La Iglesia es una madre sin fronteras para el migrante: Francisco.
El papa Francisco señaló mañana de este viernes 21 de noviembre que “la Iglesia es una madre sin límites ni fronteras que acoge al
inmigrante”. La declaración la hizo en la audiencia que concedió a
los participantes del VII Congreso Mundial de la Pastoral de los Migrantes.
En
su mensaje, Bergoglio ha reconocido que “por desgracia, los migrantes a
menudo viven en situaciones de frustración, de desesperación y soledad, y
añadiría de marginación”.
VII Congreso mundial de la pastoral de la migración, evento
organizado por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e
Itinerantes.
El
congreso se realizó en la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma y tuvo como tema "Cooperación y desarrollo en la
pastoral de las migraciones", y ha buscado dar "respuestas adecuadas
al fenómeno de la migración económica y promover el potencial social que los
pueblos en movimiento traen a la Iglesia y a la entera comunidad".
Comunicado
final del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes
Ciudad
del Vaticano, 21 de noviembre de 2014 (Zenit.org)
E l
VII Congreso Mundial de la Pastoral de los Emigrantes, organizado por el
Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, ha tenido
lugar en la Pontificia Universidad Urbaniana, Ciudad del Vaticano, del 17 al 21
de noviembre de 2014. Los trabajos se han centrado en el fenómeno de las
migraciones por motivos laborales, a la luz del tema: “Cooperación y desarrollo
en la pastoral de las migraciones”.
Convocando
casi 300 participantes, entre los que había delegados de las Conferencias
episcopales, de comisiones, estructuras eclesiales y organismos de cooperación,
provenientes de 90 países, el objetivo del Congreso era reflexionar sobre la
situación de la emigración actual, que marca tan fuertemente la sociedad
moderna, para identificar y proponer a la Iglesia nuevas orientaciones
pastorales a nivel internacional, regional y local.
La
solicitud pastoral de la Iglesia católica, que se traduce en programas y planes
acción específicos, tiene en cuenta la situación especial de los emigrantes
económicos, que viven entre la realidad del desplazamiento y la de la
integración. Los planes pastorales conciernen a la búsqueda espiritual del
sentido de la vida, experiencias de acogida, de compartir y de reconciliación,
el anuncio del Evangelio, la liturgia, la celebración de los sacramentos. Al
mismo tiempo, la solicitud pastoral también se preocupa de las necesidades
básicas de los trabajadores emigrantes, como la asistencia jurídica en el
proceso de regularización de su situación, la defensa y la promoción de su
dignidad, la búsqueda de una vivienda digna y empleos honestos en el mercado de
trabajo. Las comunidades cristianas siguen siendo lugares de esperanza y de
acción que defienden la causa de los emigrantes (en particular los niños, los
menores no acompañados, las mujeres y las personas con discapacidad), que
sensibilizando, ofrecen protección y proporcionan la asistencia necesaria,
independientemente de la situación de los emigrantes.
Presentaciones,
debates e intercambio de experiencias han contribuido a analizar la situación
de la familia de los emigrantes, resaltando todos los aspectos positivos que
contribuyen a fortalecer y promover fructíferas relaciones humanas, que están
en la base y en el centro de todas las sociedades. Se ha prestado especial
atención a la separación de las familias causada por la falta de medidas
adecuadas, lo que constituye un importante desafío, especialmente en los países
que tienen una gran diáspora migratoria.
Además,
la “feminización” de la emigración es una característica nueva. Las mujeres
emigrantes ya no se mueven sólo a consecuencia de la reunificación familiar,
sino que también se han convertido en el sustento económico de la familia. La
migración, por tanto, puede ser una herramienta para el reconocimiento positivo
del papel de la mujer, pero también una amenaza cuando las redes criminales se
aprovechan de su vulnerabilidad y las fuerzan a caer en la trampa de la trata,
del tráfico de personas e incluso de la prostitución y de la explotación.
Del
mismo modo, los jóvenes emigrantes son un gran potencial en la construcción de
puentes de cooperación entre las sociedades en vista al desarrollo. La atención
pastoral a los jóvenes emigrantes se concentra en su formación religiosa e
integral, ayudándoles a ser auténticos puentes entre las culturas, en beneficio
tanto de las comunidades cristianas como de la sociedad.
Las
migraciones siguen siendo un signo de los tiempos modernos, fuertemente marcados
por el miedo y la falta de hospitalidad. En este sentido, la centralidad de la
persona humana y el respeto de su dignidad adquieren mayor importancia, por
encima de las diferencias religiosas, étnicas, sociales o culturales.
Los
participantes en el Congreso animan a todos, incluida la sociedad civil y los
gobiernos, a trabajar en favor de la adopción de políticas migratorias más
eficaces y amplias, con plena adhesión a los convenios internacionales con el
fin de garantizar oportunidades de empleo y mejores condiciones de vida,
evitando fenómenos de explotación y/o de tráfico de trabajadores emigrantes.
Los
participantes apelan a la responsabilidad de toda la comunidad internacional,
para que contribuya a alcanzar el bien común y la universalidad de los derechos
humanos, subrayando la necesidad de un cambio positivo en el comportamiento
hacia los emigrantes.
Por
último, el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes
y los participantes recomiendan una acción concertada entre las estructuras
eclesiales en los países de origen, de tránsito y de destino, con el fin de
concretar las consideraciones y las conclusiones del Congreso, que serán
publicadas próximamente.
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