Una
siempreviva para Roque Dalton/Juan José Dalton es periodista salvadoreño. Twitter @jjdalton1
El País, 18
MAY 2015
El
mes de mayo, desde 1975, ha sido siempre un motivo de gran tristeza en mi
corazón. El 10 de mayo, Día de las Madres, que en El Salvador es sinónimo de
alegría para festejar la vida, ha sido desde 1975 motivo de una profunda
congoja y frustración. Ese día escogieron los asesinos de Roque Dalton para
clavarle una estaca a nuestra familia y al alma nacional, porque ese día lo
asesinaron de una manera cobarde y vil. Este año conmemoramos el 40 aniversario
de aquel terrible crimen, así como también celebramos los 80 años del
nacimiento del poeta.
Los
asesinos llegaron a la casa donde lo tenían recluido, donde lo torturaron con
golpes y trataron de infligirle miedo, para matarle a tiros. Una mujer salió de
la casa clandestina y se puso a reventar "cuetes" (pirotécnicos),
aprovechando la festividad para las madrecitas, pero en esencia era para
disfrazar los balazos que les dieron al obrero Armando Arteaga y a Roque
Dalton.
Más
tarde sus cadáveres fueron metidos en una gran bolsa de plástico, los subieron
a un pick up, les tiraron encima unas colchonetas y se condujeron a El Playón.
Alguien ahí había cavado el hoyo donde los tiraron, les echaron tierra y se
marcharon. Esa noche el comando asesino redactó un comunicado anunciando el
"fusilamiento", mismo que dieron a conocer en un comunicado el 28 de
mayo de 1975.
Ese
lugar exacto donde fueron enterrados Roque Dalton y Armando Arteaga nunca ha
sido revelado por los asesinos. Pero sabemos que existe. Y lo que es peor y más
inaudito es el velo de impunidad que aún permanece desde el Estado mismo,
especialmente, desde que en 2009 llegara al poder el primer gobierno de
izquierda; impunidad que se mantiene en el presente período presidencial.
COMO
LA SIEMPREVIVA
Mi
poesía
es
como la siempreviva
paga
su precio
a
la existencia
en
término de asperidad.
Entre
las piedras y el fuego,
frente
a la tempestad
o
en medio de la sequía,
por
sobre las banderas
del
odio necesario
y
el hermosísimo empuje
de
la cólera,
La
flor de mi poesía busca siempre
el
aire,
el
humus,
la
savia,
el
sol,
de
la ternura.
La
justicia ha sido burlada de sobremanera, la verdad oculta a propósito y la
impunidad galopa, a tal grado que a los que reclamamos justicia se nos los
quiere criminalizar, haciendo más honda la herida.
Roque
Dalton, es cierto, fue declarado "Poeta Meritísimo" en la Asamblea
Legislativa; hace dos años el mismo parlamento decretó que el día 14 de mayo,
fecha en que Roque Dalton nació en 1935, sería el "Día Nacional de la
Poesía". ¿Pero dónde están los actos oficiales de homenaje al poeta y su
obra?
En
Estados Unidos, Europa, América Latina; por ejemplo, en Cuba y en Venezuela, ha
habido homenajes de recordación, de celebración de su poesía y de repudio por
su asesinato que lacera, como hace 40 años, el alma de la Humanidad. Aquí en El
Salvador, desde la oficialidad, lo que encontramos es el silencio cómplice. Y
eso duele; duele profundamente.
Sin
embargo, esa impunidad no nos doblega y nos da fuerza para seguir luchando y
continuar recabando solidaridad y reclamando justicia. Sus asesinos y los
propiciadores de la impunidad son los que quedan ante la mirada atónita de
todos, como insensibles y cobardes.
Yo,
desde estas letras quiero dar las gracias a todas aquellas personas que nos
acompañan de manera manifiesta y de corazón. Gracias, les digo en nombre de mi
familia y de los propios Armando Arteaga y de Roque Dalton. Hoy nuestros
muertos son gigantes y dignos representantes de la lealtad y el amor a la causa
noble de la liberación del pueblo salvadoreño. ¡Allá de los miserables asesinos
y los impunes que se hunden cada vez más en el estiércol de la Historia!
La
primera vez que fui a El Playón, en 1993, me estremecí por lo desolado de la
zona. Era ahí donde los Escuadrones de la Muerte de la ultraderecha y de la
dictadura arrojaban también a sus víctimas.
Sin
embargo, y simbólicamente, de las piedras volcánicas de El Playón crecen esas
flores silvestres que se llaman "Siemprevivas". Es el alma del poeta
y del obrero que sobreviven pese a la ingratitud y la asperidad. Y así lo dejó
escrito Roque Dalton, en un pacto por la vida y la lucha, en una de sus últimos
poemas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario