27 jun 2016

Canal Once/FLORENCE TOUSSAINT


Revista Proceso # 2069, 25 de junio de 2016
Canal Once/FLORENCE TOUSSAINT
Canal Once navega entre contradicciones que le impiden desarrollarse como una emisora de servicio público. Tal vez nunca llegue a serlo. Por un lado crea programas que benefician a un sector de la población, aquella que vive con alguna discapacidad y cuya cifra en México es de 16.5 millones de personas, según la OMS, y por otro difunde la entrega de los Arieles pero bajo censura.
Fuerza interior se denomina el grupo de 10 episodios destinados a mostrar la vida de 10 personas que se mantienen con un problema físico severo. La presencia de la actriz María Roiz, asimismo conductora de la emisión De Todo –revista con cápsulas sobre arte y ciencia– sirve de ancla. El documental está grabado con recursos mínimos, su formato es el clásico: se entrevista al discapacitado, a sus familiares, amigos, y un galeno explica cuál es la situación del paciente, las características de la enfermedad, sus síntomas.  Para darle movimiento se buscan locaciones poco comunes como el interior de un microbús o calles sin asfaltar.

Los relatos carecen de tensión dramática, el objetivo es presentar los casos como de personas comunes cuya única distinción es ser débil visual, estar en silla de ruedas o tener una deficiencia mental. Seres cuya existencia puede ser tan corriente como la de cualquiera gracias a una enorme capacidad de adaptarse, a un entorno familiar cariñoso, a instituciones que brindan enseñanza básica según las deficiencias y después entrenamiento para dominar un oficio. En lo que se pone mucho énfasis es en la fuerza de voluntad, en el carácter, en la manera de aceptar los hechos a base de “fuerza interior”.
 La entrega de Arieles es para el cine mexicano lo que los Oscares para el estadunidense. Y es importante porque ahí se premia la calidad, no el éxito en pantalla ni los beneficios económicos obtenidos. Un canal público tiene la obligación de transmitir esa fiesta anual pues el cine es una parte destacada de la cultura. Expresivamente nuestra cinematografía siempre ha sido potente. La difusión pierde todo sentido cuando pasa por censurar las palabras críticas de los protagonistas: directores, actores y miembros de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. Los cortes ponen en evidencia la cortedad de la directora de Canal Once, Jimena Saldaña en estos tiempos de redes, esos mismos discursos se pueden ver en Youtube.
 La situación presentada por Paul Leduc, homenajeado en la entrega, deja claro el motivo de la censura: datos y cifras, realidades amargas. Lo básico, el cine mexicano no se ve. Las salas lo exhiben poco y mal. Muchos filmes nunca llegan a la pantalla grande, la chica privada no exhibe lo actual y la pública a cuentagotas. Los largometrajes llegaron a 46 apenas. El cineasta habló también de injerencia de los empresarios de otro ramo en la industria cinematográfica: Slim comprando películas clásicas mediante empresas pantalla (Los papeles de Panamá) o Larrea dueño de la cadena de salas Cinemex.

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