El mundo con poesía es mejor.- Eduardo Langagne
El poeta Eduardo Langagne cumplirá 70 años el próximo 21 de diciembre. Foto: Héctor García
Yanireth Israde
Reforma, Cd. de México (16 diciembre 2022).- La poesía es un oficio, como el ejercido por el panadero o el carpintero, advierte el escritor Eduardo Langagne (Ciudad de México, 1952), cuyos versos de reposada forja han recibido el Premio Nacional Letras de Sinaloa 2022.
"Asumí (desde la juventud) que ser poeta era un oficio, sin pensar en la condición, a veces social, que le hace parecer un grado diferente del ser humano", expone en entrevista el autor en vísperas de su cumpleaños 70, este 21 de diciembre.
"El poeta ejerce el oficio de escribir, de buscar la poesía; el panadero hace panes, el carpintero mesas y sillas... Asumí también que el oficio había que aprender a ejercitarlo con la mayor calidad, precisión y cuidado posibles", añade el también director de la Fundación para las Letras Mexicanas.
"El poeta ejerce el oficio de escribir, de buscar la poesía; el panadero hace panes, el carpintero mesas y sillas... Asumí también que el oficio había que aprender a ejercitarlo con la mayor calidad, precisión y cuidado posibles".Eduardo Langagne, Poeta
Autor prolífico, el galardón lo encuentra con un libro inédito, fruto de una persistencia tan necesaria en la poesía como el impulso juvenil.
"Numerosos críticos han comentado que se escribe cuando el autor es joven, pero la persistencia, cuando uno tiene la posibilidad de vivir más años, también conduce a encontrar algo que uno estima como formas de expresión novedosas dentro de la propia poética personal que ha venido forjando", señala Langagne, maestro en Letras Latinoamericanas por la UNAM.
¿Qué aportó la juventud a su obra poética y qué aporta ahora la experiencia?
Los temas de la poesía suelen ser los mismos, y esto lo vemos en cualquiera de nuestros autores, favoritos o no. Creo que la dificultad que uno consigue más o menos paliar en un momento determinado se transforma en una nueva dificultad. Es decir, cuando se tienen las respuestas, las preguntas cambian. Es fundamental la persistencia en el oficio, la permanencia en la escritura, porque siempre se aprende algo nuevo y el poema lo sabe.
El poema hace lo que él quiere con uno y le exige en cada momento otra concentración, otra manera de enfocarlo. Es un trabajo muy lindo, y es un oficio que desde mi punto de vista deja siempre esa plenitud, independientemente del resultado: que se trate de hacerlo lo mejor posible, para que el poema dure más que nosotros.
¿Se ha perdido la noción de la poesía como un oficio, en aras de considerarla una actividad de seres dotados?
Creo que las generaciones que nos suceden tienen también conciencia de que es un oficio, de que es una actividad en la que hay que trabajar, en la que hay que esmerarse. Quien sienta que es escritor, poeta, solamente porque le interesa, le gusta o lo ejerce, descuida la hechura, que es al final el producto estético llamado poema.
Percibir el momento poético
Langagne, Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 1979 y Nacional de Literatura Gilberto Owen 1996, no sólo es un autor persistente, sino precoz.
A los 16 años obtuvo su Registro Federal de Contribuyentes ante la Secretaría de Hacienda -trabajaba como office boy- y a la vez desarrolló esa actitud o disposición para hallar el poema, que mantiene intacta y que no necesariamente implica rituales, dice el también ganador del Aguascalientes de Poesía en 1994.
"Porque pasados los años uno está inmerso en una dinámica urbana de la que no se salva. Uno maneja, anda en los semáforos, cuida a los ciclistas, asiste a su trabajo... Rituales no tengo; lo que he pensado mucho, y que ahora resalto, es que hay que mantener la destreza para la percepción del momento poético.
"Momentos poéticos ocurren constantemente, pero uno puede ir pasando por la calle y distraerse o estar pensando en el día a día y lo que es natural a la vida de cualquier ciudadano o ciudadana.
"Hay momentos de poesía que no se pueden perder: hay que tomarlos, adiestrarse a recibirlos, interpretarlos".
¿Atender el momento poético tiene que ver más con la disposición, con la concentración o con qué aspecto?
Creo que es la disposición, la actitud, dicen ahora. La disposición de estar con atencion a los momentos poéticos en la medida de lo posible, no olvidar esa atención, porque el día a día y la rutina nos pueden apartar de esa percepción.
Además, todo es poético; la realidad es poética finalmente, y la realidad pasa al poema -de ahí vienen estas nuevas discusiones sobre ficción/no ficción-, lo cual es también elemento de reflexión, pero la reflexión no es antes de escribir, sino que viene justamente por la escritura.
Langagne evoca como ejemplo un verso de Federico García Lorca: "Caracolea el vientecillo".
"Cuando nosotros decimos que sopla el viento, él dice: 'Caracolea el vientecillo'. Las dos palabras nos dan una imagen poética esencial".
Y menciona otro ejemplo del mismo García Lorca, que refiere una fogata: "La hoguera pone al campo de la tarde unas astas de ciervo enfurecido".
Dice el autor al respecto: "Todos vemos eso, pero la destreza, el cuidado y la atención para observar esa imagen, la tiene un poeta como García Lorca".
Langagne se formó en talleres literarios con autores exiliados en México, como el ecuatoriano Miguel Donoso Pareja, los guatemaltecos Augusto Monterroso y Carlos Illescas y el nicaragüense Ernesto Mejía Sánchez.
"Más tarde tuve amigos chilenos, argentinos, con los que se hablaba mucho de poesía y el mundo se ampliaba, porque ellos traían el beneficio de sus propias tradiciones.
"Mi formación inicial estuvo justamente en esos talleres literarios, y es algo que deja huella".
Del canto y el futbol
Autor de una treintena de libros, Langagne consolidó en la secundaria el hábito de leer, a la par que jugaba futbol. Ya adulto, prosiguió con ambas actividades, incluso jugaba futbol con escritores como Luis Mario Moncada, Felipe Garrido o Jorge von Ziegler.
"Teníamos unos 45 años los de mediana edad, algunos un poco más jóvenes, e íbamos a jugar a un campo de futbol de la UAM Iztapalapa, algún domingo temprano", evoca.
Langagne, quien jugaba entonces como defensa central, también ha escrito poemas que se han convertido en canción popular, como La Catrina, que popularizó Maru Enríquez, uno de cuyos versos dice: "Si quieres hacerme mal, no permitas que cante, no permitas que cante, porque te alejo, maldita".
Y ofrece su canto como el panadero la hogaza, el carpintero la silla y el alfarero la jarra, dice su poema Oficios.
"Es una gran ilusión, es una utopía, pero sí: el mundo con poesía es mejor. Ya decía (Luis) Cardoza y Aragón que 'la poesía es la única prueba concreta de la existencia del hombre'".
El jurado del Premio Nacional Letras de Sinaloa 2022, integrado por Vicente Alfonso, Jorge Ortega y Brenda Ríos, otorgó por unanimidad el galardón a Langagne en reconocimiento de su trayectoria.
"Se decidió honrar la sólida y variada trayectoria literaria de poco más de cuatro décadas del maestro Langagne en los campos de la creación poética, la traducción, la promoción cultural y la formación de nuevas generaciones de autores", indicaron en el acta del galardón.
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