Cuánta
mayor presión sienta el IS en Siria e Irak, más probables serán sus ataques en
Europa"
El Mundo, El Cairo, 12/06/2016
02:47
David Kilcullen entona el 'mea culpa' que las agencias de inteligencia
occidentales han evitado hasta ahora. Durante la última década fue uno de los
principales arquitectos de la estrategia antiterrorista estadounidense y
británica que los secuaces del autodenominado Estado Islámico (IS, por sus
siglas en inglés) han puesto en jaque. Curtido como asesor del jefe de las
fuerzas de EEUU en Irak, el general David Petraeus, Kilcullen recuerda las
ocasiones perdidas. "Nunca imaginé que pudiera producirse una completa
resurrección del IS.
Estuvimos muy cerca de destruir completamente a Al Qaeda
en Irak. A finales de 2007 solo quedaban unos pocos cientos de militantes. Hoy
son entre 20.000 y 40.000 personas. Me siento decepcionado porque pusimos mucho
dinero y se sacrificaron muchas vidas para crear un ambiente estable en Irak
que fuera una oportunidad política para la paz y se perdió la ocasión",
reconoce Kilcullen, autor de 'Blood Year: Islamic State and the Failures of the
War on Terror' (El año sangriento: El Estado Islámico y los fracasos en la
guerra contra el terror", publicado recientemente por la editorial
británica Hurst.
París,
Bruselas... ¿A qué nos enfrentamos?
-Estamos
ante grupos organizados, paramilitares y clandestinos que cuentan con mucha más
presencia y más gente involucrada de lo que jamás hemos visto. Es evidente que
en el caso de Bruselas hubo una serie de fallos y alertas que fueron ignoradas
y que llevaron incluso a varios miembros del Gobierno belga a presentar su
dimisión. Pero incluso si el sistema hubiera funcionado de manera perfecta,
habría resultado muy difícil evitar los ataques.
¿Cuáles
son los principales errores en la batalla contra el terrorismo?
-Hay
al menos dos fallos: el primer y más abultado fue invadir Irak, que provocó la
creación de Al Qaeda en Irak y desencadenó una larga y compleja ocupación que
restó una gran cantidad de recursos que hubiéramos necesitado en Afganistán.
Fue un gran error del que derivan muchos de los problemas que sufrimos ahora.
La segunda fue la estrategia de "desagregación". La idea era romper
Al Qaeda, que era un grupo muy bien organizado, y separarlo en pequeñas partes
para dificultar otro 11 de Septiembre. Lo hicimos y tuvimos éxito pero justo
sucedió cuando las redes sociales e internet eclosionaron y se extendieron
globalmente. Unas herramientas que les permitieron operar de un modo diferente,
como si fueran más un gas o un virus que una organización formal.
¿Cuál
es el nivel de amenaza que encara Europa?
Muy
seria. Está la amenaza directa del terrorismo y la indirecta del flujo de
refugiados. No digo que los refugiados sean una amenaza pero sí que su llegada
está aumentando la presión sobre los países que son la frontera de protección
de la UE como España, Italia, Grecia o Hungría y también sobre los Estados de
destino como Alemania o Suecia. Sucede en un momento de dificultades
financieras y cuando crece la respuesta negativa de la extrema derecha o de las
comunidades autóctonas contra los refugiados.
Usted
hace hincapié precisamente en el peligro del estallido social...
Así
es. El IS está interesado en provocar precisamente ese tipo de agitación
sectaria para explotar la situación. Se estima que en 2017 habrán llegado tres
millones de refugiados a Europa. Tenemos que reconocer que ese flujo despierta
en buena parte de la sociedad una inquietud ilógica e irracional pero
fácilmente explotable. Tenemos que abordar la integración de los refugiados y
los asuntos económicos, laborales y de bienestar asociados y debemos educar a
la sociedad sobre el peligro de dar una respuesta sectaria que pueda ser
aprovechada por los extremistas. Si se mira Molenbeek en Bruselas o algunos
barrios del extrarradio de París, se ve el ejemplo de lo que ocurre cuando su
población es marginada y se hace vulnerable a la radicalización.
¿Cuáles
son hoy los principales objetivos del IS en Europa?
Bélgica
sigue en el punto de mira. Francia es el blanco. Algunos países en Europa del
Este podrían ser lo siguientes en ser golpeados. Probablemente Hungría.
Alemania no constituye un objetivo principal pero puede haber oportunidades
para objetivos suaves. Existen dos dinámicas diferentes: una es aquella en la
que los terroristas eligen un blanco muy específico y la otra es cuando atacan
objetivos simplemente porque se da la coyuntura. Ambos fenómenos existen a la
par en Europa.
Las
arremetidas de París y Bruselas fueron perpetradas por militantes entrenados en
Siria y retornados. ¿Como actúa la estructura?
Los
combatientes reciben un entrenamiento concienzudo pero no instrucciones
específicas sobre los objetivos. Se les proporcionan estrategias para que
puedan identificar los blancos por su cuenta y decidan cuándo y dónde. No
estamos ante las tácticas de Al Qaeda, que dedicaba muchos esfuerzos a los
preparativos y contaba con una autoridad centralizada que acordaba los
objetivos. La paradoja de la que debemos ser conscientes es que cuanta mayor
presión se hace sobre el IS en Siria e Irak -y en estos momentos están
perdiendo territorio-, más probables serán los ataques en Europa en señal de
revancha.
Insiste
en que no podemos "luchar contra el IS sin luchar"...
Los
países occidentales han sido muy reacios a enviar tropas sobre el terreno pero
al final tenemos que involucrarnos más enviando fuerzas especiales que
participen directamente en la batalla. Mientras el conflicto continúe en Siria
e Irak, nada podremos hacer en Europa para detener la amenaza completamente.
Tenemos que abordar el desafío en su origen, con especial atención a Siria. Hay
que alcanzar la paz, que debe ser un esfuerzo diplomático, y derrotar
militarmente al IS y al frente Al Nusra, la rama de Al Qaeda en Siria. Luego,
el mayor problema será estabilizar Siria e Irak. Se necesitará el apoyo de
fuerzas de paz y no creo que los países occidentales vayan a contribuir
demasiado en este asunto. Se requerirá entonces un liderazgo musulmán, ya sea
turco o árabe.
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