31 jul 2016

Las columnas políticas hoy, 31 de julio de 2016..

 Las columnas políticas hoy, 31 de julio de 2016..
Templo Mayor/ Reforma
EL PANISTA Federico Döring se juega en estos días su última carta para tratar de ser el presidente de la Cámara de Diputados o, al menos, la mano que mece la cuna en San Lázaro.
EL CACIQUE del panismo capitalino pidió cita con Ricardo Anaya para intentar convencerlo de que le deje llegar a la presidencia de la Mesa Directiva, posición que en este año de la legislatura corresponde al PAN.
LO QUE Döring ofrece es buena interlocución con el resto de los partidos, especialmente con el PRI, cosa que por supuesto no todos sus compañeros ven con buenos ojos.
QUIENES SABEN cómo andan las cosas en la bancada aseguran que si finalmente Döring no logra ser presidente cameral, buscará que quede alguien al que pueda, digamos, tener muy cerca. Y que ese alguien es Edmundo Javier Bolaños.
EL PROBLEMA para los panistas es que Bolaños tiene un negro pasado en Morelos al lado de Sergio Estrada Cajigal. Cosa de recordar que al ex gobernador no sólo le señalaron manejos irregulares del presupuesto, sino inclusive posibles nexos con el crimen organizado.
CON esos antecedentes, se ve difícil que Döring pueda convencer a Anaya de convertir a Bolaños en la cara del Poder Legislativo.

EN ESTOS TIEMPOS en que todos hablan de Javier Duarte, Roberto Borge y César Duarte, más de uno en Coahuila se pregunta: ¿Y Humberto Moreira, apá?
MIENTRAS los gobernadores de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua encabezan la lista de casos de corruptelas que prometió combatir Enrique Ochoa, de Moreira, ni quién se acuerde.
Y DADO que el autor del Moreirazo tiene suficientes méritos para entrar en el selecto club de "Los Impresentables" del tricolor, causa curiosidad que no sólo no lo alcance el brazo de la ley, sino que ni siquiera se le señale públicamente.
MIENTRAS otros priistas ya no saben ni qué 3 de 3 inventar para esquivar las acusaciones de corrupción, el coahuilense ni sufre ni se acongoja, como demostró el jueves cuando festejó bailando su cumpleaños, con el "chúntaro style" que siempre lo caracterizó.
DE AQUÍ a que deja la gubernatura poblana, Rafael Moreno Valle acumulará muchas millas como viajero frecuente para que lo conozcan los panistas de todo el país.
AYER anduvo en Oaxaca, gira que ooobviamente le organizó su secretario de Gobierno, Diódoro Carrasco, ex gobernador del estado.
LA VISITA tiene su chiste, pues Moreno Valle le apuesta a construir un corredor azul que una Oaxaca, Veracruz y Puebla, de cara, primero, a la selección del candidato presidencial del PAN; y, segundo, al 2018. Total: soñar no cuesta nada.
¡FELIZ DOMINGO!
 Frentes Políticos/Excelsior
I. Enjundia. Enrique Ochoa Reza, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, comenzó en Aguascalientes un recorrido de cien días que hará por las 32 entidades federativas del país. Convocó a la unidad de toda la militancia. Ochoa destacó que el partido tiene que ser garante de la honestidad y la honorabilidad de sus gobiernos, ya que la corrupción y la impunidad han lastimado al país, por lo que el primer interesado en que eso cambie es el propio PRI. Casi todo el que entra a la política termina siendo devorado por el sistema, hasta hacerse cómplice. Aunque hay excepciones. No hay que olvidar a los jóvenes. Básico.
II. El desajuste. Modificar los parámetros para medir la pobreza en México le está costando caro al Inegi. El diputado Carlos Lomelí Bolaños afirmó que, por considerar que dañó la confianza y la autonomía del instituto, pidió la destitución del presidente Julio Alfonso Santaella Castell. El legislador de Movimiento Ciudadano y secretario de la Comisión de Desarrollo Social de San Lázaro consideró que resulta insuficiente la renuncia de Miguel Juan Cervera Flores, director general de Estadísticas Sociodemográficas del Inegi, y quien fue señalado como el responsable de aprobar los ajustes. Uno: siempre se rompe el hilo por lo más delgado; dos: voraces críticos, pero no proponen.
III. No sólo proyectos. El combate a la pobreza es el tema eterno en México. Es el punto en la agenda que no se resuelve ni por el pasar de los años ni de los gobiernos. Es la deuda siempre heredable. Para que no suceda eso, una vez más, hay que definir estrategias más sólidas. Y así lo ve José Antonio Meade, el secretario de Desarrollo Social. Propuso a las organizaciones civiles colaborar con el gobierno para detectar las carencias en la población. La corresponsabilidad en el combate a la pobreza es primordial si se quiere avanzar. Así siempre debió ser. La pobreza ha sido pretexto para llenar cuentas bancarias de unos y otros. La sociedad le pide a Meade que se investiguen los recursos desviados. Y que se castigue. O serán sólo palabras, como siempre.
IV. Presión. Los maestros ganan una. La disidencia, con sus protestas, logró lo imprevisible. Que uno de sus líderes saliera de prisión. Efraín Picazo Pérez, dirigente de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, salió libre del Penal Estatal de Santa María Ixcotel, al cumplir nueve meses preso por su probable responsabilidad en delitos del orden federal y común. El integrante de la CNTE obtuvo su libertad bajo caución el sábado por la madrugada. Al salir del reclusorio estatal, agradeció el apoyo legal de la Coordinadora, así como las movilizaciones que llevaron a cabo sus colegas para conseguir su liberación. Está bien, otro punto para los profesores. ¿Y los niños?
V. Interés. Después de que Estados Unidos tardó más de diez meses en aprobar la designación de Roberta Jacobson como su embajadora en México, la diplomática ahora recorre el país para rescatar el tiempo perdido. Viajó a Morelia, en su primera visita a Michoacán desde que asumió el cargo. Se reunió con exparticipantes de programas educativos del gobierno de EU y con estudiantes locales para promover las oportunidades académicas que ofrece su país. También conversó con líderes de la sociedad civil, empresarios y funcionarios del gobierno estatal, y visitó la Universidad Vasco de Quiroga. Pero, cuidado, es zona peligrosa, no vaya a ser que Héctor Astudillo, el gobernador de Guerrero, la regañe por arriesgarse, como lo hizo con el alcalde de Pungarabato.
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A mí, mis pobres/Gerardo Garlarza
Excelsior, 31 de Julio de 2016
 Hay que empezar por dejar claro, muy claro, transparente pues, que el escribidor está convencido y absolutamente seguro de que en México, como en todos los países del mundo, ha habido, hay y habrá pobres, en su mayoría producto de los injustos modos de producción o sistemas económico-sociales que han existido, desde que el hombre es hombre. No son novedad.
 Hoy el problema en México, aunque parezca anécdota, es que no se sabe cuál es el número de pobres. Hace algunas semanas, este problema no existía. De acuerdo con las estadísticas oficiales, en el 2014 había 55.3 millones de mexicanos pobres, aunque en el lenguaje oficial se aplica el eufemismo de “mexicanos en condición de pobreza”. Esa cifra significa que, con respecto al 2012, en los dos primeros años del actual gobierno el número de “mexicanos en situación de pobreza”, es decir pobres, se incrementó en dos millones de personas.
 Más, según esa misma estadística, de los 55.3 millones de pobres del 2014 alrededor de 11.4 millones estaban “en condición de pobreza extrema”, es decir, en palabras de los comunes, jodidos entre los jodidos, pese a todos los programas gubernamentales contra la pobreza.
 Ese aumento de pobres, escribieron los que dicen que saben en columnas periodísticas presuntamente muy bien informadas, porque oficialmente nunca se reconoció, provocó la salida de Rosario Robles de la Secretaría de Desarrollo Social y la consecuente llegada a esa dependencia de José Antonio Meade, quien ejercía como titular de las relaciones diplomáticas de México con el mundo.
 Las cifras del 2014 de los mexicanos pobres fueron recolectadas por el Inegi y avaladas por el Coneval, dos de los organismos públicos con el mayor prestigio nacional e internacional, encargados de las estadísticas oficiales, esenciales en cualquier país para la elaboración de políticas públicas; en otras palabras y en este caso: para decidir qué programas contra la pobreza se van a aplicar, cuánto dinero se va a destinar a esos programas, quiénes y cuántos serán los beneficiarios y, luego, cómo se van a medir los resultados.
 Pero hoy, el Coneval decidió no avalar los resultados del Inegi sobre la medición de la pobreza correspondiente al año 2015. Y, entonces, oficialmente no hay estadísticas oficiales actualizadas sobre, digámoslo como lo dicen los políticamente correctos, los mexicanos “en condición de pobreza”, es decir, los pobres.  ¿Por qué?
 Sencillo, para medir la pobreza del 2015, el Inegi, que es un organismo autónomo, en uso de esa facultad decidió modificar los parámetros de sus encuestas para medir la pobreza. Y resultó que estadísticamente (¡ojo!, no se alebresten: dice estadísticamente) en el año encuestado 10.8 millones de mexicanos dejaron su “situación de pobreza” y, no sólo eso, aumentaron sus ingresos familiares en poco más de 33%, y el porcentaje de mexicanos pobres cayó del 46.2 al 36.7%, es decir, 9.5 porcentuales menos.
 ¿Milagro? No, simple y sencillamente se cambió la metodología para medir la pobreza de los mexicanos; metodología que por cierto no se conoce públicamente y que, con un poco de lógica, no puede permanecer estática por siempre. Por ejemplo, ¿cómo medir la pobreza de una familia que recibió gratis del gobierno una pantalla de televisión por el cambio de la tecnología en la transmisión de imágenes televisivas? Y ¿esto qué tiene que ver? Sencillo, que de acuerdo con los parámetros de siempre un aparato de televisión digital cambia “la situación de pobreza” de una familia, como ocurre también con un piso de cemento, un ingreso extra (incluido el proporcionado por algún programa gubernamental). Según las cifras oficiales, que también hay muchas en este caso, entre el 2014 y el 2015 se repartieron entre ocho y 14 millones de televisiones digitales…
 Lo sorprendente de este caso, el escándalo, ocurrió cuando mi compañero Paulo Cantillo (vea usted la cobertura que se hizo toda la semana en Excélsior) decidió revisar las cifras del Inegi para 2015 y les aplicó la metodología que emplea el Coneval, mediante un programa de esta institución, que es público y cualquiera puede utilizarlo. Es justo decir que el Coneval se negó a aplicar su metodología a las cifras del Inegi, porque dijo que no podía hacer una comparación. Cantillo hizo lo que nadie se atrevió y mostró que “estadísticamente” (¡ojo! otra vez buenas conciencias) hay menos pobres en México. Sí, no son comparables, dicen, pero son las únicas cifras oficiales que existen.
 La cifra de 10.8 millones de mexicanos pobres que habrían dejado su condición de pobreza causó un escándalo entre políticos, opositores, organizaciones no gubernamentales, académicos, centros de estudios privados y en los tribunales sumarios que son las llamadas redes sociales.
 ¡Cómo que hay menos pobres en México? ¡Falso!,  gritarán y retuitearán. Reconocerlo, si fuera cierto, implicaría que alguna política pública funciona, que el gobierno (cualquiera que sea) tuvo algún éxito y, sobre todo, qué va a ser de este país sin pobres. Si fuera así, quedó exhibido, México perdería uno de sus tótems, y los políticos y vividores un pretexto para lucrar con la presunta defensa de los pobres, que en cualquier caso son muchos. A mí, mis pobres, faltaba más.

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