El
Brexit y el futuro de Europa/George Soros is Chairman of Soros Fund Management and Chairman of the Open Society Foundations. A pioneer of the hedge-fund industry, he is the author of many books, including The Alchemy of Finance, The New Paradigm for Financial Markets: The Credit Crisis of 2008 and What it Means, and The Tragedy of the European Union.
Traducción: Esteban Flamini.
Project
Syndicate, 27 de junio de 2016.
En
mi opinión, Gran Bretaña tenía con la Unión Europea el mejor de los arreglos
posibles; era miembro del mercado común sin pertenecer al euro y había
conseguido otras exenciones a las reglas de la UE. Pero eso no bastó para
evitar que el electorado británico votara por la salida del bloque. ¿Por qué?
La
respuesta puede hallarse en las encuestas de opinión realizadas los meses
previos al referendo por el “Brexit”. La crisis migratoria europea y el debate
por el Brexit se reforzaron mutuamente. La campaña por el “Leave” (la salida de
la UE) explotó el empeoramiento de la situación de los refugiados (simbolizado
por atemorizadoras imágenes de miles de solicitantes de asilo concentrados en
Calais y desesperados por entrar a Gran Bretaña a cualquier costo) para atizar
el temor a la inmigración “descontrolada” desde otros países de la UE. Y las
autoridades europeas demoraron decisiones importantes sobre la política de
refugiados para no incidir negativamente en el referendo británico, lo que
perpetuó escenas de caos como la de Calais.
La
decisión de la canciller alemana Angela Merkel de abrir las puertas de su país
a los refugiados fue un gesto inspirador, pero sin la suficiente reflexión, ya
que no se tuvo en cuenta el factor de atracción. Una súbita afluencia de
solicitantes de asilo trastornó la vida cotidiana de la gente en toda la UE.
Además,
la falta de controles adecuados creó un pánico que afectó a todos: a la
población local, a las autoridades a cargo de la seguridad pública y a los
refugiados mismos. También facilitó el veloz ascenso de partidos xenófobos
antieuropeos, como el Partido de la Independencia del RU, que lideró la campaña
por el “Leave” mientras los gobiernos nacionales y las instituciones europeas
parecían incapaces de manejar la crisis.
Ahora
el escenario catastrófico que muchos temían se materializó, con lo que la
desintegración de la UE es prácticamente irreversible. A la larga puede que la
salida de la UE deje a Gran Bretaña relativamente mejor que otros países o no,
pero en el corto a mediano plazo su economía y su pueblo van a sufrir
considerablemente. Inmediatamente después de la votación, la libra se hundió a
su nivel más bajo en más de tres décadas, y es probable que la conmoción
financiera mundial se prolongue mientras se desarrolla el largo y complicado
proceso de negociación del divorcio político y económico de la UE. Las
consecuencias para la economía real serán comparables solo a la crisis
financiera de 2007 y 2008.
Es
seguro que ese proceso estará cargado de más incertidumbre y riesgo político,
porque lo que estaba en juego nunca fue simplemente alguna ventaja real o
imaginaria para Gran Bretaña, sino la supervivencia misma del proyecto europeo.
El Brexit deja la vía libre a otras fuerzas antieuropeas dentro de la Unión.
Apenas se había anunciado el resultado del referendo, y en Francia el Frente
Nacional pidió un “Frexit”, mientras que el populista neerlandés Geert Wilders
promovió un “Nexit”.
Además,
es posible que el RU tampoco sobreviva. Es de esperar que Escocia, donde el
voto por la permanencia en la UE obtuvo una mayoría abrumadora, haga otro
intento de independizarse, y algunos funcionarios en Irlanda del Norte, cuyos
votantes también respaldaron el “Remain”, ya pidieron la unificación con la
República de Irlanda.
La
respuesta de la UE al Brexit puede convertirse en otra trampa. Es posible que
los líderes europeos, preocupados por disuadir a otros estados miembros de
seguir el ejemplo británico, no estén dispuestos a ofrecer al RU condiciones
(en particular, en relación con el acceso al mercado común europeo) que le
hagan menos dolorosa la salida del bloque. Como la UE supone la mitad del
intercambio comercial británico, el impacto en los exportadores puede ser
devastador (aunque mejore la competitividad del tipo de cambio). Y con la
reubicación de instituciones financieras y de su personal a ciudades de la
eurozona en los próximos años, la City (y el mercado inmobiliario) de Londres
acusarán el golpe.
Pero
las derivaciones para Europa pueden ser mucho peores. Las tensiones entre los
estados miembros alcanzaron un punto crítico, no solo en relación con los
refugiados, sino también por las dificultades excepcionales entre los países
deudores y acreedores dentro de la eurozona. Al mismo tiempo, los gobiernos de
Francia y Alemania, debilitados, ahora están obligados a concentrar la atención
en los problemas locales. En Italia, una caída bursátil del 10% tras el Brexit
dejó en claro la vulnerabilidad del país a una crisis bancaria con todas las
letras, algo que podría llevar al poder al populista Movimiento Cinco Estrellas
(que acaba de obtener la alcaldía de Roma) tan pronto como el año entrante.
Nada
de esto es buen presagio para un programa serio de reformas en la eurozona, que
debería incluir una auténtica unión bancaria, una unión fiscal limitada y mecanismos
de rendición de cuentas democrática mucho más sólidos. Y el tiempo no está del
lado de Europa, conforme presiones externas de países como Turquía y Rusia (que
están sacando provecho de la discordia) agravan la competencia política interna
europea.
Esa
es la situación actual. A toda Europa (Gran Bretaña incluida) la perjudica la
pérdida del mercado común y de los valores comunes para cuya protección se creó
la UE. Pero lo cierto es que la UE dejó de funcionar y de satisfacer las
necesidades y aspiraciones de sus ciudadanos. Va camino de una desintegración
caótica que dejará a Europa peor que si la UE nunca hubiera existido.
Pero
no debemos abandonar. La UE es, hay que reconocerlo, una creación imperfecta.
Después del Brexit, todos los que creemos en los valores y principios que ella
encarna debemos agruparnos para salvarla reconstruyéndola por completo. Estoy
convencido de que a medida que en las semanas y los meses siguientes se revelen
las consecuencias del Brexit, cada vez más gente se nos unirá.
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