Revista Proceso ·# 2099, 22 de enero de 2017
En su toma de posesión, Trump se empecina/
J. JESÚS ESQUIVEL
WASHINGTON.- Tras rendir protesta como presidente número 45 de Estados Unidos, Donald Trump se comprometió a aplicar políticas proteccionistas dirigidas a revisar o abrogar acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
En su discurso de toma de posesión, en las escalinatas del Congreso federal, Trump habló de la pérdida de millones de empleos, del cierre de fábricas y del aumento de la pobreza que aqueja a los estadunidenses y responsabilizó de ello a la apertura comercial y a la firma de acuerdos internacionales.
“Durante muchas décadas hemos enriquecido a la industria extranjera a expensas de la estadunidense”, sostuvo.
En más de año y medio que duró su campaña presidencial –y luego en sus casi dos meses como presidente electo–, Trump repitió constantemente que una de sus primeras acciones como jefe del Ejecutivo sería renegociar el TLCAN con México y Canadá o, incluso, anularlo.
“Hemos hecho ricas a otras naciones con la abundancia, fortaleza y confianza de nuestro país, que han desaparecido en el horizonte”, destacó en su discurso de inicio de mandato.
Un día antes de la transferencia de poder de Barack Obama a Donald Trump, Sean Spicer, portavoz del nuevo presidente, adelantó que la revisión o anulación del TLCAN sería una de las primeras acciones ejecutivas que se tomarán.
Trump insiste en controlar los planes de expansión foránea de las empresas de su país, bajo amenaza de imponerles impuestos fronterizos (aranceles) que rebasan los definidos por entidades multilaterales, como la Organización Mundial de Comercio, a la cual pertenece Estados Unidos.
“Han olvidado a los trabajadores estadunidenses; la abundancia de nuestra clase media ha sido arrebatada de sus casas y redistribuida en el mundo entero”, afirmó.
Aseguró que las políticas comerciales de sus antecesores son ahora cosa del pasado. “El nuevo decreto es ser escuchados en cada ciudad, en cada una de las capitales extranjeras y en cada uno de los salones de poder”, dijo.
Con el lema de “hacer grandioso a Estados Unidos, otra vez”, Trump parece dispuesto a pasar por encima de leyes suscritas por su país e iniciar pleitos internacionales.
La ideología comercial de Trump obliga a empresas nacionales y extranjeras a invertir en Estados Unidos para generar millones de empleos y cumplir con ello una de las promesas que les hizo a los electores.
“La protección nos llevará a una gran fortaleza y prosperidad”, proclamó Trump. “Recuperaremos el control de nuestras fronteras, de nuestra riqueza, y reviviremos nuestros sueños. Construiremos nuevos caminos y carreteras por toda nuestra maravillosa nación… seguiremos dos simples reglas: comprar productos estadunidenses y contratar trabajadores estadunidenses”, remató.
En su discurso de toma de posesión, aludió de manera indirecta a México, no sólo en referencia a la revisión del acuerdo comercial tripartita: entre los muchos objetivos que tiene, el nuevo mandatario quiere construir un muro en la frontera con su vecino del sur y obligar al gobierno de Enrique Pena Nieto a sufragar los gastos de la edificación.
El acto de toma de posesión de Trump se llevó a cabo en paralelo con manifestaciones de protesta en las calles de Washington, donde hasta la tarde del viernes 20 la policía había detenido a 95 personas.
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