Los
aviones fantasma de Maduro/Julían Andrade
La Razón...
Una
aeronave matriculada en México es obligada a aterrizar y luego incendiada en
Venezuela. De los tripulantes y pasajeros no se sabe mucho, excepto que
viajaban con identidades falsas.
El
presidente Nicolás Maduro anuncia que en los últimos meses se han “derribado”
30 aviones que violaron el espacio aéreo venezolano y que eran utilizados por
grupos de narcotraficantes.
Todo
es extraño. Hay dudas de que en realidad existieran las tres decenas de
aparatos que hoy se dan por destruidos o inclusive abatidos en el aire.
El
gobierno mexicano, como era natural, pidió, vía la Secretaría de Relaciones
Exteriores, información a su contraparte en Caracas, para tener una idea de lo
ocurrido y para preguntar por la suerte de quienes podrían ser ciudadanos
mexicanos.
La
respuesta fue escueta: La nave con matrícula mexicana fue perseguida por
aviones de la fuerza aérea durante 40 minutos, luego de los que se vio obligada
a aterrizar. En el lugar se procedió a prenderle fuego y a destruir la pista en
la que tocó tierra.
El
sábado el Presidente Maduro elevó el tono y se dijo sorprendido porque las
autoridades mexicanas pidieran información de un avión que iba retacado de
cocaína.
Las
dudas, después de todo, son grandes y entre ellas si existen pruebas obtenidas
de la aeronave, entre ellas huellas dactilares de los viajeros que podrían
revelar su identidad, sobre todo si se trata de delincuentes que son buscados
por las policías.
Más
allá de los anuncios del gobierno de Venezuela, al parecer sus interlocutores
no son el secretario José Antonio Meade y mucho menos el Presidente Enrique
Peña Nieto.
Lo
ocurrido se da en un contexto especialmente delicado para el país sudamericano.
Se encuentra aislado en el tema de cooperación policial y rompieron desde hace
tiempo sus acuerdos con el gobierno de Estados Unidos y en especial con la DEA.
Anunciaron
su salida de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos porque la
consideran “un instrumento” de los poderes que los acechan.
Un
ex funcionario del gobierno del entonces presidente Hugo Chávez, Rafael Isea,
está colaborando con las agencias de seguridad en Washington y ello representa
una bomba de tiempo por lo que está en posibilidades de revelar.
La
estrategia de Maduro, por ello, es la adelantarse a las críticas y dar la
impresión de que su gobierno combate, y de modo radical, a los
narcotraficantes, intentando dejar en claro que las fronteras con Colombia ya
no serán santuario de nadie.
Lo
que complicó la estrategia fue el avión mexicano, ya que no estaba en el
libreto que alguien se mostrara interesado.
Todo
ello, además, vinculado al derecho internacional y a las garantías con que debe
contar cualquier persona al ser sospechosa de un crimen y que al parecer no
imperaron en este caso.
Por
eso a nadie debe extrañar que la escalada policial y militar del gobierno de
Maduro esté relacionada con la irrupción, próximamente, de esas historias que
pueden tener un impacto importante en la región.
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