- La mirada de (José) Hierro/RAFAEL VARGAS
Revista
Proceso
No. 1900, 30 de marzo de 2013;
La
poesía y las artes plásticas han sido consideradas siempre como hermanas. Se
inspiran mutuamente, y sus métodos creativos –la organización simbólica, la
enorme significación de los detalles, la capacidad de sugerir– son semejantes
en ambas artes. Por lo tanto, no es raro que la pintura sea para el poeta una
ventana habitual y que el ojo del pintor con frecuencia lea el mundo que lo
rodea a través del lente magnificador del poema. Tampoco es raro que a lo largo
del tiempo el poeta intente describir con palabras lo que aprende a ver en
dibujos, óleos, fotografías o esculturas, y que a veces decida recoger en un
libro la suma de sus aventuras en el mundo de la mirada. Así lo han hecho, por
recordar sólo a unos cuantos poetas contemporáneos notables, el francés Yves
Bonnefoy, el estadunidense John Ashberry y aquí, en México, Octavio Paz.
Ahora
se publica entre nosotros un libro similar a los que han entregado esos poetas,
Los sentidos de la mirada. Convergencias sobre arte, que reúne los textos que
su colega español, el desaparecido José Hierro (1922-2002), redactó entre 1950
y 1991, en gran parte sobre artistas ibéricos (Goya, Picasso, Miró, Chillida,
Tàpies, Barceló), aunque no faltan textos sobre hispanoamericanos, como Matta,
Joaquín Torres García, ni sobre monstruos ineludibles, como Rembrandt y Paul
Klee.
Hierro
es un poeta escasamente conocido en México. Aquí han tenido mucho mayor
difusión las obras de paisanos y coetáneos suyos (ligeramente más jóvenes),
como Carlos Barral, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente o Ángel González,
todos ellos integrantes de una espléndida generación de poetas.
Por
alguna extraña razón, los libros de Hierro apenas circularon entre nosotros, y
los numerosos e importantes premios literarios que le fueron conferidos no
tuvieron gran irradiación en esta orilla del Atlántico, pero su obra es tan
importante como la de esos coterráneos. No obstante esa pobre resonancia, en
México su trabajo ha contado siempre con una suerte de cofradía de seguidores
atentos. Uno de ellos es quien reunió, transcribió y ordenó los ochenta y siete
escritos que integran Los sentidos de la mirada: el poeta y, asimismo, notable
crítico de arte, Miguel Ángel Muñoz.
En
los últimos años Muñoz ha mostrado una especial cercanía –fruto de su interés–
con el arte de España y con destacados artistas de ese país, virtud que sin
duda ha contado mucho para la realización de este libro. Sin la amistad que
Muñoz supo cultivar con Hierro a partir de 1998, este libro no existiría, y es
un verdadero acto de justicia poética que su compilador y editor sea un
mexicano (aunque el sello bajo el que aparece sea el de la casa madrileña
Síntesis), y que con él abra entre nosotros una puerta al resto de su obra.
Si
acaso alguien repara en que para conocer el trabajo de un poeta es
indispensable leer sus poemas, hay que decir que un poeta nunca deja de
escribir como poeta, aun si a veces escribe solamente una página para presentar
una exposición. Por esa simple razón hay que acercarse a este libro.
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