20 ago 2012

Anécdota en Los pinos

Aquella amenaza contra el Presidente Calderón
"A lo único que hay que tenerle miedo es al miedo mismo...Roosevelt
Tal y como lo platicó el presidente Calderón la tarde del sábado 18 de agosto en la residencia oficial de Los Pinos el festejo de su cumpleaños número 50.
Comentó a su grupo cercano, que era mayo de 2008 emprendería una gira de trabajo a Reynosa, Tamaulipas, y que la víspera “me buscó el Jefe del Estado Mayor Presidencial, general Jesús Javier Castillo, para decirme que se había recogido información de que –el grupo delictivo Los Zetas –amenazaban atentar contra el avión presidencial. Me dijo que no era la primera vez que había amenazas contra el Presidente, pero que esta vez eran creíbles y por eso me las comunicaba”.
Entonces se evaluaron las posibilidades y se decidió realizar el viaje “pero la advertencia era tan directa que incluso el presidente Calderón decidió grabar un mensaje en video para sus hijos en caso de que algo le sucediera.”


¿Y dónde está ese vídeo?
“No sé dónde habrá quedado (...), pero les dije que pensaran que yo ya había vivido una vida plena, llena de realizaciones, y que si algo malo me pasaba se valía extrañarme pero no con tristeza sino con alegría y buenos recuerdos”, dijo el Presidente, según un columnista.
Tres líderes de opinión abordan el tema en sus columnas el lunes 20 de agosto: Ricardo Alemán y José Cárdenas en El Universal, y Jorge Fernández en Excélsior. Recomiendo su lectura.

Ricardo Alemán: Comenta que si las bandas criminales son capaces de planear y casi consumar un atentado contra el presidente ¿de qué no serán capaces…?
¿Qué no serán capaces de hacer las bandas del crimen en todo el sistema judicial--federal y local--, con grupos empresariales, con las distintas denominaciones religiosas, los medios y los periodistas?
¿Qué resistencia podrían oponer un gobernador, un alcalde, un juez, un ministerio público, el director de una prisión, un sacerdote, un periodista?
Jorge Fernández señala que “cuando un Presidente relata un hecho de esa trascendencia no está contando una anécdota. Lo divulga ahora, ya en el crepúsculo de su mandato, porque sabe que no cambiará las cosas, porque sabe que (a diferencia de lo que harían otros políticos que se han fabricado hasta autoatentados en su contra) su línea de trabajo no ha sido nunca victimizarse y porque es también, para qué negarlo, una advertencia sobre lo que le espera para quien será el próximo inquilino de Los Pinos.
Agrega que “el relato adquiere otra trascendencia porque durante esos meses de 2008, como se recordará, se encontraron, en distintos lugares del país, incluyendo un hotel de la colonia Roma en el DF, lanza cohetes tierra aire. (además) apenas unos meses más tarde, el 4 de noviembre de 2008, cayó el avión que transportaba desde SLP al secretario de Gobernación y mejor amigo del presidente Calderón, Juan Camilo Mouriño (…)Cuando ese día de noviembre (el mismo en que en Estados Unidos era elegido presidente Barack Obama) cayó en plena Ciudad de México el avión de Juan Camilo, las primeras palabras del presidente Calderón, en el propio hangar presidencial, dieron a entender que su secretario de Gobernación había sufrido un atentado. Horas y días más tarde, el presidente Calderón, luego de la investigación correspondiente, reconoció que se había tratado de un accidente, una afirmación que, pese a las pruebas presentadas ante la opinión pública en muchas ocasiones, siempre ha generado dudas entre los analistas y la gente.”
Sobre este tema. Recordemos aquella noche del 4 de noviembre de 2008
La noche del martes 4 de noviembre de 2008 justo al descender del avión presidencial que lo traía de su gira por el estado de Jalisco y abatido por la terrible noticia del deceso de su amigo Juan Camilo Mouriñoy demás acompañantes, el Presidente Calderón leyó un discurso que él mismo había escrito minutos antes.
La corbata negra y la emotividad eran evidentes, el golpe ¡había sido durísimo!
Sus palabras fueron trasmitidas en cadena nacional, señaló:
"..el Gobierno Federal a mi cargo, en coordinación con las instancias competentes, realizará todas las investigaciones necesarias, a fin de averiguar a fondo las causas que originaron esta tragedia.Mientras tanto nos atendremos a la información que vaya surgiendo de las pesquisas correspondientes." Pidió a su equipo de trabajo "redoblar esfuerzos en la tarea cotidiana, a trabajar unidos y sin doblegarnos; a trabajar más intensamente cada día para lograr el México en el que creemos." Pidió al pueblo de México "que ningún acontecimiento, por doloroso o difícil que sea, como por supuesto lo es éste, nos haga desfallecer en nuestro anhelo de tener un México mejor."
Con esa declaración el presidente Calderón dejaba abierta cualquier posibilidad en torno a la tragedia, y que no necesariamente fuera un lamentable accidente, sino que pudiera tratarse de cualquier motivo; incluso el de un atentado.
Recuerdo que entonces se suscitaron una serie de especulaciones sin fundamento; hubo insólitas hipótesis que iban del intento de eliminación del avión con un misil, desde un helicóptero que sobrevolaba la zona, hasta el más inaudito que aseguraban que Juan Camilo en realidad no volaba en ese jet y ya está viviendo en España; otro más...
Semanas después el Presidente dijo con toda mesura a López Dóriga en entrevista "Honestamente Joaquín (López Dóriga), en el primer momento como muchos mexicanos pensé que pudo haberse tratado de un atentado": Presidente Felipe Calderón. Entonces ya tenía información que le permitierá hacer esa afirmación.
Ahora bien, la información que comenta el Presidente Calderón el día de su cumpleaños número 50 se dio a conocer el 10 de agosto de 2009 por una conferencia de prensa por el jefe Antidrogas de la Policía Federal, Ramón Eduardo Pequeño García, quien reveló que se planeaba un atentado contra el Presidente Calderón, debido a la captura de miembros de esa estructura delictiva y por el aseguramiento de casi 30 millones de dólares en septiembre de 2008.
Para llevar a cabo la agresión se encomendó, presuntamente, al ex agente de la policía ministerial del estado de Sinaloa, Dimas Díaz Ramos, alías El Dimas o El Seis o “El delta y también se hacía llamar Víctor Manuel Ramos Reyes, presunto operador financiero de El Mayo Zambada y enlace con el entonces líder del cártel de La Familia, Nazario Moreno González, El Chayo.
Dos días después del anuncio, la PGR inició otra averiguación previa, debido a que en el exterior de los periódicos El debate, de Sinaloa fueron colocadas cartulinas en las que se amenazaba de muerte al titular del Ejecutivo federal. “Sr. Presidente, una pregunta? Si tardaste un año para dar con el Dimas calculas que te alcance la vida para dar con toda mi gente. Cuídate, ya tenemos la consigna y prometemos al pueblo será cumplida” (sic), señalaba el mensaje firmado por el cártel de Sinaloa.
Así fue, asi está dcumentado.
Sólo un columnista abordó entonces o el tema y on muchas dudas de los dicho por Pequeño García.
Miguel Angel Granados Chapa (1941-2011) en su columna Plaza Pública del 13 de agosto de 200, comentó entonces como “irresponsable mencionar de esa manera la posibilidad de un atentado porque el tema se vuelve materia de las hablillas comunes como algo hacedero y viable, tanto que había sido encomendado a un miembro del narcotráfico de segundo nivel, que había sido agente de la Policía Ministerial en Sinaloa por lo cual es posible que sus datos consten en algún registro. Cuesta trabajo creer que el cártel de Sinaloa haya emitido la amenaza y dispuesto atacar al Ejecutivo, como asegura la SSP.”
Por algún motivo -táctico quizás-, Gobernación entonces minimizo el hecho, aunque SSP le dio vuelo, y luego reculó modificando el boletín. El entonces secretario Fernando Gómez Mont, aseguró que "El Presidente está seguro y es un hombre valiente, que trabaja para proteger a los mexicanos", dijo al ser cuestionado sobre una cartulina que apareció en Culiacán con el amago a Calderón. Sin embargo, Gómez Mont aclaró que al Mandatario federal sí le preocupan las amenazas a la ciudadanía.
Empero, el Presidente Calderón sí hablo entonces del tema.
Era la mañana de ese lunes 10 de agosto de 2009 cuando se celebró una conferencia de Prensa Conjunta que ofrecieron los Presidentes de México, EU y el Primer Ministro de Canadá en Guadalajara, Jalisco.
Preguntó un reportero a Obama y a FCH "....se habla de un atentado que se pretendía en contra el Presidente Felipe Calderón. Tiene conocimiento de otras amenazas.
El Presidente Obama respondió: "Perdón, no me tradujeron. Parecía muy buena su pregunta, pero no recibí traducción. Ahí viene, ahí viene. Siga..."
De nuevo la pregunta: “Respecto a la violación de los derechos humanos en México, por el combate al narcotráfico. Cuál es su preocupación a este respecto; y, desde luego, si va regresar la Certificación a México, y usted va a coadyuvar para la aplicación de los recursos de la Iniciativa Mérida. También se habla de un atentado en contra de la vida del Presidente Felipe Calderón Hinojosa. Si tienen conocimiento, señor, de nuevas amenazas.
Obama, señaló: "-Me ocuparé de las primeras dos preguntas que tienen ver con los Estados Unidos….
Pero el Presidente Calderón respondió categórico:“…No tengo detalles de lo que se señala. Pero, en cualquier caso, no sería ni la primera ni la última, estoy seguro, ocasión de que se hable o se articule, o se diga al respecto de algún atentado a mi vida.”
Seguramente no quiso abundar entonces.
Muchos preguntaría si alguien como Dimas Días Ramos podría ser capaz de atentar contra el Presidente. Seguramente no. El sólo fue uno de los eslabones de la cadena.
¡El crimen organizado puede ser y eso y más! No es un asunto hollywoodense.
Recordemos que en Colombia el Sr. Pablo Escobar,líder del cartel de Medellín, ordenó derribar un avión de Avianca -un Boeing 727-21- con una bomba el 27 de noviembre de 1989. El proyectil iba dirigida al parecer contra César Gaviria, para entonces candidato presidencial, quien no iba en el vuelo. Pero ahí murieron muchas víctimas inocentes.
Alguién preguntó por el video ¿dónde está?
"A menos que… las confidencias del Presidente de la República tengan la finalidad política de exaltar su valor personal para equilibrar la impopularidad derivada por las 50 mil muertes resultantes de la lucha contra el crimen.”, escribió José Cárdenas.
No comparto lo que diceque Calderón pretendas “exaltar su valor personal”. Seguramente si existe ese vídeo y otros más pero el tema fue sólo como una anécdota contada en el marco de su cumpleaños número 50.

Las columnas:

¨
El atentado (contra el Presidente FCH)  Jorge Fernández Menéndez
El presidente lo divulga en el crepúsculo de su mandato porque sabe que su línea de trabajo no ha sido nunca victimizarse.
Columna Razones en Excélsior, 20 de agosto de 2012+
Lo platicó el presidente Calderón el sábado en la tarde. Era mayo de 2008 y el presidente Calderón viajaría en una gira de trabajo a Reynosa, Tamaulipas. La inteligencia militar le advirtió al mandatario que tenía información muy sólida de que un grupo criminal, Los Zetas, que comenzaban en esas fechas a romper definitivamente con el cártel del Golfo, luego de que en enero del 2007 su jefe, Osiel Cárdenas, había sido deportado a Estados Unidos, intentaría atentar contra el avión presidencial y contra su vida. Se evaluaron las posibilidades y se decidió realizar el viaje pero la advertencia era tan directa que incluso el presidente Calderón decidió grabar un mensaje en video para sus hijos en caso de que algo le sucediera.
Afortunadamente, los niños nunca tuvieron que ver ese video porque, según contó el presidente Calderón durante la fiesta que se organizó para celebrar su cumpleaños 50, un despliegue muy amplio del Ejército y las fuerzas de seguridad lograron abortar esa amenaza. Cuando un Presidente relata un hecho de esa trascendencia no está contando una anécdota. Lo divulga ahora, ya en el crepúsculo de su mandato, porque sabe que no cambiará las cosas, porque sabe que (a diferencia de lo que harían otros políticos que se han fabricado hasta autoatentados en su contra) su línea de trabajo no ha sido nunca victimizarse y porque es también, para qué negarlo, una advertencia sobre lo que le espera para quien será el próximo inquilino de Los Pinos.
El relato adquiere otra trascendencia porque durante esos meses de 2008, como se recordará, se encontraron, en distintos lugares del país, incluyendo un hotel de la colonia Roma en el DF, lanza cohetes tierra aire. Apenas unos meses más tarde, el 4 de noviembre de 2008, cayó el avión que transportaba desde San Luis Potosí (otra tierra de Los Zetas) al secretario de Gobernación y mejor amigo del presidente Calderón, Juan Camilo Mouriño, con varios de sus principales colaboradores, sobre todo con José Luis Santiago Vasconcelos, que había sido el jefe de la SIEDO durante varios años y que había sufrido, él también, por lo menos dos atentados frustrados de Los Zetas en su contra.
Cuando ese día de noviembre (el mismo en que en Estados Unidos era elegido presidente Barack Obama) cayó en plena Ciudad de México el avión de Juan Camilo, las primeras palabras del presidente Calderón, en el propio hangar presidencial, dieron a entender que su secretario de Gobernación había sufrido un atentado. Horas y días más tarde, el presidente Calderón, luego de la investigación correspondiente, reconoció que se había tratado de un accidente, una afirmación que, pese a las pruebas presentadas ante la opinión pública en muchas ocasiones, siempre ha generado dudas entre los analistas y la gente.
Tres años más tarde, el 11 de noviembre de 2011, otro secretario de Gobernación, también junto con buena parte de su equipo, José Francisco Blake Mora (cercanísimo amigo personal del presidente Calderón), falleció al desplomarse el helicóptero que lo trasladaría a una reunión en Morelos. En el caso de Blake Mora, la explicación sobre cómo ocurrieron las cosas, la forma en que se dio el accidente, fue más convincente, pero tampoco despejó por completo las dudas.
Hubo más accidentes e incidentes a lo largo de este sexenio que involucraron a funcionarios de varios niveles. Hubo intentos de atentados en muchas ocasiones, algunos divulgados, otros no; hemos sabido de masacres desalmadas perpetradas por grupos criminales; de coches bomba colocados en la vía pública; se cumple un nuevo aniversario del incendio del Casino Royale con decenas de personas dentro; sabemos que miles de agentes de seguridad, policías, soldados y marinos han muerto en estos años luchando contra esos grupos criminales.
Quizá no se ha podido por fallas en la política o en la comunicación (o en ambas); quizás ha privado la mezquindad en algunos actores y medios de comunicación; quizá se trata de algo más sencillo: no quisimos ver lo que sucedía. Pero quizá también el relato presidencial, ahora que está en las semanas finales de su mandato, sirva para que esos mismos actores políticos y sociales que han actuado con egoísmo, sin sentido de urgencia, en algunos casos con complicidad tácita o sin poner de manifiesto algo parecido a la voluntad política para combatir a la delincuencia organizada, comprendan, valoren, la magnitud del desafío planteado a las personas y a las instituciones. Y que como corolario de todo este proceso, con el inicio de una nueva etapa política, tengamos ese esfuerzo nacional, de todos, que no hemos visto en estos años en la lucha contra el crimen y la inseguridad.
*
Matar al presidente/ Ricardo Alemán.
Columna Itinerario político en El Universal, 20 de agosto de 2012
Hoy sabemos que una o más bandas criminales intentaron matar a Felipe Calderón. La revelación estuvo a cargo del propio presidente quién, en la celebración de su cumpleaños 50, dijo a amigos y aliados que no se amedrentó, que realizó el viaje en el que atentarían contra su vida y que siguió --como no lo había hecho presidente alguno--, con la lucha contra el crimen.
Pero la revelación no puede y no debe ser vista como mera anécdota de sobremesa, contada por un presidente que se despide y festeja no sólo su cumpleaños 50, sino haber sobrevivido a esas y otras amenazas que lanzaron en su contra las bandas criminales.
No, en realidad la información se debe entender como un aporte clave del "hombre más informado del país", sobre el tamaño del flagelo, la peligrosidad del mismo y, en especial, sobre la intención del crimen organizado y el narcotráfico, no sólo de matar al presidente, sino al Estado todo.
Y esa es la primera gran lección de la revelación presidencial. Es decir, que si las bandas criminales son capaces de planear y casi consumar un atentado contra el presidente --atentado que fue desactivado, gracias al Estado Mayor y a las fuerzas especiales--, ¿de qué no serán capaces esas mismas bandas criminales, en los casos de secretarios de Estado, gobernadores, presidentes municipales, diputados y senadores?.
¿Qué no serán capaces de hacer las bandas del crimen en todo el sistema judicial --federal y local--, con grupos empresariales, con las distintas denominaciones religiosas, los medios y los periodistas?.
¿Qué resistencia podrían oponer un gobernador, un alcalde, un juez, un ministerio público, el director de una prisión, un sacerdote, un periodista?. ¿Cómo se podrían defender las pequeñas empresas, las tienditas convertidas en distribuidoras de droga?.
¿Cómo se podrán poner a salvo los maestros de escuelas obligados a solapar la distribución de drogas; los constructores a los que se amenaza para que en las obras se generalice la venta de drogas y, en general, como se pueden defender todas las actividades que han sido amenazadas por el crimen y que deben pagar cuotas, si al mismísimo presidente se le prepara un atentado?.
La segunda lección de la revelación presidencial es que el fallido atentado contra Felipe Calderón explica --de cuerpo completo--, la convicción del presidente por emprender una lucha frontal contra ese flagelo. En distintos momentos aquí aventuramos que, al llegar al poder presidencial, Calderón vio algo que los mortales de a pie no conocíamos, como para haber lanzado una lucha frontal y sin cuartel, contra el crimen organizado y su poderoso brazo corruptor que es el narcotráfico.
Bueno, pues hoy podemos confirmar que, en efecto, Calderón vio el tamaño del monstruo, su poder destructor, al grado que no sólo asustó al presidente, sino que lo hizo reaccionar con todo el peso del Estado; vio el poder del crimen su capacidad de fuerza y –lo más importante--, vivió sus embates. A Felipe Calderón se le acusó –incluso--, de haber sido un obsesivo contra la lucha criminal.
Y hoy se le puede acusar de muchas cosas, pero lo cierto es que reaccionó contra ese flagelo, como no lo hizo ningún otro presidente, incluso a costa de su vida. Claro, más allá de odios, mezquindades, ruindades y malquerencias.
Está claro que el presidente tiene, para su desempeño y protección, toda la fuerza del Estado. Está claro que, gracias a eso, fracasó el intento de atentado en su contra. Pero también es cierto que frente al poder corruptor, destructor y de muerte del crimen organizado, el resto de los poderes y los órdenes de gobierno están, literalmente, "a la buena de Dios". Y claro, ya no se diga los ciudadanos, razón de ser del Estado.
Por eso, la tercera lección remite a la tragedia vivida por tres secretarios de Estado. Al final del foxismo, y luego de la fuga de El Chapo Guzmán, murió al caer su helicóptero, el secretario de Seguridad Pública Federal, Martín Huerta, el político más cercano a Fox. Lo cierto es que en su gestión, Fox rindió la plaza ante el crimen y, en el extremo, algunos de sus secretarios --como Jorge Castañeda--, hoy son severos críticos de la lucha contra el crimen, emprendida por Calderón. Pero nadie aclaró la muerte de Martín Huerta, a la que rápidamente le echaron tierra.
Luego murieron en condiciones dudosas los secretarios de Gobernación, Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake; dos de los hombres más cercanos a Felipe Calderón. Si intentaron matar al presidente, ¿por qué no a sus más cercanos?. Al tiempo.
*
Pensé que no llegaría a los 50”/ José Cárdenas
Mayúscula sorpresa se llevaron los invitados al cumpleaños del Presidente de la República.
Excélsior, 20 de agosto de 2012
Felipe Calderón reveló una anécdota por demás preocupante.
 “Un día, antes de emprender una gira, me buscó el Jefe del Estado Mayor Presidencial, general Jesús Javier Castillo, para decirme que se había recogido información de que querían atentar contra el avión presidencial. Me dijo que no era la primera vez que había amenazas contra el Presidente, pero que esta vez eran creíbles y por eso me las comunicaba”.
Aun así, Calderón decidió no cancelar su viaje —al parecer, con destino a la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, en mayo de 2008—.
Recordó haber pedido que un equipo de los camarógrafos que documentan todas las actividades presidenciales abordara la aeronave oficial para grabar un video dirigido a sus hijos, a fin de que lo vieran en caso de morir asesinado.
 “No sé dónde habrá quedado ese video, pero les dije que pensaran que yo ya había vivido una vida plena, llena de realizaciones, y que si algo malo me pasaba se valía extrañarme pero no con tristeza sino con alegría y buenos recuerdos”.
La revelación añade a la confidencia una carga emotiva suficiente para lograr los fines deseados: presentar a Calderón como un hombre dispuesto a morir por la patria en el cumplimiento responsable del deber.
Cada cual su verdad. Pero me brinca un  dato.
–¿Cómo es que no se sabe dónde quedó ese video?
–¿Tan fácilmente se puede perder un documento de tal importancia?
A menos que… las confidencias del Presidente de la República tengan la finalidad política de exaltar su valor personal para equilibrar la impopularidad derivada por las 50 mil muertes resultantes de la lucha contra el crimen.
La idea de presentar a Felipe Calderón como un hombre dispuesto a enfrentar a la delincuencia aun a costa de su seguridad personal, ha corrido parejo con la presentación de un hombre fuerte, audaz y valiente cuyo temple personal ha resistido los temores y el miedo. Esa templanza ante los riesgos personales y familiares ha justificado todo. O todo queda justificado en el nombre de una valentía individual comparada con la cómoda complicidad de otros mandatarios.
Pero más allá de la intención propagandística, al final del gobierno, queda un dato perturbador: el intento de sabotaje de un vuelo presidencial.
Y este no es un dato menor cuando en el mismo sexenio dos secretarios de Gobernación murieron en accidentes de aviación, técnicamente explicados, pero insatisfactoriamente aceptados.
Si lo revelado por el presidente Calderón es cierto, muchos preguntarán con justificada suspicacia si las muertes de Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake sólo ocurrieron tal y como se nos dijo.
MONJE LOCO: Por segunda vez se revelan atentados frustrados contra jefes del Ejecutivo. El primero fue cuando Liébano Sáenz contó cómo el EPR estuvo a punto de emboscar a Ernesto Zedillo en uno de sus recorridos ciclistas cerca de San Lorenzo Acopilco, en el Desierto de los Leones… operación abortada por el Estado Mayor Presidencial. Tampoco es la primera vez que el presidente Calderón reconoce haber sido blanco de amenazas. También lo hizo durante una entrevista con la agencia Reuters en 2007.

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