- El papa Francisco denunció que algunas parroquias se conviertan en "casas de negocio" y hagan pagar por celebrar sacramentos como bautizos o bodas.
La homilía de la misa matutina del papa Francisco en la residencia Santa Marta de este viernes 21 de noviembre, ha tenido como protagonistas a aquellos que tienen la tentación de hacer negocio en las parroquias en lugar de servir para que la gente se encuentre con Dios.
El Pontífice ha comentado el popular pasaje del Evangelio en el que Jesús expulsa a los mercaderes del templo. Según ha explicado, Jesús actúa de esta manera porque “el templo había sido profanado”, profanado “con el pecado tan grave que es el escándalo”.
Comentando la escena, el Santo Padre ha explicado que “la gente es buena, iba al Templo, no tenía en cuenta estas cosas; buscaba a Dios, rezaba… pero debía cambiar las monedas para poder hacer ofrendas”.
El Pueblo de Dios “iba al templo, no por esta gente, por los que vendían, sino que iban al templo a encontrarse con Dios” y “allí se daba la corrupción que escandalizaba al pueblo”.
A continuación, se refirió al escándalo que un cristiano puede generar con su comportamiento, “con nuestras costumbres no sacerdotales en el Templo, el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad… Cuantas veces vemos que entrando en una iglesia, todavía hoy, está la lista de precios”, por recibir el bautismo, la bendición, las intenciones de la Misa, lo que hace que se escandalice el pueblo.
Francisco contó una anécdota sobre este asunto: “una vez, apenas ordenado sacerdote, estaba con un grupo de universitarios, y quería casarse una pareja de novios. Habían ido a una parroquia: pero querían casarse con una Misa. Y allí, el secretario parroquial dijo: ‘No, no se puede’, ‘¿Pero por qué no se puede con la Misa? Si el Concilio recomienda hacerlo siempre con una Misa…’- ‘No, no se puede, porque si dura más de 20 minutos no se puede’ -‘Pero ¿por qué?- ‘Porque hay otros turnos’ -‘Pero nosotros queremos Misa’- ‘Entonces paguen dos turnos’. Y para casarse con la Misa tuvieron que pagar dos turnos. Esto es un pecado de escándalo”.
Para aclarar el asunto, el papa precisó que “cuando los que están en el Templo, sean sacerdotes, laicos, secretarios, que tienen que manejar la pastoral del templo, se convierten en negociantes, el pueblo se escandaliza”.
“Y nosotros somos responsables de esto. También los laicos, ¿eh? Todos. Porque si hoy veo que en mi parroquia se hace esto, debo tener la valentía de decírselo al párroco a la cara. Y la gente sufre ese escándalo. Es curioso: el Pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan hacia un pecado…. Sabe perdonar".
"Pero hay dos cosas que el Pueblo de Dios no puede perdonar: un sacerdote apegado al dinero o un sacerdote que maltrata a la gente. ¡Esto no lo perdona! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se convierte en una casa de negocios, como el matrimonio: se alquila la Iglesia”.
En definitiva, “no se puede servir a dos señores: o le das culto al Dios viviente o le das culto al dinero, a las riquezas”, dijo el Papa, quien a continuación dio las claves para entender por qué Jesús actúa de esta manera: “Pero, ¿por qué Jesús la ha tomado contra el dinero, contra las riquezas? Porque la redención es gratis, la gratuidad de Dios es la que Él viene a traernos, la gratuidad total del amor de Dios. Y cuando la Iglesia se convierte en negocio, se dice que… la salvación no es tan gratuita… Por esto Jesús coge el látigo en la mano para hacer este rito de purificación en el Templo”.
Para terminar, el Pontífice recordó que la liturgia de hoy celebra la Presentación de la Virgen en el Templo. “Que Ella nos enseñe a todos, a todos los párrocos, a todos los que tienen responsabilidades pastorales, a mantener limpio el templo, a recibir con amor a los que vienen, como si cada uno de ellos fuese la Virgen”, concluyó.
∞∞
Vatican Insider, 11/21/2014
Francisco: «La lista de precios en una Iglesia en un escándalo»
Anatema de Francisco en Santa Marta en contra de los eclesiásticos negociantes: «La gente no los perdona»; y pide que se deje de pedir pagos por bautismos y matrimonios: «la redención de Dios es gratuita»
DOMENICO AGASSO JR
ROMA
Que no haya negocio en las Iglesias. Nunca. «La redención de Dios es gratuita». Siempre. Es un verdadero anatema en contra de los eclesiásticos negociantes el que pronunció hoy en la mañana Papa Francisco en su homilía durante la misa en la capilla de la Casa Santa Marta, según indicó la Radio Vaticana.
La liturgia de hoy propone el Evangelio en el que Jesús corre a los mercaderes del Templo porque transformaron la casa de oración en un refugio de ladrones. El gesto del Hijo de Dios, explicó el Pontífice, es un gesto de purificación: «El Templo había sido profanado» y con él el pueblo de Dios; «profanado con el pecado tan grande que es el escándalo».
La gente era buena, indicó Francisco, «iba al Templo, no veía estas cosas; buscaba a Dios, rezaba… pero debía cambiar las monedas para realizar las ofertas». El pueblo de Dios «iba al Templo no por esta gente, por lo que vendían, sino que iba al Templo por Dios», y «allí estaba la corrupción que escandalizaba al pueblo». Asimismo, el Papa recordó el episodio bíblico de Ana, mujer humilde, madre de Samuel, que va al Templo para pedir la gracia de un hijo: «Susurraba en silencio sus oraciones», mientras el sacerdote y sus dos hijos eran corruptos, sacaban provecho de los peregrinos y escandalizaban al pueblo. «Yo pienso en el escándalo que podemos causar a la gente con nuestra actitud – subrayó el Papa –, con nuestros hábitos no sacerdotales en el Templo: el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad… Cuántas veces vemos que entrando en una iglesia, aún hoy, está la lista de los precios» para el bautismo, la bendición, las intenciones para la Misa. «Y el pueblo se escandaliza».
«Una vez, recién ordenado sacerdote -contó Papa Francisco-, yo estaba un grupo de universitarios, y una pareja de novios quería casarse. Habían ido a una parroquia: pero, querían hacerlo con la Misa. Y allí, el secretario parroquial dijo: ‘No, no: no se puede.’ ‘Pero, ¿por qué no se puede con la Misa, si el Concilio recomienda hacerlo siempre con la Misa?’ ‘No, no se puede, porque más de 20 minutos no se puede.’ ‘Pero, ¿por qué?’ ‘Porque hay otros turnos.’ ‘Pero, ¡nosotros queremos la Misa!’ ‘Entonces ¡paguen dos turnos!’ Y para casarse con la Misa tuvieron que pagar dos turnos. Esto es pecado de escándalo».
Francisco continuó su homilía: «Nosotros sabemos lo que dice Jesús a aquellos que son causa de escándalo: ‘Mejor ser tirados al mar’». «Cuando los que están en el Templo – independientemente de que sean sacerdotes, laicos, secretarios que se ocupan de administrar la pastoral en el Templo – se vuelven especuladores, el pueblo se escandaliza. Y nosotros somos responsables de esto. También los laicos, ¡eh! Todos. Porque si yo veo que en mi parroquia se hace esto, debo tener el coraje de decírselo en la cara al párroco. Y la gente sufre por ese escándalo. Es curioso: el pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan sobre un pecado… sabe perdonar. Pero hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: a un sacerdote apegado al dinero y a un sacerdote que maltrata a la gente. ¡No es capaz de perdonar! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se vuelve una casa de negocios, como aquel matrimonio: se alquilaba la iglesia».
Jesús «no está enojado», explicó el Papa, «es la Ira de Dios, es el celo por la Casa de Dios», porque no se puede servir a dos patrones: «o das culto a Dios vivo, o das culto al dinero, al dinero». «Pero ¿por qué Jesús está contra el dinero? Porque la redención es gratuita; la gratuidad de Dios, Él viene a traernos la gratuidad total del amor de Dios. Y cuando la Iglesia o las iglesias se vuelven especuladoras, se dice que… ¡eh, no es tan gratuita la salvación!… Es por esto que Jesús toma el látigo para hacer este rito de purificación en el Templo. Hoy la Liturgia celebra la presentación de la Virgen en el Templo: desde muchachita… Una mujer sencilla, como Ana, en aquel momento, entra la Virgen. Que Ella nos enseñe a todos nosotros, a todos los párrocos, a todos aquellos que tienen responsabilidades pastorales, a mantener limpio el Templo, a recibir con amor a aquellos que vienen, como si cada uno de ellos fuera la Virgen».
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Vatican Insider, 11/21/2014
Francisco: «La lista de precios en una Iglesia en un escándalo»
Anatema de Francisco en Santa Marta en contra de los eclesiásticos negociantes: «La gente no los perdona»; y pide que se deje de pedir pagos por bautismos y matrimonios: «la redención de Dios es gratuita»
DOMENICO AGASSO JR
ROMA
Que no haya negocio en las Iglesias. Nunca. «La redención de Dios es gratuita». Siempre. Es un verdadero anatema en contra de los eclesiásticos negociantes el que pronunció hoy en la mañana Papa Francisco en su homilía durante la misa en la capilla de la Casa Santa Marta, según indicó la Radio Vaticana.
La liturgia de hoy propone el Evangelio en el que Jesús corre a los mercaderes del Templo porque transformaron la casa de oración en un refugio de ladrones. El gesto del Hijo de Dios, explicó el Pontífice, es un gesto de purificación: «El Templo había sido profanado» y con él el pueblo de Dios; «profanado con el pecado tan grande que es el escándalo».
La gente era buena, indicó Francisco, «iba al Templo, no veía estas cosas; buscaba a Dios, rezaba… pero debía cambiar las monedas para realizar las ofertas». El pueblo de Dios «iba al Templo no por esta gente, por lo que vendían, sino que iba al Templo por Dios», y «allí estaba la corrupción que escandalizaba al pueblo». Asimismo, el Papa recordó el episodio bíblico de Ana, mujer humilde, madre de Samuel, que va al Templo para pedir la gracia de un hijo: «Susurraba en silencio sus oraciones», mientras el sacerdote y sus dos hijos eran corruptos, sacaban provecho de los peregrinos y escandalizaban al pueblo. «Yo pienso en el escándalo que podemos causar a la gente con nuestra actitud – subrayó el Papa –, con nuestros hábitos no sacerdotales en el Templo: el escándalo del comercio, el escándalo de la mundanidad… Cuántas veces vemos que entrando en una iglesia, aún hoy, está la lista de los precios» para el bautismo, la bendición, las intenciones para la Misa. «Y el pueblo se escandaliza».
«Una vez, recién ordenado sacerdote -contó Papa Francisco-, yo estaba un grupo de universitarios, y una pareja de novios quería casarse. Habían ido a una parroquia: pero, querían hacerlo con la Misa. Y allí, el secretario parroquial dijo: ‘No, no: no se puede.’ ‘Pero, ¿por qué no se puede con la Misa, si el Concilio recomienda hacerlo siempre con la Misa?’ ‘No, no se puede, porque más de 20 minutos no se puede.’ ‘Pero, ¿por qué?’ ‘Porque hay otros turnos.’ ‘Pero, ¡nosotros queremos la Misa!’ ‘Entonces ¡paguen dos turnos!’ Y para casarse con la Misa tuvieron que pagar dos turnos. Esto es pecado de escándalo».
Francisco continuó su homilía: «Nosotros sabemos lo que dice Jesús a aquellos que son causa de escándalo: ‘Mejor ser tirados al mar’». «Cuando los que están en el Templo – independientemente de que sean sacerdotes, laicos, secretarios que se ocupan de administrar la pastoral en el Templo – se vuelven especuladores, el pueblo se escandaliza. Y nosotros somos responsables de esto. También los laicos, ¡eh! Todos. Porque si yo veo que en mi parroquia se hace esto, debo tener el coraje de decírselo en la cara al párroco. Y la gente sufre por ese escándalo. Es curioso: el pueblo de Dios sabe perdonar a sus sacerdotes, cuando tienen una debilidad, resbalan sobre un pecado… sabe perdonar. Pero hay dos cosas que el pueblo de Dios no puede perdonar: a un sacerdote apegado al dinero y a un sacerdote que maltrata a la gente. ¡No es capaz de perdonar! Y el escándalo, cuando el Templo, la Casa de Dios, se vuelve una casa de negocios, como aquel matrimonio: se alquilaba la iglesia».
Jesús «no está enojado», explicó el Papa, «es la Ira de Dios, es el celo por la Casa de Dios», porque no se puede servir a dos patrones: «o das culto a Dios vivo, o das culto al dinero, al dinero». «Pero ¿por qué Jesús está contra el dinero? Porque la redención es gratuita; la gratuidad de Dios, Él viene a traernos la gratuidad total del amor de Dios. Y cuando la Iglesia o las iglesias se vuelven especuladoras, se dice que… ¡eh, no es tan gratuita la salvación!… Es por esto que Jesús toma el látigo para hacer este rito de purificación en el Templo. Hoy la Liturgia celebra la presentación de la Virgen en el Templo: desde muchachita… Una mujer sencilla, como Ana, en aquel momento, entra la Virgen. Que Ella nos enseñe a todos nosotros, a todos los párrocos, a todos aquellos que tienen responsabilidades pastorales, a mantener limpio el Templo, a recibir con amor a aquellos que vienen, como si cada uno de ellos fuera la Virgen».
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