Vaticano se pronuncia sobre nuevos libros y supuestos escándalos financieros
Federico Lombardi, vocero de la Santa Sede,
ha señalado este miércoles 4 de noviembre en Roma que “el Vaticano está procediendo sin
incertidumbres en el camino de la transparencia y de la buena administración”.
El JESUITA y director de la Oficina de Prensa, realizó estas declaraciones a través
de la web de Radio Vaticano (que fueron enviadas a la prensa) con motivo de la
próxima publicación de dos libros escritos por los periodistas italianos Luigi
Nuzzi y Emiliano Fittipaldi; y cuyo contenido son documentos robados y
conversaciones privadas grabadas entre el papa Francisco y sus colaboradores
que hablarían de las finanzas de la Iglesia.
Lombardi explica que parte de las informaciones publicadas
“no han sido obtenidas en origen contra la voluntad del papa o de responsables
de diversas instituciones, sino generalmente de informaciones obtenidas con la
colaboración de estas mismas instituciones, para contribuir al buen propósito
común”.
En
este sentido, indicó que “una gran cantidad de informaciones de tal género es
estudiada, comprendida e interpretada con cuidado, equilibrio y atención”. “A
menudo hay posibles lecturas diversas a partir de los mismos datos”, reconoció.
Uno
de los temas de los que más se habla en los libros es de los bienes materiales
de la Iglesia. “Bienes que en conjunto son muy grandes, tienen en realidad la
finalidad de sostener en el tiempo la actividad de servicio de muchísimas
gestiones de la Santa Sede o instituciones conectadas, sea en Roma, sea en las
diversas partes del mundo”.
“Los
orígenes de las propiedades de estos bienes son varias y están a disposición
desde hace tiempo; también los instrumentos adaptados para conocer la historia
y los desarrollos”.
Otro
de los temas con los que polemiza el libro es el destino de los donativos
recogidos cada año en el llamado Óbolo de San Pedro (donativos de los fieles en
todo el mundo).
Lombardi explica que “sus tareas son varias, también según las situaciones,
a juicio del Santo Padre, a quien el Óbolo es dado con confianza por los fieles
para sostener su ministerio”.
“Las
obras de caridad del Papa para los pobres son ciertamente una de las
finalidades esenciales” y él mismo “puede evaluar las urgencias y el modo de
responder a ellas, a la luz de su servicio para el bien de la Iglesia
universal”.
Lombardi asegura que “el servicio del Papa abarca también la Curia romana,
sus iniciativas fuera de la Diócesis de Roma, la comunicación de su magisterio
para los fieles en las diversas partes del mundo también pobres o lejanas, el
apoyo a las 180 representaciones diplomáticas pontificas en el mundo, que
sirven a las Iglesias locales e intervienen como los agentes principales para
distribuir la caridad del Papa en los diversos países, así como representantes
del Papa ante los gobiernos locales”. En definitiva, “la historia del Óbolo
muestra todo con claridad”.
Sobre
los dos libros y las informaciones que contienen señaló que “a lo largo del
tiempo estos temas regresan periódicamente, pero son siempre ocasiones de
curiosidad o de polémicas”.
“Se
necesitaría tener seriedad para profundizar en las situaciones y problemas
específicos, en modo de saber reconocer lo mucho que es del todo justificado y
normal y bien administrado” y distinguir dónde se encuentran los inconvenientes
a corregir, la oscuridad a iluminar, las verdaderas malas conductas o
ilegalidades que hay que eliminar”.
El
vocero del Vaticano recuerda también que el camino de reformas iniciado por el
Papa Francisco es un trabajo “difícil y complejo”.
Por
último, aclaró que la Oficina del Promotor de Justicia del Tribunal del Estado
de la Ciudad del Vaticano, con motivo de un informe de la Autoridad de
Información financiera, en el mes de febrero de 2015, comenzó a investigar una
serie de operaciones de compraventa de títulos y transacciones por parte de
Gianpietro Nattino, presidente de la Administración del Patrimonio de la Santa
Sede”, para lo que se pidió “la colaboración de las autoridades italianas y
suizas”.
#
Vaticasn Insider, 11/ 4/2015
IACOPO SCARAMUZZI
Una «publicación llena de una gran cantidad de informaciones diferentes, en gran parte relacionads con una fase del trabajo que ya ha sido superada» (e impulsado, además, por el mismo Papa Francisco al principio del Pontificado), con la finalidad de crear la impresión «de un reino permanente de la confusión», no hace justicia a la reforma de la Curia que ya ha sido puesta en marcha ampliamente ni al compromiso de la Santa Sede para llegar a la transparencia. El portavoz vaticano Federico Lombardi reflexionó sobre los documentos vaticanos reservados y la fuga de noticias (“vatileaks”) que alimentaron dos libros que salen en estas horas: “Vía Crucis” de Gianluigi Nuzzi y “Avaricia” de Emiliano Fittipaldi. Las investigaciones, dijo Lombardi, prosiguen para verificar las declaraciones de los dos indagados, mons. Lucio Ángel Vallejo Balda y Francesca Chaqouqui, pero, indicó Lombardi, por el momento no hay más indagados. El Papa «siegue adelante sereno», a pesar de las dificultades.
Después de haber insistido en que los documentos acabaron en estas dos publicaciones mediante una «actividad ilícita», que es perseguida por la justicia vaticana, «ahora nos interesa –afirmó Lombardi en su reflexión publicada por la Radio Vaticana– reflexionara más bien sobre el contenido de las divulgaciones. Se puede decir que en buena parte se trata de informaciones ya conocidas, aunque a menudo con menos amplitud y detalles, pero sobre todo hay que notar que la documentación publicada se relaciona sobre todo con un notable empeño de recopilación de datos y de informaciones puesta en marcha por el mismo Santo Padre, para hacer un estudio y una reflexión para reformar y mejorar la situación administrativa del Vaticano y de la Santa Sede. La Cosea (Comisión Referente de Estudio y Orientación sobre la Organización de las Estructuras Económico-Administrativas de la Santa Sede), de cuyo archivo proviene buena parte de la información publicada, fue, efectivamente, instituida por el Papa el 18 de julio de 2013 con este objetivo, y después fue disuelta después de que hubiera cumplido con su encargo. No se trata, pues, de información obtenida originalmente en contra de la voluntad del Papa o de los responsables de las diferentes instituciones, sino, generalmente, de información obtenida u ofrecida con la colaboración de estas mismas instituciones, para contribuir al objetivo positivo común. Naturalmente, una gran cantidad de información de este tipo debe ser estudiada, comprendida e interpretada con cuidado, equilibrio y atención. A menudo son posibles diferentes lecturas partiendo de los mismos datos».
Lombardi responde al respecto a una serie de cuestiones planteadas en los dos volúmenes, desde el «hueco» del fondo de jubilación, sobre el que, recordó, la Sala de prensa vaticana ha ya ofrecido una «lectura tranquilizadora», hasta los bienes de la Iglesia, «en relaidad destinados a sostener en el tiempo actividades de servicio vastísimas de cuya gestión se ocupan la Santa Sede o instituciones a ella conectadas», pasando por el óbolo de San Pedro, cuyos empeños son, según sus estatutos, «diferentes, incluso según las situaciones, a juicio del Santo Padre».
Con el paso del tiempo, declaró Lombardi, «estas temáticas regresan periódicamente, pero son siempre ocasión de curiosidad y de polémica. Habría que tener la seriedad para profundizar las situaciones y los problemas específicos, con tal de saber reconocer todo (bastante más de lo que se dice generalmente, y sistemáticamente callado por el género de publicaciones del que estamos hablando) lo que está completamente justificado y que ha sido bien administrado (incluido el pago de los impuestos debidos), y distinguir en dónde se encuentran los inconvenientes que deben ser corregidos, oscuridades que deben ser aclaradas, verdaderas chapuzas o ilegalidades que deben ser eliminadas. Justamente hacia este objetivo se orienta el fatigoso y complejo trabajo que comenzó por impulso del Papa con la constitución de la Cosea, que cumplió hace ya tiempo su trabajo, y con las decisiones e iniciativas que todavía deben ser desarrolladas y puestas en marcha (y que por lo menos en parte se han conseguido gracias, justamente, a recomendaciones de la misma Cosea al final de su trabajo). La reorganización de los dicasterios económicos, el nombramiento del Revisor General, el funcionamiento regular de las instituciones competentes para la vigilancia de las actividades económicas y financieras, etc…, son una realidad objetiva e incontrovertible. Una publicación llena de una gran cantidad de informaciones diferentes, en gran parte relacionadas con una fase del trabajo ya superada, sin la necesaria posibilidad de una profundización y evaluación objetiva llega el resultado (desgraciadamente en buena parte buscado) de crear la impresión contraria, de un reino permanente de la confusión, de la no-transparencia o incluso de la búsqueda de intereses particulares o incorrectos. La vía de la buena administración procede sin incertidumbres. Naturalmente esto no hace usticia de ninguna manera a la valentía ni al compromiso con los que el Papa y sus colaboradores han afrontado y siguen afrontando el desafío de una mejoría sobre el uso de los bienes temporales al servicio de los bienes espirituales. Esto, en cambio, es lo que debería ser más apreciado y animado en un correcto trabajo de información para responder adecuadamente a las expectativas del público y a las exigencias de la verdad. La vía de la buena administración, de la rectitud y de la transparencia, sigue y procede sin incertidumbres. Esta es evidentemente la voluntad de Papa Francisco y no faltan quienes en el Vaticano colaboran con plena lealtad y con todas sus fuerzas».
Lombardi confirmó también una noticia que fue dada a conocer ayer por la tarde por la agencia Reuters, en relación con el peligro de reciclaje de dinero y de “insider trading” en la Apsa (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica): «La Oficina del Promotor de Justicia en el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, después de un informe de la Autoridad de Información Financiera, en el mes de febrero de 2015, puso en marcha las investigaciones relacionadas con operaciones de compra-venta de títulos y de transacciones que se pueden relacionar con el señor Gianpietro Nattino. La misma Oficina pidió la colaboración de las Autoridades financieras italiana y suiza mediante cartas rogatorias enviadas por vías diplomáticas el pasado 7 de agosto de 2015».
En cuanto a las investigaciones en el Vaticano, dijo Lombardi respondiendo a los periodistas, siguen su curso las averiguaciones, para verificar las declaraciones de los dos indagados por fuga de documentos reservados. El Papa «es una persona serena, a pesar de las dificultades», continuó: «conoce muy bien la situación, sabe qué hay que hacer, cómo proceder». «Que las noticias no bellas no sean fuente de alegría es tan obvio que no merece un comunicado, pero no quiere decir que esté desconsolado, sigue adelante muy sereno». Y es «absolutamente surreal», declaró, pensar que el Vaticano decide qué hacer, en relación con la reforma económica y administrativa, con base en «los libros de Nuzzi o Fittipaldi».
Fuente: ACI
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Vaticasn Insider, 11/ 4/2015
IACOPO SCARAMUZZI
Una «publicación llena de una gran cantidad de informaciones diferentes, en gran parte relacionads con una fase del trabajo que ya ha sido superada» (e impulsado, además, por el mismo Papa Francisco al principio del Pontificado), con la finalidad de crear la impresión «de un reino permanente de la confusión», no hace justicia a la reforma de la Curia que ya ha sido puesta en marcha ampliamente ni al compromiso de la Santa Sede para llegar a la transparencia. El portavoz vaticano Federico Lombardi reflexionó sobre los documentos vaticanos reservados y la fuga de noticias (“vatileaks”) que alimentaron dos libros que salen en estas horas: “Vía Crucis” de Gianluigi Nuzzi y “Avaricia” de Emiliano Fittipaldi. Las investigaciones, dijo Lombardi, prosiguen para verificar las declaraciones de los dos indagados, mons. Lucio Ángel Vallejo Balda y Francesca Chaqouqui, pero, indicó Lombardi, por el momento no hay más indagados. El Papa «siegue adelante sereno», a pesar de las dificultades.
Después de haber insistido en que los documentos acabaron en estas dos publicaciones mediante una «actividad ilícita», que es perseguida por la justicia vaticana, «ahora nos interesa –afirmó Lombardi en su reflexión publicada por la Radio Vaticana– reflexionara más bien sobre el contenido de las divulgaciones. Se puede decir que en buena parte se trata de informaciones ya conocidas, aunque a menudo con menos amplitud y detalles, pero sobre todo hay que notar que la documentación publicada se relaciona sobre todo con un notable empeño de recopilación de datos y de informaciones puesta en marcha por el mismo Santo Padre, para hacer un estudio y una reflexión para reformar y mejorar la situación administrativa del Vaticano y de la Santa Sede. La Cosea (Comisión Referente de Estudio y Orientación sobre la Organización de las Estructuras Económico-Administrativas de la Santa Sede), de cuyo archivo proviene buena parte de la información publicada, fue, efectivamente, instituida por el Papa el 18 de julio de 2013 con este objetivo, y después fue disuelta después de que hubiera cumplido con su encargo. No se trata, pues, de información obtenida originalmente en contra de la voluntad del Papa o de los responsables de las diferentes instituciones, sino, generalmente, de información obtenida u ofrecida con la colaboración de estas mismas instituciones, para contribuir al objetivo positivo común. Naturalmente, una gran cantidad de información de este tipo debe ser estudiada, comprendida e interpretada con cuidado, equilibrio y atención. A menudo son posibles diferentes lecturas partiendo de los mismos datos».
Lombardi responde al respecto a una serie de cuestiones planteadas en los dos volúmenes, desde el «hueco» del fondo de jubilación, sobre el que, recordó, la Sala de prensa vaticana ha ya ofrecido una «lectura tranquilizadora», hasta los bienes de la Iglesia, «en relaidad destinados a sostener en el tiempo actividades de servicio vastísimas de cuya gestión se ocupan la Santa Sede o instituciones a ella conectadas», pasando por el óbolo de San Pedro, cuyos empeños son, según sus estatutos, «diferentes, incluso según las situaciones, a juicio del Santo Padre».
Con el paso del tiempo, declaró Lombardi, «estas temáticas regresan periódicamente, pero son siempre ocasión de curiosidad y de polémica. Habría que tener la seriedad para profundizar las situaciones y los problemas específicos, con tal de saber reconocer todo (bastante más de lo que se dice generalmente, y sistemáticamente callado por el género de publicaciones del que estamos hablando) lo que está completamente justificado y que ha sido bien administrado (incluido el pago de los impuestos debidos), y distinguir en dónde se encuentran los inconvenientes que deben ser corregidos, oscuridades que deben ser aclaradas, verdaderas chapuzas o ilegalidades que deben ser eliminadas. Justamente hacia este objetivo se orienta el fatigoso y complejo trabajo que comenzó por impulso del Papa con la constitución de la Cosea, que cumplió hace ya tiempo su trabajo, y con las decisiones e iniciativas que todavía deben ser desarrolladas y puestas en marcha (y que por lo menos en parte se han conseguido gracias, justamente, a recomendaciones de la misma Cosea al final de su trabajo). La reorganización de los dicasterios económicos, el nombramiento del Revisor General, el funcionamiento regular de las instituciones competentes para la vigilancia de las actividades económicas y financieras, etc…, son una realidad objetiva e incontrovertible. Una publicación llena de una gran cantidad de informaciones diferentes, en gran parte relacionadas con una fase del trabajo ya superada, sin la necesaria posibilidad de una profundización y evaluación objetiva llega el resultado (desgraciadamente en buena parte buscado) de crear la impresión contraria, de un reino permanente de la confusión, de la no-transparencia o incluso de la búsqueda de intereses particulares o incorrectos. La vía de la buena administración procede sin incertidumbres. Naturalmente esto no hace usticia de ninguna manera a la valentía ni al compromiso con los que el Papa y sus colaboradores han afrontado y siguen afrontando el desafío de una mejoría sobre el uso de los bienes temporales al servicio de los bienes espirituales. Esto, en cambio, es lo que debería ser más apreciado y animado en un correcto trabajo de información para responder adecuadamente a las expectativas del público y a las exigencias de la verdad. La vía de la buena administración, de la rectitud y de la transparencia, sigue y procede sin incertidumbres. Esta es evidentemente la voluntad de Papa Francisco y no faltan quienes en el Vaticano colaboran con plena lealtad y con todas sus fuerzas».
Lombardi confirmó también una noticia que fue dada a conocer ayer por la tarde por la agencia Reuters, en relación con el peligro de reciclaje de dinero y de “insider trading” en la Apsa (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica): «La Oficina del Promotor de Justicia en el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, después de un informe de la Autoridad de Información Financiera, en el mes de febrero de 2015, puso en marcha las investigaciones relacionadas con operaciones de compra-venta de títulos y de transacciones que se pueden relacionar con el señor Gianpietro Nattino. La misma Oficina pidió la colaboración de las Autoridades financieras italiana y suiza mediante cartas rogatorias enviadas por vías diplomáticas el pasado 7 de agosto de 2015».
En cuanto a las investigaciones en el Vaticano, dijo Lombardi respondiendo a los periodistas, siguen su curso las averiguaciones, para verificar las declaraciones de los dos indagados por fuga de documentos reservados. El Papa «es una persona serena, a pesar de las dificultades», continuó: «conoce muy bien la situación, sabe qué hay que hacer, cómo proceder». «Que las noticias no bellas no sean fuente de alegría es tan obvio que no merece un comunicado, pero no quiere decir que esté desconsolado, sigue adelante muy sereno». Y es «absolutamente surreal», declaró, pensar que el Vaticano decide qué hacer, en relación con la reforma económica y administrativa, con base en «los libros de Nuzzi o Fittipaldi».
Fuente: ACI
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