Argentina;
el más crítico de Bergoglio, en el “ojo del huracán”
El
periodista Horacio Verbitsky en aprietos, luego de descubrirse que algunas
notas suyas muy críticas sobre el hoy Papa fueron retiradas del archivo digital
del diario que originalmente las publicó, el "Pagina/12"
CIUDAD
DEL VATICANO
Vatican Insider, 21 de noviembre
Durante
años fue el principal detractor mediático de Jorge Mario Bergoglio. Hoy se
encuentra en el “ojo del huracán”. Sus libros y artículos consagraron la tesis
del “pasado que condenaba” al Papa por su supuesta complicidad con la última
dictadura militar en Argentina. Pero los principales activistas por los
derechos humanos le han dado la espalda. La desaparición de las notas más
críticas sobre el ex arzobispo de Buenos Aires del archivo digital del diario
Página/12 abrió un nuevo debate sobre la credibilidad de Jorge Verbitsky.
El
descubrimiento partió de internet al inicio de esta semana y captó rápidamente
la atención de la prensa. Al menos ocho artículos firmados por él en 2005 y
2010 desaparecieron del sitio web del periódico símbolo de la izquierda
argentina. Algunos medios aventuraron hipótesis sobre el episodio y lo llegaron
a atribuir, incluso, a la nueva etapa de “reconciliación” entre el gobierno de
Cristina Fernández de Kirchner y el Papa argentino.
El
periodista calificó esa versión como un “disparate malintencionado” (Clarín,
19.11.14) y en un comunicado sostuvo que él mismo pidió bloquear los accesos a
los reportajes porque “no quería darle la información premasticada a la nube de
periodistas europeos que cayeron sobre Buenos Aires para preparar instant books
sobre el personaje”. Afirmó además que sigue investigando el tema y no le gusta
regalar su trabajo.
La
explicación no precisó si la solicitud de Página/12 al coloso de la informática
Google para el bloqueo del acceso a esas informaciones se verificó en las
semanas posteriores a la elección de Bergoglio como Papa, o ahora, en los
últimos meses. De todas maneras resulta sugestivo que el episodio haya
trascendido apenas unos días después que la presidente de las Abuelas de Plaza
de Mayo, Estela de Carlotto, reconoció públicamente haber estado equivocada al
juzgar mal el actuar de Francisco en tiempos de la dictadura (1976-1983).
“En
la Argentina estamos construyendo la historia, no somos dueños de la verdad,
podemos equivocarnos, al juzgar bien o al juzgar mal, porque estamos
desentrañando la historia”, dijo durante una rueda de prensa en Roma el 6 de
noviembre, un día después de haber sido recibida en el Vaticano junto a su
familia y a su nieto recuperado.
En
un diálogo privado ella le pidió perdón al Papa por su reacción en marzo de
2013, cuando dijo a la prensa que Bergoglio formaba parte de “la Iglesia que
oscureció” al país, sugiriendo su complicidad con el régimen militar. Aclaró
que sus opiniones estaban basadas en “versiones malintencionadas” y en “mala
información”.
“Eso
ya está, es el pasado, ahora estamos acá en este camino”, le respondió
Francisco. Pero de Carlotto dobló la apuesta. No sólo reconoció la “verdadera
historia” del hoy líder de la catolicidad, quien colaboró para salvar a gente
de la dictadura. También advirtió: “Si alguien sigue hablando mal está
mintiendo, por eso es humano rectificar si uno está equivocado”.
Aunque
en ningún momento pronunció el nombre de Verbitsky, la presidente de las
Abuelas de Plaza de Mayo se refería indudablemente a él cuando habló de
“versiones malintencionadas”. Un duro revés para el presidente del Centro de
Estudios Legales y Sociales, que ya había sido precedido por otros. En su
momento el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, defendió con fuerza a
Bergoglio. Como también muchos otros luchadores sociales.
Quizás
por eso, al hablar con el cronista italiano Nello Scavo, corrigió su postura.
“Nunca escribí ni pensé que Bergoglio haya sido voluntariamente cómplice de la
dictadura. Creo que su actitud en el caso de los padres Yorio y Jalics los
expuso a riesgos altísimos”, afirmó durante una conversación con el escritor,
reseñada en su más reciente libro (“I sommersi e i salvati di Bergoglio”,
Piemme, 2014).
Pero
en su “El Silencio. De Paulo VI a Bergoglio” (Sudamericana, 2006) Verbistky dio
amplio espacio a múltiples personas que acusan al Papa no sólo de cercanía con
la dictadura. El centro de sus acusaciones es el secuestro de los curas arriba
mencionados, que salieron de la Compañía de Jesús cuando el pontífice era
superior y estuvieron secuestrados por cinco meses.
“Yorio
cree que Bergoglio o alguien muy próximo estaba presente en los
interrogatorios. Si Yorio se salvó fue
porque intervino el Vaticano. Bergoglio fue un entregador y muchos miembros de
la Compañía debieron exiliarse”, puede leerse en la página 61, según el relato
de una fuente anónima.
Además
de dar crédito a afirmaciones como esta, el periodista incluyó en su escrito
otras voces que minimizaron el testimonio calificado de Alicia Oliveira, la
juez argentina defensora de presos políticos que recibió un apoyo especial del
superior jesuita en 1976 y, antes de morir, demostró que el Papa nunca fue
cómplice de los militares.
En
su momento ella respondió en duros términos, como atestigua una sus tantas
entrevistas (El Tribuno, 23.03.2013): “A mí me parece una infamia lo que dice
Verbitsky. Me dolió mucho que se dijera eso. Jorge Bergoglio no es un santo, es
una buena persona. Un buen hombre y un hombre de bien que jamás -por sus
características personales- puede estar a favor de la dictadura. Yo no sé a
cuantas personas salvó Verbitsky durante la dictadura, pero sé a cuántas salvó
Bergoglio”.
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