidumbre en corrupción, derrotas
tremendas y no haber cuidado la unidad del partido, que es la principal
encomienda de un presidente”.
Marko
Cortés afirma que la desmemoria es de Codero y su equipo, porque el sexenio de
Calderón fue sólo de derrotas, imposiciones y complicidades con el PRI.
“El
PAN perdió todo cuando estábamos en el gobierno. Las decisiones del PAN se tomaron
fuera del PAN, porque tuvimos presidentes que ni siquiera tuvieron contienda,
sólo ratificación, porque las decisiones eran allá (de Los Pinos).”
Si
en algún periodo hubo imposiciones fue en el de Calderón. “No nos pueden venir
con ese discurso de mentiras. ¡Mienten cuando dicen eso! Los panistas tienen
dos opciones: Optar por aquellos que han hecho tanto en tan poco tiempo o
aquellos que en todo su periodo de gobierno perdían alcaldías y gubernaturas,
que sometieron al partido y que iba de caída”.
Inclusive
Cortés recuerda que fue con Calderón en la Presidencia que el PAN firmó un
pacto con Peña Nieto para no hacer alianzas con el Estado de México y el actual
canciller, José Antonio Meade, fue subsecretario de Hacienda con Cordero.
“¿Entonces quién es comparsa del PRI? ¿Quién ayuda al PRI con esos hechos?”
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