El filósofo Bernard-Henri Lévy, en defensa de Benedicto XVI y Pío XII
Amplia repercusión de un artículo suyo en la prensa
PARÍS, lunes 25 de enero de 2010 (ZENIT.org).-Benedicto XVI ha sido víctima, desde que fue elegido Papa, de un “juicio mediático” y de una “continua manipulación” de sus palabras y textos respecto a las relaciones con los judíos.
Así lo afirma el conocido filósofo francés de origen judío Bernard-Henri Lévy, en un artículo que ha sido recogido por importantes cabeceras europeas, como Il Corriere della Sera, El País (edición del domingo 24 de enero) y Le Point, y del que se ha hecho eco también L'Osservatore Romano.
El escritor se refiere a las informaciones publicadas por medios de todo el mundo,
criticando la reciente visita de Benedicto XVI a la Sinagoga de Roma, el pasado domingo 17 de enero.
criticando la reciente visita de Benedicto XVI a la Sinagoga de Roma, el pasado domingo 17 de enero.
“La guinda la ha puesto el mismo coro de desinformadores, que esta vez ni siquiera ha esperado a que el Pontífice cruzara el Tíber para anunciar, urbi et orbi, que ni ha encontrado las palabras apropiadas, ni ha hecho los gestos adecuados, y, por tanto, ha fracasado...”, afirma.
Lévy se refirió uno por uno a los gestos realizados por el Pontífice en esta ocasión, afirmando que “hizo lo que tenía que hacer y lo hizo”, en especial con su homenaje a los judíos deportados a Auschwitz.
“Cuando declara que el diálogo judeo-católico entablado por el Vaticano II es ya 'irrevocable'; cuando anuncia que pretende 'profundizar' y 'desarrollar' el 'debate entre iguales' que representa el debate con esos 'hermanos mayores' que son los judíos, a Benedicto XVI se le puede acusar de todo lo que se quiera, pero no de 'congelar' el proceso abierto por Juan XXIII”.
“Mala fe”
Lévy afrma que existe “mala fe”, “prejuicios” y “desinformación” cuando se habla del Papa, quien en su opinión “ya fue objeto de un verdadero proceso mediático en el que se le tachaba machaconamente de ultraconservador” desde el momento de su elección.
“Luego vinieron las insistentes alusiones, cuando no las bromas pesadas, al 'Papa alemán' y al 'posnazi' con sotana, al que, ni cortos ni perezosos, los guiñoles de la tele apodaban Adolf II (y eso porque, como todos los niños y adolescentes de su edad, fue enrolado en las juventudes del régimen)”, añade.
En especial, Lévy acusa de “manipulación de los textos pura y dura”, a las informaciones sobre su viaje a Auschwitz en 2006.
“Hubo quien pretendió, y quien sigue pretendiendo -y repitiendo igual de machaconamente-, que el Papa se habría referido a los seis millones de muertos polacos como a víctimas de una simple 'banda de criminales', sin precisar que la mitad de ellos eran judíos”.
“En este caso, el infundio es apabullante, pues, en realidad, aquel día, Benedicto XVI habló de los "jerarcas del III Reich" que intentaron "aplastar" al "pueblo judío" y borrarlo de la faz de la Tierra -Le Monde del 30 de mayo de 2006-”, cita Lévy.
Pío XII
Otra cuestión sobre la que Lévy insiste singularmente es en la “manipulación” sobre la figura de Pío XII.
El escritor francés rebate la idea del “silencio” de Pío XII frente al Holocausto, recordando que fue coautor de la encíclica Mit brennender sorge, “que sigue siendo, aún hoy, uno de los manifiestos antinazis más firmes y elocuentes”.
Además aifrma: “hay que precisar que antes de optar por la acción clandestina, antes de abrir, sin decirlo, sus conventos a los judíos romanos perseguidos por los sicarios fascistas, el silencioso Pío XII pronunció unos discursos radiofónicos (por ejemplo, los de las navidades de 1941 y 1942) que después de su muerte le valdrían el homenaje de Golda Meir”.
“Lo asombroso es que todo el peso, o casi, del ensordecedor silencio que se hizo en el mundo entero alrededor de la Shoah recaiga sobre uno de los soberanos de aquel tiempo que: a) no tenía ni cañones ni aviones a su disposición; b) según la mayoría de los historiadores, no escatimó esfuerzos para compartir con aquellos que los tenían la información de la que disponía; c) salvó -sí, él-, tanto en Roma como en otros lugares, a un gran número de aquellos de los que se sentía responsable moralmente”.
El filófoso cita el caso de Rolf Hochhuth, “autor de la famosa obra El vicario, que abrió, en 1963, la polémica sobre los silencios de Pío XII".
Recuerda que Hochhuth “es también un conocido negacionista, condenado varias veces como tal”, y recordó una entrevista suya, publicada en un semanario alemán de extrema derecha, “en la que defendía a David Irving, que niega la existencia de las cámaras de gas”.
El artículo puede leerse completo en español en: www.elpais.com/articulo/opinion/defensa/Benedicto/XVI/elpepusocdgm/20100124elpdmgpan_1/Tes
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