Vuelven
los tiempos de la aplanadora y la censura/José Gil Olmos
Revista Proceso No. 2005, 4 de abril de 2015
El
pasado 4 de marzo, al festejar sus 86 años, el PRI anunció nuevos tiempos. Pero
entre sus candidatos a diputados, gobernadores y presidentes municipales no se
distingue un rostro joven ni representativo de la sociedad. Esa noche llamaba
la atención la actriz Carmen Salinas, la única candidata externa, quien
confesaba a los reporteros: “No tengo ningún proyecto”.
Se
trata de “la restauración del PRI autoritario. El presidente Enrique Peña Nieto
y un pequeño grupo del Estado de México están dominando todos los espacios de
poder”, sostiene el exembajador de México en Irlanda Agustín Basave, quien
advierte que ni siquiera durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari había
tal cerrazón y censura en los medios.
Para
la expresidenta nacional priista Dulce María Sauri Riancho, ahora en el PRI la
discrepancia interna está limitada y la crítica sólo se ejerce hacia el
exterior, hacia los adversarios políticos.
“El
PRI vive la etapa del ‘partido-muégano’, donde todas las partes, incluso las
más distintas y discrepantes, se encuentran unidas por las mieles del poder”,
asegura en entrevista.
La
noche del aniversario priista –cuando se tomó protesta a los candidatos a
diputados federales, a gobernadores, a alcaldes y diputados locales en 17
entidades– más que unión partidista lo que se veía eran lazos de amiguismo,
compadrazgo y herencias familiares.
Aparentemente
la selección de aspirantes no se apegó a la vieja regla de cumplir las cuotas
con los sectores obrero, campesino y popular; más bien obedece a alianzas con
los grupos de poder, principalmente al dominante del Estado de México, que hizo
a un lado a todos los demás, marginando incluso a quien estaba encargado de la
Secretaría de Elecciones, el duranguense Samuel Aguilar.
Los
lazos consanguíneos también tuvieron lugar en ese ritual, con las candidaturas
de Mariana Moguel Robles, hija de la secretaria de Desarrollo Social, Rosario
Robles, así como la de Sylvana Beltrones Sánchez, hija del coordinador priista
en San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones.
También
hay candidaturas que obedecen al pago de favores: la del líder priista
capitalino, Mauricio López, quien quiso tapar el escándalo de su antecesor; la
de Jorge Carlos Ramírez Marín, exsecretario de Desarrollo Agrario, Territorial
y Urbano, quien le dejó su lugar en el gabinete al exprocurador Jesús Murillo;
la de Marcela González Salas, exdirectora de Juegos y Sorteos de la Secretaría
de Gobernación; la de Mariana Benítez Tiburcio, exsubprocuradora Jurídica y de
Asuntos Internacionales de la Procuraduría General de la República.
Están
asimismo las de integrantes de las fuerzas armadas: el almirante Carlos
Federico Quinto Guillén, exsubsecretario de Marina, y el general Virgilio
Daniel Méndez Bazán, exsubsecretario de Defensa.
Las
tres etapas del PRI
Exlegislador
por Nuevo León, Basave sostiene que Peña Nieto es quien controla desde Los
Pinos. “Estamos regresando a esos tiempos en los que el presidente decidía
todo”, señala con preocupación, pues advierte que esto representa la restauración
del autoritarismo.
Con
el gobierno de Peña Nieto, afirma, se repiten las tres etapas de la historia
del PRI:
“Veo
un PRI más autoritario y vertical que entonces. Hace tiempo escribí que Peña
Nieto iba a recrear en su sexenio la historia del PRI: al principio, cuando fue
el PNR, se formó como una confederación de cacicazgos regionales; ahora son los
gobernadores, que son como señores feudales sin contrapesos. Luego como PRM,
que es la consolidación del presidencialismo discrecional. Finalmente daría
paso al PRI, donde se da la connivencia entre empresarios y políticos en la
corrupción; se trata de la gestación de una clase político-empresarial en la
corrupción.”
En
entrevista, recuerda que antes del regreso del PRI a la Presidencia con Enrique
Peña Nieto, muchos creían que sería imposible la restauración del
autoritarismo, pues se percibía una sociedad civil fuerte y participativa,
además de la división de poderes y el equilibrio de fuerzas en el Legislativo
con tres partidos mayoritarios.
“Pero
nos quedamos cortos”, apunta, y señala que el PRI está siendo otra vez la
correa de transmisión para restaurar el autoritarismo, ante una sociedad
dispersa, con el establecimiento de la mayoría priista en la Cámara de
Diputados y una Suprema Corte de Justicia a modo, con magistrados como el
recientemente nombrado Eduardo Medina Mora.
“Hay
un retroceso democrático en el país con esta restauración del autoritarismo de
manera vertical, con los gobernadores y alcaldes, y horizontal con el embate a
la Corte para subordinarla, así como a los órganos autónomos, como el INE, y a
los medios, con el intento de control y el regreso de la censura”, asevera.
Fundador
de la Corriente Renovadora y de los Movimientos Renacentista y Renacimiento,
los cuales buscaban la renovación del PRI, observa que ya está en marcha el
proceso de restauración autoritaria con Peña Nieto a la cabeza, lo cual no se
veía desde los años de Gustavo Díaz Ordaz.
Y
compara: “Entre el PRI de Colosio, que me toco a mí, y el de ahora, veo a un
PRI más vertical y con una disciplina más dura, con menor tolerancia a la
crítica interna y a la disidencia. En aquellas épocas siempre había una
corriente, un grupo disidente. Estaba la Corriente Democrática de Cárdenas,
luego la Corriente Crítica y después la Corriente Renovadora que yo fundé con
otros amigos. Veo ahora un PRI más autoritario y vertical que entonces”.
–¿Cuáles
son las características de este PRI que está de regreso?
–Ha
habido muchos PRI y hay que analizar a cada uno de ellos. Pero el de Peña Nieto
ni siquiera se asemeja al de Salinas, porque entonces había un partido
encabezado por Colosio, donde había críticas muy duras de gente como Alfonso
Durazo y yo, que hablábamos sin problema. Ahora no hay ni una sola crítica.
–¿Pero
es un grupo compacto el que encabeza al PRI, un grupo pequeño del Estado de
México?
–Sí,
es un grupo pequeño el que domina. Sé que hay inconformidad, molestia entre
priistas que se sienten desplazados, marginados. Este grupo del Estado de
México está generando resentimientos entre la cúpula priista, pero como hay
esta restauración autoritaria, con un control vertical del partido, nadie se
queja públicamente y no sale en los medios.
“La
vieja disciplina férrea está de regreso y todos se cuidan de hablar. En mi
época hablábamos y declarábamos duramente en la prensa y no pasaba nada. Hoy
ningún priista crítico se atreve a decir que está mal el PRI, ninguno critica
el autoritarismo, la corrupción. No han ninguna crítica, por eso digo que está
de regreso el viejo régimen con una férula de control tremenda.”
Entre
los integrantes de este grupo duro señala al actual secretario de Hacienda,
Luis Videgaray, de quien asegura que “navega con bandera de demócrata” pero es
más duro y autoritario que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong.
Basave
reconoce que el PRI ha perdido puntos importantes con los casos de Ayotzinapa,
Tlatlaya, la crisis económica y los escándalos de corrupción, pero señala que a
pesar de eso ganará la mayoría en la Cámara de Diputados por la alianza con el
Verde.
Explica
que esto se debe en parte al fracaso democrático del PAN en 12 años de
Presidencia, pero también al trabajo de los “políticos más sagaces y astutos
que tiene el PRI y que están haciendo las cosas con un cálculo y cuidado muy
grande para lograr la restauración del autoritarismo”.
Ayotzinapa,
la Casa Blanca
Dulce
María Sauri, expresidenta nacional del PRI, refiere también que las últimas
encuestas muestran que ese partido ha bajado en los porcentajes de voto por el
impacto del caso Ayotzinapa y los escándalos inmobiliarios que han afectado la
credibilidad y confianza en el gobierno.
Pero
advierte que estas encuestas señalan que, incluso con la carga negativa sobre
la imagen del gobierno y de Peña Nieto, hay un porcentaje de electores
dispuestos a votar por el PRI –y su aliado, el Verde– en cantidad suficiente
para ganar otra vez la mayoría relativa de la Cámara de Diputados.
–¿Es
Peña un activo para el PRI en las próximas elecciones?
–En
cuanto a imagen, para los priistas y sus simpatizantes, sí. Para los ciudadanos
sin partido o simpatía política definida, puede ser recordatorio de
arrepentimiento por haberle dado su voto en 2012 o refrendo de la idea de no
votar por el PRI ante los problemas de confianza y legitimidad que se han
manifestado en su gobierno.
Sauri
considera que con los candidatos elegidos, el PRI de Peña Nieto se perfila a
conseguir condiciones favorables para el relevo presidencial de 2018. Para ello
la próxima Legislatura será espacio político de actuación esencial para los
aspirantes a la Presidencia.
A
Sauri le tocó dirigir al PRI derrotado de 2000, y al compararlo con el que ganó
en 2012 dice que el partido recuperó su capacidad de convencer a la mayoría de
los ciudadanos para votar por una opción de gobierno experimentado y conocedor.
Sin
embargo, para la elección intermedia de este año mira un escenario distinto:
“Ahora, la enorme brecha entre las expectativas y la realidad ha afectado
severamente la credibilidad y confianza en el gobierno priista entre amplios
grupos ciudadanos. Hay decepción y frustración por los magros resultados en
materia de combate a la violencia y a la corrupción y el poco crecimiento
económico”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario