Xóchitl, sin cruzazulear/Germán Martínez Cázares
en REFORMA, 06 Jul. 2023;
"Vivir es anhelar", escribió Ortega y Gasset. El anhelo o, dicho de otra manera, la aspiración es la nota distintiva de la vida de una persona. Quien no aspira estaría muerto. En el fondo eso es lo que desean los gobiernos de Morena, ciudadanos adormecidos, anestesiados en sus potencialidades cívicas, en su interés por lo público, en su anhelo de tener un país mejor. ¿No fue la falta de aspiración llamada abstencionismo la que permitió que ganara Morena el Estado de México? ¿No son gobernadores zombis los que deambulan de Palacio Nacional a una embajada, por permitir el arribo de los candidatos de la 4T en sus territorios? Anhelar es tener vergüenza pública.
¿Xóchitl Gálvez votó a favor de los programas sociales, en una modificación que los elevó a rango constitucional al reformar y adicionar el artículo 4o. de la Constitución, precisamente el martes 24 de marzo del 2020; fueron 91 votos a favor (el mío entre ellos), uno en contra, y una abstención. Nada que discutir allí. El Presidente miente al sostener que Xóchitl Gálvez no aprecia esos apoyos para los más desfavorecidos. Que muchos se entregan sin control, sin evaluación de su desempeño y con auditorías laxas. Lo mismo te dan la pensión de adultos mayores si tienes un apellido común, como Hernández, García, Martínez o González, que con apellidos más escasos o exclusivos como Slim, Larrea, Creel, Sheinbaum o Chedraui.
El Presidente lanzó a Claudia con una verdad: instrucciones precisas a sus corcholatas en una cena en el restaurante "El Mayor" del Centro Histórico de la Ciudad de México; y, también a Xóchitl Gálvez con una falsedad en una de sus conferencias mañaneras: afirmar que no apoya los programas sociales. Xóchitl ganó un juicio de réplica, que el Presidente con buenos abogados por lo menos lo hubiera dilatado un año; o con leer un resumen de la sentencia en una mañanera hubiera resuelto. Y tan, tan. No cree en la ley y está peleado con los jueces. La soberbia, que siempre va delante de la derrota, lo hizo el más grande promotor de Gálvez, y ahora, creo, tendrá dos candidatas. Una que ofrecerá continuidad hasta en las cenas de tamales de chipilín a la aristocracia que dice combatir, y otra que tiene una biografía de anhelos, aspiraciones y esperanzas.
Además el Presidente cayó en su propia trampa de dividir a los mexicanos, con ese tono en blancos y negros de una película de Pedro Infante: "nosotros los pobres" y "ustedes los ricos". En esa bochornosa división una mujer otomí, que habla una lengua indígena (cualidad que no tiene ninguna corcholata), que en la alcaldía Miguel Hidalgo derrumbó pisos no autorizados (nada de cártel inmobiliario), desparpajada y decente, con vestimenta y compromiso con los pueblos originarios, pues cae en la falsa fotografía de la diferencia obradorista, del lado de los "buenos". No comparto esa diferencia discriminatoria y generadora de odio. Ni todos los ricos son malos, y la pobreza sólo es tarea pendiente del gobierno actual, y menos califico a los mexicanos por su origen étnico, preferencia religiosa, orientación sexual, condición económica. Ese truco mañanero se acabó, ahora el espectáculo va a variar, vendrán nuevas calumnias.
Sin embargo, Xóchitl tiene que vencer los escollos y laberintos de un método de selección que con los auténticos ciudadanos (encuesta) gana ¡sólo la mitad! de la candidatura. La otra mitad estará en la elección partidista, donde con el acarreo pueden empatar y hacer de chivo los tamales. Xóchitl le va al Cruz Azul, pero no la debe "cruzazulear" (verbo admitido en el diccionario de mexicanismos). No puede fiarse de quienes hicieron ese método, empinaron a José Antonio Meade y a Ricardo Anaya. Debe mantener su rabiosa libertad, armar un equipo de profesionales honestos, y entender que la política es convocar.
México no quiere un Presidente-guía que lo conduzca a la tierra prometida. Caudillo machista no. Quiero una mujer Presidenta que acompañe al país en sus sueños de vivir en paz y cumplir a todos, sin distingos, sus anhelos y aspiraciones.
El autor es senador de la República.
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