México,
territorio abierto a las armas/MATHIEU
TOURLIERE
Revista Proceso no 1900, 30 de marzo de 2013
La
frontera sur de Estados Unidos está llena de pequeñas armerías que dependen en
mayor o menor medida de México. La industria armamentista de aquel país se
beneficia cada año con 127 millones de dólares sólo por sus “exportaciones” al
vecino del sur. Estos son sólo dos pequeños indicadores de un problema, el del
tráfico de armas, que por un lado da ganancias económicas estratosféricas y por
el otro genera miles de muertes. Y en México el tema tiene su contraparte: el
decomiso de esas armas es mínimo.
Pese
a que México tiene una de las legislaciones más estrictas del mundo en materia
de tenencia de armas, las autoridades confiscan sólo 14% de las 252 mil que
cada año cruzan ilegalmente por la frontera norte.
Estas
son cifras del informe El camino de las armas: Estimado del tráfico de armas de
fuego a través de la frontera entre Estados Unidos y México dado a conocer el
lunes 18 por la Universidad de San Diego y el Instituto Igarapé, de Brasil.
Sólo
2.2% de las armas que se vendieron entre 2010 y 2012 en territorio
estadunidense se traficó a México. Sin embargo, 46.7% de las 51 mil armerías
estadunidenses (especialmente las que están cerca de la frontera) depende “en
alguna medida” de la demanda mexicana.
En
ese mismo periodo el tráfico de armas hacia México generó para el sector
ganancias por 127 millones de dólares al año, cuatro veces lo que sumó en el
periodo de 1997-1999 y más de seis veces lo que estima el más reciente reporte
de las Naciones Unidas sobre el narcotráfico y el tráfico de armas,
correspondiente a 2012.
El
informe señala que se utilizó una nueva metodología para obtener las anteriores
cifras. Se tomó en cuenta el número de solicitudes de licencias de venta de
armas ligeras en Estados Unidos y se cruzaron con los factores que determinan
la demanda interna, como ingresos, densidad de población, tendencias políticas
e índice de criminalidad.
A
partir de ello estimaron la demanda total del tráfico, en cuanto a número de
armas y a ingresos para la industria. La metodología “clásica” para calcular el
flujo de armas toma como base el número de armas ilegales confiscadas por las
autoridades.
El
estudio destaca que el número de tiendas de armas crece cerca de la frontera
sur de Estados Unidos. De hecho 6 mil 700 armerías se concentran en las zonas
fronterizas de California, Arizona, Nuevo México y Texas, con un promedio de
dos establecimientos por kilómetro.
Calcula
que en México circulan más de 15 millones de armas ilegales, 80% de las cuales
vienen de Estados Unidos. Reporta además que se utilizaron armas de fuego en la
mitad de los 120 mil homicidios cometidos entre 2007 y 2012.
Para
contrarrestar este flujo, el estudio recomienda a Estados Unidos un mayor
control del comercio doméstico, ya que desde los ochenta las 2 mil 200 fábricas
establecidas en ese país produjeron 98 millones de armas cortas y largas.
El
pasado 9 de enero el Congreso mexicano pidió a los senadores estadunidenses que
lleven a cabo un registro balístico de las armas en los estados fronterizos
para “saber con precisión el nombre de quien la adquirió originalmente y
proceder a la búsqueda y localización de su dueño”, precisó la senadora priista
Marcela Guerra Castillo.
El
Congreso mexicano también solicitó que por ley se reestablezca la prohibición
de los rifles de asalto en la frontera con México. Tal solicitud se encuentra
en el boletín 0796 de la Comisión Permanente del órgano legislativo.
Veto
ametrallado
En
abril el Senado estadunidense someterá a votación una ley para controlar el
comercio de armas. Dicha ley fue solicitada por la administración de Barack
Obama después de la matanza de 27 personas –entre ellas 20 niños– en la ciudad
de Newtown, Connecticut. Sin embargo, el diario The New York Times publicó el
pasado miércoles 20 que la oposición conservadora obstaculizará la ratificación
de un texto amplio al “inundarlo de enmiendas para que se vuelva a favor de los
proarmas”.
Dianne
Feinstein, senadora demócrata por California, ya vio desaparecer su cláusula
que prohibía la venta de 157 tipos de rifles de asalto. El golpe de gracia vino
de su propio campo: Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado le
retiró el apoyo. Argumentó que con dicha cláusula el texto final no hubiera
recogido los 60 votos necesarios para su aprobación, señaló The New York Times.
Reid comentó que en todo caso los senadores podrán proponer cláusulas a través
de enmiendas.
El
proyecto de ley se limitará a establecer un mayor control sobre los antecedentes
y el estado de salud mental de los compradores de armas, tal como lo piden los
grupos de interés en favor de las armas, como la Asociación Nacional del Rifle
(NRA, por sus siglas en inglés).
Sin
embargo Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos, reconoció en enero pasado
que el gobierno “simplemente no tiene el tiempo ni el personal para investigar
a cada uno (de los compradores) que mintió o que contestó mal un formulario”,
señala el Instituto de Acción Legislativa de la NRA, el grupo de cabilderos de
la Asociación.
De
acuerdo con el reporte El camino de las armas… “el hecho de que sólo 5% de
todos los distribuidores de armas registrados en Estados Unidos sean
inspeccionados anualmente sugiere que existen pocas revisiones para detectar
prácticas ilícitas, como las ventas a ‘compradores de paja (testaferros)”.
En
1994 el gobierno de Bill Clinton decretó un veto de diez años para la venta de
rifles de asalto, que George W. Bush no refrendó en 2004. Ese año las ventas
domésticas de armas tuvieron un crecimiento súbito, por lo que los autores del
informe señalan que “el fin de la prohibición fue responsable de un crecimiento
de 16.4% de los homicidios en México entre 2004 y 2008”. Entre 1997 y 1999,
época del veto de los rifles de asalto, sólo se introducían 88 mil armas a
México, un tercio del número actual.
Nacimiento
legal
Según
el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI,
por sus siglas en inglés), el volumen de transferencias de armas en el mundo
creció de 17% entre el periodo de 2003 a 2007 y el de 2008 a 2012. Recuerda que
Estados Unidos produce 30% de las armas convencionales que circulan en el
mundo, seguido por Rusia (26%) y Alemania (7%).
Daniel
Zapico, representante de Amnistía Internacional en México, recordó el martes
19, en un acto frente a la embajada de Estados Unidos, que “todas las armas
nacen con una vida legal” por lo que después de ello entran en una lógica de
tráfico.
“Existe
una relación entre el comercio irresponsable de armas y graves violaciones a
los derechos humanos”, comunica la organización en su informe Las grandes
potencias alimentan atrocidades; por qué el mundo necesita un sólido tratado
sobre comercio de armas.
El
pasado lunes 18 se inició en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York la
Conferencia Final para el Tratado sobre Comercio de Armas (TCA). Los 193 países
que participan en la conferencia ya acordaron un texto de ley en julio de 2012,
pero Estados Unidos, Rusia y China reclamaron un tiempo para regresar a la mesa
de negociaciones.
Ban
Ki Moon, secretario general de la ONU enfatizó durante su discurso de
inauguración que ninguna norma internacional rige el comercio de armas mientras
existen normas para el comercio de todos los demás productos, desde los sofás
hasta los jitomates.
El
Senado mexicano aprobó el pasado miércoles 13 un punto de acuerdo en apoyo al
TCA, del cual siempre fue defensor. Durante las negociaciones de julio de 2012
Roberto Dondisch Glowinski, negociador principal de México, declaró que “la
falta de control en la venta de armas hace responsables a los países
productores de los crímenes que con éstas son cometidos por entes no
estatales”.
En
estas negociaciones México encabeza un grupo de 106 países que tienen la
intención de “finalizar el trabajo”; es decir llegar a un acuerdo.
“Un
TCA débil podría servir para dar legitimidad al comercio irresponsable e ilegal
de armas”, declaró Dondisch durante la conferencia.
Los
mayores exportadores de armas de fuego, como Estados Unidos, Rusia, China,
Francia o Israel argumentaron que este comercio es legal y legítimo, ya que la
seguridad nacional y las políticas de defensa forman parte de la soberanía. En
caso de que estas potencias no lo firmaran, el tratado perdería eficacia. Los
gastos militares en el mundo en 2011 sumaron mil 700 billones de dólares, según
datos que proporcionó el SIPRI en su anuario 2012.
El
miércoles 27 el australiano Peter Woolcott, presidente de la Conferencia para
el Tratado de Armas, dio a conocer la forma final del texto, que difiere en
algunos puntos del de julio 2012.
Al
cierre de esta edición los representantes de Irán y de Corea del Norte habían
objetado el texto en su forma actual, por lo que Woolcott tuvo que posponer su
ratificación para tratar de convencerlos. Todo lleva a pensar que el tratado se
presentará ante la Asamblea General de la ONU el 2 de abril para recolectar los
dos tercios de los votos que le permitirá entrar en vigor.
El
tratado exhorta a los Estados a establecer sistemas de control sobre
exportaciones, importaciones, tránsito y agentes de negocios relacionados con
las armas. Al firmarlo tendrán que conservar durante diez años un reporte sobre
la cantidad, el valor, el tipo y el modelo de las armas, así como detalles del
exportador, de los Estados de tránsito y de quiénes usan tales armas.
También
pide a los Estados no transferir armas si existen sospechas de que serán
utilizadas para facilitar genocidios, crímenes contra la humanidad o de guerra;
también solicita no transferirlas si existe el riesgo de que sean desviadas
para alimentar mercados ilegales, grupos criminales y terroristas o cuando
dicha transferencia implique corrupción.
Al
ratificar tal texto, los Estados importadores verificarán si la información
existe y pedirán las autorizaciones de exportaciones que entregará el sistema
de control del país exportador.
En
su forma actual el texto considera “armas convencionales” los tanques de
combate, vehículos blindados, sistemas de artillería de alto calibre, aviones
militares, helicópteros de ataque, naves de guerra, misiles y lanzamisiles y
armas ligeras. Quedan fuera de esa clasificación las llamadas armas de
destrucción masiva, los drones (aviones no tripulados) y las granadas.
Grupos
de interés
El
tratado todavía tendrá que ser aprobado por los Estados e incorporado a sus
legislaciones. En Estados Unidos la resistencia a la regulación de las armas
–entre ellas las municiones– es muy fuerte, como lo es el veto a la venta de
rifles de asalto. Los artículos –inéditos– 3 y 4 de la nueva versión del
tratado incentivan a los Estados para establecer un sistema de control nacional
de las municiones y de los componentes de las armas convencionales. El
embajador de Estados Unidos en México, al recibir a los representantes de
Amnistía Internacional el martes 19, les dijo que será “difícil incluir las
municiones en el tratado”, señaló Zapico.
De
los siete representantes de la sociedad civil que pudieron hablar en las
sesiones de la Conferencia del TCA –que se llevaron a cabo en julio de 2012 y
el pasado lunes 18– sólo uno se manifestó en favor de un texto que regulara
“todas las armas, todas las transferencias y todas las transacciones (…) sin
omitir algunas armas ligeras como las de deporte o de caza”. Este grupo es la
Coalición de Control de Armas, en cuyo seno se agrupan organizaciones como
Amnistía Internacional, Safeworld y Oxfam.
Pero
los otros seis representantes pertenecen a grupos de interés proarmas, todos de
Estados Unidos, respaldados por la industria armamentista de ese país.
Amenazaron con que el texto no será aprobado por el Senado estadunidense al
incluir las “armas civiles” y las municiones, con el argumento de proteger la
Segunda Enmienda de su Constitución.
“Las
armas son herramientas, y como todas las herramientas pueden ser usadas para lo
mejor o para lo peor”, resaltó Richard Patterson, director administrativo del
Instituto de Fábricas de Armas y Municiones Inc. durante la conferencia de
julio.
En
esa misma sesión Wayne LaPierre, vicepresidente de la NRA, recordó que él
representaba los intereses de 100 millones de ciudadanos estadunidenses dueños
de armas de fuego. “Que quede claro. Cualquier tratado que incluya la tenencia
de armas civiles en su ámbito encontrará la mayor oposición de la NRA”,
vociferó antes de amenazar con que “los tratados deben de ser adoptados con una
mayoría de dos tercios por el Senado estadunidense; 58 senadores ya objetaron
un tratado que incluye armas civiles”.
Johanna
Reeves, directora ejecutiva del grupo comercial Importadores/Exportadores de
Armas de Fuego sometió a la conferencia de julio de 2012 “que sólo los rifles
de asalto deben estar incluidos en un TCA, y las municiones tienen que quedar
fuera de su aplicación”. Según Amnistía Internacional 12 mil millones de
municiones ya circulan en el mundo, lo que representa dos balas por persona.
“Varios
autores notaron que la oposición de la NRA fue clave para el fracaso de la
conferencia de julio”, se felicitó esta organización en un comunicado publicado
en su portal de “acción legislativa” el pasado 25 de enero. “Sobra decir que
nuestra postura se mantendrá ante cualquier tratado que pueda afectar los
derechos de los dueños de armas estadunidenses”, agregó.
Feinstein,
al ver desaparecer su cláusula sobre el veto de rifles de asalto, lamentó: “No
puedo luchar contra la NRA. Son enemigos muy poderosos, lo he sabido toda mi
vida”.
También
lo sabe México.
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