El
enfado de John Kerry/Yossi Beilin, exministro de Justicia israelí, negociador en el proceso de paz de Oslo.
Publicado en La
Vanguardia | 16 de noviembre de 2013;
Hace
unos días se produjo la octava visita del secretario de Estado estadounidense a
Oriente Medio, tras la sesión número 16 de las negociaciones entre israelíes y
palestinos. Para estas negociaciones se ha marcado un plazo de nueve meses, y
ya estamos casi a la mitad sin que parezca que haya habido avances
significativos. Más bien al contrario, pues la decisión de Beniamin Netanyahu
de autorizar la construcción de otros miles de viviendas en Cisjordania ha
provocado una grave crisis entre ambas partes, hasta el punto de que el jefe de
la delegación palestina, Saib Arikat, ha dimitido o, al menos, ha amenazado con
dimitir
El
jueves de la semana pasada John Kerry dio una entrevista que fue retransmitida
a la vez en el canal 2 de la televisión israelí y de la televisión palestina.
En ella habló abiertamente de las malos augurios que se avecinan para las dos
partes si no llegan a un acuerdo. Se veía claramente que estaba enfadado.
Además, era fácil pensar que con esa entrevista estaba respondiendo a
Netanyahu, con quien antes había estado reunido durante varias horas.
Las
discrepancias entre ambos son dos: por un lado, Netanyahu está enfadado por los
principios del acuerdo con Irán y proclama en público que se trata de un grave
error, ya que se hacen concesiones importantes a Irán sin recibir a cambio nada
sustancial. Kerry, en cambio, argumenta que con ello se pretende retrasar medio
año el posible desarrollo de armamento nuclear por parte de Irán. Pero
Netanyahu ha dejado claro que ese acuerdo no impedirá a Israel reaccionar y
actuar por sí mismo, para mayor enfado de Kerry.
Por
otro lado, en relación con el conflicto israelo-palestino, Kerry tiene claro
hoy por hoy que la postura de Netanyahu y el hecho de que se niegue a presentar
una propuesta clara y un mapa de cuál sería la frontera entre Israel y
Palestina hacen imposible que se llegue a un acuerdo entre las partes. Kerry
exige a Netanyahu que diga cuál es su oferta en vez de conformarse con largas
conversaciones en las que Israel se dedica a plantear preguntas sobre la
postura palestina, pero Netanyahu se niega a ello porque sabe que cuando
presente su oferta no tendrá apoyo alguno en la comunidad internacional.
En
su excepcional entrevista televisiva, el secretario de Estado estadounidense
habló de lo que supondría el fracaso en las negociaciones. Se refirió al
peligro de aislamiento de Israel, a la posibilidad de que estalle una tercera
intifada y también a uno de los puntos más polémicos: la exigencia de Netanyahu
de que tras la retirada israelí y el establecimiento de una frontera estable,
los soldados israelíes puedan seguir actuando en Cisjordania, en la zona
fronteriza entre el futuro Estado palestino y Jordania.
Kerry
no dudó en entrar de lleno en los temas de las negociaciones y habló de la
necesidad de poner fin a la presencia de soldados israelíes en la zona.
Netanyahu piensa que sin esa presencia está en peligro la seguridad de Israel y
exige que el ejército israelí permanezca en la zona durante ¡los próximos 40
años! Parece que Kerry no puede callarse más ante la postura del primer
ministro Netanyahu, y por eso ha creído que, al menos, debe dirigirse a la
sociedad israelí con el fin de que presione a su Gobierno.
A
principios del 2014 el Gobierno norteamericano tiene que presentar su propia
propuesta en caso de que las dos partes en conflicto no alcancen un acuerdo. En
Washington los rumores hablan de que llevan varias semanas preparándose para
ese momento, pero que no quieren que llegue. No tienen ganas, o quizá no tengan
capacidad para imponer un acuerdo a las partes. Como ya ocurrió con el plan de
paz que propuso el presidente Ronald Reagan en septiembre de 1982 o con el que
presentó Bill Clinton en diciembre del 2000, puede pasar que el próximo plan de
paz de Estados Unidos acabe siendo sólo un texto más en la Biblioteca del
Congreso como recuerdo de otra idea estadounidense que quedó en papel mojado.
Kerry ya sabe que presentar un plan propio es la última opción y que, aunque en
ella se señale al responsable de su rechazo, no se logrará nada.
Al
secretario de Estado norteamericano le cuesta entender por qué a Israel no le
preocupan el aislamiento internacional ni la ola de violencia que puede
estallar como consecuencia de la frustración palestina, y a Kerry también le
cuesta entender por qué los palestinos no hacen todo lo posible para alcanzar
un acuerdo que les permita establecer un Estado palestino independiente. Kerry
está enfadado, y con razón…
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