6 oct 2008

Los costos políticos

Los costos políticos
J. Jesús Esquivel
Publicado en Proceso (www.proceso.com.mx) No. 1666, 5 de octubre de de 2008;
Los jaloneos en el Congreso estadunidense para aprobar el rescate financiero tienen un trasfondo electoral: legisladores republicanos y demócratas temen que los ciudadanos de sus respectivos distritos -enojados por tener que pagar los costos de una crisis de la que no son responsables- voten en contra de su reelección en los comicios del próximo 4 de noviembre. Por eso rechazaron la primera versión del paquete de rescate. Pero ante la perspectiva de que la crisis financiera se vuelva incontrolable y arrastre a la economía a la catástrofe, los legisladores se quedaron sin alternativa: deberán asumir los costos políticos de salvar a Wall Street.
WASHINGTON.- El paquete de rescate financiero por 700 mil millones de dólares diseñado por la Casa Blanca, el Departamento del Tesoro y los líderes demócratas y republicanos en el Congreso federal estadunidense es tan impopular que su aprobación pone en riesgo la permanencia de varios legisladores en el Capitolio.
Así lo admiten los propios congresistas, quienes temen que los electores de sus respetivos distritos voten en contra de su reelección en los comicios que se realizarán el próximo 4 de noviembre.
El pasado 29 de septiembre, 228 miembros de la Cámara de Representantes se negaron a aprobar el paquete de rescate financiero. Lo hicieron a pesar de las presiones de los líderes de sus bancadas y de los efectos ocasionados por su negativa: una pérdida histórica de 777.68 puntos en la bolsa de valores de Nueva York.
Uno de esos legisladores fue Xavier Becerra, representante demócrata por el distrito 31 del estado de California y uno de los principales líderes de su partido en el Capitolio. En entrevista telefónica con Proceso, explica: "Voté en contra porque en ese momento el paquete no contenía medidas de protección económica para los contribuyentes".
Daños colaterales
Pero la aprobación del paquete de rescate financiero -el cual trata de evitar una debacle en Wall Street con consecuencias mundiales- afecta sobre todo a los legisladores del Partido Republicano, a quienes les cuesta trabajo deslindarse de la política económica del presidente George W. Bush.
Un legislador republicano, quien pidió el anonimato, dice a Proceso: "El 29 de septiembre, los líderes de mi partido tenían muy bien identificados a los que íbamos a votar en contra del paquete. Nos llamaban al celular, nos convocaban a reuniones, nos hablaban en corto y de mil formas nos querían hacer entender que debíamos votar a favor, aun cuando el electorado no lo quisiera así". Y acota: "Se trata más que nada de un asunto para respaldar al presidente Bush".
De acuerdo con una encuesta del periódico The Washington Post y de la cadena de televisión ABC, difundida el miércoles 1, 47% de los estadunidenses se opone al paquete de rescate financiero y 45% lo considera necesario.
Quienes se oponen al rescate consideran que no debe utilizarse dinero de las arcas del Estado para comprar acciones de créditos hipotecarios que la banca privada adquirió durante los últimos cuatro años a precios sobrevaluados. Ahora, cuando la economía atraviesa por una recesión y los sectores de bienes raíces y de la construcción tocan fondo, esas maniobras han provocado pérdidas estimadas hasta el momento en mil 300 millones de dólares.
Fueron 133 los legisladores republicanos y 95 demócratas quienes votaron el pasado 29 de septiembre en contra del paquete de rescate financiero. El legislador republicano que habló con el reportero admite que su voto en contra "fue para demostrar al electorado que nosotros no estamos dispuestos a comprarle al presidente Bush cualquier propuesta que esté en contra de los intereses de los ciudadanos".
Incluso reconoce que la crisis económica y financiera es resultado de fallidas políticas macroeconómicas que durante casi ocho años aplicó la Casa Blanca: "No todo ha sido malo, pero sí hay una gran responsabilidad del presidente. Los gastos militares en Irak, por ejemplo, han tenido una repercusión muy fuerte en la economía del país", asegura.
John A. Boehner, representante del estado de Ohio y jefe de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, pasó toda la semana "torciendo los brazos" de sus correligionarios que el lunes 29 votaron en contra del paquete, para que modificaran su postura. Intentó convencerlos de que su decisión exhibía al partido y al presidente Bush como los verdaderos responsables de la crisis.
"Nos ofrecieron todo: ser parte del liderazgo del partido, reuniones con el presidente (Bush), aumentar nuestro rango en los comités en los que participamos y hasta más dinero del Comité Nacional del Partido Republicano para fortalecer la campaña electoral en nuestros distritos", revela el legislador republicano que habló con Proceso.
Asegura que él y varios de sus colegas "paramos en seco los intentos de persuasión" de Boehner. "¿Y de qué nos sirve todo esto si el 4 de noviembre los electores nos sacan de nuestro puesto (en la Cámara de Representantes)? Así se lo dijimos. Como sabía que teníamos razón, ya no intentó cambiar nuestra posición y la propuesta (de rescate financiero) se fue al fracaso" ese 29 de septiembre, enfatiza.
En las elecciones del martes 4 de noviembre, los electores estadunidenses no sólo elegirán al presidente de Estados Unidos, sino también a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a 35 de los 100 integrantes del Senado. De hecho se juegan la reelección 233 representantes demócratas y 202 republicanos, así como 12 senadores demócratas y 23 republicanos.
"El día de las elecciones los electores le van a mutilar varios dedos al Congreso debido a la aprobación de este paquete de rescate (financiero)", vaticina Becerra.
"La posición original de los representantes republicanos ante el primera versión del paquete fue para intentar quitarse la culpa que comparten con el presidente Bush por la crisis económica del país (...) Pero nadie les creyó. Los electores saben muy bien que ellos son los responsables", sostiene el congresista demócrata, quien considera que su partido podría tomar ventaja de esta situación en las próximas elecciones.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Senadores, Harry Reid, buscan ampliar la representación mayoritaria que su partido ya tiene en el Capitolio. Para ello recurren a una estrategia mediática: ligan a los legisladores republicanos con la fallida política económica de Bush y los acusan de ser responsables de la actual crisis económica y financiera.
Una fuente legislativa que estuvo presente en las negociaciones de los demócratas el día en que fracasó la aprobación del paquete, cuenta a Proceso que Pelosi tenía perfectamente identificado el sentido del voto de cada uno de los miembros de su bancada.
Y añade: "Cuando se dio cuenta que había 140 demócratas y sólo 65 republicanos a favor, dejó de persuadir a los miembros de su partido que estaban en contra para que cambiaran de opinión. El propósito fue exhibir a los 133 republicanos que votaron 'no', para resaltar que Bush no tenía influencia entre los miembros de su partido, así como para decir a los electores que ahora los republicanos se querían lavar las manos de una situación provocada por ellos. Fue una estrategia con objetivos electorales".
Política del miedo
El rechazo del paquete obligó a la Casa Blanca y a los líderes de las bancadas demócrata y republicana a reformular el contenido del proyecto de ley. Algunas de las nuevas medidas son:
-El límite del seguro federal de las cuentas de ahorro en la banca comercial subió de 100 mil a 250 mil dólares. Es decir, el Departamento del Tesoro responderá por cuentas bancarias de hasta 250 mil dólares depositadas en instituciones bancarias que se declaren en bancarrota.
-Se establecieron nuevos incentivos en materia de impuestos para los empresarios medianos y pequeños que instrumenten medidas de ahorro de energía renovable.
-Se modificó el estatuto para ayudar a los estadunidenses en riesgo de un embargo hipotecario.
-Se eliminaron las compensaciones y bonificaciones para los altos ejecutivos de los bancos y empresas que se encuentran en problemas y que venderán sus acciones al Departamento del Tesoro.
-Y se estableció como medida irrevocable el eventual reembolso del dinero del erario invertido en el rescate de Wall Street. Teóricamente ello sucedería una vez que se calme la volatilidad de los mercados financieros y cuando las acciones recuperen su valor y obtengan ganancias. Dichas acciones serán vendidas a la banca privada al precio que en ese momento marque el mercado bursátil.
El Senado aprobó el miércoles 1 esta versión. Lo hizo por abrumadora mayoría: 74 votos a favor y 25 en contra. De acuerdo con asesores de los congresistas demócratas y republicanos, el jueves 2 los líderes demócratas y republicanos en la Cámara de Representantes habían convencido a la mayoría de los miembros de sus bancadas para aprobar esta nueva versión y evitar así el caos en la economía de su país.
De hecho, Bush recurrió a la política del miedo para empujar la aprobación del paquete de rescate en el Congreso. Advirtió que si ello no ocurría, la pérdida histórica registrada el 29 de septiembre en Wall Street sería apenas una pequeña muestra de las trágicas consecuencias económicas que sufriría el país: el desempleo aumentaría debido a la falta de crédito para las pequeñas empresas, las cuales no tendrían liquidez para adquirir materias primas o maquinaria; los ciudadanos no podrían acceder a préstamos para comprar una casa o un automóvil, y los precios de los combustibles y alimentos se dispararían todavía más.
Las amenazas surtieron efecto. En la citada encuesta realizada por el diario The Washington Post y por la cadena de televisión ABC, 44% de los electores culpó a los republicanos del fracaso del paquete de rescate financiero en el Congreso, 21% a los demócratas y 17% a los legisladores de ambos partidos.

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