Razones para presidir la CDHDF/Luis González Plascencia Candidato a la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.
Enfoque de Reforma 27 de septiembre de 2009;
En agosto de 2006 acepté la invitación que Emilio Álvarez Icaza me hizo para colaborar como tercer visitador general en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Ese momento constituye un vértice en mi vida profesional, porque es al mismo tiempo un punto de llegada que un punto de partida.Un punto de llegada porque para mí fue un privilegio que Emilio me considerara, sin que mediara más relación que la referencia sobre mi trabajo, como parte de su equipo directivo. La experiencia de 20 años en el tema de los derechos humanos, mi formación de posgrado, mis conocimientos sobre el sistema penal, las cárceles, la seguridad pública, mi calidad de investigador nacional, mi práctica legislativa y los libros y artículos especializados publicados durante esas dos décadas me otorgaron, por así decirlo, legitimidad de origen para hacerme cargo de la que, a la postre, fue la visitaduría que llevó con éxito la mayoría de los casos más relevantes llegados a la CDHDF en los últimos tres años.Los cuatro lustros previos a mi arribo a la CDHDF contribuyeron decididamente a la formación de un perfil que poco a poco fue conjugando el conocimiento que adquiere y produce un académico consolidado, la experiencia de un servidor público que siempre ha trabajado del lado de las personas, la independencia que da la no pertenencia a un equipo, a una corriente ideológica o a un partido político, y el sentido de justicia que se desarrolla cuando se trabaja por la gente, contra el autoritarismo, el abuso de poder, el intuicionismo y el cinismo.Con ese capital de vida inicié mi labor como visitador y en el ejercicio de esas cuatro características conformé un grupo de trabajo sólido y solidario, y trabajé en equipo con mis compañeros directivos, con dos objetivos: la construcción de un modelo que aportara rigor técnico a las investigaciones y la formación de un perfil profesional en las y los visitadores y orientadores que, con base en el dominio de ese rigor técnico, diera a sus resoluciones solidez y con ello, autonomía. En otras palabras, contribuí a la construcción de un modelo de organización cuya autoridad moral se traslada de las personas que la conforman, a la fortaleza de sus argumentos, y contribuí también a la formación de servidores públicos profesionales, independientes y empáticos con los derechos y no sólo con la ley.El trabajo realizado para consolidar el modelo de gestión de la CDHDF -fundamental para la construcción de institucionalidad- no fue obstáculo para la atención de múltiples problemas relacionados con la conservación del ambiente, la defensa del derecho a la cultura, los derechos asociados con las problemáticas urbanas, con los colectivos de jóvenes, con la policía, con la seguridad, y para ensayar una visión estructural de estos problemas y un modo de incidir con los derechos humanos en las políticas públicas. De ello dan cuenta las 22 recomendaciones emitidas por la Tercera Visitaduría en estos tres años, la investigación del caso New´s Divine que estuvo a mi cargo, la consulta ciudadana La policía que queremos de la que fui coordinador técnico, y el informe especial sobre Seguridad Humana, que también coordiné.Agosto de 2006 fue, por tanto, también un punto de despegue, porque a partir de ese año, mi vida profesional se enriqueció con conocimientos y experiencias nuevas en torno a los derechos económicos, sociales y culturales; el trabajo con colectivos urbanos y, sobre todo, con un aprendizaje profundo sobre el Distrito Federal que hoy me permite saber con un alto grado de certeza qué derechos son prioritarios en qué zona de la ciudad, quiénes los necesitan y cómo hacerlos valer. Se enriqueció también con relaciones de trabajo que respetaron y encauzaron en todo momento el valor técnico de mis aportaciones y la capacidad de diálogo con quienes, dentro y fuera de la comisión, fueron mis interlocutores.En agosto de 2009 decidí renunciar a la CDHDF, y hoy mi currículum es muestra de que la mitad de mi vida la he dedicado a los derechos humanos: en la academia, el Legislativo, la investigación y la defensa institucional de casos. A ello se añade un conocimiento pleno de la ciudad, de sus colectivos y de lo que se requiere para renovar, proyectar y consolidar un modelo de ombudsman para una ciudad del siglo XXI.En suma, frente a la mayoría de las y los candidatos, me distingue el perfil más completo y de mayor nivel académico; frente a otras y otros, un conocimiento pleno de la institución, de la ciudad y sus habitantes. Todo ello en la combinación precisa de conocimiento, experiencia, independencia y sentido de justicia que se requieren para impulsar la CDHDF que la metrópoli más importante del país, sus habitantes y transeúntes, se merecen.
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