En un fallo
histórico, la Suprema Corte autoriza el cultivo, transporte y consumo a los
clubes de consumidores
Nota de JAN MARTÍNEZ
AHRENS(/El Pais, México 5 NOV 2015
La sala de la
Suprema Corte mexicana. / MARIO GUZMÁN (EFE)
México rompió
con su pasado. La Suprema Corte de Justicia de la Nación, por cuatro votos a
favor y uno en contra, ha abierto las puertas a la legalización de la marihuana
con fines lúdicos y sin ánimo de lucro. La histórica decisión supone un paso de
gigante para un país que durante años ha combatido a sangre y fuego el
narcotráfico. Nuevamente, como ya ocurriera con el matrimonio gay, han sido los
jueces los que han tomado la iniciativa frente a una opinión pública
mayoritariamente en contra y unos partidos titubeantes. En este caso, los
magistrados han primado la libertad personal sobre los daños a la salud. Y
aunque el fallo circunscribe la autorización para el consumo, cultivo y
posesión a los pleiteantes, en la práctica pone en marcha el mecanismo para una
legalización más amplia. “No estamos ante una cuestión penal, sino de modelo de
vida y libertad de la persona”, afirmó la magistrada Olga Sánchez Cordero. Un
giro copernicano en el que han sido determinantes los avances registrados en
Estados Unidos, pero también una estrategia jurídica diseñada para este fin.
Arturo
Zaldívar, el ministro a contracorriente
En su escalada
blandieron como principal argumento el derecho al desarrollo libre de la
personalidad, protegido por la Constitución mexicana. Las negativas se
sucedieron hasta que el caso cayó en manos del magistrado Arturo Zaldívar.
Considerado uno de los jueces más progresistas de la Suprema Corte, este
antiguo abogado y catedrático hizo suya la petición y decidió defender la
legalización de la marihuana ante sus otros cuatro compañeros de la Sala
Primera, conocida por haber avalado el matrimonio homosexual. Su propuesta, a
grandes rasgos, se sustenta en que el riesgo para la salud de la marihuana es
menor o similar al tabaco, y su prohibición, por tanto, resulta
desproporcionada respecto al derecho constitucional a la autonomía individual.
“La prohibición absoluta es inconstitucional, ahora hay que avanzar. Esta
sentencia es exclusivamente para el autoconsumo y no permite el comercio.
Tampoco se sostiene que la marihuana sea una sustancia inocua, sino que el veto
que hay ahora es excesivo”, recalcó Zaldívar. El proyecto fue respaldado por
los ministros Olga Sánchez Cordero, José Ramón Cossío, Alfredo Gutiérrez Ortiz
Mena y el juez ponente. Jorge Mario Pardo Rebolledo fue el único que votó en
contra.
La autorización
no supone un cheque en blanco. Los beneficios de la decisión se circunscriben a
los peticionarios. Pero allana el camino para que otros ciudadanos puedan hacer
lo mismo. Y esta apertura introduce, en la práctica, un elemento liberador en
la restrictiva legislación mexicana. “A todo aquel que lo pida, se le tendrá
que conceder el derecho al consumo con fines lúdicos y sin ánimo de lucro”,
señala uno de los promotores. Desde esa válvula de escape, según los expertos,
es difícil que en pocos años no se derriben las restricciones y, al igual que ha
ocurrido en cuatro estados de EEUU, se amplíe el perímetro legal del consumo.
México, el segundo productor mundial de marihuana, entrará entonces en un nuevo
ciclo y tendrá que revisar un régimen punitivo extremadamente duro con todo lo
relacionado con la marihuana. “La lucha contra las drogas ha fracasado. Se
requiere un amplio debate social”, afirmó el prestigioso magistrado José Ramón
Cossio, quien se expresó a favor, pero se reservó un voto particular.
En un terreno
inmediato, la reacción de los partidos aún está por ver. Ninguno se ha opuesto
con claridad a la legalización. Pero el rechazo que muestran las encuestas, con
negativas del 70%, les han llevado a ser muy cautelosos en sus planteamientos.
Solo el PRD, la fuerza hegemónica de la izquierda, ha defendido que se ponga
fin al “paradigma punitivo” y ha apostado por una liberalización inmediata. El
PRI (gubernamental) y Morena han abogado por una consulta pública, y el PAN, la
derecha, se ha limitado a proponer un debate. En esta zona gris, incluso la
Iglesia ha mostrado una inusual tibieza y, sin declararse a favor o en contra,
ha pedido un análisis desapasionado del caso.
En esta
aparente frialdad influye la constatación de que años de lucha contra el crimen
organizado no han logrado avances significativos. Por el contrario, la locura
de la narcoviolencia y la extenuante guerra contra los cárteles, con 80.000
muertos y 20.000 desaparecidos a sus espaldas, han debilitado los argumentos de
los opositores a la regulación. Conscientes de ello, durante los debates, los
partidarios no han dejado de recordar que la legalización supone un golpe a las
finanzas del narco y una posible reducción de la violencia del narcomenudeo, la
más cercana al ciudadano. El empresario Armando Santacruz, uno de los pleiteantes,
lo resumió así: “Lo peor que puede ocurrir con una sustancia peligrosa, es que
el Estado abdique de su responsabilidad y deje en manos del crimen organizado
su control”. La histórica sentencia de la Suprema Corte de México abre la vía
para el cambio.
Una medida
polémica en EE UU
JOAN FAUS
(WASHINGTON)
La decisión del
Supremo mexicano llega en un momento de creciente debate en Estados Unidos
sobre la legalización del uso recreativo de marihuana. La legalización en 2012
en los Estados de Colorado y Washington ha propiciado un debate sobre si esa
experiencia debe extenderse a todo el país. Hace un año, lo aprobaron también
la ciudad de Washington y los Estados de Alaska y Oregón. El presidente Barack
Obama ha dicho que el consumo de marihuana no es más peligroso que el de
alcohol.
EE UU concede
anualmente ayudas millonarias a México en el combate al narcotráfico.
Gran parte de la marihuana que se consume en EE UU proviene de su
vecino del sur. En 2008, era entre el 40 y el 67 por ciento, según
un artículo reciente de Beau Kilmer, del laboratorio de ideas RAND
Corporation.
John Hudak, un
experto de Brookings Institution que sigue de cerca el
debate de la
legalización, no cree que el fallo del Supremo tenga un
impacto
considerable en el tráfico a EE UU dado que las organizaciones
de
narcotraficantes están “muy bien fundadas” y el consumo masivo
seguirá
dependiendo de sus “operaciones ilegales”. Una hipotética
legalización
masiva de la marihuana en México, especula, podría “echar
para atrás a
algunos carteles pero seguirían siendo muy poderosos”.
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