29 jul 2016

El papa Francisco oró en silencio en Auschwitz

 El papa Francisco oró en el campo de concentración de Auschwitz“¡Señor ten piedad de tu pueblo! ¡Señor, perdón por tanta crueldad!”, escribió en el libro de recuerdos del Museo estatal Auschwitz-Birkenau.
Así, a las 9:30 horas de este viernes 29 de julio el papa jesuita atravesó la puerta que más de 70 años atrás cruzaron cientos de miles de personas –bajo el lema “El trabajo te hace libre”-, para morir en las cámaras de gas o en los trabajos forzados.
 Luego, sentándose en una banca, el papa se quedó solo para rezar en silencio, un rezo que duró 13 minutos en memoria de las víctimas.
 Terminado este momento, caminó y besó uno de los postes del campo, para dirigirse al “muro de la muerte” y luego a la celda donde murió San Maximiliano Kolbe. En Auschwitz también murió Santa Edith Stein.
Este lugar fue visitado por San Juan Pablo II el 7 de junio de 1979 y Benedicto XVI el 28 de mayo de 2006.
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Los 6 gestos del apa Francisco que conmovieron al mundo en su visita a Auschwitz
1). Ingresó al campo de concentración a pie, pasando por el portal en el que los nazis escribieron “Arbeit macht frei” (el trabajo te hace libre).

2). Poco después de entrar a Auschwitz I –sección del campo de concentración dedicado a la tortura–, se sentó y rezó prolongadamente, para luego besar uno de los postes del complejo carcelario.
3). Se encontró con sobrevivientes de Auschwitz y oró ante el “muro de la muerte”, donde fueron asesinados, con un disparo en la nuca, muchos prisioneros.
4). Visitó la oscura “celda del hambre”, en la que falleció San Maximiliano Kolbe, y rezó ahí.
5.) Escribió en el cuaderno de recuerdos del Museo de Auschwitz un mensaje de piedad y perdón.
6.) Con una oración en silencio frente al monumento en Auschwitz, el Papa Francisco rindió homenaje a los Justos entre las Naciones, reconocimiento judío para quienes, sin profesar esa religión, los ayudaron durante la persecución alemana en la II Guerra Mundia
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El silencio de Francisco por las víctimas de la Shoah
Vatican Insider, 29/07/2016
ANDREA TORNIELLI
ENVIADO A AUSCHWITZ-BIRKENAU

Es el día del silencio y de a oración. Papa Francisco procede lentamente, solo, atravesando el famoso arco con la frase: «El trabajo libera». Reza mudo en la plaza de la Llamada, el famoso sitio en donde eran asesinados los prisioneros, en donde san Maximiliano Kolbe ofreció su vida por la de otro prisionero, un gesto de amor en el lugar de la barbarie y de la pérdida de la humanidad. 

 Bergoglio, tercer Pontífice que entra a Auschwitz II - Birkenau, los campos de concentración en donde fueron exterminados más de un millón de hebreos, decidió no pronunciar ningún discurso. Porque el silencio es la forma más elevada de respeto por las víctimas. Lo que Francisco tenía que decir sobre la horrible tragedia de la Shoah lo dijo en el Yad Vasehm, en Jerusalén, durante el dialogo con su amigo rabino Abraham Skorka: «La Shoah es un genocidio como los demás genocidios del siglo XX, pero tiene una particularidad. No quiero decir que sea de primera importancia, mientras lo demás serían de segunda importancia, sino que hay una particularidad, una construcción idólatra contra el pueblo hebreo. La raza pura y el ser superior son los ídolos sobre cuya base se creó el nazismo. No es solo un problema geopolítico, sino que también existe una cuestión religiosa y cultural. Y cada hebreo que era asesinado era una bofetada al Dios vivo en nombre de los ídolos». 
En el sitio de la masacre, cada palabra habría sido inútil, demasiado poco. El Papa fue recibido discretamente por la Primera ministra Beata María Szydlo y por las autoridades. 
Dentro del bloque 11 se reunió personalmente con once personas que sobrevivieron a la barbarie. El último de ellos le entregó una vela con la que Francisco encendió una lámpara, como regalo al campo, justamente frente al muro de las ejecuciones. La lámpara, con un escudo en plata dorada, se encuentra en una base de madera de nogal y se inspira en la valla metálica del campo de concentración, que sufrió la erosión del tiempo y del clima, como representación del poder que llega a teorizar la supremacía sobre el hombre y sobre la naturaleza. Entre estos escombros renacen la flora y la fauna, como indicando el rescate de la historia humana fecundada por la Pascua de Cristo. De ahí el ideal Corazón de Jesús, sobre el que arde el fuego de la caridad que impulsa al testimonio cristiano en el mundo. Tres de los supervivientes tienen más de cien años. En el Yad Vashem, Francisco besó las manos de los supervivientes; ahora aquí en Auschwitz, dentro del Bloque 11, los abrazó uno por uno, después de haberles estrechado la mano. Hay algunos que le muestran fotos y le piden un autógrafo. Otros le besan la mano. 
 La segunda etapa dentro de Auschwitz es la visita y la oración en la celda en la que murió el padre Kolbe, franciscano polaco. En la celda del hambre, iluminada por una pequeña luz gracias a una pequeña ventana, Francisco se sentó solo, en la penumbra. Y rezó en silencio. En los muros hay cosas escritas y el dibujo de una cruz. El padre Kolbe le dijo al médico que le inyectaba el ácido fénico para acelerar la muerte: «Usted no ha entendido nada de la vida. El odio no sirve para nada, solo el amor crea». 

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El campo de Auschwitz
Después del estallido de la segunda guerra mundial los alemanes comenzaron a arrestar a un gran número de polacos, así como miembros de la resistencia, como artistas, sacerdotes, intelectuales, funcionarios públicos, profesores, políticos, etc. Debido al gran número de detenidos, en la primavera de 1940 iniciaron la construcción del primer campo de concentración en el pueblo de Oswiecim, al que renombraron Auschwitz.
 Por casi dos años la gran mayoría de detenidos eran polacos, aproximadamente unos 150,000 y la mitad de ellos murieron. Los transportes cada vez fueron trayendo más judíos, aunque aún no eran muchos. Un gran número de personas morían por hambre, enfermedades, terrorismo interno y a causa de los trabajos forzados.
Después de la invasión a la URSS en junio de 1941, los nazis iniciaron la construcción de un campo enorme en la villa cercana de Brzezinka (Birkenau), cuyos habitantes fueron desplazados y sus casas demolidas. De la unión de ambos campos nació Auschwitz II-Birkenau, donde, desde la primavera de 1942 los alemanes comenzaron el exterminio masivo de judíos.
 Los judíos totalizaron el 90% de todas las víctimas, sin embargo, el pueblo gitano también fue objetivo de la política de exterminio nazi.
 En octubre de 1942 se construyó la tercera parte de este gran campo de concentración. Para el verano de 1944 el complejo de Auschwitz comprendía unos 40 kilómetros cuadrados (Auschwitz I, Auschwitz II-Birkenau y unos 48 campos satélites). En ese entonces tenía unos 135 mil prisioneros que equivalían al 25% de los de todos los campos de concentración.
 En los casi cinco años que funcionó, fueron registrados 400,000 prisioneros. Sin embargo, esto no incluye a los hombres, mujeres y niños que murieron en las cámaras de gas sin haber sido registrados, pues fueron enviados a la muerte apenas llegaban en los trenes. Se estima que 900,000 personas murieron de esta manera. En total 1,100.000 personas murieron en Auschwitz.
Finalmente el campo fue liberado el 27 de enero de 1945. En 2005 las Naciones Unidas adoptaron esta fecha como el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto.
 Fuente: ACI

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