Jorge, Raymundo y MarthaDe lealtades y fidelidades/Jorge Fernández Menendez,.
Excelsior, 1 de agosto de 2016
El apoyo consiste también en decir verdades, en no ocultar problemas ni proyectos.
El apoyo consiste también en decir verdades, en no ocultar problemas ni proyectos.
No recuerdo quién dijo aquello de que “yo soy leal, si quieres fidelidad cómprate un estéreo”. La lealtad y la fidelidad son cosas diferentes en la vida, en el amor y en la política. La fidelidad es una conexión personal que se sostiene en la fe. Fidelidad deriva del latín fidelitas, y su significado es “servir a un dios”. Hay muchas interpretaciones de la lealtad, pero se entiende como un valor que, básicamente, consiste en nunca darle la espalda a determinada persona o grupo social cuando se está unido por lazos de amistad o por alguna relación social, es decir, el cumplimiento de honor y gratitud.
Cuando un político reitera su lealtad a un mandatario, a un partido, a un programa, lo que quiere decir es eso: no le dará la espalda al objeto de su lealtad y lo hará con honor y gratitud. No significa que le tenga fe o que “le sirva como a un dios”. En política, la diferenciación es básica. El viernes escribimos aquí sobre la reunión que tendría Manlio Fabio Beltrones con un grupo de exlegisladores, todos ellos muy cercanos al exlíder priista, y dijimos que allí se crearía una asociación civil que podría devenir en una suerte de corriente interna en el priismo. Eso fue lo que sucedió.
Al terminar la reunión, Beltrones, el único que habló con los medios, dijo que no le regateaba el apoyo y la lealtad al presidente Peña. Y es obvio que así tendría que ser. Pero entre los principios de la lealtad, el apoyo consiste también en decir verdades, en no ocultar problemas ni proyectos. Y estoy convencido de que en los próximos meses veremos cómo por esos caminos se desarrollan la lealtad y el apoyo dentro del priismo, en momentos en que el nuevo líder, Enrique Ochoa, parece estar decidido a encarar con toda seriedad una limpieza del rostro del tricolor, recordando que esa lucha, para avanzar, tendrá que ir de la mano con éxitos políticos y electorales.
LIMPIEZA
Lo que se ha convertido en una lucha sin tregua es la que libran en Veracruz el gobernador Javier Duarte, un sector del priismo opuesto al propio gobernador y Miguel Ángel Yunes. A las denuncias presentadas ante la PGR por Yunes Linares se sumará las que hoy presentará Duarte en contra del gobernador electo por enriquecimiento inexplicable, rescatando las denuncias sobre sus propiedades en México y Estados Unidos. En semanas habrá cambio de gobierno, pero en junio próximo vienen los comicios municipales e inmediatamente después los veracruzanos tendrán que elegir candidatos para volver a votar para gobernador en junio de 18. Todo forma parte de una interminable campaña electoral.
FIDELIDADES
Si la fidelidad es una conexión personal que deviene de “servir a un dios”, no cabe duda de que Morena le es fiel a López Obrador y que éste lo que reclama es esa fidelidad. Su apertura a la unidad de izquierdas le duró muy poco, sólo lo necesario para ver cómo quedaba la elección interna del perredismo.
En el horizonte está también la elección del Estado de México el año próximo. Morena no tiene un buen candidato para esa entidad y muchos creen que en unidad con el PRD podría ir Alejandro Encinas, tan lejano a la dirigencia perredista como cercano a López Obrador, pese a que sigue en el grupo parlamentario del sol azteca. También hay perredistas que quieren impulsar una alianza del PAN con el propio Encinas, lo cual se ve como sencillamente imposible: en el PAN creen que de esa forma trabajarían en realidad para López Obrador, ganen o pierdan.
Para esa alianza PAN-PRD en el Estado de México hay quienes están trabajando con una propuesta que los alejaría definitivamente de López Obrador, pero los acercaría en forma sustantiva al Palacio de Gobierno de Toluca: la candidatura de Alejandro Martí.
VUELTAS EN CÍRCULO
El grupo de expertos y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque ha elegido nuevo secretario general, vuelven a estar entre nosotros. Ahora en lugar de expertos, la CIDH enviará asesores, cuantas veces sea necesario y con la estadía que consideren, para darle seguimiento a las medidas cautelares del caso Ayotzinapa. Me temo que veremos algo muy parecido a lo sucedido con el GIEI.
Lo insólito es que esa investigación, en todas sus líneas principales, está resuelta: hay unos 120 detenidos, están confesos los asesinos materiales e intelectuales, se tienen testimonios diversos y precisos sobre cómo se asesinó e incineró a los jóvenes. Pero, paradójicamente, lo que se quiere es transitar por otros caminos, endosar al gobierno federal una masacre en la que no tuvo nada que ver. Pero esa insistencia será una pieza clave en la lucha electoral del 18.
Y hacia allá va el caso Nochixtlán: casi 50 días de los hechos y no hay una narrativa de lo sucedido y lo que realmente se sabe, que las fuerzas de seguridad fueron atacadas a balazos desde distintos puntos por personajes encapuchados en por lo menos cinco ocasiones a lo largo del día, sigue siendo una verdad que se oculta debajo de la mesa (de negociaciones).
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2018: La ruptura externa/ Raymundo Riva Palacio
Estrictamente PersonalEl Financiero,
Si hay necesidad de que varios priistas de renombre funden una asociación social para que sirva de observatorio para las políticas públicas del gobierno, ¿significa que dentro del partido ven subordinación y están agotados los instrumentos para mantener la autonomía? Lo que plantea como premisa básica su cabeza, Manlio Fabio Beltrones, “refrendar unidad y lealtad que tanto se necesita hoy”, ¿quiere decir que ve que no hay lealtad ni honestidad dentro del partido del poder o con el presidente por parte de sus colaboradores? La asociación social que se creó dentro del PRI el viernes pasado es la semilla anidada para la ruptura.
Sus miembros buscarán minimizar la existencia de esa ruta y presentar a la nueva corriente como un grupo al que pueden pertenecer priistas y personas externas que coincidan con sus ideas y propósitos, para acompañar el proceso reformador del presidente Enrique Peña Nieto. Difícil pensar que sea el único fin. La raíz de su fundación se encuentra en el discurso de renuncia de Beltrones al PRI, cuando al hablar de los resultados electorales el 5 de junio, dijo: “Hay que decirlo fuerte y claro. En muchos de los casos los electores dieron un mensaje a políticas públicas equivocadas o a políticos que incurrieron en excesos, que no tuvieron conductas responsables… Es oportuno parafrasear a Luis Donaldo Colosio: ‘Lo que los gobiernos hacen, sus partidos lo resienten’”.
Lo que dijo Beltrones, se lo señaló en la cara al presidente en una comida días antes. En ella enumeró los enfrentamientos con los grupos de poder, que habían asumido, como consecuencia, actitudes beligerantes: la Iglesia, los maestros, los empresarios, los medios, los priistas, particularmente los gobernadores, que se sentían muy maltratados por el secretario de Hacienda. También le habló sobre la falta de correspondencia y retroalimentación en las agendas de gobierno y partido. Un alto número de iniciativas del gobierno, como los matrimonios igualitarios, el alza en las gasolinas o la captura de los líderes disidentes del magisterio, por citar tres casos, nunca le fueron informados con anterioridad, se enteró de esas acciones, dijeron cercanos a Beltrones, por la televisión.
Beltrones le presentó tres veces su renuncia a Peña Nieto, quien no se la quería aceptar porque pensaba era injusta. Pero Beltrones, en la reconstrucción que se ha hecho de esa comida, le dijo que el electorado debía recibir el mensaje que el gobierno sí había escuchado su molestia, y que su salida del PRI debía ser el principio de una cadena de cambios y ajustes. El presidente no dijo nada al respecto, pero tampoco hizo nada, salvo enviar como líder del PRI a uno de los símbolos de las reformas cuestionadas: el director de la Comisión Federal de Electricidad, Enrique Ochoa. La inacción desató las presiones dentro del PRI sobre Beltrones para que tomara una nueva iniciativa de contraste y lucha interna.
Finalmente, tras una pausa de 40 días, regresó a la política activa con una asociación social que ha sido equiparada con la Corriente Democrática, fundada a mediados de los 80 por varios priistas prominentes a partir de la propuesta del entonces embajador de México en España, Rodolfo González Guevara, quien a su vez se había inspirado en Izquierda Socialista, una corriente democrática surgida dentro del PSOE, en ese entonces en el poder, encabezada por Pablo Castellano. Los dos movimientos son distintos.
La Corriente Democrática nació como oposición al modelo autoritario de selección de candidatos presidenciales en el PRI, y con la demanda al presidente Miguel de la Madrid para abrir el proceso. Al fracasar, decenas de priistas salieron del partido y construyeron un movimiento que nominó a Cuauhtémoc Cárdenas a la presidencia en 1988. En España, Castellano fundó Izquierda Socialista como respuesta a la desideologización del PSOE y el culto a la personalidad del presidente del Gobierno, Felipe González. En una entrevista el año pasado, la preguntaron a Castellano sobre esa ruptura y las imputaciones de que el choque se había dado porque se oponía a las reformas planteadas por González. No fue así, respondió, “era el engaño a la gente (lo que) me producía indignación”.
La asociación fundada por Beltrones y decenas de priistas la semana pasada parece inscribirse más en la racional de Castellano –aunque ideológicamente son distintos– que en la de Cárdenas, González Guevara y Porfirio Muñoz Ledo. Sin embargo, hay una diferencia de fondo. Castellano iba directamente contra la cabeza del PSOE, su partido, que era González. Beltrones no va contra el presidente. El énfasis de la iniciativa fue inopinadamente aclarada por uno de sus fundadores, el líder de la CTM, Carlos Aceves, quien declaró cuando le preguntaron si era el principio de la candidatura presidencial del exlíder del PRI: “Lo que tenemos que hacer ahora es demostrar unidad en el PRI, con Beltrones y con el presidente de la República”.
Los campos de batalla dentro del PRI para 2018 están tomando cuerpo. La ruptura o no del PRI dependerá de cómo se resuelve el proceso de confrontación que se vive en el partido, del PRI contra el gobierno, y dentro del gobierno mismo. La asociación le da a Beltrones una plataforma pública, donde puede ser crítico. No rompió con el presidente, pero sí con mucho de lo que se encuentra a su alrededor. El presidente no ha roto con su grupo compacto, ni se le ven intenciones. Ya se verá qué tanto músculo le queda, cuando el próximo año intente arrebatarle la sucesión presidencial
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Alhajero/Martha Anaya
24 Horas
Los que le rehuyeron a Manlio
Una y otra vez, los músicos cantaban El tiempo. El poema de Renato Leduc –con música de Rubén Fuentes– caía al dedo para muchos de los ahí presentes, sobre todo para Manlio Fabio Beltrones, y le dedicaban esta estrofa:
“Sabia virtud de conocer el tiempo; a tiempo amar y desatarse a tiempo; como dice el refrán; dar tiempo al tiempo…; que de amor y dolor alivia el tiempo”.
La comida en la Hacienda de los Morales no era la de un grupo derrotado. Parecía más bien el encuentro de un patriarca con su tribu que llamaba a serenarse, a cerrar filas y aguardar mejores momentos.
Pero el convivio convocado por Beltrones a los priistas integrantes de la legislatura que él coordinó, la LXII, sirvió también para medir quién es quién y apreciar lealtades y deslealtades.
¿Quiénes le rehuyeron a Manlio? ¿Quiénes prefirieron no acercarse al ex dirigente del PRI o recibieron incluso órdenes de sus superiores para no asistir?
Ahí les van algunos nombres destacados:
Javier Treviño, subsecretario de Educación Básica de la SEP. Es gente de Aurelio Nuño.
Nubia Mayorga, directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Del equipo de Miguel Ángel Osorio Chong.
José Manzur, actualmente secretario de Gobierno en el Estado de México con Eruviel Ávila; es un hombre muy ligado a Luis Videgaray.
Alberto Curi, quien dejó la subsecretaría de Educación Básica; es del grupo de Emilio Chuayffet.
Pedro Pablo Treviño, director de la Lotería Nacional. Es también hombre ligado a Videgaray.
Antonio Astiazarán está a cargo actualmente de las relaciones transversales en la Sedesol con José Antonio Meade. Es cercano a Osorio Chong.
Gerardo Hernández Tapia, subsecretario de Desarrollo Municipal en el Edomex con Manzur. Del grupo de César Camacho.
Alejandro Moreno Cárdenas, gobernador de Campeche, del equipo de Osorio.
Jesús Murillo Karam, ex procurador general de la República.
Los que sí fueron.- Destacaron en cambio –jugándosela ante los rencorosos que rodean al presidente Enrique Peña Nieto– las presencias de Héctor Gutiérrez de la Garza, director del Inifed, y de Alejandra del Moral, directora del Bansefi.
Carlos Aceves del Olmo, dirigente de la CTM; Enrique Doger, delegado del IMSS; Rubén Escageda, secretario general de la CNC; los alcaldes de Culiacán, Ciudad Obregón y Ciudad Valles, Sergio Torres, Faustino Félix y Jorge Teherán.
Otros que saborearon la sopa de flor de calabaza, la carne de res en chile pasilla, la pechuga rellena de huitlacoche y la natilla: Lourdes Quiñones, Carmen Segura, Chuy Valdés, Gerardo Liceaga, Alfredo Anaya, Enrique Cárdenas, Jesús Morales, el Diablo de las Fuentes, Chris López, Abel Salgado, Heriberto Galindo, Fernando Maldonado, Laura Barrera, José Luis Flores, Leobardo Alcalá, María de las Nieves, Fernando Charleston, Alejandro Montano, Raymundo King y Martha Gutiérrez.
Más de 200 fueron los asistentes, incluidos algunos del equipo cercano de Beltrones como Manuel Añorve y Willy Ochoa, aunque llegaron tarde a la reunión.
Y el tamaulipeco Marco Antonio Bernal, quien saldría con Manlio de la comida y juntos partirían.
Gemas: obsequio de Manlio Fabio Beltrones: “Cada uno luche desde su trinchera por el partido, por México y por su futuro personal, porque nada les será regalado”.
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