Recomendación
de la CNDH a Mondragón/
RODRIGO
VERA, reportero
Revista
Proceso
No. 1927, 5 de octubre de 2013;
La
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) acaba de emitir la primera
recomendación a una cárcel privada –el Centro Federal de Readaptación Social
(Cefereso) número 11, de Hermosillo, Sonora– debido a las “condiciones
infrahumanas y peligrosas” en que viven sus internos, así como a las
“deficiencias” carcelarias que son incluso “mayores” a las que maneja el gobierno.
Se
trata de la recomendación 35/2013 y está dirigida al comisionado Manuel
Mondragón y Kalb, por ser el principal responsable de las graves violaciones a
los derechos humanos que se están cometiendo en las cárceles privadas
federales, como es ésta de Hermosillo, a cargo de la empresa Ingenieros Civiles
Asociados (ICA), propiedad de la familia Quintana.
Fuentes
confidenciales revelan que la CNDH ya está preparando más recomendaciones
dirigidas a otros penales federales manejados por empresarios, como los de
Miahuatlán, Oaxaca, y Ocampo, Guanajuato, pues van en aumento las quejas a
pesar de tener poco tiempo.
Por
lo pronto, el presidente de la CNDH, Raúl Plascencia Villanueva, ya envió la
recomendación a Mondragón y Kalb. Ahí le dice sobre el Cefereso de Hermosillo,
inaugurado en octubre de 2012 por el presidente Felipe Calderón:
“Ante
la recurrencia en la recepción de quejas, esta Comisión Nacional de los
Derechos Humanos acudió a dicho centro de reclusión, en el que pudo constatar
que la situación de las personas privadas de su libertad, así como las
condiciones que imperan en ese establecimiento penitenciario, no son las
idóneas para la privación de libertad en condiciones de una vida digna y segura
de todos los ahí internos, además de que no hay actividades laborales,
educativas ni deportivas, la vinculación social del recluso es inadecuada, se
proporciona una limitada y deficiente atención médica a la población
penitenciaria, no se cuenta con personal suficiente, por lo que no se llevan
las acciones necesarias para la protección y observancia de los derechos
fundamentales de las personas internas.”
Para
empezar, la CNDH señala que a la prisión fueron trasladados mil 849 reclusos
provenientes de otras cárceles sin que se les haya avisado a éstos y a sus
familias. Al llegar, los reos ni siquiera tenían “conocimiento del lugar en que
se encontraban”. Y todavía una semana después del traslado “permanecían
incomunicados, pues no se permitía la visita de sus familiares ni de sus
abogados por disposición de las autoridades federales”. Esto provocó “la
incertidumbre y la angustia” de las familias.
Indica
que “los traslados penitenciarios representan una de las formas más comunes de
violación del derecho a la seguridad jurídica de los reclusos, ya que
constituyen un acto de molestia, además de obstaculizar el seguimiento de su
proceso, pues generalmente alejan al interno procesado o sentenciado del lugar
más cercano a su domicilio”.
Y
menciona los penales de donde provenían los reclusos, localizados en Veracruz,
Nayarit, Coahuila, Jalisco, San Luis Potosí, Distrito Federal y el Estado de
México.
Universo
restringido
El
ingreso a los abogados defensores está muy limitado, situación que repercute en
la “asistencia legal” de los internos, muchos de los cuales ignoran “cuál es su
situación jurídica”. Con esto se está violando el “derecho a la defensa” y el
“derecho al debido proceso”.
Todo
lo anterior fue constatado personalmente por los visitadores de la CNDH, en
enero, febrero y junio de este año, cuando realizaron recorridos por la prisión
y entrevistas con los internos.
Estas
visitas se hicieron a raíz –dice la recomendación— de “42 escritos de queja”
que denunciaban violaciones a los derechos humanos en cuestiones de salud,
legalidad, seguridad jurídica, trato digno y reinserción social.
De
31 páginas y fechado el pasado 25 de septiembre, el documento menciona que hay
sobrepoblación en el penal, puesto que fue construido para 2 mil 538 internos,
y actualmente aloja a 2 mil 841.
Y
“la plantilla del personal, que incluye la Dirección General, el área Jurídica
y Técnica, así como Seguridad y Custodia, es muy inferior a la necesaria para
su adecuada operación”.
Y
en materia de salud, denuncia que “existen serias deficiencias en la prestación
del servicio médico” y hay “desabasto de medicamentos”. Ni siquiera se cuenta
“con un cuadro básico de medicamentos” y “no hay programas de detección de
enfermedades infectocontagiosas”. Esto “trae como consecuencia que las
enfermedades de los internos no sean atendidas de manera adecuada y apropiada,
lo que implica que no exista una detección oportuna de enfermedades
infectocontagiosas, crónico-degenerativas y bucodentales”.
Sobre
la alimentación a los reclusos, señala: “Aun cuando las reglas estipulan que el
sistema penitenciario debe proveer todas las necesidades básicas de la
población, en la práctica esto no sucede, tan es así, que la población se queja
de la escasa cantidad de alimentos que reciben… los alimentos en ese centro
penitenciario son insuficientes en calidad y cantidad”.
En
suma, señala la recomendación a Mondragón y Kalb, la reinserción social no
puede darse en estas “condiciones infrahumanas y peligrosas” que padecen los
internos. Recalca:
“El
respeto a los derechos humanos, el trabajo, la capacitación para el mismo, la
educación, la salud y el deporte son las únicas vías para la reinserción
social.”
La
recomendación hace la siguiente referencia al alto costo de esta cárcel
privada:
“El
enunciado centro de reclusión corresponde a aquellos construidos y operados con
la participación de particulares, cuyo costo asciende a ml 670 pesos por
interno diario, bajo el modelo CPS (Contrato de Prestación de Servicios), y que
no obstante su alto precio presenta similares deficiencias o incluso mayores
que los centros dependientes del propio gobierno federal.”
Ante
la infinidad de quejas, la CNDH actualmente prepara más recomendaciones a otros
reclusorios federales privados: entre ellos el de Ocampo, Guanajuato, manejado
igualmente por ICA e inaugurado en noviembre de 2012; así como el de
Miahuatlán, Oaxaca, administrado por la empresa GIA e inaugurado apenas en
mayo pasado por el presidente Enrique Peña Nieto. Las nuevas recomendaciones
serán emitidas a principios del año próximo, según reveló una fuente que pide
no mencionar su nombre. Y agrega:
“Pese
a su poco tiempo de operación, en estas instituciones privadas ya se están
violando los derechos humanos de una manera brutal; son sólo grandes almacenes
para guardar reclusos como si fueran cosas, sin ninguna intención de
reincorporarlos a la vida social.”
–¿A
los presos ahí no se les está utilizando laboralmente?
–En
esas prisiones se levantaron grandes naves industriales, pero todavía no las
echan a andar. Son el puro cascarón. Esas cárceles representan un gran negocio
para las empresas y para los funcionarios gubernamentales que les están
otorgado los permisos de manera discrecional… son resultado de alianzas
político empresariales.
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