El coordinador del PRD en el Senado, Carlos Navarrete, fue electo por unanimidad como presidente de la Mesa Directiva del Primer Año de Ejercicio Constitucional de la Sexagésima Primera Legislatura.
A la sesión acudieron 112 senadores de un total de 128, quienes votaron a través de cédula en una urna transparente par elegir a la nueva Mesa Directiva.
Junto con Navarrete, también fueron electos, Ricardo García Cervantes del PAN como vicepresidente y Arturo Núñez del PRD, también como vicepresidente, mientras que se mantiene Francisco Arroyo Vieria, la senadora Martha Leticia Sosa Govea del PAN, Ludivina Menchaca Menchaca, del Partido Verde y Adrián Rivera del PAN, así como Cleominio Renal Zoreda como secretario por el PRI.
Discurso del SENADOR CARLOS NAVARRETE RUIZ, como PRESIDENTE DE LA MESA DIRECTIVA DEL SENADO DE LA REPÚBLICA, DURANTE LA INSTALACIÓN DE LA MESA DIRECTIVA.
Señoras senadoras, señores senadores de la República:
La Sexagésima Primera Legislatura del Senado de la República inicia sus trabajos en un contexto difícil, en una situación grave para nuestro país en donde al mes de julio de este año, la tasa de desempleo llegó a más del seis por ciento y a finales de este año, la economía descenderá más de diez puntos porcentuales del Producto Interno Bruto.
Del año 2000 a la fecha, los salarios mínimos han caído 47 por ciento en su poder adquisitivo; mientras que los precios de los productos de la canasta básica han aumentado en al menos 50 por ciento.
Iniciamos nuestros trabajos con la persistencia de una ola de violencia y de un abierto desafío del crimen organizado a las instituciones del Estado mexicano, que en lo que va de este año suma ya más de cuatro mil muertes relacionadas con estos delitos.
Las senadoras y senadores de la República debemos ser sensibles a esta situación.
Tenemos la responsabilidad de impulsar reformas y emprender acciones para contribuir a que el país salga de la crisis y recupere el camino del desarrollo; para que el Ejecutivo asuma sus responsabilidades en materia de seguridad y para que los mexicanos recuperen el ejercicio pleno de sus derechos.
En los últimos diez meses, cientos de miles de personas han perdido su trabajo y miles de familias han visto mermada su calidad de vida y su patrimonio. Conocemos la gravedad de esta situación. Sabemos lo que esto implica y estamos conscientes de que se deben tomar decisiones inmediatas al respecto.
De poco serviría a México un Senado aislado de esta realidad.
De poca utilidad sería para los estados y los municipios que en estos momentos tienen serios problemas financieros y de inseguridad, que los senadores de la República nos refugiáramos en un nicho de tranquilidad mientras el resto del país navega en aguas turbulentas.
Por el contrario, es el momento que el Senado, en el ámbito de su competencia, junto con la colegisladora y los otros Poderes de la Unión, sume esfuerzos para enfrentar con éxito esta situación.
La pluralidad política expresada en el Congreso debe demostrar que puede construir los acuerdos para impulsar acciones legislativas que permitan reactivar el crecimiento económico, combatir a la delincuencia y al crimen organizado, con pleno respeto a los derechos humanos.
Percibo que los grupos parlamentarios comparten la misma preocupación por la situación de emergencia y también me doy cuenta de que existe voluntad de construir consensos.
Tengo pleno conocimiento de que el acuerdo por medio del cual se eligió a esta Mesa Directiva forma parte de este ánimo de inclusión, de un ejercicio de pluralidad al que hoy el Senado de la República ingresa de manera plena y que implica respeto a las posiciones divergentes representadas en esta legislatura.
Como lo establece la ley, el Presidente de la Mesa Directiva expresa la unidad del Senado y como hombre formado en la izquierda mexicana, actuaré con estricto apego a lo que la ley señala.
Las relaciones del Senado con la Cámara de Diputados, los otros Poderes de la Unión, los poderes de los estados, las autoridades del Distrito Federal y las que son propias de la diplomacia parlamentaria, se desarrollarán bajo un ánimo de dignidad y de respeto.
Señoras y señores:
Junto con los senadores y las senadoras integrantes de esta Mesa Directiva, expreso a ustedes nuestro reconocimiento por su confianza.
¡Que todo sea por el bien de la República!
Les agradezco su atención.
La Sexagésima Primera Legislatura del Senado de la República inicia sus trabajos en un contexto difícil, en una situación grave para nuestro país en donde al mes de julio de este año, la tasa de desempleo llegó a más del seis por ciento y a finales de este año, la economía descenderá más de diez puntos porcentuales del Producto Interno Bruto.
Del año 2000 a la fecha, los salarios mínimos han caído 47 por ciento en su poder adquisitivo; mientras que los precios de los productos de la canasta básica han aumentado en al menos 50 por ciento.
Iniciamos nuestros trabajos con la persistencia de una ola de violencia y de un abierto desafío del crimen organizado a las instituciones del Estado mexicano, que en lo que va de este año suma ya más de cuatro mil muertes relacionadas con estos delitos.
Las senadoras y senadores de la República debemos ser sensibles a esta situación.
Tenemos la responsabilidad de impulsar reformas y emprender acciones para contribuir a que el país salga de la crisis y recupere el camino del desarrollo; para que el Ejecutivo asuma sus responsabilidades en materia de seguridad y para que los mexicanos recuperen el ejercicio pleno de sus derechos.
En los últimos diez meses, cientos de miles de personas han perdido su trabajo y miles de familias han visto mermada su calidad de vida y su patrimonio. Conocemos la gravedad de esta situación. Sabemos lo que esto implica y estamos conscientes de que se deben tomar decisiones inmediatas al respecto.
De poco serviría a México un Senado aislado de esta realidad.
De poca utilidad sería para los estados y los municipios que en estos momentos tienen serios problemas financieros y de inseguridad, que los senadores de la República nos refugiáramos en un nicho de tranquilidad mientras el resto del país navega en aguas turbulentas.
Por el contrario, es el momento que el Senado, en el ámbito de su competencia, junto con la colegisladora y los otros Poderes de la Unión, sume esfuerzos para enfrentar con éxito esta situación.
La pluralidad política expresada en el Congreso debe demostrar que puede construir los acuerdos para impulsar acciones legislativas que permitan reactivar el crecimiento económico, combatir a la delincuencia y al crimen organizado, con pleno respeto a los derechos humanos.
Percibo que los grupos parlamentarios comparten la misma preocupación por la situación de emergencia y también me doy cuenta de que existe voluntad de construir consensos.
Tengo pleno conocimiento de que el acuerdo por medio del cual se eligió a esta Mesa Directiva forma parte de este ánimo de inclusión, de un ejercicio de pluralidad al que hoy el Senado de la República ingresa de manera plena y que implica respeto a las posiciones divergentes representadas en esta legislatura.
Como lo establece la ley, el Presidente de la Mesa Directiva expresa la unidad del Senado y como hombre formado en la izquierda mexicana, actuaré con estricto apego a lo que la ley señala.
Las relaciones del Senado con la Cámara de Diputados, los otros Poderes de la Unión, los poderes de los estados, las autoridades del Distrito Federal y las que son propias de la diplomacia parlamentaria, se desarrollarán bajo un ánimo de dignidad y de respeto.
Señoras y señores:
Junto con los senadores y las senadoras integrantes de esta Mesa Directiva, expreso a ustedes nuestro reconocimiento por su confianza.
¡Que todo sea por el bien de la República!
Les agradezco su atención.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario