Críticas
y homenajes a “La Doña” por el centenario de su nacimiento/
COLUMBA
VÉRTIZ DE LA FUENTE
Previamente
al anuncio de los homenajes oficiales en el centenario natal de María Félix que
arranca este martes 8, Proceso solicitó a nueve voces expertas del cine
mexicano una revaloración crítica de La Doña, y sus mejores momentos fílmicos.
¿Mala actriz? ¿Mito fabricado? ¿Marimacha? ¿Narcisista? ¿La mujer más bella del
mundo? Las respuestas de Rafael Aviña, Jorge Ayala Blanco, Javier Betancourt,
Carlos Bonfil, Susana Cato, Luis Tovar, entre otros entrevistados, abren su
abanico contrastante con visiones lapidarias y signos de admiración cual
tributo por la personalidad de María Félix, desnudándola en sus 100 años.
Por
mala me tienen…más mala me obligo a ser.
Esta
es una de las tantas frases célebres de la actriz mexicana María Félix,
reconocida a nivel mundial por su belleza y fuerte temperamento, quien el martes
8 cumpliría cien años y curiosamente falleciera en la misma fecha pero del
2002.
Hoy
por hoy, durante el centenario de su nacimiento, La Doña (sobrenombre que se le
quedó por su personaje en la cinta Doña Bárbara, de Fernando de Fuentes), María
Félix es celebrada para Proceso por la crítica más destacada como “una de las
presencias fundamentales del cine mexicano”, si bien también protagonizó la
telenovela La Constitución (1970), dirigida por Ernesto Alonso.
Rafael
Aviña, Jorge Ayala Blanco, Javier Betancourt, Carlos Bonfil, Susana Cato,
Silvestre López Portillo, Perla Schwartz, Fernanda Solórzano y Luis Tovar
coinciden en que sus mejores películas son Enamorada y Río Escondido, dirigidas
por Emilio El Indio Fernández, y La diosa arrodillada, de Roberto Gavaldón, y
Doña Bárbara, de Tito Davison. Indudablemente, destacan que “su rostro, su
imagen” fue una aportación fundamental de “María Bonita” (como el músico poeta
Agustín Lara la llamó en su famosa canción vals) para la cinematografía
mexicana.
A
su vez, ella solía decir con orgullo:
No
es suficiente ser bonita, hay que saberlo ser…
Aviña:
“Erotismo puro”
Autor
de De la nota roja a la pantalla grande, El cine oscuro y El campo visto por el
cine mexicano, Rafael Aviña opina que la sonorense María Félix (cuyo verdadero
nombre era María de los Ángeles Félix Güereña) “no era buena actriz”. Sin
embargo:
“María
es quizá la única artista a la que no se le reprocha su trabajo histriónico, ya
que su personalidad superaba cualquier personaje por más distinto que fuera.”
Aviña
halla los mejores largometrajes de La Doña en aquellos donde resalta su
personalidad avasalladora:
“Sí,
su presencia es imponente, su belleza es hipnótica, ahí está el caso de Doña
Bárbara (1943) y Doña Diabla (1949), de Tito Davison, por ejemplo. Pero de
manera muy personal me inclino por tres películas que muestran justamente sus
valores extrafílmicos.
“Primero,
Enamorada (1946), la bravía poblana que enfrenta al macho revolucionario Pedro
Armendáriz: ambos están extraordinarios, aunque en el momento cuando ella abre
los ojos durante la serenata que le lleva Armendáriz, el espectador queda
fascinado con ese bellísimo close up de sus hermosas pupilas.
“Segundo,
Río Escondido (1947), donde María dejó atrás todo asomo de arreglos de belleza
y maquillaje para interpretar a una valiente profesora rural quien llega a un
pueblito perdido para llevar la luz de la educación, enviada por el mismísimo
presidente Miguel Alemán. No necesitó de maquillaje ni de peinados
sofisticados; su personalidad y su hermoso rostro son parte fundamental de Río
Escondido.”
Finalmente,
La diosa arrodillada, de 1947:
“Antítesis
de la anterior, vemos la belleza de María en todo su esplendor, peinados
majestuosos y un vestuario que realza su increíble voluptuosidad. Como esa
escena en la que ella se presenta en casa de Arturo de Córdova y de su mujer,
Charito Granados, para la fiesta de cumpleaños de ésta… ¡Uno se la quiere comer
lentamente! En esa cinta, María Félix es erotismo puro.”
Ayala:
“Amenaza para la virilidad”
Jorge
Ayala Blanco, crítico e historiador de cine, destaca que María Félix es un
invento de Fernando de Fuentes, si bien el primer filme de ella fue El peñón de
las ánimas, de Miguel Zacarías.
El
creador de La aventura del cine mexicano (1968), La búsqueda del cine mexicano
(1974), La condición del cine mexicano (1986), La disolvencia del cine mexicano
(1991), La eficacia del cine mexicano (1994), La fugacidad del cine mexicano
(2001), La grandeza del cine mexicano (2004) y La herética del cine mexicano
(2006), pondera a la diva:
“Es
la hembra que aplasta a cualquier hombre, representante de la venganza en
contra de los hombres. No sólo era Doña Bárbara, también Doña Diabla por unos
diálogos absolutamente maravillosos que le escribían.”
Ejemplifica
Ayala Blanco con un parlamento: ‘Yo sé que para ti soy una mujer más, en cambio
para mí eres un hombre menos’. Dicha conjunción “entre la mujer macho”, motiva
su dictamen: “María era una amenaza para la virilidad”. Sus largometrajes
preferidos: Enamorada, La diosa arrodillada y Río Escondido.
Betancourt:
“Diosa”
El
crítico de Proceso Javier Betancourt es directo:
“Hasta
la peor película de María Félix tiene algo que rescatarle: ella misma. En lo
personal, mi favorita es La diosa arrodillada, un excelente trabajo de Gavaldón
donde la estética de cine negro no parece ni copiada ni adaptada al contexto
mexicano, emana de la acción y de la angustia que viven los personajes.
“Lo
más importante es que aquí la personalidad de María Félix absorbe por
completo a todos y cada uno de los
elementos que componen esta cinta; realizador, fotógrafo (Álex Phillips) y
actores (Arturo de Córdoba) se convierten en material plástico de la efigie de
esta diosa del cine mexicano.”
El
también especialista en cine asiático, desde Hong Kong complementa:
“María
Félix es un solipsismo del cine mexicano; el narcisismo de ella es el orgullo
de todos los mexicanos que la admiran y ven a través de sus ojos. En el nivel
del arte con mayúscula tenemos a Luis Buñuel; pero si pensamos el cine como
puro fenómeno de expresión y comunicación, nuestra cinematografía no sería la
misma sin ella. Impuso no su presencia (cualquier actor bueno o malo lo hace),
sino su manera de estar.”
Más
vale ser la bruja y no la tonta.
Bonfil:
“Fierecilla domada”
Carlos
Bonfil, quien ha publicado los libros Águila o sol, las apariciones de
Cantinflas, en colaboración con Carlos Monsiváis, y Hoy grandioso estreno, el
cartel cinematográfico en México, aparte de traducir obras de teatro, expresa
que acercarse a María Félix es aproximarse asimismo a las personas que
trabajaron a su lado:
“Fueron
unos talentosos maravillosos… Desde el fotógrafo Gabriel Figueroa, quien ayuda
mucho a crear el mito de la máxima diva del cine mexicano y su rostro, sus ojos
y su mirada, hasta El Indio Fernández.
“Ella
era un personaje que brillaba tanto en México como en el extranjero, por su
personalidad podía fascinar a Luis Buñuel y a Jean Renoir, no tanto por sus
dones histriónicas; lo que fascinaba de ella era una nueva imagen de la
femineidad que contrastaba con el cliché de la mujer mexicana abnegada, sumisa.
Era, entonces, la fierecilla domada.”
Señaló
que sedujo a directores, fotógrafos e intelectuales, como Carlos Monsiváis,
Octavio Paz y Carlos Fuentes; este último le dedicó un libro, Zona sagrada,
“pero ella es alguien que trasciende esta noción de si era buena o mala actriz
para ser sencillamente una presencia que no puedes pasar por alto”.
No
obstante, La Doña se enojó con Carlos Fuentes porque escribió la obra de teatro
Orquídeas a la luz de la luna, donde un travestí la personificaba. Nunca
perdonó al novelista de La región más transparente y Aura (Proceso, 1328). Para
Bonfil, Enamorada es su mejor largometraje.
Cato:
“Más que actriz, emblema”
Susana
Cato, quien además de guionista (Espejo de dos lunas, de José Luis García
Agraz) y dramaturga (El manicomio de
afuera) ejerció el periodismo y la crítica de cine de 1986 a 1990 en las
páginas de Proceso, denota (“como periodista mejor que como crítica de cine”) que la plus belle femme du monde (la
mujer más bella del mundo, tal como la llamaban en Francia) “más que actriz fue
un emblema que no pudo desprenderse nunca de la piel de su personaje. Como me
dijo ella misma en una entrevista al final de su vida: ‘Hasta el perico de mi
casa me la recuerda: ’¿Dónde está mi Doña?’.”
Rememora:
“Como
periodista no sabía una si preguntarle sobre su amor de película con Agustín
Lara o sobre el Santos Luzardo de su vida.”
Para
ella Doña Bárbara es su mejor cinta:
“La
actriz fue una personalidad que embrujó a todos como los ‘rebullones’ del
demonio en Doña Bárbara. Estaba en los cuadros de Diego Rivera y hasta en la
famosa pulquería La Rosita, en Coyoacán, donde Arturo García Bustos, uno de los
Fridos (los cuatro alumnos preferidos de Frida Kahlo) la pintó sentada sobre
las nubes y a los que la miraban de cabeza, porque así los traía a todos. En un
país de machos, fue también la antítesis que armonizó todo: la dominadora de
hombres.
López
Portillo, Schwartz,
Solórzano,
Tovar…
Silvestre
López Portillo, especialista de cine en televisión, radio y prensa escrita,
especifica que la actriz poseía un rostro que expresaba todo:
“Pasión,
erotismo, dolor, amor y al mismo tiempo, una dureza, carácter y fuerza. Esto
fue lo que le dio su fama y su estilo en las actuaciones, tanto las buenas como
las malas. Siempre aportaba a sus personajes, sin importar raza o estatus
social, una imagen más moderna, con carácter y, sobre todo, fuerza.”
A
decir suyo, Enamorada, Río Escondido y El peñón de las ánimas son sus
largometrajes preferidos de esta luminaria, quien expresó alguna vez:
A
un hombre hay que llorarle tres días… y al cuarto, te pones tacones y ropa
nueva.
Perla
Schwartz, además de poeta, sacó a la luz los libros Rosario Castellanos mujer
que supo latín y El quebranto del silencio, mujeres poetas suicidas del siglo
XX, refuerza esa personalidad telúrica de La Doña y que “uno de los más bellos
close up de nuestro cine, es el de sus ojos en Enamorada”:
“Ella
fue una mujer muy guapa y elegante, una de sus mejores películas donde tiene un
gran lucimiento es La diosa arrodillada.” Y remata:
“María
Félix es sinónimo de Diva y su mito aún pervive.”
Fernanda
Solórzano, ensayista y editora, acentúa que los papeles tomaban la forma y
características de María Félix, no a la inversa:
“El
trabajo actoral requiere que el actor habite un personaje y a veces desaparezca
en él. Con ella esto habría sido imposible, tanto por la magnitud de su
belleza, por su fotogenia y porque jamás lo hubiera permitido.”
–¿Cuál
considera la mejor película de esta figura del séptimo arte?
–Depende
de qué se entienda por mejor. El criterio no debe ser la medida de sus dotes
como actriz sino qué tanto la película se benefició de su presencia.
“En
este sentido, Doña Bárbara funda el mito; Enamorada transporta ese mito a otros
países y La Cucaracha usa el mito en un juego autoreferente, al ‘enfrentarla’
(por petición de la propia Félix) a la otra gran Diva: Dolores del Río.”
El
cuentista y ensayista Luis Tovar se queda con Enamorada, La diosa
arrodillada y Maclovia, del Indio
Fernández. Apunta:
“Los
aportes de María Félix a la cinematografía nacional fueron imagen y glamour. No
aportó nivel actoral, eso lo tenían Katy Jurado, Andrea Palma, y Dolores del
Río, quien también me parece muy mala actriz, igual sólo era imagen y glamour.
Los close up a María Félix que le hizo el fotógrafo Gabriel Figueroa en
Enamorada son grandiosos, nos deja a todo el mundo viendo visiones.”
Menciona
la existencia de un corto en la película Canasta de cuentos mexicanos, de Julio
Bracho, donde ella interviene:
“Sale
con Pedro Armendáriz. Es un cuento de B. Traven y María está muy bien, sale de
sumisa, empieza siendo muy La Doña, pero la historia la transforma y es domada.”
No
me des consejos, yo puedo cometer errores sola.
Homenajes
El
8 de abril, las rejas de la Cineteca Nacional exhibirán fotografías de la Diva
mexicana por sus 100 años, y se inaugurará la nueva librería Educal con el
nombre de María Félix. Para el 11 de este mes iniciará la 56 Muestra
Internacional de Cine con su cinta La diosa arrodillada.
Alejandro
Pelayo, titular de esta instancia, dice que La Doña sintetiza “ese personaje de
la mujer fuerte del México que va cambiando en los años cuarenta, cuando la
propia mujer va adquiriendo otro rol”. E informa que Enamorada, “un filme
bellísimo y muy completo”, se proyectará el 8 de abril en el foro al aire libre
Gabriel Figueroa, a las 19:30 horas, “con una función gratuita”.
Por
su parte, Guadalupe Ferrer, directora de
la Filmoteca de la UNAM, anuncia que ese día se proyectará Río Escondido en la
sala Julio Bracho, a las 18:30 horas:
“Es
la copia de nitrato en perfecto estado. Hacia 1996, la Filmoteca Nacional de
Noruega avisó a la Filmoteca de la UNAM que tenía Río Escondido en sus
archivos. La calidad óptica que ofrece el nitrato es superior sin duda al
acetato. Esto es importante por María Félix, por el director y porque tener una
copia de nitrato es muy valioso. Cuidamos mucho la copia, no podemos repetir
esta proyección pues no queremos exponer la copia a muchas pasadas.”
Durante
la 56 entrega del Ariel, a efectuarse el 27 de mayo en el Palacio de Bellas
Artes, se rendirá homenaje póstumo a la protagonista de La mujer sin alma, de
Fuentes. Una exposición fotográfica de objetos personales y vestuario de la
artista que marcó la época del cine de oro mexicano formarán parte del tributo.
Blanca
Guerra, presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas
(AMACC), declara en entrevista que “es un placer enorme ver a María en pantalla
grande, tenía una fuerza que sacudía y seducía; su actitud era sin cortapisas,
sin miedo a nada, ella decía directamente las cosas y creo que sus palabras
movían las conciencias”.
En
el cine y en la vida, seducir es más importante que agradar.
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