Revista
Proceso
# 2091, 27 de noviembre de 2016
Sin límite, el flujo de armas desde
EU/
J. JESÚS ESQUIVEL
La violencia en México no sólo es
atizada por el contrabando de armamento desde Estados Unidos, dice un estudio
del American Friends Service Committee; también el comercio legal, de gobierno
a gobierno –que alcanzó los 3 mil 500 millones de dólares de 2012 a 2015–,
contribuye al uso delictivo de esas armas, debido a la corrupción de la
autoridad mexicana y a la violencia de Estado que prevalece en el país desde el
gobierno de Felipe Calderón y continúa en el de Peña Nieto.
WASHINGTON.- En la primera etapa
del gobierno de Enrique Peña Nieto “la venta legal de armas de Estados Unidos a
las Fuerzas Armadas y policías mexicanas creció enormemente, alcanzando 3 mil
500 millones de dólares en el periodo comprendido entre finales de 2012 y abril
de 2015; casi 10 veces más que en el trienio de 2000 a 2002”, establece una
reciente investigación de la organización no gubernamental American Friends
Service Committee (AFSC).
El informe A dónde llegan las
armas. Armas de Estados Unidos y la crisis de violencia en México muestra los
resultados de dos semanas de investigación en territorio mexicano, en junio
pasado, por parte de especialistas estadunidenses, israelíes, guatemaltecos y
mexicanos.
“Un gran volumen de armas de asalto
adquiridas por la venta de minoristas en Estados Unidos se trafican a México
para el uso de organizaciones criminales”, advierte la AFSC, que dio a Proceso
una copia del documento antes de divulgarlo.
Un grupo de 17 expertos de AFSC se
entrevistó con funcionarios de la embajada de Estados Unidos en México,
representantes de organizaciones defensoras de derechos humanos y familiares de
víctimas de la violencia generada por el crimen organizado y por la “guerra
contra el narco “que lanzó Felipe Calderón y continúa en el gobierno de Peña
Nieto.
Tras visitar la Ciudad de México,
Cuernavaca y los estados de Chiapas y Guerrero, el grupo del AFSC concluye que
en la cooperación bilateral y con el objetivo oficial de combatir al narcotráfico
y al crimen organizado, el gobierno estadunidense contribuye “altamente” en la
militarización de la guerra contra las drogas por medio de la Iniciativa
Mérida, instaurada en 2007 a pedido del gobierno mexicano.
La transferencia de equipo militar
de Estados Unidos al gobierno mexicano de 2008 a la fecha implicó un gasto de
590 millones de dólares en aeronaves artilladas. Pero “el valor de las armas y
equipos militares vendidos (a México) fue de 3 mil 500 millones de dólares de
2012 a 2015, e incluía armas de fuego, vehículos blindados, helicópteros y otro
tipo de aeronaves (bélicas)”, reitera el informe.
El AFSC indica que el apoyo del
gobierno de Estados Unidos al de México en la militarización de la guerra
contra las drogas contribuye significativamente a incrementar la violencia, la
inestabilidad del país y las violaciones a los derechos humanos.
En el capítulo “Los intereses de
Estados Unidos en la venta de armas a México”, la ONG con sede en San
Francisco, California, subraya:
“Debido a la profunda corrupción en
el gobierno, policías y fuerzas militares mexicanas, las líneas que dividen a
las entidades oficiales y a los criminales son casi imperceptibles. Asimismo,
las ventas legales de armas a menudo terminan armando directamente a los grupos
criminales y con ello aumentan las acciones delictivas.”
No obstante calcular en 3 mil 500
millones de dólares la venta de armas a México en tres años, el informe sólo
detalla el tipo de armamento que adquirió el gobierno de Peña Nieto en 2013,
con base en las estadísticas recopiladas por la ONU:
“Estados Unidos exportó a México 5
mil 810 revólveres y pistolas, 7 mil 223 rifles, 30 rifles de asalto, mil 311
ametralladoras, 7 mil 145 escopetas, 34 lanzadores de granadas y 20 lanzadores
de misiles antitanque”.
Algunas piezas de este arsenal
fueron decomisadas a policías municipales en Guerrero por el caso de la
desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa en septiembre de
2014: “Entre las armas en esa lista se encuentran 20 rifles de asalto
producidos por Colt Manufacturing, con sede en Hartford, Connecticut”, se
resalta en la investigación.
La venta institucional de armas se
realiza a través del programa de Ventas Militares Extranjeras (Foreign Military
Sales). El AFSC aclara que “estas ventas de gobierno a gobierno no contabilizan
los rifles de asalto y otras armas de fuego vendidas en armerías privadas y
ferias de armas en Estados Unidos, las cuales son traficadas ilegalmente a
México”.
Los especialistas en tráfico y
venta de armamento, quienes intercambiaron información y puntos de vista con
integrantes de la organización Desarma México, indican en el informe que en
2004 expiró en Estados Unidos la prohibición federal de vender armas de fuego,
lo que causó un aumento dramático de su envío al país vecino del sur.
“Setenta por ciento de las armas de
fuego recuperadas en escenas de crimen en México vienen de Estados Unidos,
según datos del Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos”,
puntualiza la organización en sus conclusiones.
Entre otros datos, añade que entre
2011 y 2013, “en 65% de los casi 15 millones de delitos comunes y alrededor de
56% de los 57 mil homicidios cometidos de 2103 a 2016 han estado implicadas
armas de fuego que Estados Unidos exportó legalmente a México”.
No obstante, los investigadores
señalan que también contribuyen al auge armamentista en México los exportadores
de España, Holanda, Francia, Canadá y Alemania. “En vitrinas de cristal, y en
la única tienda en México para vender armas y manejada por la Secretaría de la
Defensa Nacional (Sedena) en la Ciudad de México, vimos armas producidas por
empresas de Estados Unidos, Israel, Italia, Eslovaquia, China y la Republica
Checa”, relatan.
En particular analizaron la venta
legal de armas provenientes de Alemania. “La empresa alemana Heckler & Koch
vendió casi 10 mil rifles G-36 de asalto a México entre 2006 y 2009, con la
condición de que no fueran enviadas a los estados conflictivos de Chihuahua,
Guerrero, Jalisco y Chiapas”, indica la investigación.
El AFSC agrega que docenas de estos
rifles también fueron asegurados a policías municipales de Iguala que
presuntamente participaron en la desaparición forzada de los 43 normalistas
guerrerenses. “En respuesta a este incidente, fiscales alemanes acusaron a seis
empleados de Heckler & Koch por la comisión de delitos, y oficiales
alemanes viajaron a México para pedir perdón a los familiares de los
estudiantes de Ayotzinapa”, consigna el informe.
En sus conclusiones, el ASFC expone
que el enfoque militar a la “lucha contra el narcotráfico ha conducido a una
escala dramática de homicidios en México, colocándose como el segundo factor
más letal durante el año 2015”.
Recomendaciones a Washington
Después de analizar la información
que recopilaron sobre la venta legal de armas a México, los especialistas en
venta y tráfico de armamento hacen siete recomendaciones al gobierno de Estados
Unidos:
1) Suspender el entrenamiento y
demás asistencia a las fuerzas militares y policiacas de México hasta que el
gobierno federal asuma plena responsabilidad hacia los derechos humanos,
establezca mecanismos efectivos de investigación y justicia sobe los abusos y
corrupción del Estado, e institucionalice las reparaciones para las personas
afectadas por la violencia cometida por las fuerzas del Estado.
2) Detener la venta de armas de
Estados Unidos a las fuerzas militares y policiales de México.
3) Divulgar plena y públicamente
todas las ventas militares y policiales pasadas y pendientes de armas, equipos
y entrenamiento a México, tanto por medio de los mecanismos de Ventas Militares
Extranjeras y de Ventas Comerciales Directas, así como la asistencia de Estados
Unidos utilizada por México para apoyar esas ventas. Asimismo, divulgar los
informes de monitoreo del uso final que indiquen dónde y cómo utilizaron las
armas suministradas las agencias gubernamentales de México.
4) Aplicar plena y proactivamente
la ley Leahy –que prohíbe la asistencia a las unidades policiales y militares
extranjeras cuando existe información fehaciente de que sus miembros han
cometido violaciones graves de derechos humanos–. En México, como en otros
países, se requiere destinar recursos al registro de las unidades que han sido
apoyadas y aquellas que pueden haber cometido violaciones a los derechos
humanos.
5) Reorientar las políticas sobre
drogas de Estados Unidos para tratar la adicción a los estupefacientes como
tema de salud pública, a fin de canalizar mayores recursos contra la demanda de
drogas y menos a los operativos militarizados e ineficaces contra la producción
y el tráfico de narcóticos.
6) Restablecer la prohibición
federal de la venta de armas de asalto, siguiendo el modelo de la ley en
California.
7) Cuando se haya establecido una
prohibición de venta de armas de asalto, el Poder Ejecutivo debe emplear su
autoridad con la Ley de Control de Armas de 1968 para prohibir la importación
de las mismas producidas fuera de Estados Unidos.
Desde su fundación, durante la
Primera Guerra Mundial, el AFSC lleva ya un siglo defendiendo y apoyando a las
víctimas de la violencia. También ha dedicado sus esfuerzos a investigar y
confrontar la militarización y su impacto en la violencia de Estado.
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