4 nov 2015

La conspiración de los derechos: ¿paranoia, perfidia o estupidez?

  • Dirigido sin mencionarlo a la Organización Alto al Secuestro que dirige Isabel Miranda de Wallace, a Samuel González Ruiz, su abogado, y algunos columnistas como Ricardo Alemán, et al. 
  • Abajo una breve respuesta de González Ruiz.

La conspiración de los derechos: ¿paranoia, perfidia o estupidez?/ Luis Gonzáles Plascencia
Animal Político, 2 de noviembre de 2015..
Nada más riesgoso en un momento de tanta incertidumbre y confusión como el que se vive hoy en México, que presentar en público mentiras con apariencia de verdades, como lo han hecho personas asociadas a la causa de la seguridad en contra de personas defensoras de derechos humanos, organizaciones de sociedad civil y organismos internacionales en la materia.
Hace ya varios años que un grupo de personas asociadas a la causa de la seguridad, a las que se han unido recientemente articulistas afines a su modo de pensar, han venido argumentando que personas defensoras de derechos humanos, organizaciones de sociedad civil y organismos internacionales en la materia, poseen vínculos sospechosos que les relacionan con agentes desestabilizadores extranjeros cuyo interés es afectar la imagen del gobierno mexicano y medrar con las historias de las víctimas.
En ese afán dan cuenta de relaciones que vinculan a estas personas, OSC y OIDH desde el pasado, que hablan de jugosas cantidades de dinero recibidas por concepto de reparación de daños, y de intereses por impulsar candidaturas y obtener beneficios políticos. Con dolo, han construido un supuesto conflicto de interés a partir de hechos verdaderos y verificables —es decir, relaciones que sí existen o existieron, o casos en los que varios de los involucrados efectivamente participaron— que maliciosamente y sin pruebas articulan mediante la tergiversación o de plano la invención de otros hechos y relaciones que no existen, nunca existieron o ya se modificaron. Sus razones se basan en argumentos ad hominem que, a través del intento de descalificación de las personas, organizaciones y organismos a los que acusan, pretenden descalificar también sus causas, así como los resultados que sus investigaciones e intervenciones ofrecen.

Cabe decir desde ya que, como ciudadanas y ciudadanos, tienen derecho a pensar y decir lo que quieran, pero si han de llevar al ágora sus apreciaciones, lo menos que se espera es que asuman las responsabilidades que conlleva tener una voz pública, lo que en este caso exige someter sus acusaciones al rigor de la prueba. Nada más riesgoso en un momento de tanta incertidumbre y confusión como el que se vive hoy en México que presentar en público mentiras con apariencia de verdades. Siempre, desde luego, es posible que su fuente sea la ignorancia o la paranoia, pero con más razón, por ello mismo, es obligado demostrar que se actúa mas allá de la estulticia o de la malicia.
No sorprende que estas personas piensen como lo hacen, porque igual de irreflexiva y malintencionadamente se han pronunciado en el pasado a favor de lo peor del autoritarismo mexicano y en contra de una agenda de derechos humanos; tampoco sorprende la imprecisión técnica sobre las atribuciones de las y los funcionarios de los organismos internacionales porque su parroquialismo jurídico ha sido igualmente notable. Más bien preocupa que, a sabiendas de que su objetivo es puramente mediático, lancen con la certeza que la impunidad le otorga a esa suerte de legitimidad originaria que irreflexivamente se cree posee quien se arroga la representación de la sociedad civil, una campaña que saben que tendría efecto en las desafortunadamente muchas personas que ven en la situación actual de los derechos humanos del país un lastre que ya quisieran superar, en las víctimas de las violaciones a delincuentes consumados o en potencia, y en sus defensores y defensoras a agitadores profesionales.
No se trata desde luego de negarles el derecho a opinar, sino de exigirles que se hagan cargo de las consecuencias que sus opiniones pueden generar en un contexto en el que lo que se requiere es precisamente lo contrario: solidaridad y apoyo para las decenas de miles de víctimas que hay en México y para el puñado de ciudadanas y ciudadanos que dedican sus vidas a buscarles verdad, justicia y reparación.
Es de lamentar que haya quienes descalifican con tal impunidad el quehacer que con evidente beneficio público tienen personas y organizaciones que han luchado por años por un México menos desigual, haciendo lo que el estado mexicano no ha podido o se ha negado a hacer, atendiendo y dando voz a víctimas sin luz pública, y buscando para ellas y ellos lo que no han hallado en las instituciones publicas a pesar de que están obligadas a garantizar sus derechos.
Si bien este embate malintencionado muestra que pertenecer a la sociedad civil no otorga por sí mismo legitimidad de origen —y que el valor de las organizaciones y del discurso de sus líderes hay que tasarlo en función de la veracidad de sus argumentos, porque de ello deriva, sin duda, la honestidad de sus objetivos— por fortuna, mas allá del agravio —si es que alguna mella les hizo la escaramuza— esas personas, organizaciones y organismos falsamente acusados siguen y seguirán sin duda trabajando por el interés superior de los derechos humanos, al lado, como siempre, de las víctimas.
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Respuesta de Samuel González Ruiz.., en un correo electrónico
Galimatías
Un galimatías es un término usado para describir un lenguaje complicado y casi sin sentido, embrollado, lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas. Puede tener texto cifrado. Se usa cuando alguien trata de expresarse de una forma complicada. Su aplicación no tiene que ver con connotaciones de desconocimiento del lenguaje o entonación extranjera. Se refiere a las personas que inherentemente no hablan de forma clara.
¡No sabe que decir.! (se refiere a Luis)
 "Con dolo, han construido un supuesto conflicto de interés a partir de hechos verdaderos y verificables —es decir, relaciones que sí existen o existieron, o casos en los que varios de los involucrados efectivamente participaron— que maliciosamente y sin pruebas articulan mediante la tergiversación o de plano la invención de otros hechos y relaciones que no existen, nunca existieron o ya se modificaron"
 ¡Es decir lo afirmado por NOSOTROS ES VERDAD!
 SE AFIRMA:
"Si bien este embate malintencionado muestra que pertenecer a la sociedad civil no otorga por sí mismo legitimidad de origen —y que el valor de las organizaciones y del discurso de sus líderes hay que tasarlo en función de la veracidad de sus argumentos, porque de ello deriva, sin duda, la honestidad de sus objetivos—"
 Y pregunto:
Y que les da a los otros la legitimidad de ser representantes de la sociedad y de la lucha por los derechos humanos y de su visión: SERA ACASO EL DINERO DE SOROS el que determina quien puede criticar.
DE ESTO PRECISAMENTE LOS ACUSAMOS:
 PRETENDEN UN MONOPOLIO DE LUS DERECHOS HUMANOS Y SU INTERPRETACION: POR ESO PRETENDEN CONTRALAR SUS INSTITUCIONES NACIONAL E INTERNACIONALMENTE (fin del texto)
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