La
hipótesis del atentado/Jorge
Fernández Menéndez
Columna Razones en Excélsior, 5 de febrero de 2013
No
resulta lógico que sean Los Zetas, salvo estén en una etapa de decadencia como
grupo criminal mucho más avanzada de lo que se cree.
Ha
circulado con mucha intensidad en redes sociales la versión, recuperada este
fin de semana por el semanario Proceso, de que la explosión de Pemex del jueves
pasado pudo haber sido provocada por Los Zetas como una forma de enfrentar,
desafiar o amedrentar al nuevo gobierno federal. Puede ser, y como no existe
aún al momento de escribir estas líneas ninguna versión oficial, todo rumor
resulta en ese sentido verosímil, pero lo cierto es que no resulta lógico que
sea así, salvo que Los Zetas estén en una etapa de decadencia como grupo
criminal mucho más avanzada de lo que se cree o que haya caído en una lógica
violenta (que sería parte de su decadencia) donde ya ni siquiera estuvieran
atendiendo la propia lógica de lo que se supone es su negocio prioritario.
La actual
administración ha hecho todo lo posible por quitar la palabra guerra de su
vocabulario. Ha mantenido el combate contra la delincuencia organizada bajo
esquemas similares al pasado, pero con un intenso cambio de personal y con una
estrategia que privilegia la regionalización del enfrentamiento. Fuera de eso,
lo que se está haciendo es preparar políticas diferentes en el ámbito social, establecer
un discurso distinto, también manejar de manera diferente, menos aparatosa, la
política de medios en ese aspecto. En una coyuntura de estas características no
tendría sentido que una organización como Los Zetas cometiera un atentado de
estas características: como decíamos, más que una provocación sería una muestra
de debilidad o desesperación, algo que llevaría inevitablemente al gobierno a
emprender una lucha sin concesiones en su contra. ¿Lo pudieron haber realizado
sus enemigos del Pacífico para responsabilizar a Los Zetas? Una vez más, es
posible, pero no le veo la utilidad. Si se lanza una ofensiva generalizada
contra esos grupos, si la palabra guerra se vuelve a escribir con letras
mayúsculas, como hemos visto, es imposible delimitar el campo de acción y de
ataque a cada uno de los grupos y todos son golpeados por igual. Y en el cártel
del Pacífico, que tiene una idea del negocio más de largo plazo, más
estratégica que sus diferentes rivales, me imagino que lo saben. Es exactamente
lo contrario de lo que ellos preferirían.
No
sabemos si lo de Pemex fue un atentado, pero si lo fue, creo más en la
provocación lisa y llana, en un ataque destinado a desestabilizar y poner a
prueba a la nueva administración, con objetivos políticos claros, ante un
ámbito en el que se trató de mostrar especialmente indulgente, quizá buscando
que muestre su rostro “represivo” o ver si puede ser amedrentada. Si es así, me
parece que sería un intento fallido: no veo asustada, aunque sí un poco
confundida, a la nueva administración y ha actuado con suma prudencia para
evitar cualquier caza de brujas.
El
problema pasa por otros ámbitos: por ejemplo, por permitir la existencia de
grupos armados de autodefensa haciéndose cargo de la seguridad del estado en
Guerrero, donde apenas ayer atacaron a una pareja de turistas porque no se
detuvieron en un retén. “Fue un accidente, estas personas no se quisieron parar
en el retén y les dispararon, pero no pasó a mayores; incluso ellos
reconocieron que cometieron un error al no detener el vehículo en que
viajaban”, señaló el dirigente de la Unión de Pueblos y Organizaciones del
Estado de Guerrero (UPOEG), Bruno Plácido Valerio, que organizó ese retén. ¿Y
desde cuándo una pareja de conductores debe detenerse en un retén de gente
armada de civil que no se identifica y que no se sabe si son guerrilleros,
narcos o paramilitares?, ¿grupos que aplican la ley como les parece? Por
situaciones similares, civiles que no se detienen ante un retén y son
balaceados, se ha juzgado a militares, marinos y policías, ¿cómo puede ser que
ante grupos irregulares no pase nada?, ¿cómo puede el Estado, y en este caso el
gobierno de Guerrero, garantizar, como dice en un comunicado, que no se
cometerán abusos, si deja el orden público en manos de personas que no están
siquiera identificadas pero sí armadas?
En ese
tipo de temas, que aunque parezcan muy lejanos entre sí, tendría una cierta
lógica la hipótesis del atentado, sobre ella se tendrían que poner los focos.
Buscar si no existe la presencia de un movimiento que se concatena con otros
hechos (primero de diciembre, secuestros, proclamas, grupos de autodefensa) que
pueden tener o no un padrino político desestabilizador, pero que a todas luces
la carta que juegan es ésa.
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