Mentiras
y omisiones para disfrazar el fracaso inevitable/Carlos Acosta Córdova
REVISTA Proceso NO. 2005, 4 de abril de 2015
De
plano, lo prometido por Enrique Peña Nieto no se cumplirá. Las reformas
estructurales que supuestamente llevarían a México a un crecimiento económico
elevado, con empleos de calidad y salarios dignos, se quedarán en el puro
discurso. De acuerdo con un documento de la Secretaría de Hacienda, el PIB
subirá este año sólo 3.2%. Y al sexenio no le queda tiempo para repuntar.
Especialistas en economía hacen notar las mentiras con las que el gobierno
quiere envolver a la ciudadanía, y advierten: pese al estancamiento hay una
expansión del gasto público, presumiblemente con fines electorales.
En
el Pronafide se planteaban dos escenarios para el crecimiento económico: uno
sin reformas, que es el crecimiento “inercial”, y otro con reformas
estructurales.
Sin
reformas, la economía crecería 3.8% en 2015; 3.7% en 2016; 3.6% en 2017, y 3.5%
en 2018, al término de la administración.
Pero
con reformas, se señala en el Pronafide, el ritmo de la economía sería
acelerado: 4.7% en 2015; 4.9% en 2016; 5.2% en 2017, y 5.3% en 2018.
Según
los precriterios de política económica que Hacienda envió a la Cámara de
Diputados el pasado 31 de marzo, nada de ello será posible.
Es
decir, aun con las espectaculares y ruidosas reformas estructurales, que
agitaron como nunca a legisladores, empresarios, trabajadores, académicos y la
sociedad, la economía mantendrá su ritmo “inercial”, creciendo tan
mediocremente como lo ha hecho en las últimas décadas.
Es
algo que suele criticar Luis Videgaray, secretario de Hacienda, quien un día sí
y otro también jura que se hace todo lo posible para elevar la productividad y
hacer crecer la economía, mejorar los salarios, aumentar los empleos e
incrementar el capital.
Porque
“no podemos ser el país del 2.4% (de crecimiento de la economía, como fue el
promedio anual entre 1980 y 2013). Tenemos que ser el país del 4, del 5 o del
6”, dijo Videgaray el pasado 26 de marzo ante industriales.
Ese
ha sido el discurso de siempre del secretario. Pero sus cálculos, los números
fríos de Hacienda, indican que la economía no saldrá de su ritmo inercial.
Mentiras
de Hacienda
Dos
de los más reconocidos expertos del país en análisis macroeconómico –Jonathan
Heath Constable y Juan Moreno Pérez, ambos con doctorado en economía– coinciden
con lo que implícitamente prevé Hacienda.
“El
gobierno está reconociendo que vamos a crecer menos; muy por debajo de lo que
se había prometido”, señala Heath.
manera importante la tasa de crecimiento de
la economía. Probablemente sí se logre un 3% este año, que ya se me hace mucho;
puede ser un poco menos. Y el otro año igual, por ahí, 2.5% a 3%, y así hasta
2018. Es una tasa muy mediocre”.
En
el documento de precriterios se mantiene, para 2015, un rango de crecimiento
económico de entre 3.2% y 4.2%, que estableció la Secretaría de Hacienda desde
noviembre del año pasado.
Pero
se señala ahí mismo que “para efectos de las estimaciones de finanzas públicas
se plantea utilizar un crecimiento puntual del PIB para 2015 de 3.2%”. Es
decir, la parte baja del rango establecido. Ni siquiera el promedio de 3.7%.
Heath
apunta: “El rango de 3.2% a 4.2% en 2015 es para el público, ‘para que no nos
critiquen si nos equivocamos’. Sin embargo, ‘necesitamos (el gobierno) una
estimación puntual y ésta, que antes era el punto medio (3.7%), ahora lo
estamos volviendo a 3.2%’, con lo cual implícitamente están reconociendo una
estimación a la baja”.
En
la revisión exhaustiva que hizo del documento de precriterios, Heath encontró
ausencia de información importante, muchas verdades a medias y aun mentiras de
la Secretaría de Hacienda.
Por
ejemplo, la dependencia asegura que el año pasado se generaron 714 mil nuevos
empleos formales, con afiliación al IMSS. Eso, dice, es imposible; además, en
muchos casos se trató de la formalización de empleos existentes.
Explica:
“Un crecimiento de ese tamaño en el número de empleos formales significaría un
aumento de la tasa de empleo formal de 4.3%… en un año en el cual el PIB creció
apenas la mitad de eso, 2.1%. Para lograr esa tasa de crecimiento del empleo
formal se hubiera necesitado mucho más crecimiento económico y más inversión
privada”.
Por
ello, dice, es falso que en 2014 se haya registrado el segundo mayor aumento de
empleo formal en la historia en un sólo año –como festeja el gobierno–, si el
crecimiento de la economía fue mediocre.
El
economista –licenciado por la Universidad Anáhuac y maestro y doctor por la de
Pennsylvania; consultor y asesor independiente de múltiples instituciones–
enfatiza en el tema de las finanzas públicas.
Los
números que vienen en los precriterios apuntan a que cada vez son menos “sanas”
las finanzas públicas. Señala que en el documento se anuncia un balance
económico primario deficitario tanto para 2015 como para 2016.
Y
eso, afirma, está lejos de significar finanzas públicas sanas.
Explica:
“El principio rector de unas finanzas públicas sanas siempre ha sido que hay
que tener un superávit primario.
“Porque
si no tienes un superávit primario, eso significa que lo que tienes de
ingresos, menos tus gastos distintos del costo financiero (los pagos de la
deuda), no te alcanzan para (cubrir) el costo financiero, lo cual significa que
tienes que pedir prestado para cubrir los intereses de tu deuda. Y también
implica que si tienes un déficit primario, lo más seguro es que tu deuda
pública como porcentaje del PIB va a crecer y la única forma en que tu deuda
como porcentaje del PIB no crezca es que tengas un superávit primario.”
Agrega
que desde los primeros años de los noventa hasta mediados del gobierno de
Felipe Calderón se había registrado un superávit primario. Pero desde entonces,
hace casi ocho años, se empezó a tener déficit, por lo que la deuda pública
como porcentaje del PIB ha crecido.
–Las
cifras oficiales indican que en lo que va del gobierno de Peña Nieto, la deuda
ha crecido mucho más rápido que en los seis años anteriores…
–Definitivamente.
En estos poco más de dos años la deuda ha dado brincos todavía mayores. Y el
riesgo es que las finanzas públicas se vuelven más y más vulnerables.
“Ahorita
quizá no estamos tan mal, si nos comparamos con otros países, pero la tendencia
va en dirección contraria a lo que querían. Y si no revierten esta tendencia,
cada vez vamos a tener finanzas más y más vulnerables hasta que llegue un
momento que pudiera representar un riesgo mayor.
“Si
así lo aprecian las calificadoras internacionales Moody’s o Standard &
Poor’s, podrían bajarnos la calificación de riesgo país… y todo lo que sigue:
menos acceso a los capitales internacionales, pagos mayores por la deuda,
desconfianza de inversionistas, salida de capitales.”
De
hecho, en su último informe de finanzas públicas y deuda, correspondiente a
febrero de este año –difundido el pasado 30 de marzo–, Hacienda da cuenta de un
preocupante ritmo de crecimiento de la deuda pública este sexenio.
De
acuerdo con ese informe, la deuda pública en su concepción más amplia, lo que
se conoce como Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector
Público (SHRFSP), ascendió a 7 billones 662 mil 266 millones de pesos.
Respecto
de enero-febrero de 2014, el aumento fue de 215 mil 337 millones de pesos. Pero
respecto del primer mes de la actual administración, ha crecido casi 1.8
billones de pesos.
En
diciembre de 2012, cuando Peña Nieto llegó a la Presidencia, el SHRFSP era de 5
billones 890 mil 846.1 millones de pesos. A febrero de este año, según el
informe de Hacienda es ya de 7 billones 662 mil 266 millones de pesos.
“Nada
más” 1 billón 771 mil 420 millones más en 26 meses.
En
cifras relativas: al cierre de 2012 la deuda total era de 36.8% del PIB; ahora
supera 43.7% del PIB.
Con
fines electorales
Por
su parte, Moreno Pérez, doctor en historia económica por la Universidad de
California Los Ángeles y asesor parlamentario más de 20 años, dice que en los
dos primeros años de Peña Nieto el gobierno se ha endeudado por encima de lo
autorizado por el Congreso, en cerca de 200 mil millones de pesos.
Pero
Hacienda, afirma, tiene la virtud de manipular las cifras de tal manera que
para el gran público eso pasa inadvertido, no así para los especialistas y las
áreas de análisis de las instituciones financieras.
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