Revista
Proceso
# 2074, 31 de julio de 2016..
Habla
la pareja de Caro Quintero: “No lavo dinero ni trafico droga”/
ANABEL
HERNÁNDEZ
Diana
Espinoza Aguilar es la pareja sentimental de Rafael Caro Quintero, el prófugo
exlíder del Cártel de Guadalajara. La mujer –quien niega ser una delincuente–
narra a Proceso la historia de su relación con el hombre que afirma ahora estar
alejado de las actividades ilícitas… y pone sus esperanzas en la Suprema Corte
de Justicia, la cual debe decidir si el pedido de extradición girado contra el
llamado Príncipe es legal o no.
Diana
Espinoza Aguilar, de 45 años, originaria de Matachi, Chihuahua, es dueña de una
figura que, por donde camina, atrae las miradas. Pero desde mayo atrajo una que
le quita el sueño: el Departamento del Tesoro de Estados Unidos dio a conocer
su nombre y su rostro, y la acusó de haber sido narcotraficante y de facilitar
de manera ilegal recursos económicos a su pareja sentimental, Rafael Caro
Quintero, uno de los más buscados por la DEA.
(Kingpin Act Designations; Counter Terrorism Designations Updates
5/11/2016
ESPINOZA AGUILAR, Diana (a.k.a. ESPINOZA AGUILAR, Altagracia; a.k.a. ESPINOZA AGUILAR, Diana Altagracia); DOB 17 Jul 1970; POB Matachi, Chihuahua, Mexico; C.U.R.P. EIAD700717MCHSGN09 (Mexico) (individual) [SDNTK] (Linked To: CARO QUINTERO, Rafael).
En
entrevista con Proceso, Espinoza –pareja de Caro Quintero desde hace seis años–
habla por primera vez de su relación con El Príncipe. También explica la
estrategia legal que éste sigue para dejar de ser fugitivo y responde a las
acusaciones de lavado de dinero.
“Soy
inocente, no tengo absolutamente nada que ver con lo que están diciendo los
medios de comunicación: que soy narcotraficante, lavadora de dinero de Rafael
Caro Quintero… soy su esposa, soy la mamá de su hijo”, afirma.
Aunque
Washington lo acusa de haber vuelto al narcotráfico tras su liberación, en
agosto de 2013, Espinoza asegura que Caro Quintero ya no se dedica a eso y que
ella fue testigo de su transformación en prisión.
Afirma
que los gobiernos de México y de Estados Unidos han orquestado una “campaña”
contra él para hacerlo ver mal ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(SCJN), la cual desde mayo analiza si es legal o no la solicitud de extradición
hecha por Washington contra El Príncipe por el secuestro y homicidio del agente
de la DEA Enrique Camarena, ocurrido en 1985 en Guadalajara.
“No
está de narcotraficante, puedo meter mis manos al fuego que no está de
narcotraficante… sería ilógico que se esté defendiendo con abogados, que esté
amparándose para terminar este proceso apegado a derecho y que esté de
narcotraficante… eso no es posible, sería una incongruencia total.”
Historia
de amor
Diana
conoció a Caro Quintero en la cárcel de Puente Grande, Jalisco, cuando ella
estuvo presa ahí, acusada de delincuencia organizada. Y aunque su vida pareciera
la típica historia de “la reina de belleza y el capo”, en realidad está lejos
de serlo.
Ella
viene de una familia conservadora de clase media dedicada al comercio de
madera, que en principio no estaba de acuerdo en su relación con quien fuera un
temido capo en los ochenta.
La
pesadilla de Diana Espinoza comenzó en agosto de 2008, cuando en la Calzada de
Tlalpan, en la salida a Cuernavaca, dos autos le cerraron el paso al vehículo
en el que viajaban ella y su entonces pareja, el narcotraficante colombiano
Ever Villafañe.
“Mi
expareja tenía una orden de extradición y una orden de aprehensión. Iban por
él. Creo que me llevaron a mí para lastimarlo de alguna forma a él y poder
obtener información, supongo”, cuenta.
La
torturaron toda la noche. No fue sino hasta el día siguiente cuando la
presentaron ante el Ministerio Público, acusada de delincuencia organizada en
su modalidad de “operaciones con recursos de procedencia ilícita” y posesión de
arma de fuego. De acuerdo con la sentencia absolutoria dictada por el Tercer
Tribunal Unitario del Tercer Circuito el 18 de agosto de 2011, nunca fue
acusada de tráfico de drogas.
–Cuando
la presentaron ante el MP, ¿usted pudo narrar estas arbitrariedades?
–Sí,
sí, claro. Y ellos dijeron que esto era el sistema y que no se podía hacer
absolutamente nada. De hecho escribí una carta de (mi) puño y letra al juez,
porque lo que estaban diciendo en esa declaración (los policías federales) eran
mentiras y cosas que no sé de dónde sacan.
Afirma
que le obligaron a firmar una declaración ministerial incriminándose.
–¿En
qué circunstancias?
–En
circunstancias de amenaza… que le iban a cortar la cabeza a mis hijos.
Ella
y Villafañe tenían dos hijos. Fue recluida en el penal femenil en Puente
Grande, Jalisco; en el mismo lugar, pero en el reclusorio masculino, estaba
Caro Quintero. Quien los presentó fue la conductora grupera Ely Castro, del
programa Qué quiere la banda, de Televisa.
“Ella
fue quien dijo: ‘Pueden hablarse’, ‘están solos los dos, ¿por qué no hablan?’
Yo fui reina (de belleza de la cárcel) en ese tiempo”, señala. Su coronación se
televisó y así la conoció Caro Quintero. Establecieron comunicación pero no fue
sino hasta 2011 cuando ella fue absuelta de todos los cargos y se ordenó su
libertad.
“Salgo
de prisión y voy a visitarlo. Ahí empezamos. Decidimos tener un hijo y pues…
nace nuestro hijo, fruto del amor; y, bueno, con planes de formar una familia,
con planes de que cuando él cumpliera su tiempo en la cárcel estar juntos y
poder ver crecer a nuestro hijo.”
–¿Qué
la movió a tener este encuentro, esta relación personal con él?
–Pues
en primera, que estábamos solos y en esos lugares es tan solitario y tan frío
que hablar con alguien es bueno. Entonces empiezas a hablar con él y me doy
cuenta que es un gran ser humano, que no es ese monstruo que ponen en los
medios de comunicación, que no es ese perro rabioso que describen, que es una
persona común y corriente, con sentimientos, con ganas de vivir, con ganas de
salir adelante, que los años que le queden de vida, los muchos o los pocos,
quiere vivirlos con dignidad y con su familia.
–¿Para
usted quién es Rafael Caro Quintero?
–Es
un caballero, es un señor, educado, ha trabajado mucho con ello, ha trabajado
para educarse, para ser un ser humano con principios, para formarse mejor, para
encontrarse con su familia diferente. Yo no conocí al Rafael anterior. No lo
conocí. Yo conozco solamente al señor actual, que es un señor educado, formal,
caballero, que llora por sus hijos, que anhela estar con ellos, que anhela
tener un hogar, que anhela ver crecer a sus nietos, ver crecer a su hijo.
–¿Qué
hay de esa leyenda negra, Diana? ¿Qué hay del Príncipe, del narco de narcos,
como se le conocía en los ochenta? ¿Qué hay de esa personalidad?
–Nada,
nada de eso, no hay nada de eso.
–¿Nada?
–Solamente
existe el hombre. El mito del corrido, la película, eso no existe; eso nada más
existe en las películas y en los corridos. Existe el hombre y ojalá sea juzgado
como el hombre, no con el nombre; es importante que la justicia lo juzgue,
porque las leyes son muy claras en juzgar al hombre, no al nombre ni a la
leyenda.
“Estoy
estudiando derecho y estoy viendo que es justo que le den su libertad, que ya
pagó, que no se fugó de una cárcel o que nunca ha estado fuera de una cárcel…
“Rafael
ya pagó, está esperando que sus abogados peleen sus beneficios, ya está
sentenciado por 40 años, que es la pena máxima, y ya causó ejecutoria su
sentencia. En el artículo sexto de la ley de extradición claramente dice que no
puede ser juzgado un hombre dos veces por el mismo delito.”
–Es
difícil pensar que un hombre como él pueda cambiar…
–¡No,
no es difícil! Después de estar 28 años en la cárcel no es difícil cambiar.
Tuvo todo el tiempo para recapacitar, para arrepentirse de sus errores…
–¿Usted
vio esa conversión?
–Yo
la vi. Yo la vi antes de salir de prisión.
La
cacería
Tras
28 años en prisión, acusado y sentenciado a 40 por el homicidio de Enrique
Camarena y del piloto mexicano Alfredo Zavala, un tribunal ordenó la libertad
de Caro Quintero por fallas al debido proceso.
–¿Cómo
reciben él y usted la noticia de que ya está la orden de un juez para
liberarlo?
–Pues
fue un milagro, de verdad fue un milagro después de tantos años, de una espera
tan larga, una espera que lo había lastimado tanto durante 28 años. Y sabía que
lo estábamos esperando en casa sus hijos, su familia.
Señala
que cuando El Príncipe fue liberado, esa misma noche se encontraron en la casa
donde ella vivía con sus hijos en Guadalajara.
“Llegó
diciendo que estaba feliz, que por fin Dios había hecho justicia y que ya
podíamos hacer una familia.”
–¿Qué
planes había en ese momento?
–Había
planes de formar una familia… de estar bien, de hacer las cosas bien,
lícitamente, sin hacer nada que tenga que ver con el narcotráfico o que tenga
que ver con nada ilícito, absolutamente nada. Él no quiere saber nada de cosas
ilícitas.
–¿De
qué pensaban vivir?
–En
ese momento no lo hablamos; pensábamos en empezar de ceros, los dos estábamos
de acuerdo en eso.
Al
otro día, en Guadalajara, Caro Quintero fue a una comida a la casa de su madre,
donde había amistades. Luego se fue a La Noria, Badiraguato, donde nació y se
convirtió en narcotraficante. A los pocos días se volvió a girar una orden de
aprehensión en su contra con fines de extradición para ser juzgado en Estados
Unidos por el homicidio de Camarena y Zavala. Y se giró otra para hacerlo
regresar a prisión y cumplir los 12 años que supuestamente le faltaban de
confinamiento.
“Fue
un golpe terrible, no sabíamos qué hacer, fue muy difícil, tuvimos que
separarnos. Él ir a esconderse y yo, quedarme con mis hijos. Fue realmente muy
difícil porque nuestros planes se fueron abajo.”
–¿Qué
hablaron entre ustedes cuando se separaron?
–Que
seguiría defendiéndose conforme a derecho, apegado a derecho. Que estarían
trabajando los abogados para defenderlo jurídicamente, para que se respeten los
derechos humanos y las leyes de México, que existen y son muy claras.
Diana
Espinoza informa que desde el pasado mayo la SCJN tiene otra vez en sus manos
resolver la solicitud de extradición de Caro Quintero a Estados Unidos. En 2014
había rechazado analizar el amparo 199/2014 de Caro Quintero, interpuesto en
2013, y lo devolvió a un Tribunal Colegiado; pero en mayo pasado éste regresó
el amparo en revisión a la Corte, que deberá resolverlo.
Proceso
pudo corroborar esa información y que en la SCJN el proceso se está llevando
con confidencialidad.
“Están
peleando (los abogados) lo del artículo sexto, de la extradición, donde no
puede ser juzgado dos veces por el mismo delito. Te menciono que ya fueron
liberados algunos coacusados; a don Ernesto Fonseca ya no le dieron la
extradición, le están dando prisión domiciliaria y estamos esperando también
esa respuesta con él, que sea negada la extradición puesto que ya está
sentenciado en México.
–Y
respecto a estos años de sentencia que se supone que no terminó de cumplir,
¿cuál es el estatus?
–Le
dieron la sentencia, la máxima, que es por 40 años y esto lleva unos
beneficios; los abogados están peleando eso, están promoviendo un amparo para
lo de sus beneficios
Vivir
con un fugitivo
–El
gobierno de Estados Unidos dice que a través de usted supuestamente Rafael Caro
Quintero maneja sus activos, es decir dinero, cuentas bancarias, empresas. Que
es a través de usted, como si usted fuera una especie de prestanombres.
–Sí
lo vi, pero ¡es imposible! No me veo con él. ¿Cómo podría yo estar manejando su
trabajo? Se nos han derrumbado todos nuestros proyectos de hacer una vida
juntos, con nuestro hijo… se ha ido para abajo porque no podemos lograrlo por
esta situación.
“Ahorita
sí, es verdad, me están acusando de narcotraficante y de lavadora de dinero de
Rafael Caro Quintero, lo cual es mentira. Es una maquinación para
desprestigiarlo con lo de la guerra (contra el Cártel de Sinaloa), que él es
quien está metiendo las manos para formar estos grupos de delincuentes, con lo
de que le estoy lavando dinero y que estoy en el narcotráfico. ¡Nunca he sido
narcotraficante! ¡Nunca! Ni lo seré.”
–¿Por
qué el gobierno de Estados Unidos la culpa?
–No
sé qué tipo de informantes tienen, o testigos protegidos o no sé qué es lo que
está pasando, que están dando estas declaraciones; me dedico única y
exclusivamente a mis hijos y a mi casa.
Y
niega cualquier vínculo con las empresas de Guadalajara que el Departamento del
Tesoro afirma que sirven para lavar dinero de Caro Quintero.
–¿Estas
empresas le dicen algo?, ¿usted las conoce?, ¿es accionista?
–No
las conozco y por supuesto que no soy accionista. No tengo nada, ni una empresa
mía ni que me haya dado él.
–¿Le
preocupa?
–¡Por
supuesto que me preocupa! Porque es una mentira y porque siento que me pueden
estar persiguiendo, que me quieran enredar en algo que no existe.
–¿Tiene
miedo?
–¿En
México? Sí tengo miedo de que me puedan hacer una trampa, como ya lo hicieron
la vez pasada…
–¿El
gobierno de México tiene cargos contra usted? ¿La investiga? ¿Le ha congelado
cuentas a raíz de esto?
–Yo
en México no tengo ningún problema con la justicia.
Afirma
que no ha recibido ningún beneficio económico de su relación con Caro Quintero,
y que lo único que tiene de él es un hijo y un anillo de compromiso… y 30 mil
pesos que la madre de Caro Quintero, quien conserva negocios de ganadería, le
da mensualmente para la manutención de su hijo.
–Es
poco común eso. O si me lo permite plantearlo, habrá quien no pueda…
–¿Entenderlo?
–Habrá
quien no pueda entenderlo o creerlo.
–Sí
creo que no lo entiendan, pero es la verdad. En las circunstancias en las que
él está, le es imposible tener algo material como para darme. No puede…
–No
lo puede ver, ¿cómo se vive, como pareja, con una persona en esa
circunstancia?, ¿cómo vive usted?
–Es
una situación triste porque mis hijos han crecido solos y ahora otra vez…
perdón… –rompe en llanto–. No quisiera que mi hijo creciera sin padre. Me
gustaría que se apegaran a derecho, que se respetaran los derechos humanos;
pensamos interponer una queja ante la Corte Internacional Interamericana (se
refiere a la CIDH).
–¿Por
qué decidió dar esta entrevista?
–Porque
quiero aclarar mi situación. Soy inocente, no tengo absolutamente nada qué ver
con lo que están diciendo los medios de comunicación, que soy narcotraficante,
lavadora de dinero de Rafael Caro Quintero. Soy su esposa, soy la mamá de su
hijo.
–¿Por
qué se mantiene a su lado? ¿Por qué sigue al lado de Rafael Caro Quintero en
esta circunstancia tan compleja?
–Porque
lo amo, porque merece una oportunidad, porque sé que es un ser humano que
necesita una oportunidad de ver a sus nietos, a sus hijos y ver crecer a su
hijo. Lo he visto llorar. No quiere saber nada del narcotráfico, nada, la gente
que realmente lo conoce lo sabe…
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