Monseñor
Felipe Arizmendi: "La visita del Papa a Chiapas es una caricia de Dios a
los indígenas"
"Nunca
le pediré al Papa ordenar sacerdotes casados, pues los célibes sirven muy bien
al pueblo"
Nota de José
Manuel Vidal, 02 de enero de 2016
(José
M. Vidal).- Dentro de mes y pico monseñor Felipe Arizmendi Esquivel será uno de
los privilegiados anfitriones del Papa en México. El obispo de San Cristóbal de
las Casas (Chiapas) espera ilusionado la visita de Francisco, a la que califica
de "caricias de Dios a los indígenas". Una visita a una de las
periferias mexicanas mayoritariamente indígena, donde es obligada, porque
"si alguien no hace una opción por los pobres, no ha entendido a
Jesús".
¿Qué
sintió, cuando se enteró por vez primera que el Papa Francisco iba a México y a
Chiapas?
Fue
una sorpresa. Nunca me imaginé que él quisiera venir a San Cristóbal. Cuando se
anunció que vendría a México, mandamos a la Conferencia Episcopal nuestra
petición de que nos visitara, pero no teníamos muchas esperanzas de que se
aceptara nuestra propuesta. Cuando se definió que vendría a nuestra diócesis,
lo vi como una caricia de Dios hacia los indígenas, como un signo de que el
Papa es coherente con sus discursos: quiere estar en las periferias
existenciales. Nos sentimos todos privilegiados.
Chiapas,
Morelia, Ciudad Juárez, ¿una vez más, el Papa busca las periferias geográficas
y existenciales?
Lo
ha demostrado en las visitas a otros países y en sus gestos diarios hacia los
excluidos. No ha ido ni a su patria. De nuestra América Latina, escogió
Ecuador, Bolivia y Paraguay, que son de los países más pobres. Cuando tuvo que
ir a Estados Unidos, quiso pasar por Cuba, por la transición que vive este
país. Chiapas es una de las periferias de México, no sólo por su distancia
geográfica con el Centro, sino por los atrasos y las marginaciones que
subsisten.
¿Qué
va a encontrar Francisco en su diócesis?
Una
diócesis mayoritariamente indígena, con el 75% de su población perteneciente a
pueblos originarios: Casi 500 mil, tseltales; unos 400 mil, tsotsiles; más de
150 mil, ch'oles; 55 mil, tojolabales; 25 mil zoques; más otros pequeños grupos
originarios de Guatemala, que se establecieron en la frontera sur: quekchíes,
mames, kakchiqueles, quichés, etc.
¿Quedan
huellas del Padre Las Casas o del obispo Samuel Ruiz?
Siendo
una diócesis mayoritariamente indígena, todos los obispos anteriores, junto con
los sacerdotes y religiosas, sentimos la imperiosa necesidad de comprometernos
en su defensa, en su promoción integral, en su evangelización. Es la prioridad
del Evangelio y que nos esforzamos por vivir en la Iglesia, aquí y en todas
partes. Si alguien no hace una opción por los pobres, en este caso por los
indígenas, no ha entendido a Jesús.
¿Siguen
descartados los indígenas en México?
Los
indígenas están en un proceso de cambio cultural, positivo y negativo.
Positivo, porque asumen lo bueno del progreso general del país, salen,
estudian, buscan trabajo, no se casan tan jóvenes, usan el celular y los medios
modernos de comunicación. Negativo, porque muchos pierden sus raíces y valores,
contagiándose del individualismo y del egoísmo del mundo actual; ya no quieren
hablar su idioma, ni seguir las buenas costumbres de sus mayores. En varias
partes del país, los indígenas son descartados; en otras, ellos saben y
defienden sus derechos, y no permiten que otros decidan por ellos; exigen ser
tomados en cuenta. En nuestra diócesis, son ellos quienes llevan lo más fuerte
de la evangelización. La mayoría de catequistas y servidores de las comunidades
son indígenas.
¿Se
ha solucionado el problema de los diáconos? ¿Podría pedirle al Papa que los
ordenase sacerdotes, para mejor servir a su pueblo?
Después
de fructuosos diálogos con Roma y con el episcopado mexicano, seguimos
ordenando diáconos permanentes, después de una larga y cuidadosa formación.
Ningunos de ellos, y son más de 300, me ha pedido que lo ordene sacerdote. Cada
día tenemos más sacerdotes indígenas, y todos ellos viven el celibato como
cualquier otro sacerdote de cualquier parte del mundo. Tenemos 42 seminaristas
indígenas, más otros 34 mestizos, y nadie me ha planteado que anhela ser
sacerdote casado. Nunca le pediré al Papa ordenar sacerdotes casados, pues los
sacerdotes célibes sirven muy bien al pueblo, entregados de cuerpo y alma al
ministerio.
¿Es
partidario del celibato opcional y de ordenar sacerdotes casados?
Nunca
lo he sido, sin desconocer que los ha habido en la historia pasada de la
Iglesia, y en la realidad actual de los ortodoxos y de los anglicanos
convertidos al catolicismo, que siguen siendo casados. Estoy convencido de la
bondad del sacerdocio célibe, ante todo por mi propia experiencia: me siento
fecundo y muy realizado siendo célibe. Además, esa afirmación de que en las
culturas indígenas no se entiende el celibato, y que la madurez humana y social
viene por el matrimonio, es desconocer la vida actual de los indígenas. Cada
día hay más indígenas, hombres y mujeres, que deciden no casarse, y son bien
valorados en su comunidad. Antes se decía que a célibes no les confiaban cargos
de importancia; ahora son elegidos para esos cargos también los célibes. Los
mismos indígenas nos aceptan de todo corazón a quienes somos célibes, siempre y
cuando los amemos y respetemos.
¿Qué
detalles 'indígenas' está preparando para el Papa en San Cristóbal?
Las
lecturas de la Misa y casi todos los cantos serán en idiomas indígenas. Se
están preparando los ornamentos y la mitra para el Papa, con motivos indígenas.
Tomarán los alimentos con el Papa ocho indígenas: un sacerdote, una religiosa,
un seminarista, una joven, un matrimonio catequista y un diácono permanente con
su esposa.
¿Tiene
algún temor por la seguridad del Papa en tierras mexicanas?
En
ninguna parte faltan desequilibrados, pero tengo confianza de que todos lo
cuidaremos bien.
¿La
revolución tranquila del Papa Francisco es imparable e irreversible?
El
Evangelio tiene una fuerza increíble, y lo que el Papa Francisco nos está
recordando es sólo lo esencial del Evangelio: la misericordia, el amor a los
pobres, la sencillez, el servicio, etc. No faltan, sobre todo en Europa,
personas que se resisten a la revolución del Papa, pero entre nosotros tiene
una gran aceptación y esperamos que su visita no sea un evento folclórico y
anecdótico, sino que nos confirme en la fe y nos impulse al amor fraterno.
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