26 may 2021

En jaque aeropuerto de Santa Lucía

En jaque aeropuerto de Santa Lucía

Los pasajeros y las aerolíneas mexicanas serán los afectados por la degradación de la categoría aérea a México y el daño podría alcanzar al aeropuerto de Santa Lucía si no se recupera el nivel antes de marzo de 2022.

Ayer, la Administración Federal de Aviación de EU (FAA, por sus siglas en inglés) movió al País de categoría 1 a 2, debido a que no cumple con los estándares de seguridad de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).


En lo inmediato, las líneas aéreas mexicanas no podrán incrementar rutas o frecuencias, registrar aeronaves adicionales y tendrán afectaciones en los códigos compartidos con aerolíneas norteamericanas, expuso la Cámara Nacional de Aerotransportes (Canaero).

En julio de 2010, México sufrió el mismo proceso y para noviembre de ese año volvió a recuperar la categoría 1.

El problema, según especialistas, es que la disminución de categoría ocurre cuando es urgente reactivar al sector aéreo y está en puerta la operación del nuevo Aeropuerto Internacional de Santa Lucía.

Si México no recupera la categoría 1 cuando Santa Lucía inicie operaciones, en marzo de 2022, no se podrán sumar nuevas rutas y vuelos desde ese aeropuerto hacia destinos de EU, explicó Rogelio Rodríguez, experto en temas aeronáuticos.

Además, si aerolíneas mexicanas que operan en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) mueven sus operaciones a Santa Lucía, será necesario que mantengan el mismo código de aeropuerto, denominado MEX.

De lo contrario, se consideraría que es una nueva ruta o vuelo y no sería posible operarlos desde el nuevo aeropuerto, agregó.

Reacción.

Carlos Morán Moguel, Subsecretario de Transportes de la Secretaría de Comunicaciones, dijo en entrevista que las 28 observaciones de la FAA en materia de seguridad aérea ya fueron solventadas, por lo que en menos de cuatro meses México volverá a la categoría 1.

"Estimo que podrá resolverse en un plazo menor que el que tuvimos hace 11 años, dijo..

Mmm

"En opinión nuestra, todas las observaciones están cubiertas, las 24 (de 28) que quedaban pendientes, todas están atendidas", declaró el funcionario, en entrevista.

La consultora estadounidense JDA Aviation Technlogy Solutions asesoró al Gobierno mexicano en el tema, por lo que en que México ya solventó las observaciones, enfatizó Morán Moguel.

Sin embargo, la FAA ya no tuvo tiempo de realizar una revisión detallada con las observaciones atendidas por parte de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), aseguró. (Reforma).

Reacciones

Se afirma que a degradación en seguridad aérea del país costó, en un solo día, 10 mil 122 millones de pesos a los tres grupos aeroportuarios y a dos aerolíneas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores.

Por su parte, el Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (SINACTA) aseguró que la degradación que sufrió México es consecuencia de las autoridades por no escuchar y atender problemáticas.

También acusó que sus agremiados han sido reprimidos por señalar violaciones a la normatividad laboral, además de que existe deficiencia en los servicios.

Un militar en retiro, a cargo de la Agencia Federal de Aviación Civil: El Universal.. ¿Tendrá algo que ver?

En los primeros días de 2021, Jorge Arganis Díaz-Leal, secretario de Comunicaciones y Transportes, designó al General en retiro, Carlos Antonio Rodríguez Munguía, como director general de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC).

Rodríguez Munguía entró en lugar de Rodrigo Vázquez Colmenares a partir del 1 de febrero, quien presentó su renuncia en noviembre de 2020.

El General en retiro es Piloto Aviador Militar, Mando y Estado Mayor Aéreo con maestría en Administración Militar.

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Las columnas políticas 

Templo Mayor/REFORMA;

AUNQUE el gobierno federal trate de minimizar la importancia de la degradación de México a la categoría 2 por parte de la Administración Federal de Aviación de EU argumentando que eso ya había ocurrido en 2010, quienes saben del asunto dicen que las circunstancias actuales son muy distintas.

HACE 11 años el cambio de categoría se debió a que no había suficientes inspectores para verificar los vuelos y coincidió con los problemas y posterior quiebra de Mexicana, una situación atípica que se resolvió en cuatro meses.

Y AHORA, las autoridades aeronáuticas de la Unión Americana de plano dictaminaron que la Agencia Federal de Aviación Civil de México no cumple con los estándares mínimos de seguridad que marca la Organización de Aviación Civil Internacional.

NO SE DESCARTA que ese incumplimiento pudiera afectar también las rutas de aviación comercial con otros países dándole la puntilla a una maltrecha industria aérea nacional que entró en crisis desde el año pasado por la pandemia.

A UNOS MESES de que se cumpla la mitad del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, las tres megaobras que ha impulsado y a las que ha dado preferencia presupuestal no han nacido y ya pintan para elefantes blancos.

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Don Fracasos/Carlos Loret de Mola

El fracaso de Dos Bocas, el de Santa Lucía y el de haber presumido una inversión extranjera récord han quedado exhibidos

El Universal, 26/05/2021;

(...).

Fracaso 2. El viernes pasado, cuando el presidente López Obrador fue a presumir que su aeropuerto de Santa Lucía era una maravilla, la agencia de noticias Reuters adelantó que vendría una baja en la calificación de seguridad aérea de México, que tras meses de expresar sus preocupaciones al gobierno mexicano, éste no fue capaz de atenderlas. Muy 4T. Ya en emergencia, el gobierno federal trató de evitar la degradación: encargó al canciller Marcelo Ebrard hacer todo lo posible para parar el gol. No lo logró. Ayer la autoridad de aviación de Estados Unidos -la más importante del mundo- le bajó la calificación a México por falta de personal, de capacitación y de procesos.

¿Qué consecuencias tiene esta degradación? Muchas y muy malas. Primero, si el gobierno no logra revertir esta degradación, su presumido aeropuerto General Felipe Ángeles en Santa Lucía no podría tener vuelos a los Estados Unidos. Vaya porvenir. Segundo, las aerolíneas mexicanas no pueden aumentar sus vuelos a Estados Unidos, donde tienen buena parte de su mercado. Ni siquiera pueden regresar al número de vuelos que tenían antes de la pandemia: se quedan con los que están ahorita, que representan como el 65% de lo que traían antes de la pandemia. Esto les complica muchísimo la recuperación. Tercero, varias aerolíneas habían comprado aviones nuevos. Esos aviones ya no podrán volar a Estados Unidos. Cuarto, es previsible que aumenten los precios de los boletos.

No dudo que, una vez más, sea la iniciativa privada la que logre reparar un daño causado por el gobierno. Que las aerolíneas y los sindicatos de pilotos se activen para que, de la mano de sus socios estadounidenses, logren revertir esta baja de calificación que tanto les afecta. Estar degradados nos empata con países como Venezuela, Ghana, Pakistán o Barbuda.


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Un gobierno que compra refinerías, pero tira a la aviación77Salvador García Soto

El Universal, 26/05/2021;

A pesar de ser cliente frecuente de las aerolíneas mexicanas, por las que viaja en vuelos comerciales desde que estaba en campaña y ahora en sus giras de cada semana como presidente, Andrés Manuel López Obrador y su gobierno fueron ayer reprobados en su función de garantizar y supervisar la seguridad aérea en el país. El resultado de la auditoría de la Asociación Federal de Aviación de Estados Unidos (AFA) dictaminó que la administración mexicana, en concreto la SCT y su Dirección General de Aeronáutica Civil, no garantizan las medidas de seguridad necesarias para el funcionamiento de la aviación civil en México, por lo que degradó el nivel del país a la categoría dos en seguridad en la aviación.

La grave decisión de la AFA, que ya se anticipaba desde la semana pasada, no califica necesariamente a las aerolíneas mexicanas y sus niveles de seguridad, que responden a estándares internacionales, pero sí evalúa la incapacidad e ineficiencia de las autoridades gubernamentales responsables de regular y supervisar la aeronáutica; aun así, el solo anuncio del organismo estadounidense provocó una fuerte y repentina caída de hasta 5% en las acciones de los principales grupos aeroportuarios y de las aerolíneas mexicanas y tiró también a la Bolsa de Valores hasta los 49 mil puntos.

Y mientras las empresas privadas recibían el golpe, ni el secretario de Comunicaciones, Jorge Arganis, ni su subsecretario de Transportes, Carlos Alfonso Morán, o el director de la Agencia Federal de Aviación Civil, el militar Carlos Antonio Rodríguez Munguía, reaccionaron, lo cual hicieron después de 6 horas para fijar una posición y se limitaron a un comunicado donde culparon de esta degradación a que “la revisión fue aplicada en octubre (2020) cuando la AFAC operaba apenas con una cuarta parte de su personal y en medio del importante rebrote de la pandemia”. No obstante que dicen haber atendido todas las recomendaciones de la AFA estadounidense, reconocen que habrá afectaciones a las aerolíneas que no podrán abrir nuevas rutas a Estados Unidos ni compartirán códigos con las aerolíneas de ese país, y se comprometen a que “México recuperará a corto plazo la categoría 1”, que ayer perdió.

El problema es que, a pesar de las justificaciones y pretextos de la SCT y la AFAC y de su optimismo para una pronta recuperación de la calificación perdida, la degradación de la aviación mexicana ya empezó a tener costos económicos que pagarán las compañías aeroportuarias y de aviación, tanto en lo inmediato, como su caída de ayer en bolsa, como a mediano plazo porque no podrán avanzar ni ampliar en sus operaciones en una industria de aviación como la de Estados Unidos, que hoy está en plena recuperación tras la caída de la pandemia.

La paradoja es que apenas un día antes de esta caída para la aviación mexicana, el gobierno de López Obrador anunciaba, con bombo y platillo, su decisión de comprar la totalidad de las acciones de la refinería de petróleo Deer Park ubicada en Texas, y de la que Pemex ya era socio al 50% desde la época de Carlos Salinas de Gortari. El anuncio de la intención de compra de la petrolera mexicana para quedarse con la parte de la estadounidense Shell y hacerse de la propiedad total de la refinería ubicada en Houston, fue incluso celebrada como un “gran logro de la política energética” de esta administración, tanto por funcionarios públicos como por los propagandistas del régimen.

Poco se dijo de las pérdidas por más de 6 mil millones de dólares que reportó en 2019 y 2020 la refinería Deer Park por reparaciones mayores o de que su costo de 596 millones de dólares, que será pagado por un Pemex prácticamente en quiebra y con finanzas comprometidas, representa apenas 10% de lo que el gobierno federal hoy está destinando para construir la Refinería de Dos Bocas en Tabasco, a pesar de que la cantidad de petróleo que refinarán ambas instalaciones es casi la misma.

Pero al final ningún dato o consideración técnica importa, porque la decisión de salir a comprar una refinería no obedece a ninguna lógica práctica o de necesidades reales del país, sino a un mero capricho presidencial que decide invertir esos 596 millones de dólares en una refinería, cuando el país está en una crisis económica de la que aún no se recupera, cuando el presupuesto público es escaso y hay necesidades que parecen mucho más urgentes, como la compra de medicamentos para paliar el desabasto en el sistema de salud, la falta de mantenimiento en sistemas de transporte masivo como el Metro de la CDMX o la inversión millonaria que necesitan los estados para adaptar la educación y las escuelas para el regreso presencial, por citar solo tres temas que claramente son más urgentes y apremiantes que poseer una nueva refinería.

Al final estos dos hechos que involucran directamente al gobierno federal con sus acciones y decisiones, retratan muy bien las prioridades y el estilo de gobernar de Andrés Manuel López Obrador: mientras está obsesionado con una política energética estatista y por devolver a Pemex y la CFE un papel monopólico y un peso que hoy ya no tienen como empresas, el Presidente descuida áreas estratégicas como la industria de la aviación y las comunicaciones, con un secretario como el ingeniero Arganis que, además de su avanzada edad, sufrió secuelas por Covid, y funcionarios de la SCT que no están haciendo bien su trabajo y que son reprobados y cuya ineptitud y mal desempeño está afectando a una industria que genera el 2.9% del PIB nacional (38 mmdd) y de la que dependen 1 millón de empleos para los mexicanos. ¿Dónde está el valor de gastar en una nueva refinería mientras se tira y se golpea por la ineptitud gubernamental a las empresas de aeropuertos y de aviación en el país?

NOTAS INDISCRETAS…

En el anuncio anticipado de una “Alianza Legislativa” para la próxima Cámara de Diputados, los dirigentes del PAN, PRI y PRD lucían no sólo optimistas sino hasta un poco confiados. Quién sabe qué les estarán diciendo los números de sus encuestas internas a Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, que ya adelantan la creación de un bloque opositor en San Lázaro que daría continuidad a su coalición electoral y que buscaría ser un contrapeso para enfrentar y frenar algunas iniciativas y presupuestos del presidente López Obrador y de Morena y sus aliados. Entre los dirigentes opositores se comenta que, en los tracking polls que traen en los estados, las posibilidades de triunfo para los candidatos de la Alianza Va por México han aumentado en las gubernaturas y hoy creen que podrían ganar y dar la sorpresa hasta en 10 de los 15 estados, mientras que cuando se habla de la Cámara de Diputados son un poco más conservadores y aunque afirman que juntos pueden llegar casi a igualar a Morena y que el partido lopezobradorista hoy está abajo de 40% por lo que difícilmente alcanzaría la mayoría absoluta de 250 más 1, ahí los aliancistas se van con más tiento, aunque no descartan que un fenómeno de voto masivo y de castigo para el actual gobierno les incremente su presencia y triunfos en los distritos electorales, de los que tienen que ganar al menos 100, si quieren deshacer la mayoría y el dominio morenista en la próxima legislatura. En fin, que de cualquier modo, el que la oposición se mantenga unida a la hora de votar en la próxima Cámara de Diputados, ya es algo que preocupa en serio en Palacio Nacional, en donde ayer el Presidente llamó “guerra sucia” a una alianza electoral y próximamente legislativa de sus opositores que se ha hecho a la vista de todos los mexicanos… Los dados mandan Serpiente. Descendemos.  

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Y ahora, el desastre del sector aéreo/Mario Maldonado

El Universal, 26/05/2021 ;

Desdeñar a la aviación civil, como si no se tratara de un asunto de seguridad nacional, le ha costado caro a la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador y al país. Desde la simulada consulta para cancelar el nuevo aeropuerto de Texcoco, pasando por la construcción de una inviable terminal en la base militar de Santa Lucía para vuelos comerciales, hasta la reconfiguración del espacio aéreo mexicano y la postura inflexible del gobierno para apoyar a las aerolíneas en la crisis del Covid-19, México ha pasado de tener un sector aéreo moderno, competitivo y eficiente, a uno en decadencia, al borde de la crisis.

Como ejemplo, este martes la Administración Federal de Aviación (FAA) degradó a México a la Categoría 2 de seguridad aérea, lo que impide a las aerolíneas mexicanas aumentar su número de vuelos a Estados Unidos, así como llevar a cabo acuerdos comerciales de código compartido con empresas de ese país. La reducción a la calificación impactará la recuperación del turismo, a las aerolíneas y los grupos aeroportuarios.

Anticipando el anuncio, el lunes el presidente se refirió a este tema y lo minimizó. Dijo que Estados Unidos no debería rebajar la calificación de la seguridad aérea de México porque se han cumplido con todos los requisitos. En todo caso, dijo, no afectaría a las aerolíneas del país. Y fue más allá: acusó una conspiración para beneficiar a las aerolíneas estadounidenses. Otra raya más al tigre.

La degradación sucedió porque la Secretaría de Comunicaciones y Transportes no atendió a tiempo las recomendaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional ni las revisiones que hizo la FAA al funcionamiento de la Agencia Federal de Aviación Civil mexicana. La displicencia e incapacidad de los funcionarios de la SCT, empezando por su titular, Jorge Arganis, ocasionaron el desastre que quizá le tome varios meses al gobierno federal enderezar, es decir, regresar a la Categoría 1 y no estar en el nivel de seguridad aérea de países como Pakistán, Ghana, Venezuela o Bangladesh.

La SCT argumentó que durante la auditoría de la FAA, en octubre pasado, sólo había una cuarta parte de los trabajadores de la Agencia Federal de Aviación Civil en sus puestos por motivo de la pandemia. Lamentable justificación, porque el presupuesto de la SCT se redujo en 2020.

El asunto de fondo, además del nuevo golpe al turismo, es que las empresas aéreas y aeroportuarias sí resentirán la degradación, como se evidenció ayer en el precio de sus acciones. Este martes los títulos de Aeroméxico en la Bolsa Mexicana de Valores cayeron hasta 10% en la jornada y cerraron con una pérdida de 5.9%. Volaris tuvo una reducción de 1.6% de su valor. Asimismo, las acciones del Grupo Aeroportuario del Centro Norte bajaron 3.4%, las de GAP 4% y las de Asur 4.5%.

La insinuación del presidente, sobre que las aerolíneas estadounidenses se beneficiarían de la degradación de México, tiene dedicatoria: el Grupo Aeroméxico, cuyo socio y dueño de 49% de sus acciones es Delta Group. Además, algunos de los accionistas individuales principales son considerados ‘adversarios’ de la 4T: Eduardo Tricio, Valentín Diez Morodo y Javier Arrigunaga.

Si bien esta no es la primera vez que la FAA baja la calificación de seguridad aérea de México –sucedió en julio de 2010 y se recuperó cuatro meses después–, el desinterés de los funcionarios de la SCT y del presidente López Obrador por atender y resolver las observaciones de las autoridades estadounidenses podría condenar a la aviación comercial a una mucho más larga recuperación, o hacia escenarios catastróficos para la industria, cómo sucedió en su momento con la aerolínea bandera del país, Mexicana de Aviación, o más recientemente con Interjet.

Alistan contrato de outsourcing por 300 mdp en SEP

A pesar de los recientes cambios en la ley laboral mexicana, el proceso de subcontratación por parte del gobierno federal continúa en varias dependencias. Una de ellas es la Secretaría de Educación Pública (SEP), a cargo de Delfina Gómez, mediante la licitación pública LA-011000999-E53-2021 para el programa “Prepa en Línea”.

La Subsecretaría de Educación Media Superior, encabezada por Juan Pablo Arroyo Ortiz, lanzó el pasado 18 de mayo la convocatoria para la subcontratación del personal con un valor cercano a 300 millones de pesos. La decisión final se tomará el 7 de junio, un día antes de que inicie el nuevo contrato. ¿Cuál es el interés del subsecretario en dicho contrato, o por qué va contra lo aprobado por el Congreso de la Unión en materia de outsourcing?

@MarioMal

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No le entienden III/Manuel J. Jáuregui

Reforma,

Sólo a dos conclusiones se puede arribar tras la respuesta del Presidente a la degradación de categoría de seguridad aérea de nuestra aviación comercial decretada por la Administración Federal de Aviación americana (FAA).

1.- O el Presidente nomás no le entiende a este tema, como a muchos otros, y opina sin conocimiento, lo cual es muy peligroso para el bienestar nacional, o:

 2.- Le entiende, pero lo minimiza a propósito para restarle artificialmente importancia a OTRO FRACASO de su Administración.

Ante este vergonzoso asunto de la degradación a Categoría 2 (o sea, de Tercer Mundo) reaccionó el Presidente afirmando que esto no tiene relevancia, ya que nuestras aerolíneas atienden el mercado interno.

Esta reducción es la SEGUNDA en 11 años, siendo la anterior en el 2010, y quedó subsanada en poco menos de seis meses con el Presidente Calderón, recuperándose la Categoría Uno (Primer Mundo). O sea, el archienemigo "conservador" del Presidente López la hizo mejor que él.

En aquel tiempo, el organismo responsable de administrar la operación de la aviación en México era la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) que no era ninguna maravilla en su mejor momento, burocratizada al máximo y careciendo de personal capacitado para un tema que requiere de conocimientos muy especializados, sobre todo en el área de inspección.

Llegó el nuevo Gobierno del Sr. López con todo y su Cuarta Trastornación y adivinen, estimados lectores, qué pasó: le cambiaron de nombre, llamándose ahora Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). Sin embargo, el cambio de nombre no trajo mejoras, al contrario, la nueva nomenclatura trajo REDUCCIÓN presupuestaria y la inclusión de gente AÚN MENOS PREPARADA. Si antes operaba con deficiencias, ahora simplemente no opera, por ello no cumple con las normas mínimas de la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional).

Esta reducción en rango operacional acarrea consigo DAÑOS COLATERALES inmensos para nuestras aerolíneas que, debe tomarse en cuenta, apenas comienzan a recuperarse de los efectos negativos de las restricciones de la PANDEMIA. Recordemos que en México las aerolíneas no recibieron apoyo alguno del Gobierno mexicano, y que ya -cuando menos una- Interjet ha quebrado en consecuencia.

Para nuestras aerolíneas el poder expandirse en EU y atraer turismo a México con nuevas rutas o mayores frecuencias resulta imprescindible, es la ÚNICA forma en la que pudieran recuperar su salud financiera. Que el Presidente ignore esto, o que lo minimice y le reste importancia, acaba siendo lo mismo en cuanto a que no resuelve la problemática de nuestra industria aérea comercial. Con importantes ramificaciones ésta, pues lo que no puedan expandir en el mercado norteamericano será aprovechado por su competencia de allá.

La cual, dicho sea de paso, recibió ayuda DIRECTA del Gobierno norteamericano, para ayudar a sobrevivir la pandemia, al son de unos CINCUENTA MIL MILLONES de dólares. Con su displicencia -o desconocimiento-, el Presidente de México condena a nuestras aerolíneas a un futuro negro en el que se dificultará más su recuperación.

Ahora que nos podrán decir, bueno si la DGAC pudo en su momento RECUPERAR para México la Categoría 1, pues seguramente la AFAC del Sr. López puede lograr lo mismo. Con toda sinceridad debemos decirles que DUDAMOS mucho que puedan. Primero, no parecen entender la magnitud del problema y sus consecuencias, pero además, no cuentan ni con el presupuesto necesario ni con los CONOCIMIENTOS requeridos para cumplir con las normas de la Organización de Aviación Civil Internacional.

Recordamos que el Gobierno de Felipe Calderón (el archienemigo que resultó ser más cuerda para gobernar que el genio mesiánico) le metió muchas ganas, esfuerzo, dinero y conocimientos -con asesoría extranjera- para revertir la degradación, misma intención que no se nota por ningún lado en este Gobierno de la 4T, que hoy quiere decir la "Cuarta Transportación": esto a un pasado en el que todos andábamos en burro y viajábamos en "El Vapor" (barco).

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