Revista
Proceso
# 2091, 27 de noviembre de 2016...
El control de los puertos, un
“regalo” para la Semar/PATRICIA DÁVILA
Después
de ocho meses de cabildeo, la Secretaría de Marina tendrá el control de las
capitanías portuarias del país. El jueves 23, el Senado aprobó en comisiones la
iniciativa presidencial que traspasa esa potestad de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes a la Armada. Los legisladores que se oponen a esa
propuesta –que aún no valida el pleno– critican la maniobra y exponen que los marinos
no han controlado la llegada y salida de drogas y contrabando; y ahora tendrán
que proteger a las naves de las corporaciones trasnacionales que arriben al
país.
El miércoles 23, Día de la Armada
de México, el Senado decidió hacerle un regalo especial a la Secretaría de
Marina (Semar): por 18 votos a favor y sólo uno en contra, las comisiones de
Comunicaciones y Transportes, la de Marina y la de Estudios Legislativos
Segunda aprobó la iniciativa del Ejecutivo federal para que las 110 capitanías
de puerto pasen de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) al
control de la Armada.
Pero
detrás de esta aparente reorganización administrativa por razones de seguridad,
está no sólo el componente militar, sino una condición de las empresas
trasnacionales que firmaron contratos con Pemex para que las blinden contra los
eventuales ataques de los grupos del crimen organizado.
Representantes
del sector marítimo, opuestos al traspaso de la operación de los puertos
mexicanos de la SCT a la Semar, aseguran que si realmente quisiera combatir la
llegada y salida de cargamentos de drogas y contrabando, la Marina hubiera
pedido que les asignaran el control de las aduanas y no de las capitanías de
puerto.
Prueba
de ello, es que en los puertos de Manzanillo, Colima, y Lázaro Cárdenas,
Michoacán, sigue entrando y saliendo mercancía ilícita, a pesar de que desde
hace dos años son operados por miembros de la Marina.
“Por
si fuera poco, la deficiente operación de los capitanes de puerto, los
contralmirantes Antonio Vargas Aguirre, de Lázaro Cárdenas, y Marcelino Tapia
Minjares, de Manzanillo, provocó que –de acuerdo con cifras de la SCT–, en 2015
el arribo de barcos extranjeros bajara 12%; contrario a Altamira, Tamaulipas, y
Coatzacoalcos, Veracruz, operados aún por civiles, en donde se incrementó.”
En
ello coinciden el secretario general de la Orden de Capitanes y Pilotos Navales
de la República Mexicana, Ismael García Muñoz, y el representante de la Unión
Nacional de Transportes Campesinos, Salvador Rivera, quienes en entrevistas por
separado exponen los abusos que ha cometido la Marina en la operación de esos
puertos.
En ambos, además, la Administración
Portuaria Integral (API) también es ejercida por marinos: en Lázaro Cárdenas
por el almirante Jorge Luis Cruz Ballado, mientras que en Manzanillo está el
contralmirante Alejandro Miranda Oceguera.
Los
argumentos del senador Lozano
A
pesar de esas evidencias, el Senado avanzó en la entrega de los puertos a la
Marina. Uno de los principales operadores es el senador panista Javier Lozano
Alarcón, presidente de la Comisión de Comunicaciones.
A
la SCT, en especial a las API, les seguirá correspondiendo “la parte de
negocios, comercial, económica y demás actividades relacionadas con la marina
mercante, el comercio marítimo, etcétera”, dijo el senador.
“La parte correspondiente a la seguridad,
entendida en su doble expresión de seguridad de las personas, de la vida humana
en el mar, pero también de seguridad nacional en las costas”, le corresponderá
a la Semar, afirmó.
Sus pares Miguel Barbosa,
coordinador del PRD, y el sinaloense Manuel Cárdenas Fonseca, el único que votó
en contra, expresaron sus dudas sobre la constitucionalidad de la reforma, ya
que podría violarse el artículo 129 constitucional en el que se
establece que “en tiempos de paz,
ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta
conexión con la disciplina militar”.
Durante
la discusión en comisiones tanto Lozano Alarcón como Gerardo Flores, del
Partido Verde, y los legisladores priistas presentes rechazaron que se violara
la Constitución, ya que el artículo 30 de la Ley Orgánica de la Administración
Pública Federal deja claro que las funciones militares le corresponden
propiamente a la Armada de México y la Semar puede ejercer otras actividades de
carácter civil.
Lozano
Alarcón aclaró que en el encuentro que sostuvieron ese mismo día con el
almirante secretario Vidal Soberón, éste les comentó que la reforma es para
darle “certeza jurídica” a la propia Semar, pues la dependencia asumirá las
funciones de autoridad marítima nacional.
“Dentro de ella se habrá de crear la Dirección
General de Asuntos Marítimos para la operación únicamente o exclusivamente del
tema de las capitanías de puerto.
“Honestamente creo que estamos hablando de una
reforma que tiene apego a la Constitución y espero que no haya una acción de
inconstitucionalidad que diga lo contrario”, subrayó Lozano Alarcón, quien
apresuró la sesión de comisiones para que se aprobara la iniciativa.
Ahora
sigue la discusión y aprobación en el pleno que se dará en las próximas
sesiones del periodo ordinario.
El
“regalo” a la Semar se produjo tras ocho meses de negociaciones, de un intenso
cabildeo entre los coordinadores de las distintas bancadas por parte del mismo
almirante Soberón Sanz, y de una operación para convencer, acallar o minimizar
a las voces que están en contra de esta polémica iniciativa (Proceso 2081).
Uno de los principales responsables
del cabildeo legislativo fue el vicealmirante José Luis Arellano, quien insistió en la
necesidad de esta reforma por la alta inseguridad en puertos como Veracruz,
Altamira, Lázaro Cárdenas y Manzanillo, donde se concentra 80% de las
exportaciones e importaciones del país.
El
cabildeo
Los
operadores navales desmienten al senador Lozano y a los mandos de la Marina.
“Lo que pretende el almirante secretario Soberón Sanz es la administración del
puerto. Lo digo, porque quien ejerce la autoridad en el puerto es el capitán de
puerto, él es quien supedita conforme a derecho a la parte administrativa y
comercial, como sucede en Manzanillo y Lázaro Cárdenas”, señala el capitán
Ismael García.
–Entre
las reformas, la Semar otorgará permisos para la prestación de transporte
marítimo, de pasajeros, de turismo náutico con embarcaciones menores y autorizará
arribos y despachos de las embarcaciones y artefactos navales, ¿qué
consecuencias traerá esto?
–Allí
empieza la afectación a la parte comercial. Si usted tiene una embarcación de
turismo menor o mayor, la Marina será la que otorgue los permisos y las
licencias y los documentos para que se dé el servicio. La pregunta es si esta
parte es comercial, por qué tiene que estar sujeta a lo que ellos determinen.
Si esto fuera cuestión de seguridad nacional, se podría decir que es posible,
pero esto es seguridad técnica, es revisar cómo está un barco, qué equipo de
supervivencia o contra incendio trae. Pero, para ejercer el comercio vía
marítima, no veo por qué ellos tienen que dar los permisos.
Explica
que la injerencia de los marinos en estas áreas ha traído graves problemas: “Un
barco que llega a un puerto normalmente es detenido un día para revisión, entra
el capitán, la aduana, sanidad, migración, sin embargo, esto no sucede en
Manzanillo y en Lázaro Cárdenas, que desde hace dos años son controlados por
almirantes y contralmirantes de la Marina”.
En Manzanillo, el capitán de puerto
ha parado embarcaciones hasta seis días, argumentando que sospecha que
transporta mercancía no deseable. Sin embargo, dependiendo de su
envergadura, el barco pierde al día de 20 mil a 100 mil dólares por estar
parado.
“No puedes afectar el comercio de esa manera.
En todos los puertos se para el contenedor y ese mismo día lo revisa la aduana,
pero que lo pares durante una semana hasta que alguien de la cadena de mando de
la Semar da instrucciones de revisarlo y resulta que realmente no transportaba
nada ilícito. Son las quejas recurrentes de los empresarios”, señala.
Cuando
le preguntan a los agentes aduanales cuál es el impacto, responden que a ellos
no les afecta porque le cobran al dueño de la carga todo el almacenaje; él
traslada ese gasto adicional al producto, y finalmente el pueblo termina
pagándolo.
En
las capitanías de Manzanillo y Lázaro Cárdenas los marinos tienen dos años
laborando: “Todo empezó porque en el puerto de Lázaro Cárdenas estaban
traficado con minerales, mafias chinas que estaban allí enviaban embarques de
mineral a su país, con ese pretexto pusieron como capitán de puerto a un
contralmirante y a otro como administrador portuario de la API. Supuestamente
iban a parar esta actividad”, explica el capitán García.
Al
final, el pretexto por el que los marinos entraron a esos puestos es totalmente
inválido, dice. Quien revisa y controla la mercancía que entra y sale del país
vía marítima es la aduana, que depende del Servicio de Administración
Tributaria, perteneciente a la Secretaría de Hacienda. Por lo tanto, si hay una
situación ilegal o no deseable, tendría que intervenir la policía fiscal de la
aduana y no la capitanía que nada tiene que ver.
En
Manzanillo y Lázaro Cárdenas todo es consultado a la cúpula de la Semar: “Esto
no debería de ser porque la administración aún está bajo la tutela de la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes, aunque ésta ha sido omisa frente a
la iniciativa de ley”.
Coadyuvancia
poco eficaz
–Si el objetivo es la soberanía
nacional, ¿por qué la Marina no ha entrado a las aduanas, como ustedes lo
plantean?
–Por
solicitud de la Secretaría de Hacienda está coadyuvando en la aduana marítima.
Ahí hay personal de la Armada de México, haciendo las funciones de policía.
Vigilan cómo entran y salen las cargas y con equipos de rayos gamma revisan la
mercancía de manera rápida; aun así, la revisión sigue siendo lenta, comparada
con otros puertos del mundo.
–¿Aun con los marinos sigue pasando
contrabando y droga?
–Claro,
de lo contrario cómo se explica todo lo que entra a este país en cuanto a
drogas. Para producir anfetaminas se necesitan los precursores químicos que no
hay aquí en México. Esos llegan, y obviamente no vía aérea, sino por barco. Si
hay un problema, no es de la capitanía; es un problema de soberanía, de
corrupción o de cuestiones de ilegalidad, que no depende de las capitanías de
puerto, sino de las aduanas. Ahí es donde se mueve todo, a pesar de la
coadyuvancia de la Marina.
Del
abuso cometido por los integrantes de la Marina desde que asumieron el cargo,
fue objeto el capitán Cruz Colorado Vicón, empresario maniobrista del puerto de
Manzanillo:
“Tenemos
maquinaria para carga y descarga de los barcos amparados por una concesión que
nos otorgó la SCT para trabajar como maniobristas, pero hace un par de meses,
el vicealmirante Jorge Bustos, quien hasta junio pasado era director del API.
En una actitud de soberbia me dijo que mi maquinaria estorbaba, que si no la
sacaba iba a ordenar que la destruyeran. Para que quedara constancia me envió
la orden por escrito. Demostró una total falta de conocimiento a la regulación
de esta actividad.”
Los
acuerdos de Pemex
En
opinión de Salvador Ruiz, dirigente de los transportistas, desde que los
marinos tomaron el mando de las capitanías de los puertos de Manzanillo y
Lázaro Cárdenas la droga sigue pasando: “Y va a seguir pasando. Ahora, a nivel
mundial, de los 171 países que tienen acuerdo con la Organización Marítima
Internacional sólo 11, entre ellos Corea del Norte, Vietnam, Perú, China, Chile
y Argentina, tienen o han tenido dictaduras militares; con México serán 12.
Pese
a ello, asegura que en ningún momento se pueden comparar con México, Estados
Unidos o los países europeos, donde no hay militares sino civiles preparados
para trabajar con el comercio marítimo.
El
24 de junio de 2014, después de la apertura del sector energético, Pemex firmó
por primera vez convenios con empresas internacionales Petronas, Yacimientos
Petrolíferos Fiscales (YPF), BHP y Oil and Natural Gas Corporation , con la
intención de desarrollar proyectos e intercambiar información, tanto en campos
maduros como en aguas profundas del país. Con una inversión por parte de las
compañías de unos 80 mil millones de dólares por año.
En
esa ocasión, Petronas y Pemex también firmaron un acuerdo con Miguel Galuccio,
presidente de la compañía argentina YPF, el cual establece intercambio de
experiencia y mejores prácticas en actividades relacionadas con exploración y
producción de petróleo y gas.
En
junio pasado, después de 78 años en la historia de México, el consejo de
administración de Pemex aprobó su primera asociación para la exploración y
explotación del campo Trión en aguas profundas del Golfo de México compartiendo
con petroleras privadas los riesgos geológicos y económicos. A este acuerdo le
seguirán otros, dijo José Antonio González Anaya, director de Pemex.
“Como
el gobierno mexicano ya entregó el petróleo a compañías extranjeras, ante el
problema de la delincuencia organizada, estas exigen que la Semar garantice
protección a sus navíos cuando se internen en los puertos nacionales. No
quieren ser ellos quienes paguen por su propia seguridad como ocurría en la
época de la Revolución. Por eso condicionaron al presidente Enrique Peña Nieto
a adecuar su legislación para que sean los marinos quienes les den protección”,
asegura.
Las
empresas navieras que ya adquirieron el petróleo aún no entran a trabajar, sólo
les falta que alguien con facultades legales les cuide los puertos, esa es una
de las razones de la iniciativa de ley presentada por la Semar para que les
cedan las capitanías de puerto.
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