Por
la legalidad, el diálogo y la convivencia en Venezuela/ Miguel Ángel Moratinos fue ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación
El
Mundo, Domingo, 12/Jun/2016
La
situación política de Venezuela se ha convertido en un asunto de política
internacional, regional y española y lógicamente, está presente en la campaña
de nuestras elecciones generales, tanto en la pasada convocatoria del 20
diciembre, como en la del próximo 26 de junio. Dicha situación se ha convertido
en un arma arrojadiza entre las nuevas y viejas formaciones políticas españolas
y, de manera interesada e irresponsable, se utiliza para desacreditar al
adversario sin tener en cuenta la complejidad de la situación venezolana, así
como los intereses generales de sus ciudadanos; entre los que se hallan cerca de
200.000 españoles. Las visitas realizadas por algunos de nuestros líderes a
Caracas sólo han perseguido efectos mediáticos y, en vez de contribuir a
relajar la tensión, han exacerbado aún más los ánimos y el ruido, al tiempo que
han contribuido a elevar el desánimo de muchos ciudadanos venezolanos de buena
fe de uno u otro signo.
La
República Bolivariana de Venezuela atraviesa una grave crisis social y
política, que se ha acompañado de una espiral de deterioro económico que parece
no tener fin, que se ha visto agravada por la caída de los precios del petróleo
y de la productividad en todo el país. No hay que olvidar que Venezuela es
también sujeto de un bloqueo político-económico que erosiona aún más la calidad
de vida ciudadana, las instituciones y la política. Por ello, las presiones y
amenazas al actual Gobierno y la vendettas partidarias internas sólo
profundizan en la crisis, que no puede culminar con la violencia y un futuro
político incierto.
En
este contexto, es el que debemos entender la misión mediadora del ex presidente
José Luis Rodríguez Zapatero llamado por UNASUR para facilitar una vía de
diálogo y entendimiento entre venezolanos. Su objetivo no es otro más que
buscar un acuerdo que estabilice la situación de Venezuela y logre la
convivencia pacífica de sus ciudadanos en un marco de legalidad democrática. A
lo largo de los mandatos de Zapatero, éste defendió principios y valores
fundamentales para la resolución de crisis: el diálogo político y diplomático,
y el respeto a la Ley y a las instituciones. Así se entienden algunas de las
propuestas políticas nacionales e internacionales de sus mandatos, y su
voluntad de contribuir ahora a la resolución de la crisis venezolana, donde
sobran declaraciones retóricas ampulosas, agresiones al marco democrático y
violencia callejera. El acercamiento de posturas entre la oposición y el
Gobierno, unido a un enfriamiento del clima de crispación y violencia, son los
objetivos prioritarios de la propuesta de Zapatero que se orienta a reforzar la
democracia venezolana y su institucionalidad, así como a afianzar la
convivencia pacífica en el país.
Su
iniciativa recibió todo tipo de críticas y descalificaciones en su comienzo,
pocos daban algún crédito a sus posibilidades de éxito y, sin embargo, todos
aquellos incrédulos se sorprendieron al ver que el trabajo paciente y
perseverante de su labor mediadora empieza a dar frutos. Entre ellos, la
sorpresa que supuso el que haya sido la primera personalidad internacional que
ha podido visitar y dialogar en la cárcel con el máximo símbolo de la oposición
venezolana, Leopoldo López.
Tanto
UNASUR, como los ex presidentes Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos,
cuentan con el respaldo de la comunidad internacional, de ahí la importancia de
que el diálogo fructifique y obtenga resultados tangibles, mientras se estimula
el abandono de posiciones enrocadas y condiciones previas para que la Mesa de
la Unidad Democrática (MUD) vuelva a las negociaciones con el Gobierno legítimo
de la República, y no se ahonden las fracturas. Los enfrentamientos en
Venezuela no pueden hacer del caos un medio de transformación social y política
pues, en última instancia, la política está para promover soluciones
consensuadas en el espacio público y el bienestar de los ciudadanos.
Escribía
el gran maestro de la negociación diplomática en 1717, François de Callières,
que “todo príncipe debe tener como máxima principal no emplear la vía armada
para apoyar y hacer valer sus derechos salvo que haya tentado y agotado la vía
de la razón y de la persuasión”. Eso es lo que el ex presidente está tratando
para evitar una confrontación civil en Venezuela, nefasta para todos.
Como
amigo de muchos venezolanos de distinto signo y promotor de resoluciones de
conflictos sólo deseo que la iniciativa del ex presidente Zapatero llegue a
buen puerto y que la legalidad y la convivencia devuelvan la normalidad a
Venezuela.
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