Las navidades más duras del Chapo Guzmán
JAVIER BRANDOLI Ciudad de México
El Mundo, 9 ENE. 2018..
El pasado 19 de enero Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán, tomaba un vuelo rumbo a EEUU y abandonaba un México que había gobernado con puño de hierro durante dos décadas desde la sombra. El capo de los capos del poderoso narcotráfico mexicano, que finalmente no pudo seguir evadiendo la persecución de las autoridades tras años de arrestos, fugas y un negocio billonario regado de cadáveres, era encerrado en una cárcel de Nueva York, Metropolitan Correctional Center (MCC), donde ha pasado las posiblemente navidades más duras de su vida.
No son las primeras que pasa entre rejas, pero sí son las primeras que pasa fuera de su país y prácticamente aislado de su familia.De hecho, según revela el periódico 'El Universal', la completa soledad que le ha sido impuesta por las autoridades norteamericanas sólo se ha roto en estas fiestas con la visita de sus dos hijas gemelas, Joaquina y Emali Guadalupe, y una llamada telefónica de su hermana Bernarda.
"El pasado 21 de diciembre, la gemelas, como si fuera un regalo adelantado, visitaban a su padre. Llegaron acompañadas por su madre, Emma Coronel, fiel guardiana de sus hijas. La esposa del capo no pudo entrar, todavía vetada para verle. Era la tercera vez desde agosto que las gemelas visitaban a su padre.
No fue el único regalo que recibió en esas fechas: hace unos días puedo llamar a su hermana Bernarda durante 15 minutos", anuncia el rotativo mexicano.Desde las navidades de 2015, Guzmán Loera, el considerado por las autoridades estadounidense hombre más peligroso del mundo, no disfruta de unas navidades en libertad, si se puede entender por libertad la vida de un hombre que se ha pasado 25 años encerrado o escondido de la acción de la Justicia. Fue justo hace dos años, la madrugada del 8 al 9 de enero que fue arrestado tras ser sorprendido en una casa de seguridad del Cartel de Sinaloa en la ciudad de Los Mochis. Entonces EL MUNDO, visitando el inmueble donde dormía el líder del cartel de Sinaloa, convertida en un reguero de sangre y basura tras el tiroteo, encontró una carta de una niña escrita a uno de los sicarios del Chapo pidiendo que fuera a visitarla en navidades. Así son en realidad las navidades de los narcotraficantes, más allá del mundo del cine y la televisión en donde la libertad de los narcos se maquilla de glamour.
Una Biblia, su única compañía
Lo cierto es que más allá de lo pasado en estas simbólicas fiestas, la vida del que fuera hombre más poderoso del mundo de la droga es un infierno diario alejado del poder y excéntrico lujo en el que viven aún en parte algunos de sus allegados (los no perseguidos). Las quejas y alegatos ante el juez del equipo de abogados del líder del Cartel de Sinaloa se han sucedido durante este primer año de encierro en Estados Unidos. "No parece realista la posibilidad de que el señor Guzmán o cualquier otra persona pueda dañar el sistema de tuberías de la prisión", declaró uno de los abogados del mexicano al saber que en la cárcel neoyorquina había precauciones para que el Chapo no provocara una inundación en el penal dañando unas tuberías de acero grueso que están a dos metros de altura.Mientras, el capo, tiene como única distracción la lectura de una biblia que su abogado le compró y que estuvo siendo inspeccionada durante casi mes y medio para que no hubiera en ella ningún mensaje oculto.
También le han permitido las autoridades estadounidenses tener un diccionario de inglés/español para que el detenido pueda entender el proceso judicial que tiene abierto y en el que le encausan por 17 distintos tipos de delitos relacionados con el narcotráfico.
Salvo un acuerdo con las autoridades porque El Chapo delate a su organización, el Cartel de Sinaloa, que sigue siendo según un informe de la DEA el grupo más importante de México aunque está envuelto en duras luchas internas y externas por el control del mercado de estupefacientes, lo previsible es que Guzmán Loera sea sentenciado a cadena perpetua.
Esta navidad es similar a todas las navidades que le esperan a Joaquín Guzmán Loera. Sus abogados, como última baza, intentan demostrar que las condiciones de encierro están afectando a sus capacidades psíquicas y físicas, buscando que sea declarado incapaz y no sujeto a justo procedimiento al no entender el encausado los cargos que se le imputan. Mientras, persisten los encuentros entre ambos en los que deben pegar hojas a las ventanas ya que el grueso vidrio que les separa apenas les deja oírse. "Puede pedir que asesinen a los testigos que viven en México", justifica la Fiscalía sobre el solitario encierro del Chapo..
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